sábado, 31 de diciembre de 2022

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA PAZ

56 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ, 1 DE ENERO DE 2023

Nadie puede salvarse solo.

Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz

«Hermanos, en cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche» (Primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-2). 

1. Con estas palabras, el apóstol Pablo invitaba a la comunidad de Tesalónica, que esperaba el encuentro con el Señor, a permanecer firme, con los pies y el corazón bien plantados en la tierra, capaz de una mirada atenta a la realidad y a las vicisitudes de la historia. Por eso, aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento, estamos llamados a mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, guía nuestro camino. Con este ánimo san Pablo exhorta constantemente a la comunidad a estar vigilante, buscando el bien, la justicia y la verdad: «No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios» (5,6). Es una invitación a mantenerse alerta, a no encerrarnos en el miedo, el dolor o la resignación, a no ceder a la distracción, a no desanimarnos, sino a ser como centinelas capaces de velar y distinguir las primeras luces del alba, especialmente en las horas más oscuras.  

2.  El COVID-19 nos sumió en medio de la noche, desestabilizando nuestra vida ordinaria, trastornando nuestros planes y costumbres, perturbando la aparente tranquilidad incluso de las sociedades más privilegiadas, generando desorientación y sufrimiento, y causando la muerte de tantos hermanos y hermanas nuestros.

Empujado dentro de una vorágine de desafíos inesperados y en una situación que no estaba del todo clara ni siquiera desde el punto de vista científico, el mundo sanitario se movilizó para aliviar el dolor de tantos y tratar de ponerle remedio; del mismo modo, las autoridades políticas tuvieron que tomar medidas drásticas en materia de organización y gestión de la emergencia.

Junto con las manifestaciones físicas, el COVID-19 provocó —también con efectos a largo plazo— un malestar generalizado que caló en los corazones de muchas personas y familias, con secuelas a tener en cuenta, alimentadas por largos períodos de aislamiento y diversas restricciones de la libertad.

Además, no podemos olvidar cómo la pandemia tocó la fibra sensible del tejido social y económico, sacando a relucir contradicciones y desigualdades. Amenazó la seguridad laboral de muchos y agravó la soledad cada vez más extendida en nuestras sociedades, sobre todo la de los más débiles y la de los pobres. Pensemos, por ejemplo, en los millones de trabajadores informales de muchas partes del mundo, a los que se dejó sin empleo y sin ningún apoyo durante todo el confinamiento.

Rara vez los individuos y la sociedad avanzan en situaciones que generan tal sentimiento de derrota y amargura; pues esto debilita los esfuerzos dedicados a la paz y provoca conflictos sociales, frustración y violencia de todo tipo. En este sentido, la pandemia parece haber sacudido incluso las zonas más pacíficas de nuestro mundo, haciendo aflorar innumerables carencias.

3. Transcurridos tres años, ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar —de forma personal y comunitaria—; un tiempo privilegiado para prepararnos al “día del Señor”. Ya he dicho varias veces que de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores. Hoy estamos llamados a preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de esta situación pandémica? ¿Qué nuevos caminos debemos emprender para liberarnos de las cadenas de nuestros viejos hábitos, para estar mejor preparados, para atrevernos con lo nuevo? ¿Qué señales de vida y esperanza podemos aprovechar para seguir adelante e intentar hacer de nuestro mundo un lugar mejor?   

Seguramente, después de haber palpado la fragilidad que caracteriza la realidad humana y nuestra existencia personal, podemos decir que la mayor lección que nos deja en herencia el COVID-19 es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo. Por tanto, es urgente que busquemos y promovamos juntos los valores universales que trazan el camino de esta fraternidad humana. También hemos aprendido que la fe depositada en el progreso, la tecnología y los efectos de la globalización no sólo ha sido excesiva, sino que se ha convertido en una intoxicación individualista e idolátrica, comprometiendo la deseada garantía de justicia, armonía y paz. En nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y generan violencia e incluso guerras.

Si, por un lado, la pandemia sacó a relucir todo esto, por otro, hemos logrado hacer descubrimientos positivos: un beneficioso retorno a la humildad; una reducción de ciertas pretensiones consumistas; un renovado sentido de la solidaridad que nos anima a salir de nuestro egoísmo para abrirnos al sufrimiento de los demás y a sus necesidades; así como un compromiso, en algunos casos verdaderamente heroico, de tantas personas que no escatimaron esfuerzos para que todos pudieran superar mejor el drama de la emergencia.

De esta experiencia ha surgido una conciencia más fuerte que invita a todos, pueblos y naciones, a volver a poner la palabra “juntos” en el centro. En efecto, es juntos, en la fraternidad y la  solidaridad, que podemos construir la paz, garantizar la justicia y superar los acontecimientos más dolorosos. De hecho, las respuestas más eficaces a la pandemia han sido aquellas en las que grupos sociales, instituciones públicas y privadas y organizaciones internacionales se unieron para hacer frente al desafío, dejando de lado intereses particulares. Sólo la paz que nace del amor fraterno y desinteresado puede ayudarnos a superar las crisis personales, sociales y mundiales.

4. Al mismo tiempo, en el momento en que nos atrevimos a esperar que lo peor de la noche de la pandemia del COVID-19 había pasado, un nuevo y terrible desastre se abatió sobre la humanidad. Fuimos testigos del inicio de otro azote: una nueva guerra, en parte comparable a la del COVID-19, pero impulsada por decisiones humanas reprobables. La guerra en Ucrania se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad, no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada e indiscriminada en todo el mundo; también afecta a quienes, incluso a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales —basta pensar en la escasez de trigo y los precios del combustible—.

Ciertamente, esta no es la era post-COVID que esperábamos o preveíamos. De hecho, esta guerra, junto con los demás conflictos en todo el planeta, representa una derrota para la humanidad en su conjunto y no sólo para las partes directamente implicadas. Aunque se ha encontrado una vacuna contra el COVID-19, aún no se han hallado soluciones eficaces para poner fin a la guerra. En efecto, el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado (cf. Evangelio según san Marcos 7,17-23).

