domingo, 31 de octubre de 2021

El signo del hábito invita a los nuevos novicios a seguir buscando que quiere Dios para sus vidas

Después de haber iniciado hace mes y medio el noviciado, el sábado 23 de octubre en el convento Santo Tomás de Aquino de Sevilla, 4 jóvenes vivieron la experiencia de la vestición del hábito como novicios dominicos: Fray Cesar de Camps (Prov. Hispania), Fray Yurisbel Acosta (Prov. Hispania), Fray Mario Ríos (Prov. San Vicente Ferrer) y Fray Óscar Sique (Prov. San Vicente Ferrer)

Fue en una eucaristía presidida por el Prior Provincial de Hispania, Fray Jesús Díaz Sariego. Estuvo acompañado por frailes y estudiantes de diferentes partes de la provincia de Hispania que participaron de manera fraterna y cercana en este importante paso del proceso de formación. También participaron miembros de la Fraternidad Laical, y de las comunidades de San Jacinto y Santo Tomás de Aquino.

Este acontecimiento nos remonta a lo que ya se realizaba hace más de 800 años cuando comenzó la Orden de Predicadores y que convierte a los novicios en hijos de Santo Domingo de Guzmán. Este paso es un signo externo que les invita a revestirse «del hombre nuevo» que va configurando su vida en el seguimiento de Jesucristo.

Toma de hábito de 4 jóvenes dominicos en Sevilla

En palabras de fray Mario Ríos: "Este nuevo paso en la formación dominicana, con el signo externo del hábito, nos invita en todo momento a vivir la experiencia del noviciado como un proceso de interiorización constante. Vestir el hábito debe ser una llamada a vivir en coherencia con la opción que hemos iniciado en nuestro proceso de discernimiento y búsqueda constante de lo que Dios quiere para nuestras vidas."

En la homilía Fray Jesús Díaz enfatizaba las características del hábito dominicano "blanco y negro", esos matices que representan la vida del que está en camino. Conscientes de las luces y sombras que acompañan nuestro proceso de seguimiento, nos mueven a pedir "la misericordia de Dios y la de los hermanos". Hay un momento de particular importancia que se convierte en signo visible, donde despojados de si mismos, postrados y abandonados en las manos de Dios invocan la presencia y acción del Espíritu Santo para que con su auxilio constante les fortalezca en la debilidad.

Esta experiencia invita a caminar al estilo de Domingo siguiendo el ejemplo de tantos dominicos que han servido a la Iglesia y a la Orden en tantos países alrededor del mundo, especialmente a los menos favorecidos. Los novicios invocan a Dios, a Santo Domingo y se encomiendan a las oraciones de todos, para que con su ejemplo, les ayuden a hacer honor a tantos que a través de la historia vistieron el mismo habito dominicano.

Oración, Patriarcas que fuisteis la semilla

del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte,
rogad por nosotros.
Profetas que rasgásteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas,
rogad por nosotros.

Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
rogad por nosotros.

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogad por nosotros.

Mártires que ganásteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates,
rogad por nosotros.

Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura,
rogad por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedísteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
rogad por nosotros.

Doctores cuyas palmas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es raudal de ciencia inextinguible,
rogad por nosotros.

Soldados del ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogad que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.

Amén

Autor: Gustavo Adolfo Béquer

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la liturgia de hoy, el Evangelio habla de un escriba que se acerca a Jesús y le pregunta: "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?" ( Mc 12,28). Jesús responde citando las Escrituras y afirma que el primer mandamiento es amar a Dios; de ahí entonces, por consecuencia natural, el segundo: amar al prójimo como a uno mismo (cf. vv. 29-31). Al escuchar esta respuesta, el escriba no sólo la reconoce como justa, sino que al hacerlo, al reconocerla como correcta, repite casi las mismas palabras dichas por Jesús: «Bien has dicho, Maestro, y según la verdad, que amarlo con todo tu corazón, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios "(vv. 32-33).

