viernes, 31 de agosto de 2018

Un ateo no bautizado se convirtió viendo la misa por televisión, hoy es sacerdote misionero

Yvon Fillebeen es un joven sacerdote ordenado el 24 de junio de 2017 destinado en la parroquia de Saint-Luc en París. Originario de Pas-de-Calais, nació en el seno de una familia no creyente que “abandonó la fe”, así que Yvon Fillebeen no tenía ninguna educación religiosa, explica  Vianney de Villaret. Fue en la escuela secundaria cuando comenzó a hacerse preguntas sobre el sentido de su vida: “¿Hay algo que valga la pena vivir?”, se preguntaba, y con este espíritu decidió comenzar los estudios de filosofía para guiar su búsqueda. También asistía a clases de chino para conocer una nueva cultura. Un bello descubrimiento que no sació su sed de sentido vital.

Una mañana, Yvon, mientras estaba destinado en un centro para estudiantes con problemas de Clichy-sous-Bois (Sena-Saint Denis) como profesor-documentalista, descubrió el mensaje de Cristo. Por algún motivo encendió el televisor y se encontró con la misa televisiva emitida en el programa Jour du Seigneur (El Día del Señor). El padre Fillebeen cuenta que hubo cierto pasaje que le tocó el corazón: “El Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Mt 20,28).

El nacimiento de una vocación

Intensamente interpelado por esta noción de gratuidad, por un Dios al servicio de las personas, decidió seguir viendo los domingos siguientes la misa televisada. Yvon Fillebeen quedó abrumado por un gran temor y no sabía con quién hablar de ello.

La providencia lo llevó a ir físicamente a su primera misa, en la catedral de Notre-Dame en París, para asistir a la misa del domingo por la noche. Fascinado por lo que acababa de experimentar, Fillebeen sintió una certeza en su interior: “O está aquí el sentido de la vida, de la verdad, o no está en ningún sitio”.

Después de atravesar de nuevo el umbral de una iglesia, un sacerdote lo acompañó en el camino al catecumenado: “Quería esperar a que estuviera claro, pero sentía que tenía que dar el primer paso, lanzarme”. Fue en la Pascua de 2008 cuando el padre Yvon Fillebeen fue finalmente bautizado.

“Jesús llenó mi vida, así que quise dedicarle toda mi vida, me encantaba la misa, asistía regularmente y allí comprendí muchas cosas: así nació mi vocación”, cuenta Fillebeen. Una experiencia con los hermanos de Thibirine en China le abrió los ojos a su vocación de sacerdote en las Misiones Extrajeras de Paris. Después de un año de discernimiento en una comunidad de El Arca, finalmente entró en el seminario.

jueves, 30 de agosto de 2018

Ante la Novena de Ntra. Sra. de Consolación, patrona de nuestro pueblo

Breve historia 
En 1458 se encontró en los alrededores de la actual ermita una imagen de la Virgen con el niño, que fu
e ocultada para su no profanación en el año 1125. Fue entonces cuando se fundó la hermandad, construyéndose la ermita en la zona en la que fue hallada (la llamada “Cueva de la Virgen”.

En 1471 se libró en la zona una batalla entre el ejército musulmán y el cristiano, venciendo éste, prometiendo su capitán, Don Diego López Pacheco la ampliación de la ermita.

Triste suceso fue el acontecido a mediados de los años 90 del s.XX cuando fue robada la imagen de la Virgen, junto con el resto de las imágenes de la ermita. A los pocos días apareció en la cercana localidad de Monte Lope Álvarez.

En 2008 se celebró el 550 aniversario de la proclamación como patrona de Torredonjimeno, con diversos actos, destacando el paso por todos los templos de nuestra ciudad de la Virgen, además de la misa celebrada en San Pedro (debido a la lluvia, porque debió de hacerlo en la Plaza de la Constitución) y colocación de nueva corona por parte del Obispo de Jaén.

Este santuario está situado al Oeste de la ciudad, a unos dos kilómetros de la ciudad.
Podemos llegar allí a través de la primitiva carretera de Córdoba, que atraviesa la ciudad de Este a Oeste, o a través de la redonda que circunda al casco urbano. 
Este santuario está dedicado al culto de Ntra Sra. de Consolación en virtud de las disposiciones efectuadas por Don Diego López de Pacheco, duque de Escalona, marqués de Villena, conde de Santisteban de Gormaz, Mayordomo Mayor de la reina Isabel la Católica y Capitán General del Ejercito Cristiano, quién entabló batalla por la defensa de la plaza del Ejército Musulmán Granadino en el mismo lugar en donde se encontró en 1450 la imagen de la Virgen María en una cueva, a la que se encomendó el citado don Diego.

La victoria cristiana en esta batalla trajo por consecuencia la construcción de este Santuario, bajo los auspicios y órdenes de don Diego, dedicado al culto de Ntra. Sra. de Consolación.
Antes de la edificación, por orden de don Diego, del actual Santuario se puede aseverar la existencia de una ermita primitiva que se vio ampliada tras la obra que mandó hacer el noble castellano.

Esta ermita fue reformada y ampliada en el siglo XVII integrando una obra anterior gótica, en plena efervescencia contrarreformista.

En su interior se han encontrado restos visigóticos, por lo que cabe pensar que su primera fundación no se debió a los Reyes Católicos, sino que se remonta al siglo VII.

A través de los años el santuario ha sufrido restauraciones, tanto en el interior del edificio, por iniciativa de la iglesia Parroquial de Santa María, como en el exterior, transformado por el Excmo. Ayuntamiento de Torredonjimeno.
El recinto de la ermita, así como el edificio, ha sufrido modificaciones que han respetado la integridad de éste.
También se ha rescatado una figura que llevaba mucho tiempo ausente, el guardés, popularmente conocido como el santero, que vela por la seguridad del entorno, estando a disposición de los fieles que van allí a venerar a la Patrona de Torredonjimeno.

En su sacristía tiene unas pinturas murales muy deterioradas con la representación de una Anunciación.
Son interesantes los frescos, maltratados por la incuria humana, que exornan la actual sacristía de la ermita.
En ellos podemos identificar en los vestigios que han quedado los trazos finísimos de las distintas imágenes de una Anunciación. 

El Santuario es destino de peregrinación popular el día 8 de Septiembre, fecha conmemorativa de esta batalla.

miércoles, 29 de agosto de 2018

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Viaje apostólico del Santo Padre a Irlanda

Queridos hermanos y hermanas:

El fin de semana pasado estuve en Irlanda para participar en el Encuentro Mundial de las Familias, que tenía como lema: «El Evangelio de la familia, alegría para el mundo». Deseaba animar a las familias cristianas en su vocación para ser transmisoras de la alegría y de la fecundidad del amor de Dios en medio de la sociedad y del mundo.

Pude encontrar a muchas personas y familias en Dublín y en el Santuario mariano de Knock. Las experiencias que ellas compartieron fueron enriquecedoras y luminosas. Manifestaron que el amor vivido en el matrimonio es un don de Dios, que debe cultivarse cada día con el diálogo, con el tiempo que pasan juntos, con la ternura. Es importante también la comunicación entre las generaciones y el rol de los abuelos en consolidar los lazos familiares y en la transmisión de la fe.

Por otra parte, experimenté el sufrimiento de tantas personas por los abusos a menores perpetrados por miembros de la Iglesia y por no haber sido  afrontados debidamente. Varias veces, y especialmente en Knock, pedí perdón al Señor por esas acciones, y pedí la intercesión de la Virgen para que conceda la gracia de la sanación a las víctimas y nos dé la fuerza para perseguir con firmeza la verdad y la justicia, pudiendo así renovar la Iglesia en Irlanda y en todo el mundo.

Los animo a que sigan adelante en su compromiso cristiano, sin desfallecer, sosteniéndose unos a otros. Y les pido que recen por las familias, y también por los sacerdotes, para que cada uno en su estado de vida sea, en medio de la sociedad, un testigo valiente de la alegría del evangelio y fermento de bondad y de santidad.

Que Dios los bendiga. Muchas gracias.


Maggy Barankitse, es una heroína y un modelo de reconciliación en Burundi

Maggy es tutsi y la muerte llegó a su familia. Murieron en la guerra a manos de los hutus más parientes de lo que humanamente es posible entender y aceptar. Ahora la llaman “loca”, otros “Maggy, la buldócer” y otros simplemente el “ángel de Burundi”. Esta es su historia. 

