lunes, 31 de octubre de 2022

Oración de Santo Tomas de Aquino

Dame, Señor y Dios mío,

que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;

que no me ensoberbezca en alguna cosa,

ni me deprima en otra;

de nada goce o me duela

sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.


A nadie desee agradar,

ni a nadie tema disgustar, sino a ti.

Sea para mí despreciable todo lo pasajero,

y sea para mí querido todo lo tuyo.


Que me hastíe el gozo de lo que sea sin ti,

que no desee nada que esté fuera de ti.

Que me deleite el trabajo hecho por ti,

que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.


Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón hacia ti,

y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.


Hazme, Señor y Dios mío,

obediente sin contradecir,

pobre sin ser miserable,

casto sin depravación,

paciente sin murmuración.


Humilde sin ficción,

alegre sin disolución,

triste sin abatimiento,

maduro sin pesadez,

ágil sin ligereza,

temeroso sin desesperación.


Que sea sincero sin hipocresía,

que haga el bien sin ser presuntuoso,

que corrija al prójimo sin arrogancia,

que lo edifique con la palabra y el ejemplo.


Concédeme, Señor, un corazón:

vigilante, que ninguna curiosidad lo aparte de ti,

noble, que ninguna influencia indigna lo envilezca,

recto, que ninguna intención siniestra lo desvíe,

firme, que ninguna tribulación lo debilite,

libre, que ningún afecto violento lo reclame.


Concédeme, Señor Dios mío,

inteligencia que te conozca,

diligencia que te busque,

sabiduría que te encuentre,

conducta que te agrade,

perseverancia que te espere confiada

y confianza de que un día al final te abrazaré.


Concédeme soportar ya aquí tus castigos como penitencia,

servirme de tus beneficios por tu gracia,

y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.

Tu que vives y reinas y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Santo Tomás de Aquino

Lunes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-4):

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

Palabra de Dios

Salmo 130,R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor

 Santo Evangelio según san Lucas (14,12-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás. «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12).

El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14).

domingo, 30 de octubre de 2022

ORACIÓN ACCIÓN DE GRACIAS

 Todo lo que me has dado

Si me has dado los ojos, es para que sólo por ti vean, sólo por ti reciban la luz y para que sólo a ti miren.

Si me has dado la boca, es para que sólo de ti hable, a ti sólo adore, bendiga y alabe.

Si me has dado la palabra, es para que sólo pronuncie tu nombre, y si los labios me has dado, es para que a ti sólo besen.

Si me has dado las manos, es para que sólo por ti obren, para que las vacíe en las tuyas y te las llene en cuanto pueda de gloria.

Si me has dado las piernas, es para que ante ti se arrodillen y en profunda veneración, toda mi nada se humille.

Si me has dado los pies, es para que cuantas veces yo peque, sólo tú me los laves, tú me los cures, por sólo tus caminos anden y a ti sólo se dirijan.

Si me has dado la mente y la memoria, es para que siempre me acuerde de ti, para que nunca te olvide, y para que toda mi cabeza se llene de Dios.

Si me has dado, Señor, esta vida, es para que muera por morirse por ti, y si me has dado esta alma y me has dado este corazón, es para que toda yo me enamore de ti.

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, en la liturgia, el Evangelio narra el encuentro entre Jesús y Zaqueo, jefe de los publicanos en la ciudad de Jericó (Lc 19,1-10). En el centro de esta narración se halla el verbo buscar. Estemos atentos: buscar. Zaqueo «buscaba ver quién era Jesús» (v. 3), y Jesús, tras haberlo encontrado, afirma: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (v.10). Detengámonos un momento en las dos miradas que se buscan: la mirada de Zaqueo que busca a Jesús, y la mirada de Jesús que busca a Zaqueo.

La mirada de Zaqueo. Se trata de un publicano, es decir, de uno de aquellos hebreos que recaudaban los impuestos por cuenta de los dominadores romanos —un traidor a la patria— y que se aprovechaban de su posición. Por este motivo, Zaqueo era rico, odiado por todos y señalado como pecador. El texto dice que «era pequeño de estatura» (v. 3), y con esto quizá alude también a su bajeza interior, a su vida mediocre, deshonesta, con la mirada siempre dirigida hacia abajo. Pero lo importante es que era bajito. Y sin embargo, Zaqueo quiere ver a Jesús. Algo lo empuja a verlo. «Se adelantó corriendo —dice el Evangelio— y se subió a un sicómoro para verle, porque iba a pasar por allí» (v. 4).  Se subió a un sicómoro: Zaqueo, el hombre que dominaba todo, hace el ridículo, va por el camino del ridículo para ver a Jesús. Pensemos qué sucedería si, por ejemplo, un ministro de economía se subiese a un árbol para ver algo: se arriesga a las burlas. Y Zaqueo se arriesgó a que se burlasen de él para ver a Jesús, hizo el ridículo. Zaqueo, en su bajeza, siente la necesidad de buscar otra mirada, la de Cristo. Aún no lo conoce, pero espera a alguien que lo libere de su condición —moralmente baja—, que le haga salir de la ciénaga en la que se encuentra. Esto es fundamental: Zaqueo nos enseña que, en la vida, nunca está todo perdido. Por favor: ¡nunca está todo perdido, nunca! Siempre podemos dar espacio al deseo de recomenzar, de reiniciar, de convertirnos. Y esto es lo que hace Zaqueo.

En este sentido, es decisivo el segundo aspecto: la mirada de Jesús. Él ha sido enviado por el Padre a buscar a quien se ha perdido; y cuando llega a Jericó, pasa precisamente bajo el árbol en el que está Zaqueo. El Evangelio narra que «Jesús levantó la mirada y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa”» (v. 5). Es una imagen muy hermosa, porque si Jesús debe alzar la mirada, significa que mira a Zaqueo desde abajo. Esta es la historia de la salvación: Dios no nos ha mirado desde lo alto para humillarnos y juzgarnos, no; por el contrario, se ha rebajado hasta lavarnos los pies, mirándonos desde abajo y restituyéndonos la dignidad. Así, el cruce de miradas entre Zaqueo y Jesús parece resumir toda la historia de la salvación: la humanidad con sus miserias busca la redención; pero, ante todo, Dios con su misericordia busca a la criatura para salvarla.

Hermanos, hermanas, recordemos esto: la mirada de Dios no se detiene nunca en nuestro pasado lleno de errores, sino que ve con infinita confianza lo que podemos llegar a ser. Y si a veces nos sentimos personas de baja estatura, que no están a la altura de los desafíos de la vida y, menos aún, de los del Evangelio, empantanadas en los problemas y en los pecados, Jesús nos mira siempre con amor: como con Zaqueo, viene a nuestro encuentro, nos llama por nuestro nombre y, si lo acogemos, viene a nuestra casa.