5. ¿Qué se nos pide, entonces, que hagamos? En primer lugar, dejarnos cambiar el corazón por la emergencia que hemos vivido, es decir, permitir que Dios transforme nuestros criterios habituales de interpretación del mundo y de la realidad a través de este momento histórico. Ya no podemos pensar sólo en preservar el espacio de nuestros intereses personales o nacionales, sino que debemos concebirnos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir, como un “nosotros” abierto a la fraternidad universal. No podemos buscar sólo protegernos a nosotros mismos; es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común.

Para lograr esto y vivir mejor después de la emergencia del COVID-19, no podemos ignorar un hecho fundamental: las diversas crisis morales, sociales, políticas y económicas que padecemos están todas interconectadas, y lo que consideramos como problemas autónomos son en realidad uno la causa o consecuencia de los otros. Así pues, estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Debemos retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza; cuidar de forma conjunta nuestra casa común y aplicar medidas claras y eficaces para hacer frente al cambio climático; luchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades. El escándalo de los pueblos hambrientos nos duele. Hemos de desarrollar, con políticas adecuadas, la acogida y la integración, especialmente de los migrantes y de los que viven como descartados en nuestras sociedades. Sólo invirtiendo en estas situaciones, con un deseo altruista inspirado por el amor infinito y misericordioso de Dios, podremos construir un mundo nuevo y ayudar a edificar el Reino de Dios, que es un Reino de amor, de justicia y de paz.

Al compartir estas reflexiones, espero que en el nuevo año podamos caminar juntos, aprovechando lo que la historia puede enseñarnos. Expreso mis mejores votos a los jefes de Estado y de gobierno, a los directores de las organizaciones internacionales y a los líderes de las diferentes religiones. A todos los hombres y mujeres de buena voluntad, les deseo un feliz año, en el que puedan construir, día a día, como artesanos, la paz. Que María Inmaculada, Madre de Jesús y Reina de la Paz, interceda por nosotros y por el mundo entero.  

Vaticano, 8 de diciembre de 2022 

Francisco

Santa María Madre de Dios

Primera lectura

Lectura del libro de los Números (6,22-27):

EL Señor habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos, esta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre tiy te conceda su favor. El Señor te muestre tu rostro y te conceda la paz”. Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».

Palabra de Dios

Salmo  66 R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (4,4-7):

Hermanos:Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡“Abba”, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (2,16-21):

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor

Compartimos:

RENOVAR EL ROSTRO DE DIOS 

            La novedad no nos viene de lo que pasa o deja de pasar, ni de probar cosas nuevas. La novedad no está en que cambiemos de ropa, de vajilla, de casa o de coche, de lugar de veraneo, o de bar donde tomar el aperitivo, o incluso de «pareja», de trabajo, de jefe, de partido político...  

       La novedad nos viene de un Dios que nos dice su palabra de bendición

. Y su palabra es capaz de hacer todas las cosas nuevas. Como allá en la Creación, cuando Dios se dedicó a «decir»... y se apartaron las tinieblas, se separaron las aguas que todo lo inundaban, y fue la luz, lo seco, la vida... ¡y todo era muy bueno!

     Podríamos empezar este nuevo año, renovando el rostro de Dios. Hace más de dos mil años, hubo una serie de personajes que tenían un rostro de Dios ¡tan viejo!, ¡tan gris!, ¡tan lleno de polvo, de normas, de prohibiciones...!, ¡se lo tenían tan sabido!... que no fueron capaces de reconocerlo cuando este Dios se vino de acampada a nuestra tierra, a una cueva perdida en un rincón del Imperio Romano.

- Si nuestro Dios está ahí arriba, allá lejos, alejado fuera de nuestra vida cotidiana, sin que apenas tenga nada que ver con nuestra vida familiar, laboral, política, monetaria, etc. Si lo tenemos  «subido» en las alturas, haciéndole de vez en cuando algún un hueco para decirle las mismas oraciones de siempre... sin que nos hayamos enterado de que es un «Dios-con-nosotros» que se ha venido a nuestra tierra para que lo encontremos en las cosas que nos pasan y hacemos, que no tiene inconveniente en poner su cuna en cualquier pesebre que encuentre libre, para llenarlo todo de luz y de gloria, de sentido... ¿Te animas a hacerle más sitio en tu tiempo, en tu vida, en tu corazón?

- Si nuestro Dios vive todavía de las rentas de nuestros años de catequesis, y de lo que podemos «cazar» en alguna homilía, sin preocuparnos apenas de abordar las preguntas pendientes, de adaptar nuestra fe a las nuevas circunstancias sociales, históricas, eclesiales, teológicas... En definitiva: empezar a ponernos realmente al día, arrinconando lo que es evidente que ya no nos sirve.

- Si todavía se nos caen los palos del sombrajo de la fe cuando se presenta una epidemia, o una guerra, o cuando se nos muere alguien, o nos visitan desgracias encadenadas, y no sabemos qué pinta nuestro Dios en todo ese berenjenal...

- Si todavía nos sentimos incómodos cuando nos ponemos a orar, y nos parece que este Dios debe estar muy enfadado con nosotros por «lo que hemos hecho», y todavía nos da miedo, y le vemos llevando la cuenta de nuestros pecados (¿cuántas veces? ¿y por qué?). Si todavía andamos con «cumplimientos» en nuestra vida cristiana... (pero ¿me vale la misa? ¿pero es obligatorio?...)

- Si todavía nuestro Dios es un conjunto de ideas y de prácticas, pero no es un Tú que nos calienta el corazón en nuestros encuentros con él por medio de la oración... Y le regateamos nuestro tiempo, y nuestra dedicación...