Podemos preguntarnos: ¿Por qué, al dar su asentimiento, ese escriba siente la necesidad de repetir las mismas palabras de Jesús? Esta repetición parece tanto más sorprendente si pensamos que estamos en el Evangelio de Marcos, que tiene un estilo muy conciso. Entonces, ¿cuál es el significado de esta repetición? Esta repetición es una enseñanza, para todos los que escuchamos. Porque la Palabra del Señor no puede recibirse como una noticia. La Palabra del Señor debe repetirse, hacerse propia, conservarse. La tradición monástica, de los monjes, utiliza un término atrevido pero muy concreto. Dice así: la Palabra de Dios debe ser "rumiada". "Rumiar" la Palabra de Dios. Podemos decir que es tan nutritiva que debe llegar a todos los ámbitos de la vida: para involucrar, como dice Jesús hoy, a todo el corazón, a toda el alma, a toda la mente, a todas las fuerzas. (véase verso 30). La Palabra de Dios debe resonar, resonar y resonar dentro de nosotros. Cuando hay este eco interior que se repite, significa que el Señor habita en el corazón. Y nos dice, como a aquel buen escriba del Evangelio: "No estáis lejos del reino de Dios" (v. 34).

Queridos hermanos y hermanas, el Señor no busca tanto comentaristas hábiles de la Escritura, busca corazones dóciles que, acogiendo su Palabra, se dejen cambiar por dentro. Por eso es tan importante familiarizarse con el Evangelio, tenerlo siempre a mano, incluso un pequeño Evangelio en el bolsillo, en el bolso para leerlo y releerlo, apasionarse por él. Cuando hacemos esto, Jesús, la Palabra del Padre, entra en nuestro corazón, se vuelve íntimo con nosotros y damos fruto en Él. Tomemos como ejemplo el Evangelio de hoy: no basta con leerlo y entender que hay que amar a Dios. y vecino. Es necesario que este mandamiento, que es el "gran mandamiento", resuene en nosotros, sea asimilado, se convierta en la voz de nuestra conciencia. Entonces no queda letra muerta en el cajón del corazón, porque el Espíritu Santo hace germinar en nosotros la semilla de esa Palabra.Hebreos 4:12). Así cada uno de nosotros puede convertirse en una “traducción” viva, diferente y original. No una repetición, sino una “traducción” viva, diferente y original de la única Palabra de amor que Dios nos da. Vemos esto en la vida de los santos por ejemplo: ninguno es igual al otro, todos son diferentes, pero todos con la misma Palabra de Dios.

Hoy, por tanto, tomemos un ejemplo de este escriba. Repitamos las palabras de Jesús, hagámoslas resonar en nosotros: "Amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas ya tu prójimo como a mí mismo". Y preguntémonos: ¿este mandamiento realmente orienta mi vida? ¿Se refleja este mandamiento en mis días? Nos hará bien esta noche, antes de dormirnos, hacer un examen de conciencia sobre esta Palabra, para ver si hoy hemos amado al Señor y hemos dado un poco de bien a los que nos hemos encontrado. Que cada encuentro sea dando un poco de bien, un poco de amor, que proviene de esta Palabra. Que la Virgen María, en quien se hizo carne el Verbo de Dios, nos enseñe a acoger en nuestro corazón las palabras vivas del Evangelio.

Queridos hermanos y hermanas,

En varias partes de Vietnam, las intensas lluvias prolongadas de las últimas semanas han provocado grandes inundaciones, con miles de evacuados. Mis oraciones y mis pensamientos están con las muchas familias que sufren, junto con mi aliento para aquellas, las autoridades del país y la Iglesia local, que están trabajando arduamente para responder a la emergencia. Y también estoy cerca de las poblaciones de Sicilia afectadas por el mal tiempo.