Podemos entonces preguntarnos: ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Nos sentimos inadecuados y nos resignamos, o precisamente cuando nos sentimos desanimados buscamos a Jesús? Y, además, ¿cómo miramos a quienes se han equivocado y tienen dificultad para levantarse del polvo de sus errores? ¿Es una mirada desde lo alto que juzga, desprecia, que excluye? Recordemos que solo es lícito mirar a una persona de arriba abajo para ayudarla a levantarse; nada más. Solamente así es lícito mirar de arriba abajo. Los cristianos debemos tener la mirada de Cristo, desde abajo, que abraza, que busca al que está perdido, con compasión. Esta es, y debe ser, la mirada de la Iglesia, siempre, la mirada de Cristo, no una mirada de condena.

Recemos a María, cuya humildad miró el Señor, y pidámosle el don de una mirada nueva sobre nosotros mismos y sobre los demás.

Queridos hermanos y hermanas:

Mientras celebramos la victoria de Cristo sobre el mal y sobre la muerte, oremos por las víctimas del atentado terrorista que, en Mogadiscio, ha causado la muerte de más de cien personas, entre ellas numerosos niños. ¡Que Dios convierta el corazón de los violentos!

Y recemos también al Señor Resucitado por quienes han muerto esta noche en Seúl —sobre todo jóvenes— debido a las trágicas consecuencias de una repentina estampida de la multitud.

Ayer, en Medellín, en Colombia, fue beatificada María Berenice Duque Hencker, fundadora de las Hermanitas de la Anunciación. Dedicó su toda larga vida, concluida en 1993, al servicio de Dios y de los hermanos, especialmente de los más pequeños y de los excluidos. Que su celo apostólico, que la impulsó a llevar el mensaje de Jesús más allá de las fronteras de su país, refuerce en todos el deseo de participar, con la oración y la caridad, en la difusión del Evangelio en el mundo. ¡Un aplauso para la nueva Beata, todos juntos!

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de diversos países: familias, grupos parroquiales, asociaciones, fieles. En especial, saludo, de España, a los fieles de Córdoba y al Orfeón Donostiarra de San Sebastián, que celebra 125 años de actividad; a los chicos y chicas del Movimiento Hakuna; al grupo de San Pablo del Brasil; y a los clérigos, las religiosas y los religiosos indonesios residentes en Roma. Saludo a los participantes en el congreso promovido por la red mundial “Uniservitate” y por la LUMSA; así como a los niños de la primera Comunión de Nápoles y a los grupos de fieles de Magreta, Nocera Inferior y Nardò. Y a los jóvenes de la Inmaculada.

No nos olvidemos, por favor, en nuestra oración y en el dolor de nuestro corazón, de la martirizada Ucrania. Oremos por la paz: ¡no nos cansemos de hacerlo!

Os deseo a todos un feliz domingo. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.


sábado, 29 de octubre de 2022

San Joaquin Royo, Dominico misionero

 Joaquín Royo Pérez nació en Hinojosa de Jarque, diócesis de Teruel, quizá el mismo 3 de octubre de 1691, día en que fue bautizado. El 24 de marzo de 1709 ingresaba en el Convento del Pilar de los dominicos en Valencia. Profesó en el de predicadores de la misma ciudad del Turia el 25 de marzo de 1710.

El joven Royo Pérez fue considerado como auténtico ejemplo de vida religiosa y se pusieron en él grandes esperanzas. Conocía las relaciones que mandaban los misioneros de China, y consciente de la necesidad que tenían aquellas cristiandades de nuevos misioneros, cuando era subdiácono se ofreció voluntario, y, en compañía de otros cuarenta dominicos, el 17 de septiembre de 1712 embarcó en Cádiz hacia Filipinas. Se ordenó subdiácono en la mexicana Puebla de los Ángeles. A Manila llegaron en agosto de 1713. Ordenado sacerdote en 1715, el 12 de junio del mismo año fue enviado a la misión de Fogan. Allí se dedicó a catequizar a los neófitos y atraer a los que habían renegado. A pesar de la dureza de la persecución, en 1717 se hizo cargo de las comunidades cristianas de Kiang-si y Che-Kiang.

En 1722 regresó a Fukien al ser elegido vicario provincial de aquellos frailes misioneros, responsabilidad que tendría en varias ocasiones más. Atendía sacerdotalmente a los grupos cristianos más desatendidos y a varios misioneros enfermos, al mismo tiempo que tenía que defenderse de la persecución que le rodeaba.

Unos treinta años de agotadora actividad y de incansable dedicación a los demás, siempre en peligro de muerte, tenía que aprovechar las noches para ejercer el sagrado ministerio y no ser apresado, expuesto a las inclemencias del tiempo con incómodos desplazamientos, y sin tiempo para cuidar de sí mismo, contrajo una molesta dolencia que le duró toda la vida y que le puso varias veces en trance de muerte. Fue nombrado obispo coadjutor del administrador apostólico, aunque no llegó a ser consagrado. A partir de 1738 una tregua le permitió redoblar sus actividades, pero en abril de 1746 recrudeció implacable la persecución.

Los cristianos fueron perseguidos y sometidos a horrendas torturas para que delatasen a los misioneros.

Fuera por obediencia religiosa, como testifican algunos, o por compasión hacia los pobres cristianos cuya situación era insostenible, decidió entregarse.

El 2 de julio se sentó debajo de un árbol para no comprometer a nadie y fue hecho prisionero con otros misioneros, encarcelado y sometido a largos interrogatorios, torturas y malos tratos. En mayo de 1748 se le marcó en la mejilla la señal de reo de muerte y el 28 de octubre era asfixiado en la cárcel de Foochow. El papa León XIII lo beatificó el 14 de mayo de 1893, y lo canonizó Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000. La Orden de Frailes Predicadores celebra su memoria el 15 de enero, junto con los demás compañeros mártires de China.

Oración de petición

Madre de Dios, vengo a ti en esta noche como acude un hijo a su madre después de un largo día, para hablarte y sentir tu amor y tu consuelo.

Virgen María, te doy gracias por tu infinito amor hacia todos los hombres. Por estar siempre a nuestro lado, escuchando y llevando a tu hijo nuestras súplicas.

Intercediendo eternamente por el perdón de nuestros pecados y por nuestras necesidades.

Madre bendita, te veneramos; y ruego en esta noche que protejas a nuestras familias, especialmente-

Que los cubras con tu manto de amor y tu dulzura de madre, para que duerman profundamente, dejando a un lado sus preocupaciones y confiando en que mañana será un nuevo día, y nuevas oportunidades y soluciones se presentarán.

Con la certeza de que el Señor Jesús, y gracias a tu intercesión, está actuando en sus vidas y está trayendo todas las bendiciones que están esperando.

Dulce Virgen María, ruega a tu hijo por nosotros. Para que nos perdone por todas las veces que le hemos fallado en pensamiento, palabra y acción y no hemos dado ejemplo como creyentes. Amén 

Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Lectura del libro de la Sabiduría (11,22–12,2):

Señor, el mundo entero es ante ti como un grano en la balanza, como gota de rocío mañanero sobre la tierra. Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes y pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías creado. ¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?, o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amigo de la vida. Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas. Por eso corriges poco a poco a los que caen, los reprendes y les recuerdas su pecado, para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor.