Más de 50.000 niños atendidos

Murieron 62 familiares suyos en manos de los hutus, y apoyada únicamente en su fe en Dios, en plena guerra civil, comenzó una obra para la reconciliación entre las etnias en Burundi. Esto implicó un camino de muerte y vida, de dolor y esperanza que hoy se traduce en más de 50 mil niños atendidos que han comprendido que el perdón y el amor es el único camino para la paz.

Matan delante de ella a 70 hutus

Marguerite Barankitse nació en una aldea de Burundi, de etnia tutsi. Antes de que comenzara la guerra de 1993 entre las dos etnias, ya había adoptado a 7 niños, cuatro hutus y 3 tutsis. Y cuando el conflicto estalló nadie quiso saber nada de ella, incluida su familia. No tuvo más remedio que refugiarse en el obispado. A ella se unieron más de 70 hutus y una mañana, mientras preparaba la comida, un grupo armado de tutsis irrumpió en el obispado y mató delante de ella a todos los adultos.

Salvar a 25 niños a cambio de 11.000 dólares

Para salvar a los 25 niños que custodiaba les ofreció los 11 mil dólares que tenía consigo. Tras la matanza acudió a la capilla del obispado a reclamarle a Dios donde estaban sus hijos, pues no se encontraban ni entre los muertos ni entre los vivos. De repente escuchó la vocecita de alguno de ellos, se habían escondido en la sacristía.

Un proyecto de educación para la paz

Armada únicamente de su fe en Dios ha logrado captar la atención de muchos periodistas y antiguos amigos que viven en Europa y conseguir los fondos suficientes para iniciar su proyecto la “Casa Shalom”, la casa de la paz, en donde recoge a niños huérfanos de Burundi, el Congo, Ruanda y Tanzania.

Su proyecto consiste en crear una red de aldeas en el que las casas se entregan a los mayores de 16 años, los cuales una vez formados ‘adoptan’ a los niños más pequeños para permitir que éstos puedan criarse en familias interétnicas que les acepten, les quieran y los valoren como personas. 

Es fundamental que sean educados para la paz y el perdón. A la vez hay una línea de apoyo laboral y de estudios, consiguiendo enviar incluso a muchos de estos chicos y chicas a Europa o Estados Unidos a estudiar carrera universitaria que posteriormente desarrollarán en Burundi.

El 60% del presupuesto de Burundi al Ejercito

Y todo esto en un país que dedica más del 60% de su presupuesto al ejército y sólo un 2% a la educación; uno de los más pobres del mundo con más de 700.000 huérfanos, viviendo miles de ellos en las calles y en donde el sida campa a sus anchas. De hecho un gran número de los niños que tiene acogidos son seropositivos o ya han desarrollado la enfermedad.En tierra de nadie...Marguerite explica que ella se encontraba entre dos fuegos: por un lado los tutsi, su etnia, y por otro los hutus, sus hermanos en la fe católica. Para unos era una traidora, para los otros una espía. 

Durante la guerra fratricida ella salvó a muchos hutus, sus hermanos en la fe, los cuales habían matado a su familia biológica, los tutsi. Y justamente éstos fueron los que mataron a los hutus que ella había salvado: “Si yo no fuera cristiana, me habría suicidado”, comenta.

Irradiar el amor de Dios

Su punto de partida es muy claro, explica en una conferencia que impartió hace un tiempo en España a los Combonianos: “Mi convicción es que todos somos creados por el amor de Dios, somos hermanos, príncipes y princesas. Somos hijos de Dios, ciudadanos del mundo, del paraíso. Debemos irradiar la gloria de Dios. Es la única vocación humana y por lo que he venido aquí. Me enfado cada vez que veo a mis hermanos con cara triste porque pierden su vocación de príncipes y princesas”.

“Soy tutsi –continúa-, en mi familia he perdido a 62 personas. Sin embargo, nunca he querido ver en mi hermano hutu a un criminal. Porque el bautismo que he recibido me ha convertido en hija de Dios y hermana de todo el mundo”.

Tras la matanza en el obispado dijo: “Señor, me has dado estos niños, enséñame a educarlos con amor”. Ahora muchos de ellos son médicos, maestros, políticos… 

“Si uno cree, es capaz de desplazar el odio y el miedo y puede ser el dueño del mundo (…) El que hoy es criminal podrá hacer cosas maravillosas mañana, ya que Dios lo ha salvado. Y la imagen de Dios nunca se nos quita. Somos nosotros los que hacemos que nuestros hermanos se convierten en malos. Si cada vez que nos encontramos con nuestros hermanos vemos en ellos la imagen de Dios, el mundo cambiaría”.

Un niño le apunta con un arma

Viajando un día en su coche se encontró en la selva a un joven de 17 años con un arma que la obligó a detenerse y pidió que se arrodillara. Entonces ella le dijo: “No, hijo mío, ninguna madre en el mundo se arrodilla delante de su hijo, menos aún cuando tiene un arma”. Y añadió: “Vete a preguntar a la persona que te dio el arma dónde están sus hijos. Están estudiando en el extranjero, quizás en Bruselas, Montreal o en París”. Lo miró y vio que estaba llorando: “Tira este arma y ven conmigo, te voy a dar una identidad, una dignidad, y serás mi chófer”. Hace diez años que es su chófer, es padre de familia, está casado y tiene dos hijos.

Su conferencia a los combonianos concluyó así: “He venido a dar testimonio de que el amor siempre triunfa. No hay nada que pueda impedir que amemos. Recuperemos nuestra identidad de hijos de Dios y triunfará la alegría en todo el mundo”.

martes, 28 de agosto de 2018

«Los cristianos no podemos ser indiferentes ante la pobreza energética y el acceso deficiente al agua potable»


 En su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española ha hecho un llamamiento para que se modere el consumo de ambos recursos


«Tanto la pobreza energética como el acceso deficiente al agua potable suponen dos casos flagrantes de violación de los derechos humanos ante los que los cristianos no podemos permanecer indiferentes». Así lo ha asegurado la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará este sábado 1 de septiembre bajo el lema Agua y energía: dos pilares básicos de la Casa Común.

Según los obispos, «en los últimos años se ha constatado un número creciente de hogares» que no pueden costear el alto precio de la energía. Más de 6 millones de personas se encuentran en una situación de pobreza energética.

Respecto al agua, la Comisión de Pastoral Social ha alertado de los «no pocos conflictos interregionales e ideológicos» que resultan de «la distribución de un recurso escaso y repartido de forma tan desigual a lo largo del territorio» como es el agua.

Ante esta situación, «la Iglesia Católica no puede permanecer indiferente». Como cristianos «debemos ofrecer nuevos patrones de conducta basados en la justicia, la responsabilidad, el altruismo, la subsidiariedad y la concepción del desarrollo integral de los pueblos orientado al bien común». Por ello, la CEE ha hecho un llamamiento para que se modere el consumo de ambos recursos y ha pedido incidir en la educación para alcanzar la sostenibilidad.

Concretamente, en su mensaje, los obispos han pedido a las sociedades tecnológicamente avanzadas que sean sobrias y reduzcan el uso de energía no renovable y del agua, y que aporten recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible.

Asimismo, ha invitado a «trascender los análisis meramente económicos y los cálculos políticos para ser capaces de apreciar el valor intrínseco, más allá de su uso instrumental, de los recursos naturales de que disponemos».

«Ser cuidador y custodio de la creación se convierte, por tanto, en la tarea principal que Dios encomienda al hombre; una tarea que requiere de una sólida formación y de una sensibilidad sacramental, pero también de una imprescindible conformación de hábitos y comportamientos. En esta tarea también la Iglesia puede realizar una valiosa contribución», ha concluido la Comisión.

lunes, 27 de agosto de 2018

"Del Papa me impresionó su fuerza. Lo quieres desde el primer momento"

Clara Colmenero (Jaén, 1999) estudia matemáticas en la UMA y participó en el pre-sínodo, encuentro preparatorio con el Papa para el Sínodo de los jóvenes de octubre, en representación de la Institución Teresiana, de la que es antigua alumna.

¿Qué sabor le ha dejado la experiencia?

Un sabor muy dulce. Algo parecido al encuentro con familiares lejanos con los que descubres que tienes muchas cosas en común. Me ha enriquecido a nivel cultural, conociendo personas de todo el mundo; a nivel personal, compartiendo con personas generosas, acogedoras, que combaten con realidades duras como el narcotráfico y la persecución y que son verdaderos luchadores; y también a nivel de fe, porque he aprendido a respetar muchísimo.