También pienso en la población de Haití, que vive en condiciones extremas. Les pido a los líderes de las naciones que apoyen a este país, que no lo dejen solo. Y tú, al regresar a casa, busca noticias sobre Haití y reza, reza mucho. Estaba viendo en el programa “A Su Imagen”, el testimonio de ese misionero camiliano en Haití, el Padre Massimo Miraglio, las cosas que nos dijo ... de cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esta tierra, y cuánto. abandono. ¡No los abandonemos!

Ayer en Tortosa, España, fueron beatificados Francesco Sojo López, Millán Garde Serrano, Manuel Galcerá Videllet y Aquilino Pastor Cambero, sacerdotes de la Fraternidad de Sacerdotes Obreros Diocesanos del Corazón de Jesús, todos asesinados por odio a la fe. Pastores celosos y generosos, durante la persecución religiosa de los años treinta se mantuvieron fieles al ministerio incluso a riesgo de sus vidas. Que su testimonio sea un modelo especialmente para los sacerdotes. ¡Un aplauso a estos nuevos beatos!

La Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26, comienza hoy en Glasgow, Escocia. Oremos para que se escuche el clamor de la tierra y el clamor de los pobres; que este encuentro puede dar respuestas efectivas ofreciendo esperanzas concretas a las generaciones futuras. En este contexto, hoy se inaugura en la Plaza de San Pedro la exposición fotográfica Laudato si ' , obra de un joven fotógrafo de Bangladesh.

Os saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos de varios países, en particular a los venidos de Costa Rica, saludo a los grupos de Reggio Emilia y Cosenza; los muchachos de la Profesión de Fe de Bareggio, Canegrate y San Giorgio su Legnano; así como la Asociación Serra International Italia, a la que agradezco su compromiso a favor de las vocaciones sacerdotales.

Les deseo a todos un feliz domingo. Y por favor, no olvides orar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!

sábado, 30 de octubre de 2021

Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Lectura del libro del Deuteronomio (6,2-6):

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»

Palabra de Dios

Salmo 17 R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Lectura de la carta a los Hebreos (7,23-28):

Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

Palabra de Dios

Evangelio según san Marcos (12,28b-34):

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»

Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»

El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor

Compartimos:

¡Escucha, Israel. Escucha, pueblo de Dios, escucha bautizado! Esto lo primero de todo: que escuches la voz de tu Dios. Tu Dios te habla en cada celebración, cuando se proclama la Palabra, y quiere dialogar contigo.

«Escucha Israel", «y que las palabras que yo te dirijo hoy queden grabadas en tu corazón».

Como enseñó el Sacerdote Elí al joven Samuel que "oía" aquella desconocida voz: «cuando te sientas llamado, responde: Habla Señor, que tu siervo escucha».

Y si te cuesta escuchar la voz, ora como el rey Salomón, cuando siendo aún joven le dijo Dios:  «pídeme lo que quieras que te dé». Y Salomón respondió: «Concede a tu siervo un corazón que escuche». Agradó tanto al Señor aquella petición, que le respondió: «Cumplo tu ruego y te doy un corazón sabio e inteligente».

Cada mañana, al estrenar el día, podemos recordar las palabras de Isaías: «El Señor me ha dado lengua de discípulo, y  mañana tras mañana despierta mi oído para que escuche como un discípulo. El Señor me ha abierto el oído».

En el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, se nos dice: «El que tenga oídos que escuche lo que el Espíritu dice a las Iglesias» (2, 7.11.17,29). Porque el Espíritu de Dios habla también hoy a la Iglesia, invitándola a la renovación y a la fidelidad.

Y nos animan las palabras de Jesús: «en verdad, en verdad os digo: el que escucha la voz del Hijo de Dios ha pasado de la muerte a la vida» (Jn 5, 25).

Tu Dios te habla en el fondo de tu corazón/conciencia, empujándote siempre hacia el bien y el amor. Allí en tu corazón resuenan muchísimas voces. Algunas de ellas encienden tus más bajos instintos: la rabia, el rechazo al que es distinto, la comodidad, el egoísmo, la agresividad, la venganza, la búsqueda de ventajas personales por encima de los otros, el dejarte llevar por lo que hace todo el mundo, el no complicarte la vida... Pero junto a ellas también está la voz de Dios. ¿Cómo distinguir una de otras? 