 Quiere decirse que necesitamos sorprendernos del rostro de Dios. Como se sorprendieron los pastores en la Nochebuena, como se sorprendieron José y María, que guardaban todas esas cosas en su corazón. Hace falta que le digamos muchas veces, con el Salmo: «ILUMINA TU ROSTRO SOBRE NOSOTROS». Que descubramos al Dios que tirita y tiene hambre porque necesita del calor humano (sí, un Dios que nos y me necesita). Que descubramos al Dios que habla nuestro idioma, que le encanta mirarnos y sonreírnos en medio de la oscuridad de nuestras noches, de nuestras dudas, de nuestras búsquedas, de nuestros pecados.

Día VII dentro de la Octava de Navidad

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):

Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.

Palabra de Dios

Salmo 95, R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

 Santo Evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha contado.

Palabra del Señor

Compartimos:

En este último día del año, recordamos los comienzos. Porque cada final es un nuevo comienzo, hasta que lleguemos a Aquel que nunca termina. Dedica hoy un tiempo a repasar el año que pasa. Las esperanzas y los sueños con los que comenzó. Los retos y preocupaciones que temías. ¿Se han cumplido todos? Si las cosas fueron mejor de lo que habías soñado, da gracias a Dios por ello. Si fueron peores, bueno, lo has superado y, por lo tanto, sigue dando gracias a Dios. Siempre hay un nuevo comienzo. Siempre podemos empezar de nuevo. Agárrate al dedo de Dios y prepárate para un nuevo comienzo. Y recuerda:

En el principio era el Verbo. El Verbo estaba con Dios.

Al final es el Verbo hecho carne. Y, en Él, estamos con Dios.

Es sólo el principio.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Jesús, María y José - Ciclo A

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios

Salmo 127,R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21):

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios

Evangelio según san Mateo (2,13-15.19-23):

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.» Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

Palabra del Señor

Compartimos:

El Libro del Eclesiástico ofrece ideas sobre cómo ser una "familia santa" en la que reinan el respeto, el amor, la bondad y el cuidado. Según Pablo, cuando la palabra de Dios habita en el centro de nuestras vidas, las virtudes mencionadas se despliegan en nosotros. Mateo narra la huida de la Sagrada Familia a Egipto.

Reflexiona: Convertirse en una familia santa es un trabajo duro. La familia de José, María y Jesús lo atestigua. El hecho de que José y María dijeran "sí" a la voluntad de Dios no hizo su vida más fácil por arte de magia. Tuvieron que vivir la pobreza, la falta de hogar, el exilio, la casi pérdida del niño, la viudez y la muerte por crucifixión.... ¿No se parece esta familia a algunas que hemos conocido por ahí? ¿O quizás incluso a nuestras propias familias? Este pensamiento debería consolarnos y darnos esperanza. Si la Sagrada Familia pasó por esas luchas, las nuestras no son excepcionales. Y si ellos las sobrevivieron confiando en las palabras de Dios, nosotros también podemos hacerlo, haciendo que la palabra de Dios sea el centro de nuestra vida. También debe impulsarnos a ser palabra de Dios para las familias de nuestro entorno.

Ora: Reza por una familia que sepas que está pasando por momentos difíciles.

Actúa: Acércate a esa familia con una ayuda práctica que puedas pagar.


jueves, 29 de diciembre de 2022

Oración de petición

Vos sois, Señor, dueño del tiempo y de la eternidad... Sois dueño de mi vida... Me la habéis conservado durante un año más para que os sirviesese, me santificase, mereciese el cielo... ¿Cómo lo he empleado? ¿Que uso hice del tiempo? ¿Cual ha sido el empleo de vuestras gracias?... ¡Cuánta infidelidad, cuanta ingratitud, cuanto pecado he cometido contra Vos durante este año!... ¡Que locamente me olvidé de lo que verdaderamente me importa, y cuantos días y horas dedicados a bagatelas, intereses terrenos, vanidades, pecados!... Y sin embargo, lo único que me importa es lo único que he olvidado. Medítalo bien, alma mía.

Dios eterno, principio de toda criatura; concédenos que en este año que pronto comienza, podamos gozar de paz, abundemos en bienes de la tierra y seamos luz del mundo por la santidad de nuestras obras. Amén.

Día V dentro de la Octava de Navidad.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,3-11):

En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo –lo cual es verdadero en él y en vosotros–, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Palabra de Dios

Salmo 95,R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Santo Evangelio según san Lucas (2,22-35):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, corno dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Simeón es un símbolo de la "espera en la esperanza" que supone el tiempo de Adviento. Él abrigaba la promesa del Espíritu Santo de que no moriría antes de ver al Mesías en persona. Sin embargo, dada la época en la que vivió, con su reducción de la religión a meros servicios rituales y un comercio fácil para los líderes espirituales, lo que menos se hubiera esperado es que el Mesías apareciera entonces. Además, cuando alguien espera durante mucho, mucho tiempo, la espera puede volverse monótona, cansada y menos intensa y alerta; y hay muchas posibilidades de que uno no vea el objetivo cuando aparezca. No es el caso de Simeón. Él esperó con esperanza y con ojos frescos, y reconoció al bebé-Mesías que venía en pañales. Cuando pasamos por tiempos oscuros y la luz del día parece un sueño lejano, que Simeón nos inspire a esperar con esperanza la llegada de Dios.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Oración de Navidad en Familia

 BENDITO seas, Señor y Padre nuestro,

que nos concedes recordar con fe en

estos días de Navidad los misterios del

nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a

quienes hemos adornado este árbol y lo

hemos embellecido con luces,

vivir también a la luz de los

ejemplos de la vida santa de tu

Hijo y ser enriquecidos con las

virtudes que resplandecen en su

santa infancia.

Gloria a él por los siglos de los siglos.

 Amén.

Los Santos Inocentes, mártires

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Palabra de Dios

Salmo 123,R/. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador

 Santo Evangelio según san Mateo (2,13-18):

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»

Palabra del Señor

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oy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14).