El problema de los jóvenes en España es que tenemos mucho miedo a expresar que somos cristianos para evitar que nos juzguen. En el pre-sínodo había católicos, ortodoxos, protestantes, hindúes, musulmanes, ateos, agnósticos... Todo el mundo se respetaba y podías expresarte libremente. Tampoco había "malos rollos", nadie se sentía ofendido por nadie. Sólo éramos jóvenes que íbamos a compartir nuestra experiencia.

¿Qué momento ha sido el más impactante?

Todos, desde un rato de charla hasta conocer personalmente al Papa. Recuerdo una conversación con una chica colombiana en la que me contaba la dureza del país, cómo había crecido entre armas y había visto morir a su mejor amiga acribillada. Tú ves la serie "Narcos" en la tele, y no te das cuenta de que es una realidad que vive una chica de 21 años...

¿Cómo ha sido la participación de los jóvenes?

Tuvimos muchísima relevancia. Trabajábamos por grupos reducidos, donde nos expresábamos libremente acerca de los desafíos actuales, la fe, la vocación, la Iglesia... No nos hemos quedado callados. Luego compartíamos actividades lúdicas, en las que también estaban los cardenales, como uno más.

Ante el Papa, jóvenes de diferentes continentes y creencias expusieron sus realidades, inquietudes y demandas. El documento final refleja todo eso. Los jóvenes anhelamos una Iglesia que sea auténtica. Del Papa me impresionó su fuerza. Lo quieres desde el primer momento. Nos dijo que no podíamos ser simples espectadores, sino que debíamos implicarnos. Ha sido una gran oportunidad para los que estábamos allí, y también para los que se unieron a través de internet. ¡Los españoles éramos los más numerosos por la red!

¿Qué le gustaría decir al Papa y a los cardenales que se reunirán en octubre?

Que piensen en los jóvenes que hay detrás del documento que resultó de este encuentro, también de los que buscan a la Iglesia y no la pueden encontrar porque nadie ha apostado por ellos. Les doy las gracias por esta oportunidad y les pido que apuesten por nosotros.

¿Qué frutos espera?

Un documento revolucionario, que demuestre que la Iglesia no es aburrida, y medidas para que tengamos un papel más relevante. La Iglesia somos todos.

Fue enseñada para odiar a la Iglesia, pero el Santísimo la enamoró tanto que acabó siendo monja

Mireily Rodríguez Vargas es una joven puertorriqueña que cambió su nombre por el de sor María Faustina cuando profesó sus votos como dominica en el convento de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en Texas (EEUU). Pero su vocación llegó tras una conversión dura, después de haber estado bajo la influencia de las enseñanzas de los adventistas. Cuando descubrió la verdad sobre la Iglesia Católica se le abrió un mundo que le fascinó hasta tal punto que decidió entregar su vida por completo.

Fue criada en una familia católica pero no demasiado practicante y eran sus compañeros de colegio los que le decían que la Virgen María había tenido más hijos, hasta llegarse a convencer de ello. A los 16 años tras un duro acontecimiento familiar aparecieron en su vida los adventistas. “Por insistencia de un familiar, comencé a ir a clase con ellos. Al principio consistía en contestar las preguntas de unos folletos, luego el pastor vino a darnos la clase personalmente, creo que era una vez por semana”, recuerda.

El odio a la Iglesia y al Papa

Después de esto, fue invitada a un taller denominado “Descubriendo la verdad” y que tenía como objetivo realizar en ella un lavado de cerebro. Cuenta la hermana María Faustina que“trataba de cómo la Iglesia Católica era la ‘gran ramera del Apocalipsis’ y el Santo Padre, ‘la bestia del profeta Daniel”.

Una vez que concluyó este taller tocaba ser “bautizada” como adventista. La joven estaba muy confundida pero “no creía eso sobre la Iglesia Católica”. Finalmente, una amiga suya decidió no bautizarse por lo que ella tomó la misma decisión.

La importante labor de su abuela

Fue su abuela la que finalmente tomó cartas en el asunto y alejó a los adventistas de su nieta y acudió a una Iglesia Católica para que pudiera apuntarse a catecismo. Sin embargo, el tiempo que había pasado en contacto con los adventistas había hecho mella en ella. “Ya no amaba a la Virgen María, a la cual tenía devoción de pequeña”, cuenta en su testimonio. Además, añade que en ese momento “pensaba que no necesitaba ir a la iglesia, porque un lugar de cuatro paredes con Biblia y Agua Bendita podía ser mi cuarto”. Incluso, creía que “los cuadros, aun los no religiosos, eran idolatría por lo que había aprendido con los Adventistas sobre los 10 mandamientos.

Todo cambió con la catequesis de adultos

Sin embargo, en 2007 logró iniciar las catequesis de adultos. “Mi vida cambió. A través de las catequesis del sacerdote encargado, de una religiosa y todo el equipo de catequistas que acompañaban al programa, empecé a aprender mucho, a cuestionarme cosas sobre la fe”, relata la propia María Faustina.

Mientras tanto, su abuela seguía perseverando y acompañaba a su nieta a misa todos los domingos, sin excepción. “Empecé a ver a Dios como un padre amoroso” y su vida empezó a cambiar, motivo por el cual “se alejaron muchos amigos y empecé a tener problemas con un novio que en aquel entonces tenía”.

El bello recuerdo de su primera comunión

Así llegó su primera confesión durante un Domingo de Ramos, que según define ella misma, fue “como sacer muchos clavos de mi corazón” por lo que “me sentí otra persona”. Y en la Vigilia Pascual llegó por fin su primera comunión, que “fue un momento tan bello, único de sentir a mi Dios por primera vez en mí. Desde ese día me sentí más unida a Dios, de una forma diferente. Mi forma de ver la vida cambió, para verla un poco más sobrenatural”.

Todo lo que guardaba en su interior que aprendió con los adventistas iba desapareciendo.

Y más tarde el descubrimiento de la Adoración

Mientras tanto, ella seguía descubriendo fascinada la belleza de la Iglesia Católica: “En mi vida espiritual, empezaba por aquel entonces a descubrir a Jesús en el Sagrario y en la Exposición. Me llamaba tanto la atención ver a tanta gente arrodillada allí que me propuse ir un día. Cuál fue mi sorpresa que al llegar, sentí algo que me puso de rodillas y comencé a llorar porque sentí una presencia tan grande, tan santa y superior a mí que llenaba todo mi ser. Desde ese día, Jesús Eucaristía fue el amor de mi vida”.

Poco después se produjo otro acontecimiento clave en la vida de esta joven pues fue la que empezó a abrir en ella la vocación. Y es que buscando libros católicos, se topó un día con el diario de Santa Faustina. “Me entró la curiosidad de ver qué escribiría una monja. Cuando comencé a leerla, me enamoró su espiritualidad, su forma de tratar al Esposo de su alma. Me llenó el corazón cuando leí su historia vocacional y me pregunté qué haría si Jesús me llamara a mí también”.

"Jamás seré monja"

Esta fue la primera vez que rondó por su cabeza la idea de la vocación a la vida religiosa. Pero el miedo podía más por lo que intentó enterrar esos sentimientos. Pronto también empezaron a preguntarla por si se había planteado irse a un convento por lo que se cerró en banda y ella una y otra vez respondía que “jamás seré monja”.

Pero la vida que llevaba no le llenaba. Ni su trabajo, ni sus amigos conseguían llenar lo que sólo Dios podía hacer. Y de nuevo pasó por su cabeza  la idea de la vocación hasta que por fin aceptó ir a una de las charlas vocacionales a las que antes había rechazado acudir en numerosas ocasiones.

Las palabras del profeta Jeremías

Lo que escuchó en aquella charla hizo mucha mella en esta joven puertorriqueña. La misma cita de Jeremías que dice “antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado…” la perseguía por todos lados y aparecía en todo momento, en su música, en la iglesia, en las lecturas que abría al azar…

Ahí se convenció de que Dios la llamaba para la vida consagrada pese a que seguía resistiéndose. Tenía dos sueños sobre la vocación y con la ayuda de su director espiritual pudo interpretarlos. “Soñaba que pedía entrar en una congregación y me decían que allí no era y me daban un velo negro. El sacerdote me decía que era la Orden Dominica, pero yo me resistía”, cuenta sor María Faustina.

El claro mensaje de la Virgen

Al final se encomendó a Santa Faustina y Santa Teresita para que le ayudaran a discernir su vocación además de realizar la Consagración a la Virgen durante 33 días. “Mamá María no se hizo esperar y una mañana amanecí con la certeza de que Dios me llamaba y que iba a entrar con las Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima”.