Palabra de Dios

Salmo 144,R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,11–2,2):

Hermanos: Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo. A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (19,1-10):

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor

Compartimos:

- Es el Dios del «compartir», y necesitar. No le importa «pedirnos», humildemente, que le acojamos, que le demos de comer, como en este caso; o de beber, como a la samaritana, o un burrito para entrar en Jerusalem... Zaqueo pudo empezará a comprender y a comprobar que lo que uno tiene le «llena»... cuando se vacía compartiéndolo. Es la «ley del amor» que él no había aprendido ni experimentado». Esta ley del amor coloca al dinero y todo lo que le acompaña en su sitio. Porque Dios y el dinero son incompatibles. Y porque el dinero nos deja el corazón de piedra, incapaz de amar y recibir amor. Eso lo entendió  bien Zaqueo en sus conversaciones con Jesús. Quizá era eso. Seguro que era eso. Tenía un corazón lleno de cosas, pero «sin nombres».

 Y es un Dios que nos «convierte», nos cambia, nos ayuda a poner las cosas en su sitio al entrar en contacto con nosotros. No es que «Zaqueo» se haya dejado convencer de que tiene que ser generoso. No es que Zaqueo haga un esfuerzo y se plantee cambiar. No es que Zaqueo pretenda comprar a Jesús con su dinero devuelto a los pobres. Lucas no ha dicho nada parecido a eso. Es que Zaqueo se ha sentido amado, valorado y acogido como persona, se ha descubierto un hijo de Abraham, se ha sentido amado y aceptado... y entonces ya no necesita tantas cosas que le han aislado. Por eso cambia. Sólo el amor nos cambia, no somos nosotros mismos los que nos cambiamos.

 Qué suerte tuvo Zaqueo! ¡Quería conocer a Jesús... y se ha conocido a sí mismo y ha conocido a Dios! Le bastó con aceptar la petición de Jesús y dejarle entrar en su casa. Lo recogió muy bellamente el Apocalipsis (3,20): «Estoy a la puerta y llamo; si alguien me escucha y abre la puerta, entraré y cenaremos juntos». Una de las mejores formas de abrirle la puerta es acercanos a la Eucaristía... con ansias de «conocer» a ese Jesús que se parte y se reparte entre los pecadores, aunque to no sea digno de que entres en mi casa...

Sábado de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,18b-26):

De la manera que sea, con segundas intenciones o con sinceridad, se anuncia a Cristo, y yo me alegro; y me seguiré alegrando, porque sé que esto será para mi bien, gracias a vuestras oraciones y al Espíritu de Jesucristo que me socorre. Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso saldré derrotado; al contrario, ahora, como siempre, Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en este dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para que avancéis alegres en la fe, de modo que el orgullo que sentís por mí en Jesucristo rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.

Palabra de Dios

Salmo 41R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo.

 Santo Evangelio según san Lucas (14,1.7-11):

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Una de las anotaciones del diario del beato Carlo Acutis dice así: "La tristeza es mirarse a sí mismo, la felicidad es mirar a Dios. La conversión no es más que un movimiento de los ojos". La diferencia entre la mirada de Pablo y la de los invitados al banquete al que asiste Jesús es una prueba de la verdad de las palabras de Carlo. Los invitados están tan llenos de sí mismos, con la mirada narcisista fijada en sus propias necesidades, que están ansiosos por ocupar los puestos de honor, y así quedar bien con ellos mismos y con los demás. Simplemente son incapaces de ver y reconocer la presencia y el honor de los demás. En cambio, lo único que Pablo puede ver es a Cristo. Para él, vivir es para Cristo y morir es estar con Cristo. Incluso cuando se mira a sí mismo, todo lo que puede ver es a Cristo; y por eso exclama: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2:20).

viernes, 28 de octubre de 2022

Oración verdadero de amor

 Señor, ¿qué es lo que amo cuando te amo? No amo la hermosura de un cuerpo, ni la de un rostro. No amo maravillosos juegos de luces, ni melodías, ni bellos cantares. No amo la fragancia de las flores, ni exóticos olores, ni el maná, ni la miel. No amo un abrazo o un beso boca a boca.

No, no amo todo esto cuando amo a mi Dios. Y a pesar de todo, amándole a él, amo cierta luz y cierta voz, amándole a él, amo cierto perfume y cierto manjar, amándole a él, amo cierto abrazo y cierto beso.

Esto es lo que amo, cuando amo a mi Dios, que es luz, voz, fragancia, comida, abrazo y beso. En él mi alma ve lo que el espacio no puede abarcar. En él escucha lo que el tiempo no borra. En él huele lo que el viento no esparce. En él gusta lo que el apetito no consume. En él abraza lo que la saciedad no colma. Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios.

(San Agustín)

San Simón y San Judas, apóstoles

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,19-22):

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Palabra de Dios

Salmo 18,R/. A toda la tierra alcanza su pregón

Santo Evangelio según san Lucas (6,12-19):

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor

Compartimos:

El padre James Martin, en su libro Mi vida con los santos, revela que, de niño, se enteró de que San Judas era el patrón de los casos perdidos. Consiguió hacerse con una pequeña estatua del santo. Cada vez que sus oraciones a Dios fracasaban, recurría a San Judas. En su pequeña mente razonaba que si Dios no podía responder a la oración, debía ser un caso perdido; y San Judas, siendo el patrón de los casos perdidos, debía ser seguramente más poderoso que Dios y conseguiría las cosas. Aunque la lógica estaba bastante equivocada, San Judas parece ser un poderoso intercesor ante Dios, dada su popularidad. Sin embargo, en los evangelios, pasa por ser bastante ordinario. No se encuentra en el círculo más cercano a Cristo, ni se le ve haciendo nada notable. Se le puede considerar el "más pequeño" de los discípulos. Pero ¡qué poderoso y popular intercesor se ha convertido para nosotros! Dios eleva a los humildes y a los de abajo, y hace que los últimos sean los primeros.

jueves, 27 de octubre de 2022

Oración penetrante ante el Señor

De aquí no me levanto, Dios mío, hasta que sienta

tu dardo en mis entrañas, tu fuego en llama viva,

tu brisa acariciando las copas de mis arboles,

tus dedos en mis manos, tus campanas al vuelo,

y el rumor de mi fuente, herida por tus aguas.

 

De aquí no me levanto, clavada está mi tienda

en tu tierra sagrada, ante tu zarza ardiente.

Que tengo ardida el alma al roce de tus nieves...

¿Vas a negarle el agua al llanto de mi cántaro,

o tu verde esperanza a mi sauce llorado?

 

De aquí no me levanto hasta que rasgue el alba

la niebla acurrucada al borde de mis venas.