«El Señor, nuestro Dios, es solamente uno». Los otros nunca deben ser tomados como dioses, porque no lo son. Al único Dios lo reconocemos porque nos saca de la tierra de la esclavitud para darnos la libertad. Los otros «dioses» nos atan, nos someten, nos manejan. A este único Dios le mueve el clamor del pobre, del necesitado, del más frágil, del que sufre, del más pequeño. Los otros «dioses», en cambio, los silencian, sólo dejan oír la voz del egoísmo. Este único Dios quiere hacer de nosotros un gran pueblo, una gran comunidad de hermanos, y solo nos ofrece una Ley importante: la Ley del amor, con ella, busca hacer de ti una persona «grande» y fraterna pues tendrás un corazón enorme lleno de amor. 

Sábado de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,1-2a.11-12.25-29):

¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

Palabra de Dios

Salmo 93, R/. El Señor no rechaza a su pueblo

Evangelio según san Lucas (14,1.7-11):

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

Compartimos:

La humildad de aceptar el propio lugar. La humildad va referida a la opinión que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Es una facultad que nos permite reconocer cuál es nuestro verdadero lugar y situarnos en él. Es una forma de autoconocimiento (conocernos) que desemboca en la autoaceptación (amarnos). Observamos, no obstante, que hay algo en lo que cada persona supera a todas las demás. Por tanto, todos merecemos el primer puesto y, a la vez, nadie lo merece. Ese principio evita tanto la autoglorificación como el autodesprecio.

La humildad de ocupar el último puesto. En algún lugar de nuestro ADN llevamos inscrita la tendencia indómita a ser los únicos o, cuando no, los primeros. El primer puesto es un imán que seduce y arrastra a costa de lo que sea.  Lo vemos todos los días en el mundo de la política, del deporte, de la economía, de la vida académica... y de la misma familia, o de la comunidad cristiana. La existencia de envidias y complejos lo muestran fehacientemente. Pues bien, Jesús nos enseña a afrontar esa tendencia y a ocupar “nuestro” lugar con dos máximas: Una es activa: ceder el primer lugar a otro, dejar que sea otro quien ocupe el primer lugar. La segunda es pasiva: dejar que otros nos indiquen nuestro verdadero lugar. Para ello hay que conjugar el verbo “bajar”.  Como dijo bellamente el poeta: «Baja y subirás volando / al cielo de tu consuelo, / porque para subir al cielo / se sube siempre bajando».

La humildad de ocupar el primer puesto. Los primeros puestos son muy apetecibles; pero también peligrosos. No debemos idealizar las cosas. Esos lugares llevan aparejadas muchas preocupaciones y embrollos. Por esa razón muchos se mantienen alejados de los primeros puestos. Tal actitud puede ser catalogada como prudente, pero no necesariamente como cristiana por el egoísmo que suele esconder. El amor a Dios y al prójimo deben llevarnos a sacrificar humildemente la propia paz cuando se nos requiere para un servicio abnegado y difícil. De hecho muchos quieren mandar, pero son muy pocos los que con un corazón magnánimo se muestran disponibles para lavar humildemente los pies de los hermanos, como hizo Jesús. Hoy como siempre, los primeros puestos exigen una sobredosis de humildad.

viernes, 29 de octubre de 2021

Oramos para amar...

 Oramos para amar, con el amor apasionado de Jesús, a las personas, a la creación toda. En los gestos de Jesús descubrimos los gestos del Dios apasionado por la vida, por la libertad, por la justicia, por la fraternidad y por el amor hasta el límite. Jesús ama y pasa la vida haciendo el bien. Devuelve la vida a Lázaro (Jn 11, 1-44), al hijo de la viuda de Naím (Lc 7, 12ss); se desvive sirviendo y curando (Mc 6, 31ss), incluye en su vida a los marginados y rechazados (Lc 7, 36-40; 10,29-37; 15, 2) y consuela y anima sin cesar diciendo "no tengáis miedo" (Mt 10, 26).