Dios se lo puso todo muy fácil desde aquel momento y ahora ella, Sor María Faustina, es feliz en este convento texano. “Dios ha hecho maravillas en mi vida, me ha hecho una nueva creatura y a pesar de mis pecados y defectos hace su obra en mí para hacerme una esposa santa para su Gloria”, concluye esta religiosa.

domingo, 26 de agosto de 2018

SANTA MISA Parque Fénix, Dublín

VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA FRANCISCO A IRLANDA PARA EL IX ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS

Ayer estuve reunido con ocho personas sobrevivientes de abuso de poder, de conciencia y sexuales.
Recogiendo lo que ellos me han dicho, quisiera poner delante de la misericordia del Señor estos crímenes y pedir perdón por ellos.

Pedimos perdón por los abusos en Irlanda, abusos de poder y de conciencia, abusos sexuales por parte de miembros cualificados de la Iglesia. De manera especial pedimos perdón por todos los abusos cometidos en diversos tipos de instituciones dirigidas por religiosos y religiosas y otros miembros de la Iglesia. Y pedimos perdón por los casos de explotación laboral a que fueron sometidos tantos menores.

Pedimos perdón por las veces que, como Iglesia, no hemos brindado a los sobrevivientes de cualquier tipo de abuso compasión, búsqueda de justicia y verdad, con acciones concretas. Pedimos perdón.

Pedimos perdón por algunos miembros de la jerarquía que no se hicieron cargo de estas situaciones dolorosas y guardaron silencio. Pedimos perdón.

Pedimos perdón por los chicos que fueron alejados de sus madres y por todas aquellas veces en las cuales se decía a muchas madres solteras que trataron de buscar a sus hijos que les habían sido alejados, o a los hijos que buscaban a sus madres, decirles que "era pecado mortal". ¡Esto no es pecado mortal, es cuarto mandamiento! Pedimos perdón.

Que el Señor mantenga y acreciente este estado de vergüenza y de compunción, y nos dé la fuerza para comprometernos en trabajar para que nunca más suceda y para que se haga justicia. Amén.

HOMILÍA DEL SANTO PADRE

«Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68).

En la conclusión de este Encuentro Mundial de las Familias, nos reunimos como familia alrededor de la mesa del Señor. Agradecemos al Señor por tantas bendiciones que ha derramado en nuestras familias. Queremos comprometernos a vivir plenamente nuestra vocación para ser, según las conmovedoras palabras de santa Teresa del Niño Jesús, «el amor en el corazón de la Iglesia».

En este momento maravilloso de comunión entre nosotros y con el Señor, es bueno que nos detengamos un momento para considerar la fuente de todo lo bueno que hemos recibido. En el Evangelio de hoy, Jesús revela el origen de estas bendiciones cuando habla a sus discípulos. Muchos de ellos estaban desolados, confusos y también enfadados, debatiendo sobre aceptar o no sus “palabras duras”, tan contrarias a la sabiduría de este mundo. Como respuesta, el Señor les dice directamente: «Las palabras que os he dicho son espíritu y vida» (Jn 6,63).

Estas palabras, con su promesa del don del Espíritu Santo, rebosan de vida para nosotros que las acogemos desde la fe. Ellas indican la fuente última de todo el bien que hemos experimentado y celebrado aquí en estos días: el Espíritu de Dios, que sopla constantemente vida nueva en el mundo, en los corazones, en las familias, en los hogares y en las parroquias. Cada nuevo día en la vida de nuestras familias y cada nueva generación trae consigo la promesa de un nuevo Pentecostés, un Pentecostés doméstico, una nueva efusión del Espíritu, el Paráclito, que Jesús nos envía como nuestro Abogado, nuestro Consolador y quien verdaderamente nos da valentía.

Cuánta necesidad tiene el mundo de este aliento que es don y promesa de Dios. Como uno de los frutos de esta celebración de la vida familiar, que podáis regresar a vuestros hogares y convertiros en fuente de ánimo para los demás, para compartir con ellos “las palabras de vida eterna” de Jesús. Vuestras familias son un lugar privilegiado y un importante medio para difundir esas palabras como “buena noticia” para todos, especialmente para aquellos que desean dejar el desierto y la “casa de esclavitud” (cf. Jos 24,17) para ir hacia la tierra prometida de la esperanza y de la libertad.

En la segunda lectura de hoy, san Pablo nos dice que el matrimonio es una participación en el misterio de la fidelidad eterna de Cristo a su esposa, la Iglesia (cf. Ef 5,32). Pero esta enseñanza, aunque magnífica, tal vez pueda parecer a alguno una “palabra dura”. Porque vivir en el amor, como Cristo nos ha amado (cf. Ef 5,2), supone la imitación de su propio sacrificio, implica morir a nosotros mismos para renacer a un amor más grande y duradero. Solo ese amor puede salvar el mundo de la esclavitud del pecado, del egoísmo, de la codicia y de la indiferencia hacia las necesidades de los menos afortunados. Este es el amor que hemos conocido en Jesucristo, que se ha encarnado en nuestro mundo por medio de una familia y que a través del testimonio de las familias cristianas tiene el poder, en cada generación, de derribar las barreras para reconciliar al mundo con Dios y hacer de nosotros lo que desde siempre estamos destinados a ser: una única familia humana que vive junta en la justicia, en la santidad, en la paz.

La tarea de dar testimonio de esta Buena Noticia no es fácil. Sin embargo, los desafíos que los cristianos de hoy tienen delante no son, a su manera, más difíciles de los que debieron afrontar los primeros misioneros irlandeses. Pienso en san Columbano, que con su pequeño grupo de compañeros llevó la luz del Evangelio a las tierras europeas en una época de oscuridad y decadencia cultural. Su extraordinario éxito misionero no estaba basado en métodos tácticos o planes estratégicos, no, sino en una humilde y liberadora docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo. Su testimonio cotidiano de fidelidad a Cristo y entre ellos fue lo que conquistó los corazones que deseaban ardientemente una palabra de gracia y lo que contribuyó al nacimiento de la cultura europea. Ese testimonio permanece como una fuente perenne de renovación espiritual y misionera para el pueblo santo y fiel de Dios.

Naturalmente, siempre habrá personas que se opondrán a la Buena Noticia, que “murmurarán” contra sus “palabras duras”. Pero, como san Columbano y sus compañeros, que afrontaron aguas congeladas y mares tempestuosos para seguir a Jesús, no nos dejemos influenciar o desanimar jamás ante la mirada fría de la indiferencia o los vientos borrascosos de la hostilidad.

Incluso, reconozcamos humildemente que, si somos honestos con nosotros mismos, también nosotros podemos encontrar duras las enseñanzas de Jesús. Qué difícil es perdonar siempre a quienes nos hieren. Qué desafiante es acoger siempre al emigrante y al extranjero. Qué doloroso es soportar la desilusión, el rechazo, la traición. Qué incómodo es proteger los derechos de los más frágiles, de los que aún no han nacido o de los más ancianos, que parece que obstaculizan nuestro sentido de libertad.

Sin embargo, es justamente en esas circunstancias en las que el Señor nos pregunta: «¿También vosotros os queréis marchar?» (Jn 6,67). Con la fuerza del Espíritu que nos anima y con el Señor siempre a nuestro lado, podemos responder: «Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (v. 69). Con el pueblo de Israel, podemos repetir: «También nosotros serviremos al Señor, ¡porque él es nuestro Dios!» (Jos 24,18).

Con los sacramentos del bautismo y de la confirmación, cada cristiano es enviado para ser un misionero, un “discípulo misionero” (cf. Evangelii gaudium, 120). Toda la Iglesia en su conjunto está llamada a “salir” para llevar las palabras de vida eterna a las periferias del mundo. Que esta celebración nuestra de hoy pueda confirmar a cada uno de vosotros, padres y abuelos, niños y jóvenes, hombres y mujeres, religiosos y religiosas, contemplativos y misioneros, diáconos y sacerdotes, y obispos, para compartir la alegría del Evangelio. Que podáis compartir el Evangelio de la familia como alegría para el mundo.

Mientras nos disponemos a reemprender cada uno su propio camino, renovemos nuestra fidelidad al Señor y a la vocación a la que nos ha llamado. Haciendo nuestra la oración de san Patricio, repitamos con alegría: «Cristo en mí, Cristo detrás de mí, Cristo junto a mí, Cristo debajo de mí, Cristo sobre mí» [lo repite en gaélico]. Con la alegría y la fuerza conferida por el Espíritu Santo, digámosle con confianza: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68).