Hoy, me rindo a tu luz... ¡Ejércitos de estrellas

dan gritos de victoria en medio de mi noche!

 

De aquí no me levanto si tú no me levantas...

Si no libas mis flores no correrá al miel...

Hoy vivo la pasión de SER contigo, tuya,

ser agua de tu río que, dolorosamente,

es agua y nada más.

 

¡Levántame, Dios mío!

¡Tu Luz, tu Sol, tu Fuego! Que sea río en pie

silabeando mares de orillas infinitas...

Tu dardo en mis entrañas incendió mi desierto...

¡Cómo calman mi sed, Señor, tus Aguas Vivas!

 

Jueves de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6,10-20):

Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder. Poneos las armas que Dios os da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones. Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del malo. Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en la oración. Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos. Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda palabras que anuncien sin temor el misterio contenido en el Evangelio, del que soy embajador en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.

Palabra de Dios

Salmo 143,R/. Bendito el Señor, mi Roca

Santo Evangelio según san Lucas (13,31-35):

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.» Él contestó: «ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»

Palabra del Señor

Compartimos:

Jesús se niega a acobardarse ante las amenazas de Herodes, pues está totalmente centrado en su Padre y en la misión que le ha sido encomendada. Y sabe que nadie puede hacerle daño hasta que llegue la "hora". Esa confianza proviene de una confianza absoluta y radical en el amor de su Padre y en la sumisión a su voluntad. Pablo nos invita a enfrentarnos a los retos y peligros que nos rodean poniéndonos la armadura de Dios: de la verdad, la justicia, el celo, la fe, la salvación y la palabra de Dios. En otras palabras, la invitación de Pablo es a "revestirse de Cristo" (Rom 13:14) y "tener la mente de Cristo" (Fil 2: 5), lo que garantiza que vivamos y respondamos a los desafíos como él lo hizo. Esa armadura sólo la podemos recibir por la gracia de Dios; no podemos fabricarla por nuestra cuenta. Por eso, "reza en todo momento" para recibir el Espíritu de Cristo. Es en la oración donde crecemos a imagen y semejanza de Cristo.

miércoles, 26 de octubre de 2022

«Adorar, evangelizar las calles y aprender de los santos»: Holywins calienta motores

 Exaltar la fe en las calles, rezar y jugar con amigos, ofrecer una alternativa evangelizadora, aprender de los santos y sobre todo, que los católicos "estén donde tienen que estar": son las aspiraciones que multitud de diócesis españolas y de todo el mundo perseguirán el próximo 31 de octubre con la celebración de Holywins, una fiesta que comenzó su andadura en 2002 y que algunas diócesis celebran desde hace más de una década en España. 

Las enumera D. Samuel Galán Fernández, sacerdote perteneciente a la Delegación de Infancia y Juventud de la diócesis de Alcalá, diócesis pionera en celebrar esta fiesta en España desde 2009 tras exportarla desde París. Doce años después -y  con el parón de la pandemia- la diócesis ha consolidado esta celebración y la ha expandido con éxito por todo España.

Recuperar el sentido cristiano de Todos los Santos 

Se trata de una fiesta que pretende recuperar el sentido cristiano de la fiesta de Todos los Santos ante la creciente influencia de Halloween. Precisamente a eso se refiere su nombre, un juego de palabras cuyo significado es "la santidad vence".

Desde sus orígenes, la fiesta es una combinación de catequesis, oración y evangelización por las calles en un ambiente alegre y festivo, donde los niños se disfrazan de sus santos favoritos. Mientras,  jóvenes y adultos invierten toda la tarde y la madrugada del 31 de octubre en comunidad cristiana, oración y vigilia preparando la gran fiesta de Todos los Santos.

La diócesis de Alcalá explica que esta celebración pretende reforzar la fiesta cristiana, ante el eclipse cada vez mayor que está sufriendo por la potente implantación de la fiesta pagana de Halloween.

Desde la diócesis especifican que actualmente Halloween no tiene ninguna relación con la fe cristiana. Por el contrario, señalan que “su forma de plantear la vida y la muerte, el bien y el mal, son completamente distintas a las del Evangelio de Cristo y a la Tradición de Su Iglesia. Por eso, los católicos queremos devolver a este día su verdadero sentido y celebrar a todos aquellos que siguieron heroicamente a Jesucristo, con una luminosa fiesta de Todos los Santos que desborde alegría y esperanza".

Niños, adolescentes y adultos adorando 

Para ello, no son pocas las diócesis que están incorporando en sus portales web recursos para reforzar esta celebración, desde ideas y consejos para su organización hasta catequesis expresamente elaboradas para este día. Gaudium, la escuela diocesana de tiempo libre de la diócesis de Córdoba es una de ellas… pero hay más: junto con Alcalá, el portal de pastoral juvenil de Cádiz y Ceuta es otro de los portales especializados al respecto, incluyendo catequesis, juegos, recursos e incluso ideas para disfraces.

Galán Sánchez, anticipa que católicos de todas las edades podrán participar en la jornada:

"Para los más mayores proponemos la Adoración después de la Misa, la evangelización por las calles y la Vigilia al aire libre con música y testimonios. Los adolescentes participarán en la Misa y después tendrán testimonios, un macro juego y cena. Después tendremos juntos una vigilia de adoración y el Santísimo quedará expuesto toda la noche para que en grupos más pequeños y por turnos se haga hora santa durante toda madrugada. Finalizaremos a las 08:00 con el rezo de Laudes y un rico desayuno", enumera.

En cuanto a los niños, la gran propuesta es la de acudir disfrazados de su santo favorito para pasar una jornada dedicada a juegos temáticos y un breve rato de adoración antes de que comience la Misa en la Catedral.

En el caso concreto de Alcalá sucede que muchos de los niños que comenzaron a celebrar Holywins en la diócesis son ya jóvenes y adolescentes. Y por sorprendente que parezca, perseveran en la celebración. "Muchos de ellos van incorporándose a las actividades propias de su edad", cuenta Galán Sánchez.

Aunque quedan pocos días no es tarde para sumarse a esta celebración desde parroquias, colegios y otras organizaciones.

Como explicamos en este artículo, no es complejo preparar lo necesario. Tener materiales para las catequesis, los juegos y la oración, agrupar a los niños disfrazados y un buen aliciente para que permanezcan los adolescentes es lo principal.

"Ofrecer algo verdaderamente cristiano"

Y lo más importante, tener "el deseo de vivir y ofrecer algo auténtico y verdaderamente cristiano", explica el sacerdote antes dar un segundo consejo: "Que [los organizadores] empiecen por lo más sencillo y por aquellas personas que más dispuestas estén. Lo demás, llega después".

Antes de concluir se refiere a la evangelización como un componente fundamental de Holywins, ya que "significa ofrecer a Cristo".

"No se trata de ser ñoños o ridículos, sino de estar donde tenemos que estar, vivir lo que hemos recibido y que tanto le ha costado al Señor y no dar cancha al Enemigo del que hemos sido liberados", afirma.