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice San Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

martes, 27 de diciembre de 2022

GRACIAS NIÑO JESÚS

Al Niño Jesús Bendito

hoy le vengo a saludar,

y pedirle algo cortito:

que se lleve tanto mal

y lo mande al infinito,

y nos deje su amor bonito.


Que la gente sea capaz

de compartir un poquito,

con aquél que poco tendrá,

con los niños y viejitos


Que haya paz en el mundo

y unión en nuestros hogares,

que querramos tan profundo

y así, en todos los lugares

reinará la paz, el calor,

la felicidad, el amor….

….y que tu santa bendición

Divino Niño,

alcance cada rincón.


Gracias por oírme

Niño Bendito

te doy de todo corazón.


 Jarelyss

Yeison F. García López, político y poeta

 Yeison F. García López, político y poeta

«Nací en Cali, Colombia, hace 30 años. Vivo en Madrid. Soy licenciado en Ciencias Políticas y estoy dedicado a la investigación y a la gestión cultural a través de la poesía. Dirijo el Centro Cultural Espacio Afro y soy autor del poemario Derecho de admisión». 

Te mueves entre la política y la poética ¿Qué te llevó a interesarte por la primera?

Me interesaba estudiar Relaciones Internacionales, pero requería una nota muy alta, así que pensé en otras carreras que tuvieran las mismas ­asignaturas el primer curso para poder cambiarme después. Desconocía Ciencias Políticas, pero el primer mes me abrió la mente en muchos sentidos.

¿En cuáles?

Me di cuenta de que en el aula era la única persona negra, y que muchos de los interrogantes que se planteaban en la carrera sobre las luchas sociales se daban en torno a ejes como la clase y las desigualdades sociales, pero nunca se tocaba nada relacionado con lo racial o lo migrante. Percibí un desfase entre la mochila cultural de mis compañeros y la mía, y empecé a leer mucho, a ver documentales, películas, a asistir a charlas y a hacerme preguntas sobre mi parte migrante y mi parte negra. Pensé que las herramientas que me daba la ciencia política podrían servir para cambiar las situaciones en que nos hemos visto muchas veces, y nos seguimos viendo, las personas migrantes y racializadas.

¿Estos descubrimientos te llevaron al activismo?

En el segundo año de carrera me impliqué más socialmente. Empecé a investigar y a formar parte de organizaciones como SOS Racismo Madrid, que me interpelaba directamente. Hasta entonces no había hecho una gran reflexión sobre lo que suponía ser negro y cómo el racismo afectaba a mi experiencia, a la de mi familia y a la de otras personas que me rodeaban.

¿Hiciste este camino solo o acompañado?

Al principio solo. No conocía a nadie en el activismo. La mía no es una familia vinculada al mundo asociativo. Crecí en un hogar monoparental en el que mi madre luchaba para sacar adelante a sus dos hijos y no tenía tiempo para estar en asociaciones. Iba del trabajo a casa y de casa al trabajo. Mis amigos me apoyaban, pero el camino lo hice solo.

Amigos blancos, imagino.

Blancos, blancos. Mi infancia y mi juventud están muy atravesadas por eso. Mi hermano y yo éramos las únicas personas negras del grupo de amigos, que eran maravillosos. Pero esta toma de conciencia también me alejó de algunos que no comprendieron que necesitaba estar con otras personas y situarme en otro lugar para poder entender todo lo que estaba empezando a conocer. 

Tu familia no estaba vinculada al mundo asociativo, pero vino de ella tu preocupación social.

Sí, porque nuestra casa siempre estuvo abierta a gente que lo estaba pasando mal. No teníamos nada, pero sí un techo o una comida que ofrecer. En las comunidades migrantes siempre se crean redes de solidaridad que no necesariamente pasan por el asociacionismo. «No tengo para el metro», pues toma para el metro. «No tengo para pagar el alquiler», pues toma y ya me lo devuelves cuando encuentres trabajo. En mi casa siempre se ayudaba. Eso alimentó nuestra solidaridad y a mí me llevó por la ciencias política y a mi hermano por la economía. 

¿Cómo ha sido la experiencia de tu paso por la política institucional?

Me acerqué a los partidos políticos con la intención de apoyar a Rita Bosaho como primera diputada negra en el Congreso y acercar los procesos que se estaban dando desde la base del movimiento antirracista a esta posición de poder que en ese momento tenía ella. También quería adquirir el mayor conocimiento posible para que supiéramos cómo interpelar a las instituciones y a los partidos políticos para introducir nuestras demandas. El partido Podemos se veía como una herramienta política que buscaba la transformación social y debía servir también para actuar como canal de transmisión de las demandas que se estaban dando en el movimiento antirracista y en la comunidad negra. Y me metí de lleno. La realidad es que hasta ahora ninguna fuerza política del espectro de la izquierda ha tenido de verdad como marco prioritario la lucha contra el racismo y por los derechos de las personas migrantes. Lo recuerdo con mucha alegría, aunque fue un trabajo duro de cinco años junto a otras compañeras y compañeros. Sigo pensando en la necesidad de ocupar espacios de poder para ser cadena de transmisión de las demandas que llevamos desde el movimiento antirracista. Varias de nuestras personas deben estar en esa pelea y otras construyendo desde la base, desde la cultura o la parte académica.

Diriges el Centro Cultural Espacio Afro. ¿Qué importancia tiene un lugar así en Madrid?

Este proyecto, creado desde la Asociación Conciencia Afro, tiene la misión de transformar el tejido cultural madrileño. Tenemos una escena y un tejido cultural profundamente blanco que no tiene en cuenta a los artistas locales migrantes y racializados que ya están haciendo un trabajo increíble. La gente que programa son blancos que programan a otras personas blancas y de vez en cuando incluyen a artistas internacionales que no tienen nada que ver con lo local, con las personas migrantes o racializadas que están creando aquí. A través de Espacio Afro queremos transformar la forma en la que nos entendemos como sociedad a través de la cultura. 

¿Qué hacéis en el centro?