Oh Jesús, Tú eres el Hijo de Dios vivo,

Tú eres testigo fiel de Dios en el mundo,

Tú eres Dios con nosotros,

Jesús Señor de Señores, que dijiste

"Cualquier cosa que pidierais al Padre en Mi Nombre

os la concederá"

por intercesión de María, Vuestra Santísima Madre,

humildemente y de todo corazón

suplicamos con inmensa fe a Vuestro Padre en Vuestro Nombre

que me concedáis el favor que tanto necesito,

que me resulta tan difícil conseguir por mis débiles medios.

Ayúdanos, Jesús amado.

Viernes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (9,1-5):

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo 147,R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

Evangelio según san Lucas (14,1-6):

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?» Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?» Y se quedaron sin respuesta.

Palabra del Señor

Compartimos:

Jesús tampoco confunde la observancia con el legalismo. Es legítimo y obligado el hacer respetar y cumplir la Ley. La Ley es buena con tal que proteja valores auténticos, libere de subjetivismos arbitrarios y ayude a las personas en su humana debilidad. Por ello, el mismo Jesús aclaró fehacientemente que no había venido a derogar la ley ni a abolirla, sino a darle un cumplimiento completo.

Pero la Ley puede ser utilizada como arma de ataque para eliminar al adversario. El bien se puede utilizar así para el mal. Ocurre cuando el odio se agazapa detrás de la defensa ardiente de las causas más nobles. Sin amor al prójimo y sin limpieza de corazón se contaminan los más bellos ideales. Como hicieron los comensales del relato de hoy.

Jesús diferencia el silencio de la mudez. Es de sabios permanecer en silencio cuando no se sabe resolver una cuestión o responder a un problema. Decía sarcásticamente Mark Twain: “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda”. El silencio es noble si muestra modestia discipular, abierta a la verdad.

Pero la mudez de aquellos fariseos era de otro tipo. Ante la evidencia de los hechos –hacer el bien coincide con lo que la Ley promovía- optan por callar, justo para no darle la razón a Jesús. Ya le habían calificado de infame y no estaban dispuestos a renunciar a su prejuicio. ¡Cuántas veces ocurre! Se calla lo bueno de los otros -adversarios o no- si no sirve a los propios intereses. Esta mudez es otra forma de falsificar la verdad. Por ello, Jesús no la pudo pasar por alto ni excusar. 

jueves, 28 de octubre de 2021

Oración de amor

  Padre: has de oír

este decir

que se me abre en los labios como flor.

Te llamaré

Padre, porque

la palabra me sabe a más amor.

Tuyo me sé,

pues me miré

en mi carne prendido en tu fulgor.

Me has de ayudar

a caminar,

sin deshojar mi rosa de esplendor.


Por cuanto soy

gracias te doy:

por el milagro de vivir.

Y por el ver

la tarde arder,

por el encantamiento de existir.

Y para ir,

Padre, hacia ti,

dame tu mano suave y tu amistad.

Pues te diré:

sólo no sé

ir rectamente hacia tu claridad.

Tras el vivir,

dame el dormir

con los que aquí anudaste a mi querer.

Dame, Señor,

hondo soñar.

¡Hogar dentro de ti nos has de hacer! 

Amén

San Simón y San Judas, apóstoles

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,19-22):

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Palabra de Dios

Salmo 18,R/. A toda la tierra alcanza su pregón

 Evangelio según san Lucas (6,12-19):

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor

Compartimos:

La elección de los apóstoles es uno de los momentos centrales de la historia. Casi nadie se enteró, pero aquel puñado de hombres normales fue la chispa que más tarde se convirtió en fuego que hizo arder al mundo. Elegir y llamar fue una importante praxis de Jesús. Pero ese servicio es hoy olvidado por muchos. Lo confunden con el proselitismo (propio de fariseos y no de seguidores de Jesús) y, además, resulta frustrante los frecuentes rechazos y resistencias que encuentra. Por esas y otras razones, muchos justifican su inhibición y no llaman a otros a encontrarse con Jesús. Muchos no serán sus discípulos si nadie se atreve humildemente y con mucha valentía a llamarles.