Agradecimiento al concluir la Santa Misa

Al concluir esta Celebración eucarística y este maravilloso Encuentro Mundial de las Familias, regalo de Dios para nosotros y para toda la Iglesia, deseo dar las gracias cordialmente a todos los que han colaborado en su realización de diversas maneras. Doy las gracias al arzobispo Martin y a la arquidiócesis de Dublín por el trabajo de preparación y organización. Agradezco especialmente el apoyo y la ayuda ofrecida por el Gobierno, las autoridades civiles y tantos voluntarios, de Irlanda y de otros países, que han entregado su tiempo y trabajo con generosidad. De modo especial, deseo dar las gracias de forma muy sentida a todas las personas que han rezado por este encuentro: ancianos, niños, religiosos y religiosas, enfermos, encarcelados… Estoy seguro de que el éxito de esta jornada se debe a sus oraciones sencillas y perseverantes. ¡Gracias a todos! ¡Que el Señor os lo pague!

Cientos de ex-alcohólicos aseguran haberse recuperado gracias a la intercesión del obrero

El papa se detuvo unos minutos ante la Iglesia donde se encuentran los restos del que todos conocen como el "santo bebedor", el irlandés Matt Talbot, que aún no ha sido ni beatificado, pero que ya es venerado en Dublín por su historia de que abandonó la bebida gracias a la conversión.

De camino hacia la catedral de Santa María de Dublín, donde se encuentra Francisco para participar en el Encuentro de las Familias, el papa se detuvo algunos minutos ante la iglesia de dedica a la Virgen de Lourdes donde se encuentran los restos de Talbot.

Allí pudo ver la cadena penitencial y el crucifijo de este obrero irlandés hijo de un padre alcoholizado y que cayó también en el alcoholismo.

Los medios irlandeses aseguran que Juan Pablo II tenía previsto también hacer una parada en su viaje en 1979, pero no le dio tiempo.

Nació en el año 1856 y era el segundo de doce hermanos. Apenas fue a la escuela y su primer trabajo fue su perdición, porque se dedicó a vender vinos y esto le convirtió en un alcohólico precoz y acabó hasta robando.

Ante la sorpresa de su madre, que siempre le ayudó, decidió dejar drásticamente de beber y acercarse a la Iglesia, donde un sacerdote, le ayudó en la rehabilitación.

"Nunca desprecies a un hombre que no puede dejar de beber", le dijo Talbot a una de sus hermanas en una ocasión, "es mas fácil salirse del infierno".

Su vida cambió drásticamente y se dedicó a la oración, a la penitencia y a las obras sociales. El 7 de junio de 1925, a los 70 años, mientras iba a misa, murió desplomado en la calle probablemente a consecuencia de un paro cardiaco.

Cientos de ex-alcohólicos aseguran haberse recuperado gracias a su intercesión y su causa de beatificación ha comenzado.

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO,

 Explanada del Santuario de Knock
Queridos hermanos y hermanas:

Estoy feliz de estar aquí con vosotros. Estoy contento de estar con vosotros en la Casa de la Virgen. Y doy gracias a Dios por la oportunidad de visitar ―en el contexto del Encuentro Mundial de las Familias― este Santuario tan querido por el pueblo irlandés. Agradezco al arzobispo Neary y al rector, Padre Gibbons, su cordial bienvenida.

En la Capilla de la Aparición he encomendado a todas las familias del mundo a la amorosa intercesión de la Virgen y, de modo especial, a vuestras familias, las familias irlandesas. María nuestra Madre conoce las alegrías y las dificultades que se viven en cada hogar. Conservándolas en su inmaculado Corazón, las presenta ante el trono de su Hijo con amor.

En recuerdo de mi visita, he traído como regalo un rosario. Sé que en este país es importante la tradición del rosario en familia. Por favor, seguid con esta tradición. Cuántos corazones de padres, madres e hijos han obtenido fuerza y consuelo a lo largo de los años meditando sobre la participación de la Virgen en los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de la vida de Cristo.

María es Madre. María es nuestra Madre es también Madre de la Iglesia, y a ella le confiamos hoy el camino del Pueblo fiel de Dios en esta “Isla esmeralda”. Pidamos que las familias encuentren apoyo en sus esfuerzos por difundir el Reino de Cristo y por ocuparse de los últimos de nuestros hermanos y hermanas. Que en medio de los vientos y las tempestades que azotan nuestros tiempos, sean las familias baluartes de fe y de bondad que, según las mejores tradiciones de la nación, resisten a todo lo que pretende disminuir la dignidad del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios y llamados al sublime destino de la vida eterna.

Que la Virgen mire con misericordia a todos los miembros de la familia de su Hijo que sufren. Rezando delante de su imagen, le he encomendado de modo particular a todos los sobrevivientes, víctimas de abusos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda. Ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse por las historias de los menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia o se les ha alejado de sus madres se les ha dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos. Esta herida abierta nos desafía a que estemos firmes y decididos en la búsqueda de la verdad y de la justicia. Imploro el perdón del Señor por estos pecados, por el escándalo y la traición sentida por tantos en la familia de Dios. Pido a nuestra Madre Santísima que interceda por todas las personas que han sobrevivido al abuso de cualquier tipo y que confirme a cada miembro de la familia cristiana con el propósito decidido de no permitir nunca más que estas situaciones vuelvan a repetirse; y también que interceda por todos nosotros, para que podamos proceder siempre con justicia y reparar —en lo que dependa de nosotros— tanta violencia.

Mi peregrinación a Knock también me da la posibilidad de dirigir un cordial saludo a la querida gente de Irlanda del Norte. Si bien mi viaje con motivo del Encuentro Mundial de las Familias no incluye una visita al Norte, os aseguro mi afecto y cercanía en la oración. Pido a la Virgen que sostenga a todos los miembros de la familia irlandesa para que perseveren, como hermanos y hermanas, en la tarea de la reconciliación. Agradecido por los progresos ecuménicos y por el significativo aumento de la amistad y la colaboración entre las comunidades cristianas, rezo para que todos los discípulos de Cristo lleven adelante con constancia los esfuerzos para avanzar en el proceso de paz y para construir una sociedad armoniosa y justa para sus hijos hoy, sean cristianos, musulmanes, judíos, de cualquier confesión: hijos de Irlanda.

Y ahora, con estas intenciones y con todas las que llevamos en el corazón, dirijámonos a la Santísima Virgen María con la oración del Ángelus.

Después del Ángelus:

Deseo dirigir un saludo especial a los hombres y mujeres que están en las cárceles de este país, y agradecer en particular a los que me han escrito, sabiendo que iba a venir a Irlanda. Me gustaría deciros: Estoy cerca de vosotros, muy cerca. Os aseguro a vosotros y a vuestros familiares mi cercanía y mi oración. Que María, Madre de misericordia, vele sobre vosotros y os conforte en la fe y en la esperanza. Gracias.

VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE EN IRLANDA PARA LA IX REUNIÓN FAMILIAR MUNDIAL

FIESTA FAMILIAR

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenas tardes!
Gracias por su cálida bienvenida. ¡Es bueno estar aquí! Es hermoso celebrar, porque nos hace más humanos y más cristianos. También nos ayuda a compartir la alegría de saber que Jesús nos ama, nos acompaña en el camino de la vida y cada día nos atrae más a él.

En cada celebración familiar, se siente la presencia de todos: padres, madres, abuelos, nietos, tíos y tías, primos, aquellos que no pudieron venir y aquellos que viven demasiado lejos, todos. Hoy en Dublín nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una familia en Cristo, repartida por toda la tierra. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios. Una familia en la que uno se regocija con aquellos que están en alegría y llora con aquellos que sienten dolor o se sienten excluidos de la vida. Una familia en la que se toma cuidado de cada uno, porque Dios, nuestro Padre, nos ha hecho todos sus hijos en el Bautismo. Es por eso que sigo alentando a los padres a que bauticen a sus hijos lo antes posible, para que puedan formar parte de la gran familia de Dios. Necesitamos invitar a todos a la fiesta, ¡incluso al bebé! Y para esto debe ser bautizado pronto. Y hay otra cosa: si el niño es bautizado, el Espíritu Santo entra en su corazón. Hagamos una comparación: un niño sin bautismo, porque los padres dicen: "No, cuando será grandioso", y un niño con bautismo, con el Espíritu Santo adentro: ¡esto es más fuerte, porque tiene el poder de Dios adentro!