Tenemos un espacio de librería, otro de coworking para garantizar la sostenibilidad económica del ­proyecto y para que se conecten ­diferentes actores culturales, y un espacio de formación. Estamos armando un plan para ofrecer formación a instituciones culturales, colegios, institutos o empresas para que tengan nociones mucho más claras de lo que es la diversidad ­étnico-racial. Estamos programando diversas actividades como un laboratorio de danza afrocubana y del Caribe o un ciclo de pensamiento antirracista que dará herramientas a la hora de analizar nuestra realidad cotidiana. Hay una parte de consultoría jurídica, habrá talleres de psicología… Todos los proyectos vienen a alimentar esa idea de que la creación artística también forma parte del proceso político de reconocimiento de la diversidad ­étnico-racial y la lucha por la justicia racial.

¿Qué respuesta tenéis?

La gente está muy emocionada. Ha habido personas que han entrado en el local y se han puesto a llorar porque en su cabeza no entraba que fuera posible tener un espacio como este. Es un proyecto que siempre ha estado presente en la comunidad africana y afrodescendiente. Pero también queremos interpelar a otras comunidades y establecer un diálogo con la sociedad en general. Al final, el trabajo que hacemos enriquece a todas las personas. Queremos que sea un lugar que las personas africanas y afrodescendientes, y cualquier persona que tenga cierta sensibilidad y se plantee que la diversidad enriquece, sientan como su casa. 

Hablemos de tu relación con la poesía.

Comenzó cuando yo tenía 15 años. Tuve una ruptura amorosa y empecé a escribir poesía. Me funcionó muy bien para sanar y entender muchas cosas. Después comencé a compartir con mi círculo más cercano lo que escribía. Leer a Miguel Hernández me cambió la cabeza. Para mí la poesía era una forma de desahogo, una vía para conectar con la gente de otra manera. Gracias a Antumi Toasije publiqué el poemario Voces del impulso y empecé a relacionarme con poetas y a leer mucho más. Encontré al poeta peruano Leo Zelada, que para mí ha sido fundamental en este proceso, y de esta colaboración salió Derecho de admisión, un trabajo que me ha cambiado la vida. Es mi granito de arena a lo que las personas migrantes y racializadas están aportando a la cultura desde el ensayo, el cuento, la novela, la poesía o el teatro. 

¿Qué repercusión ha tenido el libro?

Está conectando con muchísima gente, principalmente con hijos e hijas de familias migrantes que han crecido aquí y ven que, de alguna manera, sus mundos se configuran en dos realidades que muchas veces entran en tensión. ¿Qué es sentirse afroespañol o afrocolombiano? En mi caso, he estado 22 años sin ir a Colombia. Me he criado en esta sociedad, en este Madrid que en muchas ocasiones me dice que no soy de aquí, en una España cuyas narrativas me dicen constantemente que no estoy aquí. Gran parte de las personas que conectan con el poemario pertenecen a esa generación, y me emociona ver llorar a mujeres y hombres que llevan aquí ya 15 años y se ven reconocidos en el poema que le dedico a mi madre, o en el que narro nuestro proceso migratorio. También está sirviendo como una herramienta en colegios e institutos para reflexionar sobre la experiencia migrante y la experiencia negra. Ese era otro de los objetivos.  

CON ÉL

«Este collar que llevo está relacionado con la espiritualidad, la sanación y la protección. En los últimos años estoy muy pendiente de intentar cuidar mi parte espiritual. Es una de mis principales preocupaciones: encontrar la forma de estar en este mundo desde lo espiritual. He escogido este camino» 

San Juan. Apóstol y evangelista

Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1,1-4):

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios

Salmo 96R/. Alegraos, justos, con el Señor

Santo Evangelio según san Juan (20,2-8):

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor

Compartimos:

Juan se adelantó a Pedro y llegó primero al sepulcro; pero no entró. Dejó que Pedro entrara primero y luego lo siguió. Ese no es el Juan que hemos conocido hasta ahora: Este hijo del trueno era competitivo - conspiró, con su hermano, para arrebatarle los puestos más prestigiosos del Reino (Mt 20,21). Era competitivo: discutía sobre quién era el más grande de los discípulos (Lc 9,46). Fue celoso - silenció a alguien que curaba en nombre de Jesús, sólo porque no pertenecía a su grupo (Lc 9,49). Fue sacrificado - quiso que Jesús invocara fuego del cielo para destruir a los samaritanos (Lc 9, 54). ¿Cuándo y cómo aprendió Juan a respetar la autoridad, a ceder el paso a Pedro y a caminar detrás? Quizá lo aprendió en el Cenáculo, en la primera Eucaristía. Allí, apoyado en el pecho de Jesús, Juan escuchó el latido del corazón de Jesús, y salió como un hombre transformado: Juan versión 2.0

lunes, 26 de diciembre de 2022

Gloria a Dios en las alturas

 Hermanos, Dios ha nacido

1. Hermanos, Dios ha nacido

sobre un pesebre, Aleluya.

Hermanos, cantad conmigo:

“Gloria a Dios en las alturas”

“Gloria a Dios en las alturas”


GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS

GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS

GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS


 Desde su cielo ha traído

mil alas hasta su cuna.

Hermanos, cantad conmigo:

Gloria a Dios en las alturas,

Gloria a Dios en las alturas.


 Hoy mueren todos los odios

y renacen las ternuras.

Hermanos cantad conmigo:

Gloria a Dios en las alturas,

Gloria a Dios en las alturas.


El corazón más perdido

ya sabe que alguien le busca.

Hermanos, cantad conmigo:

Gloria a Dios en las alturas.


 El cielo ya no está solo,

la tierra ya no está a oscuras.

Hermanos, cantad conmigo:

Gloria a Dios en las alturas,

Gloria a Dios en las alturas.