Observemos, finalmente que el ministerio apostólico de Jesús no fue, propiamente hablando, un “trabajo en equipo”: Ni planificaban juntos las acciones, ni acordaban a quiénes preferir ni a dónde ir; ni siquiera se distribuían cargos u oficios, ni votaban las decisiones, ni evaluaban... El ministerio apostólico de Jesús con los suyos era otra cosa. Se trataba de un grupo plural que acompañaba a un Maestro que enseñaba y curaba. Jesús, sólo Él, era el protagonista y agente único. Él mantenía unido al grupo, pero sin “socializar” y “democratizar”. Tal vez haya quien no lo llegue a entender. Pero cuando se olvida que Jesús es el centro, el sólo conseso pastoral o los acuerdos pactados pierden toda su garra. Sin Jesús –Palabra, Eucaristía, Comunidad, Pobres- no hay misión que valga.  

miércoles, 27 de octubre de 2021

Oración de paz

 Señor, quiero amar tus Palabras,

tus mandamientos, tu verdad

porque los que aman tu ley 

disfrutan de mucha paz

y nada los hará caer,

ayúdame a no caer jamás,

que pueda mantener

mi vida en completa paz

porque tu Espíritu Santo

obra en mi interior.


Gracias Dios por cuidar

de nuestro sueño 

y de nuestro despertar,

de nuestro caminar

y aún de nuestro reposo.

En el silencio de la noche

hago mi oración con todo mi corazón.

En el nombre de Jesús

traigo mis peticiones a ti, mi Dios,

con agradecimiento

por todo lo que haces por todos tus hijos. Amén.

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Aula Pablo VI

Catequesis 13. El fruto del Espíritu

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La predicación de san Pablo gira en torno a Jesús y su Misterio Pascual. El Apóstol, de hecho, se presenta como heraldo de Cristo, y de Cristo crucificado (cf. 1 Cor 2,2). A los gálatas, tentados de basar su religiosidad en la observancia de preceptos y tradiciones, les recuerda el centro de la salvación y de la fe: la muerte y la resurrección del Señor. Lo hace poniendo ante ellos el realismo de la cruz de Jesús. Escribe así: «¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?» (Gál 3,1). ¿Quién os ha fascinado para alejaros de Cristo Crucificado? Es un momento feo de los Gálatas…

Incluso hoy en día, muchos buscan la certeza religiosa antes que al Dios vivo y verdadero, centrándose en rituales y preceptos en lugar de abrazar al Dios del amor con todo su ser. Y esta es la tentación de los nuevos fundamentalistas, de aquellos a quienes les parece que el camino a recorrer dé miedo y no van hacia adelante sino hacia atrás porque se sienten más seguros: buscan la seguridad de Dios y no al Dios de la seguridad. Por eso Pablo pide a los gálatas que vuelvan a lo esencial, a Dios que nos da la vida en Cristo crucificado. Da testimonio de ello en primera persona: «Con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gál 2, 20). Y hacia el final de la Carta, afirma: «En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!» (6,14).

Si nosotros perdemos el hilo de la vida espiritual, si mil problemas y pensamientos nos acosan, hagamos nuestros los consejos de Pablo: pongámonos ante Cristo Crucificado, partamos de nuevo de Él. Tomemos el Crucifijo  entre las manos, apretémoslo sobre el corazón. O detengámonos en adoración ante la Eucaristía, donde Jesús es el Pan partido por nosotros, el Crucificado resucitado, el poder de Dios que derrama su amor en nuestros corazones.