Ustedes, queridas familias, son la gran mayoría del Pueblo de Dios. ¿Cómo sería la Iglesia sin ustedes? Una Iglesia de estatuas, una Iglesia de personas solitarias ... Es para ayudarnos a reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras, que estaba escrito en la Exhortación Amoris laetitia sobre la alegría del amor, y quería que el tema de este Encuentro Mundial de las Familias sea "el Evangelio de la familia, alegría para el mundo ". Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. ¿Qué significa esto? Significa que nosotros, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentamos, con o sin palabras, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina diariamente y en los momentos más simples del día.

¿Y cómo se llama? Esto se llama santidad . Me gusta hablar de los santos "de al lado", de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo (ver Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate , 6-7). ). La vocación al amor y la santidad no es algo reservado a los pocos privilegiados, no. Incluso ahora, si tenemos ojos para ver, podemos verlo a nuestro alrededor. Está silenciosamente presente en los corazones de todas las familias que ofrecen amor, perdón, misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio, sin el sonido de las trompetas. El Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo, ya que allí, en nuestras familias, siempre se puede encontrar a Jesús; allí mora en la simplicidad y la pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret.

El matrimonio cristiano y la vida familiar se comprenden en toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen, para que podamos darle la gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo. . Padres y madres, abuelos y abuelas, hijos y nietos: todos, todos llamados a encontrar el cumplimiento del amor en la familia. La gracia de Dios ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡Incluso la suegra y la nuera! Nadie dice que es fácil, lo sabes mejor que yo. Es como hacer té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; ¡tienes que dejarlo en infusión! Entonces, día tras día, Jesús nos calienta con su amor, asegurándonos de que todo nuestro ser penetre. Del tesoro de su Sagrado Corazón,

Acabamos de escuchar los testimonios de Felicité, Isaac y Ghislain, que provienen de Burkina Faso. Nos contaron una conmovedora historia de perdón en la familia. El poeta dijo que "errar es humano, perdonar es divino". Y es verdad: el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Pequeños y simples gestos de perdón, renovados todos los días, son la base sobre la cual se construye una sólida vida familiar cristiana. Nos obligan a superar el orgullo, el desapego y la vergüenza para hacer las paces. Muchas veces estamos enojados el uno con el otro y queremos hacer las paces, pero no sabemos cómo. Es una vergüenza hacer las paces, ¡pero queremos hacerlo! No es dificil Es fácil. Caricia, ¡y así se hace la paz! Es cierto, Me gusta decir que en las familias necesitamos aprender tres palabras: usted [Ghislain] las ha dicho, tres palabras: "lo siento", "por favor" y "gracias". Tres palabras ¿Cómo fueron las tres palabras? Todos: [Lo siento, por favor, gracias ] En otra ocasión: [ Lo siento, por favor, gracias ] No escuché ... [ Lo siento, por favor, gracias ] Muchas gracias! Cuando discutas en casa, asegúrate de disculparte y decir que lo sientes antes de irte a la cama. Antes de que termine el día, haz las paces. ¿Y sabes por qué es necesario hacer las paces antes de terminar el día? Porque si no haces las paces, al día siguiente, ¡la "guerra fría" es muy peligrosa! ¡Cuidado con la guerra fría en la familia! Pero tal vez a veces estés enojado y tengas la tentación de ir a dormir en otra habitación, solo y aislado; si te sientes así, simplemente toca la puerta y di: "Por favor, ¿puedo entrar?". Lo que se necesita es una mirada, un beso, una dulce palabra ... ¡y todo vuelve como antes! Digo esto porque, cuando las familias lo hacen, sobreviven. No hay una familia perfecta; sin el hábito del perdón, la familia se enferma y se colapsa gradualmente.

Perdonar  significa dar algo de uno mismo. Jesús siempre nos perdona. Con la fuerza de su perdón, podemos perdonar a los demás también, si realmente lo queremos. Eso no es por lo que oramos cuando decimos que nuestro Padre? Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan unos a otros. Si entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de las enseñanzas de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio. Lejos de ser una obligación legal fría, es ante todo una poderosa promesa de la fidelidad de Dios a su palabra y su gracia ilimitada. Cristo murió por nosotros porque, a su vez, podemos perdonarnos y reconciliarnos unos a otros. De esta manera, como individuos y como familias, aprendemos a entender la verdad de esas palabras de San Pablo: mientras todo sucede, "el amor nunca terminará" ( 1 Cor 13 : 8).

Gracias Nisha y Ted por sus testimonios de India, donde les está enseñando a sus hijos a ser una verdadera familia. También nos ha ayudado a comprender que las redes sociales no son necesariamente un problema para las familias, pero pueden ayudar a construir una "red" de amistades, solidaridad y apoyo mutuo. Las familias pueden conectarse a través de Internet y beneficiarse de ello. Los medios sociales pueden ser beneficiosas si se usa con moderación y prudencia. Por ejemplo, usted, que participa en este Encuentro Mundial de Familias, forma una "red" espiritual, una trama de amistad; y redes socialespueden ayudarlo a mantener este enlace y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo. Sin embargo, es importante que estos medios nunca se vuelvan una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones concretas que nos estimulan a dar lo mejor en comunión con los demás. Tal vez la historia de Ted y Nisha pueda ayudar a todas las familias a cuestionar la necesidad de reducir el tiempo que dedican a estos medios tecnológicos y pasar más tiempo de calidad entre ellos y con Dios. Pero cuando usas demasiado las redes sociales , usted "entra en órbita". Cuando en la mesa, en lugar de hablar con la familia, todos tienen un teléfono celular y se conectan afuera, está "en órbita". Pero esto es peligroso. ¿Por qué? Porque te aleja deconcreto de la familia y te lleva a una vida "gaseosa", sin consistencia. Cuidado con esto Recuerda la historia de Ted y Nisha, quienes nos enseñan cómo usar bien las redes sociales .

Hemos escuchado de Enass y Sarmaad cómo el amor y la fe en la familia pueden ser fuentes de fortaleza y paz incluso en medio de la violencia y la destrucción causadas por la guerra y la persecución. Su historia nos devuelve a las trágicas situaciones que muchas familias sufren a diario, obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y paz. Pero Enass y Sarmaad también nos han mostrado cómo, a partir de la familia y gracias a la solidaridad demostrada por muchas otras familias, la vida puede reconstruirse y la esperanza puede renacer. Vimos este apoyo en el video de Rammy y su hermano Meelad, en el que Rammy expresó su profunda gratitud por el aliento y la ayuda que su familia recibió de muchas otras familias cristianas de todo el mundo, que les permitió regresar a sus aldeas. En cada sociedad, las familias generan paz, porque enseñan amor, aceptación, perdón, los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades.

Como un buen sacerdote irlandés enseñó, "la familia que ora junta permanece unida" e irradia paz. Tal familia puede ser un apoyo especial para otras familias que no viven en paz. Después de la muerte del padre Ganni, Enass, Sarmaad y sus familias eligieron el perdón y la reconciliación en lugar del odio y el resentimiento. Vieron, a la luz de la Cruz, que el mal solo puede oponerse al bien y que el odio solo puede superarse con el perdón. Casi increíblemente, han podido encontrar la paz en el amor de Cristo, un amor que hace que todas las cosas sean nuevas. Y esta noche comparten esta paz con nosotros. Ellos oraron. Oración, oren juntos. Mientras escuchaba al coro, vi a una madre allí enseñando a su hijo a hacer la señal de la cruz. Te pregunto: ¿enseñas a los niños a hacer la señal de la cruz? Sí o no? [Sí ] ¿O enseñas a hacer algo como esto [hace un gesto rápido], que no entiendes lo que es? Es muy importante que los niños pequeños aprendan a hacer bien la señal de la cruz: es el primer Credo que aprenden, el Credo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Esta noche, antes de acostarse, sus padres preguntan: ¿Enseño a mis hijos a hacer bien la señal de la cruz? Piénsalo, ¡es lo tuyo!