DIOS VINO AL MUNDO

Cuando se acercan estas fechas de fin de año en las que recordamos y celebramos el natalicio de nuestro Señor Jesucristo, no se pasa por alto ningún elemento propio de este tiempo: el árbol de navidad, la cena navideña, el encuentro con nuestros familiares, los regalos, el “espíritu navideño” que tanto se menciona, etc. En general, se vive un ambiente cargado de alegría. No obstante, no todo es alegría en el mundo, no todo es risas y celebraciones en estos últimos días del año. 

Hace algún tiempo, específicamente en el 2019 conocí las obras de arte de un pintor miembro de una orden monástica de la iglesia episcopal, su nombre es Kelly Latimore, es norteamericano, su arte está basado en la realización de íconos que tienen el estilo y la técnica de los íconos de la iglesia ortodoxa, pero con personajes o realidades actuales; de todos los iconos que ha realizado resaltan dos: el primero lleva por nombre “Mama”, el segundo tiene el título de “Refugees: La Sagrada Familia”, este último tiene una historia de fondo.

Dios vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura

Resulta que Latimore conoció a un guatemalteco que cruzó Estado Unidos de forma ilegal, sin embargo, en el camino fallecieron su esposa e hijo, pero él de manera inquebrantable llegó a dicho país. Latimore al oír su desgarradora historia quiso plasmar esa experiencia en uno de sus íconos dando como resultado su obra Refugees: La Sagrada Familia, en ella podemos ver a dos personas huyendo con un niño en brazos, se ve en sus rostros reflejada la preocupación, el no saber que hacer más que huir y buscar un lugar más seguro, un lugar donde estén fuera de peligro.

Personalmente el ícono me impresionó, porque es la situación que se vive en muchos países de América e incluso aquí en Europa. Hay muchas personas que huyen horrorizados por guerras, por amenazas, buscando un mejor futuro para ellos o para sus familiares, tanto es el afán que prefieren tomar el riesgo que implica salir de sus países para tener un futuro esperanzador.

La familia de Jesús conoció muy bien este problema. Huyeron a Egipto buscado, en primer lugar, salvaguardar la vida de Jesús. Que ironía que El Salvador del mundo, aquel que nos redimió y nos libró de nuestros pecados, el que nos salvó, se abajara tanto en Belén encarnándose en un niño indefenso que fue perseguido por la muerte desde su nacimiento pero que fue resguardado en una familia. 

En esta celebración de navidad y fin de año, pidamos por la familia, por los niños, por los pobres, por aquellos sin techo, por aquellos que huyen, pidamos por los más desfavorecidos, por aquellos que en noche buena no tendrán que comer. Que Dios todo poderoso los bendiga.

Para finalizar quiero mencionar algunas palabras que dijo el papa Francisco en la misa del 24 de diciembre del 2020 “¿Por qué nació en la noche, sin alojamiento digno, en la pobreza y el rechazo, cuando merecía nacer como el rey más grande en el más hermoso de los palacios? ¿Por qué? El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura”.

Fr. Henry Arnulfo Cruz Martínez

Real Convento de Predicadores, Valencia

San Esteban

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-60):

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró.

Palabra de Dios

Salmo 30,R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

 Santo Evangelio según san Mateo (10,17-22):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

Palabra del Señor

En el relato de la muerte de Esteban -el protomártir de la Iglesia- hay un momento extraordinario (que, por cierto, se omite en la primera lectura de hoy, pero que debemos considerar). El versículo 60 nos dice que Esteban murió pidiendo a Dios de rodillas que perdonara a sus asesinos. Esto fue extraordinario, porque hasta entonces ninguna figura del Antiguo Testamento lo había hecho. Incluso el último profeta asesinado en el AT, Zacarías, murió maldiciendo a sus enemigos (cf. 2 Cr 24:22; Lc 11: 50-51). ¿Qué provocó ese 0cambio copernicano en Esteban, y después en todos los mártires de la Iglesia que hicieran lo mismo? Nada más que la gracia del Crucificado, que modeló para todo el mundo cómo afrontar el mal humano con las fuerzas del amor. "Mártir" significa "testigo": testigo de esta revolución del amor que Cristo llevó a cabo. Como prometió Jesús, en esos momentos, es el propio Espíritu Santo quien da testimonio de Cristo, a través de ellos.

domingo, 25 de diciembre de 2022

Testo del Santo Padre francisco


 En el pesebre del rechazo y de la incomodidad, Dios se acomoda, llega allí, porque allí está el problema de la humanidad, la indiferencia generada por la prisa voraz de poseer y consumir. Cristo nace allí y en ese pesebre lo descubrimos cercano. Llega donde se devora la comida para hacerse nuestro alimento. Dios no es un padre que devora a sus hijos, sino el Padre que en Jesús nos hace sus hijos y nos nutre de ternura. Llega para tocarnos el corazón y decirnos que la única fuerza que cambia el curso de la historia es el amor. No permanece distante, no permanece potente, sino que se hace próximo y humilde; Él, que estaba sentado en el cielo, se deja recostar en un pesebre.


sábado, 24 de diciembre de 2022

Solemnidad de la Natividad del Señor

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (52,7-10):¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».

Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Salmo 97, R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-6):

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»? Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio d él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

Compartimos:

Palabra encarnada en nuestra historia. Como una madre, pretende enseñarnos a «hablar» de otra manera. En definitiva a SER DE OTRA MANERA.

           Los autores sagrados, los ángeles, los sacerdotes y profetas se han desgañitado por hacernos oír una palabra distinta, una Palabra que viene de Dios, una Palabra que es luz en medio de la oscuridad de tantas palabras, y que requiere un poco de silencio para ser escuchada. Queremos escucharla y no podemos. ¿Qué habrá que hacer para conseguir ese silencio donde pueda resonar, hablarnos, ¿habitar la Palabra?