Toledo

En Toledo lo organiza la delegación diocesana de Evangelización, bajo el lema “El cielo arde en deseos de tí”. Se trata de la novena edición de esta celebración enfocada a familias y niños.

Miércoles de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6,1-9):

Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque eso es justo. «Honra a tu padre y a tu madre» es el primer mandamiento al que se añade una promesa: «Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.» Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres. Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre se lo pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.

Palabra de Dios

Salmo 144R/. El Señor es fiel a sus palabras

Santo Evangelio según san Lucas (13,22-30):

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?» Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Cariño, encogí a los niños es una película de comedia de ciencia ficción de 1989, en la que un invento de un científico encoge accidentalmente a los niños a tamaños miniatura. Quizá seamos los adultos los que necesitemos encogernos, y conscientemente, si queremos pasar por la "puerta estrecha". Si nuestras almas se han vuelto demasiado obesas al alimentarse del "mundo" (en el sentido juanino), tal vez queramos ayunar un poco para estar a la medida de la puerta de entrada al Reino. Para que nuestras almas alcancen el tamaño manejable, como vimos ayer, no necesitamos ejercicios aeróbicos sobrehumanos: basta con hacer las pequeñas cosas de la vida con fidelidad. Pablo sugiere algunos de esos sencillos ejercicios: honrar a los padres, ser un buen ejemplo para los hijos, cumplir los deberes con empeño, hacer el bien, respetarse mutuamente, temer al Señor. En otras palabras, cuida los Mandamientos, y las Bienaventuranzas serán tuyas.

martes, 25 de octubre de 2022

Martes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-33):

Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.

Palabra de Dios

Salmo18,R/. Dichosos los que temen al Señor

Santo Evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Es una inclinación humana natural imaginar a Dios como el más grande, el más grandioso y el más espectacular. Imaginar que Dios es así, de alguna manera, nos hace compensar nuestra pequeñez y creaturismo. Y a causa de esa imaginación, echamos de menos a Dios cuando se presenta ante nosotros en las formas menos esperadas. Miramos a Dios hacia arriba; pero, como observó un sabio gurú, "la gente se pierde de ver a Dios porque no está dispuesta a mirar hacia abajo"; y a mirar alrededor, tal vez. Dios y su Reino siguen a menudo la dinámica del grano de mostaza y de la levadura en las parábolas del Evangelio de hoy: pequeños, sutiles, casi invisibles; pero siguen transformando el mundo a su alrededor. Por la misma lógica, para formar parte de este Reino, no tenemos que hacer cosas espectaculares; basta con hacer cosas pequeñas con gran amor: Como un marido y una mujer que se respetan y se cuidan mutuamente y hacen las pequeñas cosas para que la vida de todos sea un poco más fácil y feliz.

lunes, 24 de octubre de 2022

oración en la soledad

La noche cae y envuelve nuestros corazones de tu paz.

 Gracias Señor por este día diferente de los demás en el que

 hemos estrechado los lazos contigo y entre nosotros.

 Mañana la vida de todos los días volverá a empezar. 

contigo contamos en todo,no permitas que la guerras existan.

Colócanos en el camino con una nueva mirada y teniendo

 en el corazón, tu Presencia. Ayúdanos a seguir el camino

 hacia tu Reino construyendo una nueva tierra en la

 espera de los cielos nuevos que nos prometes. Amén

MM. Dominicas

Sor María Pilar. O.P

Lunes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,32–5,8):

Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor. Por otra parte, de inmoralidad, indecencia o afán de dinero, ni hablar; es impropio de santos. Y nada de chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido; todo eso está fuera de sitio. Lo vuestro es alabar a Dios. Meteos bien esto en la cabeza: nadie que se da a la inmoralidad, a la indecencia o al afán de dinero, que es una idolatría, tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con argumentos especiosos; estas cosas son las que atraen el castigo de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con ellos; porque en otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz.

Palabra de Dios

Salmo1,R/ Seamos imitadores de Dios, como hijos queridos

 Santo Evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.» Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?» A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor

Compartimos:

Al igual que la resurrección del hijo de la viuda de Naín (cf. Lc 7,11-17), aquí tenemos otra ocasión en la que Jesús responde a la situación de una mujer sin que se lo pidan. ¿Por qué lo hace? Por supuesto, está en el ADN de Jesús el sentirse movido por la compasión hacia los que sufren. Sin embargo, en este contexto hay algo más. Quizás Jesús era muy consciente del silenciamiento y la marginación de las mujeres en las sociedades patriarcales. ¿Cuántas mujeres, incluso hoy, pueden expresar sin miedo sus necesidades? Por eso, Jesús, que conocía los corazones humanos, no esperaba a que las mujeres se acercaran a él y le pidieran lo que necesitaban; les tendía la mano y satisfacía sus necesidades incluso antes de que pudieran encontrar su voz.

domingo, 23 de octubre de 2022

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

El Evangelio de la liturgia de hoy nos presenta una parábola que tiene dos protagonistas, un fariseo y un publicano (cf. Lc 18,9-14), es decir, un religioso y un pecador declarado. Ambos suben al templo a orar, pero sólo el publicano se eleva verdaderamente a Dios, porque desciende humildemente a la verdad de sí mismo y se presenta tal como es, sin máscaras, con su pobreza. Podríamos decir, entonces, que la parábola se encuentra entre dos movimientos, expresados por dos verbos: subir y bajar.

El primer movimiento es subir. De hecho, el texto comienza diciendo: «Dos hombres subieron al Templo a orar» (v. 10). Este aspecto recuerda muchos episodios de la Biblia, en los que para encontrar al Señor se sube a la montaña de su presencia: Abraham sube a la montaña para ofrecer el sacrificio; Moisés sube al Sinaí para recibir los mandamientos; Jesús sube a la montaña, donde se transfigura. Subir, por tanto, expresa la necesidad del corazón de desprenderse de una vida mediocre para encontrarse con el Señor; de elevarse de las llanuras de nuestro ego para ascender hacia Dios —deshacerse del propio yo—; de recoger lo que vivimos en el valle para llevarlo ante el Señor. Esto es "subir", y cuando rezamos subimos.

Pero para experimentar el encuentro con Él y ser transformados por la oración, para elevarnos a Dios, necesitamos el segundo movimiento: bajar. ¿Por qué? ¿Qué significa esto? Para ascender hacia Él debemos descender dentro de nosotros mismos: cultivar la sinceridad y la humildad de corazón, que nos permiten mirar con honestidad nuestras fragilidades y nuestra pobreza interior. En efecto, en la humildad nos hacemos capaces de llevar a Dios, sin fingir, lo que realmente somos, las limitaciones y las heridas, los pecados y las miserias que pesan en nuestro corazón, y de invocar su misericordia para que nos cure y nos levante. Él será quien nos levante, no nosotros. Cuanto más descendemos en humildad, más nos eleva Dios.