El amor de Cristo que renueva todo es lo que hace posible el matrimonio y un amor conyugal marcado por la fidelidad, la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida. Esto es lo que se ve en el cuarto capítulo de Amoris laetitia . Hemos visto este amor en Mary y Damian y en su familia con diez hijos. Te pregunto [a Mary y a Damian]: ¿te hacen enojar, niños? Eh, la vida es así! Pero es bueno tener diez hijos. Gracias . ¡Gracias por tus palabras y por tu testimonio de amor y fe! Has experimentado la capacidad del amor de Dios para transformar por completo tu vida y bendecirte con la alegría de una hermosa familia. Usted nos ha dicho que la clave de su vida familiar es la sinceridad. Entendemos por su historia lo importante que es continuar yendo a esa fuente de verdad y amor que puede transformar nuestras vidas. Quién es? Jesús, quien inauguró su ministerio público en una fiesta de bodas. Allí, en Caná, cambió el agua en un vino nuevo y bueno que permitió proceder magníficamente con la alegre celebración. Pero, pensaste, ¿qué hubiera pasado si Jesús no hubiera hecho esto? ¿Has pensado en lo malo que es terminar una fiesta de bodas solo con agua? ¡Es feo! Nuestra Señora entendió y le dijo al Hijo: "No tienen vino". Y Jesús entendió que la fiesta terminaría mal solo con agua. Así es con el amor conyugal. El vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del compromiso, necesario pero fugaz, y madura a lo largo de la vida matrimonial en un mutuo don del yo, lo que hace que los cónyuges sean capaces, como dos, de "una sola carne". Y también para abrir corazones a aquellos que necesitan amor, especialmente a aquellos que están solos, abandonados, débiles y, como vulnerables, a menudo abandonados de la cultura del desperdicio. Esta cultura que vivimos hoy, que descarta todo: descarta todo lo que no es necesario, descarta a los niños porque molestan, descartan lo viejo porque no sirven ... Solo el amor nos salva de esta cultura del despilfarro. El vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del compromiso, necesario pero fugaz, y madura a lo largo de la vida matrimonial en un mutuo don del yo, lo que hace que los cónyuges sean capaces, como dos, de "una sola carne". Y también para abrir corazones a aquellos que necesitan amor, especialmente a aquellos que están solos, abandonados, débiles y, como vulnerables, a menudo abandonados de la cultura del desperdicio. Esta cultura que vivimos hoy, que descarta todo: descarta todo lo que no es necesario, descarta a los niños porque molestan, descartan lo viejo porque no sirven ... Solo el amor nos salva de esta cultura del despilfarro. El vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del compromiso, necesario pero fugaz, y madura a lo largo de la vida matrimonial en un mutuo don del yo, lo que hace que los cónyuges sean capaces, como dos, de "una sola carne". Y también para abrir corazones a aquellos que necesitan amor, especialmente a aquellos que están solos, abandonados, débiles y, como vulnerables, a menudo abandonados de la cultura del desperdicio. Esta cultura que vivimos hoy, que descarta todo: descarta todo lo que no es necesario, descarta a los niños porque molestan, descartan lo viejo porque no sirven ... Solo el amor nos salva de esta cultura del despilfarro. Y también para abrir corazones a aquellos que necesitan amor, especialmente a aquellos que están solos, abandonados, débiles y, como vulnerables, a menudo abandonados de la cultura del desperdicio. Esta cultura que vivimos hoy, que descarta todo: descarta todo lo que no es necesario, descarta a los niños porque molestan, descartan lo viejo porque no sirven ... Solo el amor nos salva de esta cultura del despilfarro. Y también para abrir corazones a aquellos que necesitan amor, especialmente a aquellos que están solos, abandonados, débiles y, como vulnerables, a menudo abandonados de la cultura del desperdicio. Esta cultura que vivimos hoy, que descarta todo: descarta todo lo que no es necesario, descarta a los niños porque molestan, descartan lo viejo porque no sirven ... Solo el amor nos salva de esta cultura del despilfarro.

Las familias están en todas partes llamadas a continuar creciendo y avanzando, a pesar de las dificultades y limitaciones, tal como lo han hecho las generaciones pasadas. Todos somos parte de una gran cadena de familias, que data del comienzo de los tiempos. Nuestras familias son tesoros de memoria vivos, con niños que a su vez se convierten en padres y luego en abuelos. De ellos recibimos identidad, valores y fe. Lo hemos visto en Aldo y Marissa, casado desde hace más de cincuenta años. ¡Su matrimonio es un monumento al amor y la fidelidad! Sus nietos los mantienen jóvenes; su hogar está lleno de alegría, felicidad y baile. ¡Fue lindo ver a la abuela enseñando a sus nietas a bailar! Su amor mutuo es un regalo de Dios, un regalo que transmiten con alegría a sus hijos y nietos.

Una sociedad - ¡escucha esto! - Una empresa que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro. Una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor. Nuestros abuelos nos enseñan el significado del amor conyugal y parental. Ellos mismos crecieron en una familia y experimentaron el afecto de hijos e hijas, hermanos y hermanas. Es por eso que constituyen un tesoro de experiencia, un tesoro de sabiduría para las nuevas generaciones. Es un gran error no preguntarle a los ancianos sobre sus experiencias o pensar que hablar con ellos es una pérdida de tiempo. En este sentido, me gustaría agradecer a Missy por su testimonio. Ella nos dijo que, entre los nómadas, la familia siempre ha sido una fuente de fortaleza y solidaridad. Su testimonio nos recuerda que en la casa de Dios, hay un lugar en la cafetería para todos. Nadie debe ser excluido; nuestro amor y nuestra atención deben extenderse a todos.

¡Es tarde y estás cansado! ¡Yo también! Pero déjame decirte una última cosa. ¡Ustedes, familias, son la esperanza de la Iglesia y del mundo! Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, la humanidad ha creado a su imagen y semejanza para hacer partícipe de su amor, porque era una familia de familias y disfrutó de la paz que sólo Él puede dar. Con su testimonio del Evangelio, puede ayudar a Dios a realizar su sueño. Usted puede ayudar a conectar todos los hijos de Dios, para que puedan crecer en la unidad y aprender lo que significa para todo el mundo a vivir en paz como una gran familia. Por esta razón, quería darle a cada uno de ustedes una copia de Amoris laetitia , preparado en los dos Sínodos sobre la familia y escrito para ser una especie de guía para vivir el Evangelio de la familia con alegría. ¡Que nuestra Madre, Reina de la familia y de la paz, los apoye a todos en el camino de la vida, el amor y la felicidad!

Y ahora, al final de nuestra noche, recitaremos la oración de esta Reunión de Familias. Juntos recitamos la oración oficial de la Reunión de Familias: [gran aplauso]

Dios, nuestro padre, ...

Buenas noches, duerme bien! ¡Y hasta mañana!

sábado, 25 de agosto de 2018

Viaje apostólico a Irlanda: Visita a la Procatedral de Santa María

En su visita a la pro-catedral de Dublín, explica cómo los padres serán capaces de transmitir la fe
La visita del Papa a la pro-catedral católica de Dublín, este sábado 25 de agosto por la tarde, la empezó Francisco con unos breves instantes de oración en silencio, sentado frente al Sagrario y una vela encendida.

En el encuentro varias personas ofrecieron su testimonio y le plantearon preguntas. Los primeros fueron Vicent y Teresa, un matrimonio de abuelos que expresó que “la familia vale pena, es exigente pero vale la pena. La familia está relacionada con el amor, que no siempre es fácil pero enriquece la vida”, añadieron.

Después habló una pareja que tiene planeado casarse dentro de un mes. “Muchos de nuestros amigos cuestionan la idea de un compromiso permanente porque sienten que el amor es personal y no necesita algo institucional”, plantearon.

Finalmente habló una pareja de recién casados. “¿Cómo debemos prepararnos para transmitir a nuestros hijos la importancia de la fe?”, preguntaron.

Después de interesarse sobre si los asistentes iban a contar con traducción, deseó las buenas tardes y expresó su alegría de encontrarse “en esta histórica pro-catedral de Santa María” de Dublín.

“No es cierto eso que dicen que los jóvenes no quieren casarse, y es verdad, ¡gracias!”, dijo en referencia a las parejas jóvenes que llenaban el tiempo.

“Casarse y compartir la vida es algo hermoso. Hay un dicho en español que dice así: Dolores de dos, medio dolor”.

“Qué lindo sentir esa música que viene de allí -dijo en referencia al llanto de los niños que se escuchaba de fondo, para él una hermosa oración.

“Los ancianos están llenos de sabiduría, hay que escuchar a los ancianos: ¿cómo ha sido su vida?”, añadió.

“El futuro y el pasado se encuentran en el presente. Ellos, los ancianos tienen la sabiduría. También las suegras”, dijo arrancando las risas de los asistentes.

“Los niños deben escuchar esa sabiduría, ustedes jóvenes tienen que escuchar esa sabiduría, hablen con ellos para poder salir hacia adelante, porque ellos son las raíces y ustedes toman esas raíces para continuar adelante”, prosiguió.