           En primer lugar tendremos que desintoxicarnos de tantas palabras que tenemos metidas en la cabeza y en el corazón, y que nos vienen del campo de la publicidad y del consumo: usa, gasta, compra, tira, esto es mejor, esto es nuevo, esto es ecológico, biodegradable o sin conservantes, llama ahora a este teléfono y lo tendrá en casa en muy pocos días... Con todas estas palabras retumbando en la cabeza y condicionando nuestra vida... Dios difícilmente se dejar oír.

           Luego tendremos que desprendernos de tantas palabras superficiales o innecesarias, que se nos escapan de la boca y del corazón. No puede ser que personas que forman parte de una misma familia hablen de tantas tonterías, discutan de cosas bastante secundarias, y no se puedan (¿o no quieran o no sepan, o no se propongan?) hablar de sus preocupaciones, sus ilusiones, sus sueños, sus sentimientos, lo que les llena o deja vacío el corazón? ¿Las heridas que llevamos y que están sin curar, mal disimuladas con alguna tirita, cuando lo que necesitan es aire puro, oxígeno, diálogo, perdón, etc? 

 Vino a decirnos palabras nuevas: Amor (ésta sobre todo), misericordia, acogida, encuentro, fraternidad, perdón, escucha, solidaridad, comunión...  Nos propone un vocabulario que nos haga más personas, a su imagen y semejanza. Y a los que son capaces de acoger y hacer suya esa Palabra que nos visita, "los hizo capaces de ser hijos de Dios" (Jn 1, 12). Ya sabéis cuáles son las palabras de Dios... para ser escuchadas y para ser pronunciadas por todos y cada de nosotros. Es significativo que María, después de acoger la Palabra del Ángel... pronunciara la primera Palabra del Padre en la Escritura: «Hágase». Pues lo mismo nosotros.

 Feliz Natividad del Señor

¡Feliz Navidad en esta noche santa!


Feliz Navidad a todos los que hemos escuchado la buena noticia de Dios-con-nosotros.

¡Un niño se nos ha dado!. Un signo de lo alto…

En esta noche santa, un luz nos brilla en medio de la oscuridad. ¡Dios ha tomado partido por el hombre! ¡Dios ha estado grande con nosotros y nos no ha abandonado a nuestra suerte!.

¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad a todos los que hemos visto salir su estrella en medio de tantas luces de colores y hemos ido tras ella! ¡Feliz Navidad a los que nos hemos dejado embaucar por el consumismo salvaje y la felicidad envuelta en papel de celofán!

¡Feliz Navidad a los que apuestan por un futuro más pleno, por un mañana mejor!.

¡Feliz Navidad a cuantos anhelan un mundo nuevo y se empeñan en hacerlo realidad!.

¡Feliz Navidad a todos los que creen en el hombre con mayúsculas y hacen de su vida un canto de entrega a los demás!.

¡Feliz Navidad a los que, como Dios, se solidarizan con los hombres… sin especular con tantos por ciento de su producto interior bruto!.

¡Feliz Navidad a ti, que en medio del dolor has encontrado la mano cálida del Dios-con-nosotros!.

¡Feliz Navidad a ti, que vives desde lo positivo, desde el optimismo, desde la esperanza contagiosa!.

¡Feliz Navidad a ti, que crees en la utopía y vives la vida como una buena noticia para los demás!.

¡Feliz Navidad a ti, si no te conformas con arrastrar la vida y eres protagonista de tus días!.

¡Feliz Navidad a los que buscan con sinceridad el sentidos de sus vidas, tantas veces negado por los días maltratados!.

¡Feliz Navidad a todos los que se encuentran solos y necesitan una mano amiga!.

¡Feliz Navidad a los que sufren el dolor y al enfermedad, a  los que viven en medio de bombas, muerte y destrucción!.

¡Feliz Navidad a los encarcelados, a los hijos de la calle, a los últimos, a los que a nadie importan! ¡Vuestro es el futuro que Dios está gestando en nuestra historia!.

¡Feliz Navidad a todos mis hermanos, creyentes en Jesús de Nazareth, empeñados en seguir las huellas del Maestro desde la coherencia, la autenticidad, la entrega sin reservas!.

¡Feliz Navidad en esta noche santa!

¡Feliz Navidad!

24 de Diciembre. Feria de Adviento

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda». Natán dijo al rey: «Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo». Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:n«Ve y habla a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Tú me va a construir una casa para morada mía? Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa. En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mi un hijo. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mi; tu trono durará para siempre"».

Palabra de Dios

Salmo 88R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Santo Evangelio según san Lucas (1,67-79):

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo: «“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”, porque ha visitado y “redimido a su pueblo”, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza” y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor

Compartimos:

Las palabras de Zacarías son poderosas, porque surgen de una incubación de nueve meses de una experiencia de Dios en el silencio y la oración. Hay una cosa en común en los cantos de Zacarías y María: un sentimiento de absoluta gratitud a la misericordia de Dios que reina por encima de todo. "Esta es la obra de la misericordia de nuestro Dios", declara Zacarías. Tal es la conclusión de cualquiera que haya tenido una experiencia de Dios. El asceta Silouan el Athonite, un santo ortodoxo oriental, llegó a una gran humildad después de largos años de pruebas espirituales, y a partir de entonces rezó y lloró por todo el mundo como por sí mismo. Uno de sus dichos dice así "Entiende dos pensamientos, y témelos. Uno dice: 'Eres un santo', y el otro: 'No te salvarás'. Ambos pensamientos son del enemigo, y no hay verdad en ellos. Pero piensa de esta manera: Soy un gran pecador, pero el Señor es misericordioso". Pronto cantaremos, como Zacarías, celebrando esta Misericordia hecha carne.

viernes, 23 de diciembre de 2022

23 de Diciembre. Feria de Adviento

Lectura de la profecía de Malaquías (3,1-4.23-24):

Esto dice el Señor Dios: «Voy a enviar a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo. ¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como el fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño. Mirad, os envío al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y destruir la tierra».

Palabra de Dios

Salmo 24,R/. Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.