Y ahora, de nuevo guiados por san Pablo, demos un paso más. Preguntémonos: ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con Jesús Crucificado en la oración? Lo que sucede es lo que ocurrió bajo la Cruz: Jesús entrega el Espíritu (cf. Jn 19,30), es decir, da su propia vida. Y el Espíritu, que brota de la Pascua de Jesús, es el principio de la vida espiritual. Es Él quien cambia el corazón: no nuestras obras. Es Él el que cambia el corazón, no las cosas que nosotros hacemos, sino que la acción del Espíritu Santo en nosotros cambia el corazón.  Es Él quien guía a la Iglesia, y nosotros estamos llamados a obedecer su acción, que extiende dónde y cómo quiere. Además, fue precisamente la constatación de que el Espíritu Santo descendía sobre todos y que su gracia actuaba sin exclusión lo que convenció, incluso a los más reacios, de que el Evangelio de Jesús estaba destinado a todos y no a unos pocos privilegiados. Y aquellos que buscan la seguridad, el pequeño grupo, las cosas claras como entonces, se alejan del Espíritu, no dejan que la libertad del Espíritu entre en ellos. Así, la vida de la comunidad se regenera en el Espíritu Santo; y es siempre gracias a Él que alimentamos nuestra vida cristiana y llevamos adelante nuestra lucha espiritual.

Precisamente el combate espiritual es otra gran enseñanza de la Carta a los Gálatas. El Apóstol presenta dos frentes opuestos: por un lado las «obras de la carne», por otro el «fruto del Espíritu». ¿Qué son las obras de la carne? Son comportamientos contrarios al Espíritu de Dios. El Apóstol las llama obras de la carne no porque haya algo malo o incorrecto en nuestra carne humana; por el contrario, hemos visto cómo insiste en el realismo de la carne humana llevada por Cristo en la cruz. Carne es una palabra que indica al hombre en su dimensión terrenal, cerrado en sí mismo, en una vida horizontal, donde se siguen los instintos mundanos y se cierra la puerta al Espíritu, que nos eleva y nos abre a Dios y a los demás. Pero la carne también nos recuerda que todo esto envejece, que todo esto pasa, se pudre, mientras que el Espíritu da vida. Pablo enumera, por lo tanto, las obras de la carne, que se refieren al uso egoísta de la sexualidad, a las prácticas mágicas que son idolatría y a lo que socava las relaciones interpersonales, como «discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias…» (cf. Gál 5,19-21). Todo esto es el fruto —digámoslo así— de la carne, de un comportamiento solamente humano, “enfermizamente” humano. Porque lo humano tiene sus valores, pero todo esto es “enfermizamente” humano.

El fruto del Espíritu, en cambio, es «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gál 5,22): así lo dice Pablo. Los cristianos, que en el bautismo se han «revestido de Cristo» (Gál 3,27), están llamados a vivir así. Puede ser un buen ejercicio espiritual, por ejemplo, leer la lista de san Pablo y mirar la propia conducta, para ver si se corresponde, si nuestra vida es realmente según el Espíritu Santo, si lleva estos frutos. ¿Mi vida produce estos frutos de amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí? Por ejemplo, los tres primeros enumerados son el amor, la paz y la alegría: aquí se reconoce a una persona habitada por el Espíritu Santo. Una persona que está en paz, que está alegre y que ama: con estas tres pistas se ve la acción del Espíritu.