De hecho, el publicano de la parábola se pone humildemente a distancia (cf. v. 13) —no se acerca, se avergüenza—, pide perdón y el Señor lo levanta. En cambio, el fariseo se exalta a sí mismo, seguro de sí mismo, convencido de su rectitud: de pie, se pone a hablar con el Señor sólo de sí mismo, alabándose, enumerando todas las buenas obras religiosas que hace, y desprecia a los demás:"No soy como ese de ahí...". Porque esto es lo que hace la soberbia espiritual; pero Padre, ¿por qué nos habla de soberbia espiritual? Porque todos estamos en peligro de caer en esto. Te lleva a creerte bueno y a juzgar a los demás. Esto es la soberbia espiritual: "Yo estoy bien, soy mejor que los demás: este es tal y tal, aquel es tal y tal...".  Y así, sin darte cuenta, adoras a tu propio yo y borras a tu Dios. Se trata de dar vueltas en torno a uno mismo. Esta es la oración sin humildad.

Hermanos, hermanas, el fariseo y el publicano nos conciernen de cerca. Pensando en ellos, mirémonos a nosotros mismos: veamos si en nosotros, como en el fariseo, existe "la presunción interior de ser justos" (v. 9) que nos lleva a despreciar a los demás. Ocurre, por ejemplo, cuando buscamos cumplidos y enumeramos siempre nuestros méritos y buenas obras, cuando nos preocupamos por aparentar en lugar de ser, cuando nos dejamos atrapar por el narcisismo y el exhibicionismo. Cuidémonos del narcisismo y del exhibicionismo, basados en la vanagloria, que también nos lleva a nosotros los cristianos, a nosotros los sacerdotes, a nosotros los obispos, a tener siempre la una palabra "yo" en los labios, ¿Qué palabra? "Yo": "yo hice esto, yo escribí aquello, ya lo había dicho yo, yo lo entendí primero que ustedes", etc. Donde hay demasiado yo, hay poco Dios. En mi tierra, esta gente se llama "yo mí, me, conmigo". Y una vez se hablaba de un sacerdote que era así, centrado en sí mismo, y la gente solía bromear: "Ese, cuando inciensa, lo hace al revés, se inciensa a sí mismo". Y así, también te hace caer en el ridículo.

Pidamos la intercesión de María Santísima, la humilde esclava del Señor, imagen viva de lo que el Señor ama realizar, derrocando a los poderosos de sus tronos y levantando a los humildes (cf. Lc 1,52).

Queridos hermanos y hermanas!

Hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, cuyo lema es "Para que sean mis testigos". Es una ocasión importante para despertar en todos los bautizados el deseo de participar en la misión universal de la Iglesia, mediante el testimonio y el anuncio del Evangelio. Animo a todos a apoyar a los misioneros con la oración y la solidaridad concreta, para que puedan continuar su labor de evangelización y promoción humana en todo el mundo.

Hoy se abre la inscripción para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Lisboa en agosto de 2023. He invitado a dos jóvenes de Portugal a estar aquí conmigo mientras me inscribo como peregrino. Lo haré ahora... (clic en la tableta). Ya está, me he apuntado. Tú, ¿te has apuntado? Hazlo... Y tú, ¿te has registrado? Hazlo... Quédaos aquí (dice a las dos jóvenes portuguesas). Queridos jóvenes, los invito a inscribirse en este encuentro en el que, después de un largo período de distancia, redescubriremos la alegría del abrazo fraterno entre pueblos y entre generaciones, que tanto necesitamos.

Ayer, en Madrid, fueron beatificados Vicente Nicasio Renuncio Toribio y once compañeros de la Congregación del Santísimo Redentor, asesinados por odio a la fe en 1936, en España. Que el ejemplo de estos testigos de Cristo, hasta el derramamiento de sangre, nos estimule a ser coherentes y valientes; que su intercesión sostenga a quienes hoy luchan por sembrar el Evangelio en el mundo. ¡Una aplauso para los nuevos beatos!

Sigo con inquietud la situación de conflicto que continúa en Etiopía. Una vez más, repito con sincera preocupación que la violencia no resuelve la discordia, sino que sólo aumenta sus trágicas consecuencias. Hago un llamamiento a los responsables políticos para que pongan fin al sufrimiento de la población indefensa y encuentren soluciones equitativas para una paz duradera en todo el país. Que los esfuerzos de las partes por el diálogo y la búsqueda del bien común conduzcan a un camino concreto de reconciliación. Que no falte nuestra oración, nuestra solidaridad y la necesaria ayuda humanitaria para nuestros hermanos etíopes, tan probados.

Me entristecen las inundaciones que están afectando a varios países de África y que han causado muerte y destrucción. Rezo por las víctimas y estoy cerca de los millones de desplazados, y deseo un mayor esfuerzo común para prevenir estas calamidades.

Y los saludo a todos, romanos y peregrinos de varios países. En particular, saludo a los clérigos y religiosos de Indonesia que residen en Roma; a la comunidad peruana que celebra la fiesta del Señor de los Milagros; al Centro Académico Romano Fundación y al grupo de la diócesis polaca de Tarnow. Saludo a los fieles de San Donà de Piave, Padua, Pontedera y Molfetta; a los confirmandos de Piacenza, al grupo "Tiberiade" de Carrobbio degli Angeli y al Movimiento No Violento de Verona. Y hoy, en el inicio de un nuevo gobierno, recemos por la unidad y la paz de Italia.

Pasado mañana, martes 25 de octubre, iré al Coliseo para rezar por la paz en Ucrania y en el mundo, junto con los representantes de las Iglesias y Comunidades Cristianas y de las Religiones mundiales, reunidos en Roma para el encuentro "El Grito de la Paz". Los invito a unirse espiritualmente a esta gran invocación a Dios: la oración es la fuerza de la paz. Recemos, sigamos rezando por Ucrania, que está tan martirizada.

Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olviden rezar por mí. Que tengan un buen almuerzo y hasta luego.

Oración de perdón

 Dios misericordioso, nos presentamos ante ti para agradecerte

 y admirarte. Gracias por guiarnos a lo largo del día, 

gracias por tu redención y el perdón de nuestros pecados 

por medio de la crucifixión, gracias por tu gracia y

 bendiciones que nos has otorgado.

Nos cuesta mantenernos en sintonía contigo,no somos capaces

 de practicar tus enseñanzas en nuestra vida,y a menudo

 nos sentimos muy doloridos al vivir en este desamor y falta de sacrificio. 

Oramos para que nos salves de nuevo, para que podamos

liberarnos de la esclavitud del maligno, 

no pequemos más y  vivamos para siempre en Tu luz. ¡Amén!


sábado, 22 de octubre de 2022

Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Lectura del libro del Eclesiástico (35,12-14.16-18):

EL Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas. Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido. No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento. Quien sirve de buena gana, es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino. No desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia. El Señor no tardará.