“Es muy importante escuchar a los ancianos, tenemos mucho que aprender de vuestra experiencia de vida matrimonial sostenida cada día por la gracia del sacramento”, dijo.

“Me vienen las ganas de preguntarles: ¿han pelado demasiado? Pero eso también es parte del matrimonio. Un matrimonio donde no se discute es un poco aburrido.

Pueden volar los platos pero el secreto es hacer la paz antes de que finalice el día, dijo. Para eso basta una caricia y la paz está hecha.

“Si no se hace la paz antes de ir a dormir, la guerra fría del día después es demasiado peligrosa. Guardar rencor no es bueno. Discutan todo lo que quieran pero por la noche hagan siempre la paz”, aconsejó.

Francisco reconoció que los matrimonios experimentan muchas alegrías y sufrimiento y valoró la contribución de las parejas que llevan muchos años casadas.

El matrimonio no es sólo una institución, sino una vocación, una vida que va adelante para cuidarse, ayudarse y protegerse mutuamente, dijo en respuesta a la pareja más jóvenes.

Vivimos en una cultura de lo provisorio, no estamos acostumbrados a algo que dure toda la vida, constató. Las personas van y vienen, las promesas se hacen pero con frecuencia no se cumplen o se rompen, reconoció.

“¿No hay nada verdaderamente importante que dure para siempre, ni siquiera el amor”, planteó. “Existe la tentación de aquel “para toda la vida” de uno al otro se transforme en un “mientras dure el amor”; si el amor no se hace crecer con amor dura poco”.

“En el amor no existe lo provisorio, eso se llama entusiasmo, o un encantamiento, pero el amor es definitivo, es un yo y un tú, es la media naranja”, dijo el Papa. “El amor es así: todo para toda la vida”.

“Es fácil caer prisioneros de la cultura de lo efímero”, dijo. ¿Cómo experimentar entonces en esta cultura aquello que verdaderamente es duradero?, planteó.

Y respondió: “Entre todas las formas de fecundidad humana, el matrimonio es único, es un amor que da origen a una vida nueva, implica la responsabilidad mutua en la transmisión de la vida y ofrece un ambiente estable en que la vida nueva puede crecer y florecer”.

“El sacramento del matrimonio participa de modo especial en el misterio del amor eterno de Dios”, explicó, la gracia del Señor los habita, los habilita a prometerse libremente el uno al otro un amor exclusivo y duradero”.

“Su unión se convierte en signo sacramental de la eterna alianza entre el Señor y la Iglesia”, prosiguió, “el Señor los sostiene en la fidelidad y la unidad indisoluble”.

“El amor de Jesús por las parejas es una fuente de amor y de crecimiento en un amor puro y para siempre”, añadió.

“Arriesguen”, animó, “el matrimonio es un riesgo pero vale la pena”. El amor es lo que Dios sueña para nosotros y para toda la familia humana; Dios tiene un sueño para nosotros, no tengan miedo de ese sueño, custódienlo como un tesoro y suéñenlo juntos cada día de nuevo, dijo.

“En la Biblia Dios se compromete a permanecer fiel a su alianza aun cuando nosotros lo entristecemos y nuestro amor se debilita”, dijo.

Dios dice: “nunca te dejaré, nunca te abandonaré” y ustedes, ungiros mutuamente con estas palabras por el resto de su vida y nunca dejen de soñar. “Siempre repitan en el corazón: no te dejaré, no te abandonaré”.

Sobre la manera de transmitir la fe a los hijos, Francisco dijo que los programas parroquiales son esenciales pero el primer lugar es el hogar.

“Se aprende a creer en la casa”, aseguró, “a través del sereno y cotidiano ejemplo de los padres que aman al Señor y confían en su palabra”.

“En la Iglesia doméstica los hijos aprenden el significado de la fidelidad, la honestidad y el sacrificio. Ven cómo mamá y papá se comportan entre ellos, cómo se cuidan el uno al otro y cómo aman a Dios y a la Iglesia: así los hijos pueden respirar el aire fresco del Evangelio y a comprender, juzgar y actuar de modo coherente con la fe que han heredado”.

“La fe se transmite alrededor de la mesa doméstica, en casa, en la conversación ordinaria, a través del lenguaje que sólo el amor perseverante sabe hablar”, afirmó.

“No olviden nunca: la fe se transmite en dialecto, en dialecto de la casa, del hogar, de la vida de familia”, añadió.

Y propuso el ejemplo de los siete hermanos macabeos que aparecen en la Biblia, a los que la madre les hablaba en dialecto.

Es más difícil recibir la fe -se puede hacer- si no se ha recibido en esa lengua materna, en casa, en dialecto.

Entonces el Papa compartió una experiencia de su infancia. Con 5 años, “entré a casa, en el comedor, mi papá llegaba del trabajo, en ese momento vi a mi papá y mi mamá besándose; no lo olvido nunca, jamás, qué cosa hermosa, cansado del trabajo, mi papá y mi mamá tuvieron la fuerza de expresarse el amor”.

“Que sus hijos los vean así, acariciándose, abrazándose, besándose, porque así sus hijos aprenden este dialecto del amor -pidió-. Es la fe, ese dialecto del amor”.

Es importante rezar juntos en familia. Hablen de cosas buenas y santas y dejen que María, nuestra madre, entre en sus vidas, en la vida familiar, celebren las fiestas cristianas, que sus hijos sepan qué es una fiesta en familia, vivan en profunda solidaridad con quienes sufran y están al margen de la sociedad y que los hijos aprendan”, aconsejó.

Y habló de una conocida suya que tenía tres hijos pequeños y ayudaba a los pobres. Un día llamaron a la puerta de su casa, era un pobre. “La familia estaba comiendo filetes empanados y la madre pidió a los hijos: ¿qué hacemos? Todos contestaron que quedaban más filetes.

Entonces la madre empezó a cortar los filetes de sus hijos. Los niños pedían que le dieran de lo que sobraba. Pero la madre dijo: no, a los pobres hay que darles de lo nuestro, no de lo que sobra. Así les enseñó, así se enseña en casa cuando se habla el dialecto de la fe.

“Así vuestros hijos aprenderán de ustedes a compartir sus bienes con los demás, ustedes serán los maestros, los transmisores de la fe”, añadió.

Las virtudes y verdades que el Señor nos enseña no son siempre populares, el mundo de hoy tiene poca consideración por los débiles, los vulnerables y los que considera improductivos, nos dice que seamos fuertes, independientes, que no nos importen los que están solos y tristes, rechazando a lso enfermos, los no nacidos y los ancianos y moribundos.

Recordó que en unos momentos visitaría un centro de capuchinos que acoge a personas sin hogar. “La atmósfera que vivimos está llena de intereses personales, el mundo tiene necesidad de una revolución del amor, que esta revolución empiece por ustedes mismos y sus familias”.

Alguien me dijo hace tiempo que estamos perdiendo la capacidad de amar, el lenguaje directo de una caricia, la fuerza de la ternura”, recordó: “no podrá haber una revolución de amor sin una revolución de la ternura”.

“Que con vuestro ejemplo vuestros hijos puedan ser guiados para que se conviertan en una generación más solícita, amable y de fe para la renovación de la sociedad”, auspició.

“Así vuestro amor, que es un don de Dios, ahondará sus propias raíces”, destacó. Ninguna familia puede crecer sin sus raíces, no pueden crecer si no hablan con sus abuelos, y añadió que también es una condición del crecimiento la constancia en el amor.

Tras su charla, les invitó a rezar por él mismo y rezaron juntos la oración por la “fiesta” de las familias, la oficial del encuentro mundial de Dublín:

Dios, Padre nuestro,
Somos hermanos y hermanas en Jesús, tu Hijo,
Una familia, en el Espíritu de tu amor.

Bendícenos con la alegría del amor.

Haznos pacientes y bondadosos,
Amables y generosos,
Acogedores de aquellos que tienen necesidad.
Ayúdanos a vivir tu perdón y tu paz.

Protege a todas las familias con tu cuidado amoroso,
Especialmente a aquellos por los que ahora te pedimos:

[Hacemos una pausa y recordamos a los miembros de la familia y a otras personas por su nombre].

Incrementa nuestra fe,
Fortalece nuestra esperanza,
Protégenos con tu amor,
Haz que seamos siempre agradecidos por el regalo de la vida que compartimos.

Te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor,

Amén.
María, madre y guía, ruega por nosotros.
San José, padre y protector, ruega por nosotros.
San Joaquín y Santa Ana, rueguen por nosotros.
San Luis y Santa Celia Martin, rueguen por nosotros.