Ellos han sabido recorrer un camino siempre de encuentro con ellos mismos, de conocerse en la sinceridad y responsabilidad de una amistad que les ha servido para caminar juntos en la vida y en la fe.
Este sacramento que han recibido tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita abrirse a los demás, con una necesidad de comunicarse y que necesita compañía.
“No está bien que el hombre esté solo, hagámosle una
compañera semejante a él.” (Gen. 2, 18). “Dios creó al hombre y a la mujer a
imagen de Dios, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciéndoles: procread, y
multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla”.(Gen. 1, 27- 28).
Desde el principio de la creación, cuando Dios crea a la primera
pareja, la unión entre ambos se convierte en una institución natural, con un
vínculo permanente y unidad total (Mt. 19,6). Por lo que no puede ser cambiada
en sus fines y en sus características, ya que de hacerlo se iría contra la
propia naturaleza del hombre. El matrimonio no es, por tanto, efecto de la
casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes.
Damos gracias a Dios, y estaremos con nuestra oración
fortaleciendo estos vínculos de amor de esta nueva familia cristiana en la Iglesia de Cristo el Señor.
MM. Dominicas
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