Palabra de Dios

Salmo 33,R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):

Querido hermano:Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta! Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio

Santo Evangelio según san Lucas (18,9-14):

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

Compartimos:

En la misa hay numerosas referencias a nuestra condición pecadora... el Yo confieso, el perdónanos nuestras ofensas, el no soy digno de que entres en mi casa, el cordero de Dios... ten piedad de nosotros... Pero en el fondo no nos consideramos propiamente pecadores, lo decimos un poco «inconscientemente».

   Probablemente nuestro pecado más frecuente sea el del fariseo: Creernos en paz con Dios.  Pensar que ya hacemos  incluso más que lo suficiente. Porque «cumplimos» con los mínimos religiosos, e incluso vamos más allá. Se trata del pecado de la «mediocridad» o la tibieza, al conformarnos con que «ya hago bastante». O reducir la relación con Dios, el camino de la fe y la vida espiritual a un asunto exclusivamente de cumplimientos religiosos, donde la vida diaria, el hermano, la justicia, la misericordia, la generosidad, el agradecimiento, el cuidado de la creación, la construcción de la comunidad... se queden fuera. 

 O, teniendo en cuenta que hoy celebramos el DOMUND, la llamada al humilde testimonio personal del que hablaba San Pablo: «el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones».

  En definitiva: humildes ante Dios, reconociendo nuestra verdad siempre limitada, el deseo de que nuestra oración nos ayude a crecer en el amor y en compromiso fraterno porque , «la oración del humilde atraviesa las nubes, y no desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia» (1 lectura).

Sábado de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,7-16):

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor

Palabra de Dios

Salmo 121R/. Vamos alegres a la casa del Señor

Santo Evangelio según san Lucas (13,1-9):

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

Palabra del Señor

Compartimos:

Jesús advierte a sus oyentes sobre el peligro de dividir a las personas en categorías mutuamente excluyentes de buenos y malos. Ni los galileos asesinados por Pilato ni los dieciocho aplastados bajo la torre de Siloé eran peores o más pecadores que nadie. Ninguno de nosotros es totalmente malo o totalmente bueno; todos somos matices de gris, con diversos grados de bondad y maldad en nosotros. Por desgracia, todavía practicamos esta división primitiva en nuestras interacciones con la gente. Es más fácil navegar por un mundo en el que podemos etiquetar claramente a las personas, ya sean nuestros vecinos o los líderes políticos. Sin embargo, Jesús nos invita a ponernos las gafas del Evangelio y a mirar el potencial positivo de las personas que actualmente pueden ser improductivas o contraproducentes, como el jardinero de la parábola, que ve positivamente el potencial de la higuera actualmente improductiva y está dispuesto a arriesgarse a darle otra oportunidad y a trabajar para ayudar al árbol a realizar su potencial.

viernes, 21 de octubre de 2022

Viernes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

Palabra de Dios

Salmo 23,R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

 Santo Evangelio según san Lucas (12,54-59):

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Vivimos en un mundo inimaginable hace unas décadas, gracias a los avances radicales y fulgurantes de la ciencia y la tecnología. Disponemos de mecanismos asombrosos para detectar supernovas en el espacio exterior y predecir la posibilidad e intensidad de muchas catástrofes terrestres. Sin embargo, cuando se trata de convivir como comunidades humanas pacíficas, no aprendemos de nuestros errores y fracasos pasados. Incluso cuando sabemos que en la guerra no hay vencedores, seguimos gastando millones de dólares en preparación militar, dinero que podría utilizarse para erradicar el hambre en el mundo. Además, cuando se trata de discernir los asuntos del espíritu, vivimos negando la existencia de Dios o vivimos como si nuestra vida terrenal fuera a ser eterna, sin acumular tesoros en el cielo. Jesús pide un mejor discernimiento hoy.

jueves, 20 de octubre de 2022

Oración de confianza

 Te agradecemos Señor por Tu Sangre y

por Tu Vida, ya que gracias a Ellas

hemos sido salvados y somos preservados

de todo lo malo.


Sabemos que velas sobre nosotros, Dios nuestro, 

de que velas sobre todos los que esperan en Ti y

 de que no puede faltar cosa alguna a quien de Ti necesita, 

 por ello, queremos vivir en adelante con

amor y gratitud, descargando en Ti todas nuestras necesidades.

 Valoramos tu gran amor por la humanidad, te adoramos

Dios nuestro y Creador de todo.

Mantén nuestra fe y esperanza en el fuego de tu Hijo Jesús,

nuestro único Salvador.

Que nadie perezca por el pecado, que puedan encontrar tu 

misericordia divina de Padre, que le esperas con los brazos abiertos.

Fortalece a los enfermos,a los abandonados protégelos de todo desamor social.

MM. Dominicas,Sor María Pilar

Jueves de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,14-21):

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo 32,R/. La misericordia del Señor llena la tierra

Santo Evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Este es el tipo de fuego con el que Jesús desea encender el mundo. Y este fuego produce dos resultados: nos hace arder de amor a Dios y de caridad a nuestros semejantes. Este fuego sólo es posible cuando comprendemos "la anchura, la longitud, la altura y la profundidad" del amor que Cristo nos tiene, como recuerda Pablo a los efesios. Cuando esto ocurre, Dios se convierte en nuestra prioridad, por encima de todas las relaciones humanas. Esta comprensión y este fuego no son obra nuestra; es el don del Espíritu, por el que debemos rezar incesantemente.

miércoles, 19 de octubre de 2022

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Catequesis sobre el discernimiento 6. Los elementos del discernimiento. El libro de la propia vida

Queridos hermanos y hermanas, ¡bienvenidos y buenos días!

En las catequesis de estas semanas estamos insistiendo sobre las condiciones para hacer un buen discernimiento. En la vida tenemos que tomar decisiones, siempre, y para tomar decisiones debemos hacer un camino, un camino de discernimiento. Toda actividad importante tiene sus “instrucciones” a seguir, que deben ser conocidas para que puedan producir los efectos necesarios. Hoy nos detenemos en otro ingrediente indispensable para el discernimiento: la propia historia de vida. Conocer la propia historia de vida es un ingrediente ―digamos así― indispensable para el discernimiento.

Nuestra vida es el “libro” más valioso que se nos ha entregado, un libro que muchos lamentablemente no leen, o lo hacen demasiado tarde, antes de morir. Y, sin embargo, precisamente en ese libro se encuentra lo que se busca inútilmente por otras vías. San Agustín, un gran buscador de la verdad, lo había comprendido precisamente releyendo su vida, notando en ella los pasos silenciosos y discretos, pero incisivos, de la presencia del Señor. Al finalizar este recorrido notará con estupor: «Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te andaba buscando; y deforme como era, me lanzaba sobre las bellezas de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo» (Confesiones X, 27.38). De aquí su invitación a cultivar la vida interior para encontrar lo que se busca: «Entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior reside la verdad» (De la verdadera religión, XXXIX, 72). Esta es una invitación que yo haría a todos vosotros, también me la hago a mí mismo: “Entra en ti mismo. Lee tu vida. Léete dentro, cómo ha sido tu recorrido. Con serenidad. Entra en ti mismo”.