Santo Evangelio según san Lucas (1,57-66):

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor

Compartimos:

Los pasajes bíblicos a veces sirven también como brillantes ventanas a la psicología humana. Fíjate en la escena de hoy: Queriendo saber qué nombre querría Zacarías para su hijo, sus parientes y vecinos le "hicieron señas". Zacarías sólo era mudo; ¡no era sordo! Podrían haberle preguntado simple y directamente con palabras, ¡ya que podía oír perfectamente! En cambio, al verlo mudo, se limitaron a imitar su mutismo, sin pensarlo. Pues bien, eso resume también la historia de la humanidad. Como ha observado René Girard, pensador franco-estadounidense partidario de la teoría mimética (mimesis = imitación), los seres humanos somos tan imitadores compulsivos que nos tomamos prestados también los deseos de los demás, sin saber qué desear, y acabamos en todos los conflictos. Imitar, debemos. Está en nuestra naturaleza. Pero debemos imitar con inteligencia y con el modelo adecuado. Cristo se ofrece como este modelo: "Aprended de mí... y encontraréis descanso" (Mt 11,29).

jueves, 22 de diciembre de 2022

22 de Diciembre. Feria de Adviento

Lectura del primer libro de Samuel (1,24-28):

En aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Siló y el niño se quedó como siervo. Inmolaron el novillo, y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo: «Perdón, por tu vida, mi Señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había mi pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida». Y se postraron allí ante el Señor.

Palabra de Dios

Salmo 1S 2,1.4R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador

santo evangelio según san Lucas (1,46-56):

En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor,“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”—como lo había prometido a “nuestros padres”—en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Palabra del Señor

Compartimos:

El 15 de agosto, reflexionamos sobre lo poderoso que fue el Magnificat de María. Fue tan potente que sacudió a los poderes terrenales de varios países. He aquí una reflexión de Dietrich Bonhoeffer sobre el poder de su Magnificat:

"El canto de María es el himno de Adviento más antiguo. Es a la vez el más apasionado, el más salvaje, incluso se podría decir que el himno de Adviento más revolucionario que se haya cantado jamás. No es la María dulce, tierna y soñadora que a veces vemos en los cuadros; es la María apasionada, entregada, orgullosa y entusiasta que habla aquí.... Este canto... es un canto duro, fuerte, inexorable, sobre los tronos que se derrumban y los señores de este mundo que se humillan, sobre el poder de Dios y la impotencia de la humanidad. Son los tonos de las mujeres profetas del Antiguo Testamento que ahora cobran vida en la boca de María".

Hoy, compón tu propio Magnificat, dando voz a las maravillas que Dios ha obrado en tu vida.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Madre, ven a visitarnos con tu Hijo

María de Nazareth

madre de nuestro Señor,

compañera de nuestras marchas,

ven a visitarnos,

quédate con nosotros.

Te necesitamos, madre buena,

vivimos tiempos difíciles,

atravesamos bajones,

tenemos caídas,

nos agarra la flojera

nos inmoviliza la apatía,

nos da rabia la solidez de la injusticia.María,

virgen de la Esperanza.

Contagianos tu fuerza,

acercanos el Espíritu

que llena tu vida.

Ayudanos a vivir con alegría,

a pesar de las pruebas y las cruces

que encontramos en el seguimiento

de tu hijo.

Que no nos desaliente

la lentitud de los cambios,

que las espinas de la vida

no nos ahoguen la semilla del Evangelio.

Que no perdamos la utopía,

madre buena,

de creer que es posible otro mundo

y otra sociedad.

Que no bajemos los brazos

en la lucha por la justicia

y en la práctica de la solidaridad.

Que no se enturbie nuestra mirada,

al punto que no veamos la luz del Señor

que nos acompaña siempre,

que camina a nuestro lado,

que nos sostiene en los momentos duros.María,

vos creiste y te jugaste la vida.

Y no te fue fácil

También pasaste tiempos de incertidumbre,

de no entender las cosas que pasaban,

de sufrimiento y soledad.

Y saliste adelante,

con buen ánimo y entrega.

Nos enseñaste con tu ejemplo

que para dar vida hay que entregar la vida,

todos los días,

en las buenas,

y en las malas,

y en las más o menos.Siendo un muchacha,

estando comprometida,

corriste el riesgo de decir sí

al plan de Dios.

Confiaste en El

y el sueño de Dios se hizo realidad.Madre,

en nuestros días Dios sigue soñando.

Su Reino de hermanos

está muy lejos de ser realidad.

Y nos pide,

como a vos en Nazareth,

que demos lo mejor de nosotros

para ayudarlo a realizar su Proyecto.

María,

¡cómo cuesta decirle sí al Señor!

Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras,

decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos...

...¡con la vida!Enseñanos a esperar en el Señor,

a confiar en su palabra,

a dejarnos guiar por su Espíritu,

a llenarnos de su buen humor y alegría.

Enseñanos a escuchar su voz,

en la realidad de todos los días,

en el sufrimiento de tantos,

en las ansías de liberación y cambio,

en la sed de justicia de las mayorías.Enseñanos a orar

para no perder la Esperanza

y para darle raíces sólidas.

Enseñanos a orar

para discernir donde poner los esfuerzos

y descubrir nuestro lugar y misión.

Enseñanos a orar

para no desalentarnos

en las dificultades y contratiempos.María,

camina cerca nuestro,

acompañanos madre buena,

fortalece nuestra esperanza

para que sea el motor de nuestra entrega

el pozo donde beber para seguir,

el refugio donde descansar y retomnar fuerzas.

Anuda nuestra esperanza

al proyecto del Padre.

Danos firmeza y hasta tosudez

para seguir adelante.

Llena nuestros corazones

de la esperanza que libera

para vivir el amor solidario.Lo que se espera

se consigue con esfuerzo,

con trabajo y con la vida.

Nos confiamos en tus manos

para que nos hagas fuertes en la fe

comprometidos en la solidaridad

y firmes, muy firmes,

en la Esperanza del Reino.