Muchas veces también nosotros hemos tenido la misma experiencia que Agustín, encontrarnos presos de pensamientos que nos alejan de nosotros mismos, mensajes estereotipados que nos hacen daño: por ejemplo, “yo no valgo nada” ―y te vienes abajo―; “a mí todo me va mal” ―y te vienes abajo―; “nunca realizaré nada bueno”, ―y te vienes abajo―, y así es la vida. ¡Estas frases pesimistas que te echan abajo! Leer la propia historia significa también reconocer la presencia de estos elementos “tóxicos”, pero para ampliar después la trama de nuestra historia, aprendiendo a notar otras cosas, haciéndola más rica, más respetuosa con la complejidad, logrando también recoger las formas discretas con las que Dios actúa en nuestra vida.  Una vez conocí a una persona que la gente que la conocía decía que merecía el Premio Nobel por su negatividad: todo era malo, todo, y siempre trataba de irse abajo. Era una persona amargada y, sin embargo, tenía muchas cualidades. Y después esta persona encontró a otra persona que la ayudaba bien y cada vez que se quejaba de algo, la otra decía: “Pero ahora, para compensar, di algo bueno de ti”. Y él: “Pero, sí, … yo tengo también esta cualidad”, y poco a poco le ha ayudado a ir adelante, a leer bien la propia vida, tanto las cosas malas como las buenas. Debemos leer nuestra vida, y así vemos las cosas que no son buenas y también las cosas buenas que Dios siembra en nosotros.

Hemos visto que el discernimiento tiene un enfoque narrativo: no se detiene sobre la acción puntual, la incluye en un contexto: ¿de dónde viene este pensamiento? ¿Qué siento ahora, de dónde viene? ¿Dónde me lleva, esto que estoy pensando ahora? ¿Cuándo he tenido la posibilidad de encontrarlo antes? ¿Es algo nuevo que me viene ahora, o lo he encontrado otras veces? ¿Por qué es más insistente que otros? ¿Qué me quiere decir la vida con esto?

El relato de los acontecimientos de nuestra vida consiente también captar matices y detalles importantes, que pueden revelarse como ayudas valiosas que hasta ese momento estaban escondidas. Por ejemplo, una lectura, un servicio, un encuentro, a primera vista considerados cosas de poca importancia, en el tiempo sucesivo transmiten una paz interior, transmiten la alegría de vivir y sugieren ulteriores iniciativas de bien. Detenerse y reconocer esto es indispensable. Detenerse es reconocer: es importante para el discernimiento, es un trabajo de recogida de esas perlas preciosas y escondidas que el Señor ha sembrado en nuestro terreno.

El bien está escondido, siempre, porque el bien tiene pudor y se esconde: el bien está escondido; es silencioso, requiere una excavación lenta y continua. Porque el estilo de Dios es discreto: a Dios le gusta ir escondido, con discreción, no se impone; es como el aire que respiramos, no lo vemos nunca, pero nos hace vivir, y nos damos cuenta solo cuando nos falta.

Acostumbrarse a releer la propia vida educa la mirada, la afina, consiente notar los pequeños milagros que el buen Dios realiza por nosotros cada día. Cuando nos damos cuenta, notamos otras direcciones posibles que refuerzan el gusto interior, la paz y la creatividad. Sobre todo, nos hace más libres de los estereotipos tóxicos. Con sabiduría se ha dicho que el hombre que no conoce el propio pasado está condenado a repetirlo. Es curioso: si nosotros no conocemos el camino hecho, el pasado, lo repetimos siempre, somos circulares. La persona que camina circularmente no va adelante nunca, no hay camino, es como el perro que se muerde la cola, va siempre así, y repite las cosas.

Podemos preguntarnos: ¿yo he contado mi vida a alguien alguna vez? Esta es una experiencia hermosa de los novios, que cuando se lo toman en serio cuentan la propia vida… Se trata de una de las formas de comunicación más hermosas e íntimas, contar la propia vida. Esto permite descubrir cosas desconocidas hasta ese momento, pequeñas y sencillas, pero, como dice el Evangelio, es precisamente de las cosas pequeñas que nacen las cosas grandes (cf. Lc 16,10).

También las vidas de los santos constituyen una ayuda preciosa para reconocer el estilo de Dios en la propia vida: consiente tomar familiaridad con su forma de actuar. Algunos comportamientos de los santos nos interpelan, nos muestran nuevos significados y nuevas oportunidades. Y es lo que le sucedió, por ejemplo, a san Ignacio de Loyola. Cuando describe el descubrimiento fundamental de su vida, añade una aclaración importante, y dice así: «Cogiendo por experiencia que de unos pensamientos quedaba triste, y de otros alegre, y poco a poco viniendo a conocer la diversidad de los pensamientos, la diversidad de los espíritus que se agitaban» (Autob., n. 8). Conocer qué sucede dentro de nosotros, conocer, estar atentos.

El discernimiento es la lectura narrativa de los momentos hermosos y de los momentos oscuros, de los consuelos y de las desolaciones que experimentamos a lo largo de nuestra vida. En el discernimiento es el corazón quien nos habla de Dios, y nosotros debemos aprender a comprender su lenguaje. Preguntémonos, al final del día, por ejemplo: ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón? Algunos piensan que hacer este examen de conciencia es hacer la contabilidad de los pecados que has cometido ―cometemos muchos― pero también es preguntarse “¿qué ha sucedido dentro de mí, he tenido alegría? ¿Qué me ha traído la alegría? ¿Me he quedado triste? ¿Qué me ha traído la tristeza? Y así aprender a discernir qué sucede dentro de nosotros.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. El próximo domingo celebramos la Jornada Mundial de las Misiones. Recemos especialmente por los misioneros y las misioneras que, enviados a distintas partes del mundo, escriben con sus propias vidas una historia de amor al servicio del Evangelio. Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

Queridos hermanos y hermanas:

En las catequesis anteriores hemos visto que la oración, el conocimiento de uno mismo y el deseo son elementos indispensables para el discernimiento. Hoy agregamos otro elemento importante: la historia de la propia vida. Podemos decir que nuestra vida es como un libro que vamos escribiendo cada día, y cuando nos detenemos a “releer” el camino que hemos recorrido —tanto los momentos de “consolación” como de “desolación”— descubrimos la acción de Dios, que obra discreta y silenciosamente en nuestra propia existencia.

Acostumbrarnos a hacer este ejercicio de lectura de la propia vida, y también contar nuestra historia a otras personas, son instrumentos valiosos para el discernimiento. Por un lado, nos ayudan a reconocer los “mensajes tóxicos” que nos hacen mal —como pensar que “no valgo nada”, que “todo me sale mal” o que “nunca haré nada bueno”— y, por otro lado, nos van afinando la mirada interior para poder percibir la presencia de Dios en nuestra vida.