Esta enseñanza del Apóstol supone también un gran reto para nuestras comunidades. A veces, quienes se acercan a la Iglesia tienen la impresión de encontrarse ante una densa masa de mandatos y preceptos: pero no, esto no es la Iglesia. Esto puede ser cualquier asociación. Pero, en realidad, no se puede captar la belleza de la fe en Jesucristo partiendo de demasiados mandamientos y de una visión moral que, desarrollándose en muchas corrientes, puede hacernos olvidar la fecundidad original del amor, nutrido de oración que da la paz y de testimonio alegre. Del mismo modo, la vida del Espíritu expresada en los sacramentos no puede ser sofocada por una burocracia que impida el acceso a la gracia del Espíritu, autor de la conversión del corazón. Y cuántas veces, nosotros mismos, sacerdotes u obispos, ponemos tanta burocracia para dar un Sacramento, para acoger a la gente, que en consecuencia dice: “No, esto no me gusta” y se va, y no ve en nosotros, muchas veces, la fuerza del Espíritu que regenera, que nos hace nuevos. Por lo tanto, tenemos la gran responsabilidad de anunciar a Cristo crucificado y resucitado, animados por el soplo del Espíritu de amor. Porque sólo este Amor tiene el poder de atraer y cambiar el corazón del hombre.

Saludos:

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a hacer este pequeño ejercicio, relean la lista de los frutos del Espíritu Santo que encontramos en Gálatas capítulo 5, versículos 22 y 23. Vean si se corresponden con la propia existencia de cada uno, es decir, si nuestra vida se dejó configurar con Cristo, al que contemplamos muerto y resucitado, en la imagen de la cruz y en el misterio de la Eucaristía; si nuestra vida se ha dejado trasformar por el Espíritu para ser ella misma una eucaristía, don y acción de gracias, para gloria de Dios y salvación de la gente. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis reflexionamos sobre la centralidad en la predicación de Pablo del misterio de Cristo, de su muerte y de su resurrección. El Apóstol exhorta a los gálatas a no perder de vista a Jesús en la cruz y a que esta imagen se haga vida en ellos, hasta identificarse con Él. Es un llamado que nosotros debemos acoger, abrazando la cruz de Cristo, y adorándolo en la Eucaristía, donde lo contemplamos muerto y resucitado, entregado por nosotros para darnos la vida verdadera.

En esa oración, recibiremos el mismo don que Jesús entregó en la cruz: el Espíritu Santo. Él, que trasforma los corazones y guía a la Iglesia, renovará nuestra comunidad. Nos dará la fuerza para combatir el mal, es decir, todas esas obras que nos impiden ser de Dios y nos dejan en la mundanidad de nuestros deseos, esclavos de nuestro egoísmo, y nos concederá unos frutos generosos de amor, gracia, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad, dominio de sí. 

Miércoles de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,26-30):

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Palabra de Dios

Salmo 12,R/. Yo confío, Señor, en tu misericordia

Evangelio según san Lucas (13,22-30):

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»

Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

El "otro", en cuanto extraño, siempre nos produce desconcierto y a veces temor. Instintivamente tendemos a estar con "los nuestros", con los de nuestra cuerda. Pero eso, que es tan normal, ¿qué gracia tiene? Lo igual busca a lo igual. Pero el conocimiento y el amor sólo avanzan cuando se abren a lo desigual, a lo otro. Así ha hecho Dios queriéndonos a nosotros. Si no reflejamos esto mismos, vendrán "otros" que se sentará a la mesa en el Reino de Dios y nosotros seremos "echados fuera".

¿Serán pocos los que se salven? Jesús no responde a esta pregunta de un periodista aficionado que encontró de camino hacia Jerusalén. Quien se cierra en lo suyo, en lo seguro, se pierde a sí mismo, renuncia a aceptar la gracia que viene de fuera. Esta cerrazón es una condena.

Jesús, miembro de un pueblo que tendía a considerarse el elegido y a cerrarse en su propio orgullo, siempre invita a abrir las puertas. Los que se abren a lo nuevo, a veces, sin caer en la cuenta, pueden recibir a ángeles en su propia casa.

martes, 26 de octubre de 2021

Aún tienes tiempo de organizar un Holywins con los santos: esta es la receta para este fin de semana

Al acercarse la fiesta de Todos los Santos, los profesores de inglés de España y otros países hispanos realizan talleres de Halloween con los niños, mientras los bares y tiendas animan a comprar y consumir a los adultos con la misma excusa.

Las tradiciones cristianas sobre los santos y los difuntos quedan desdibujadas o invisibles a los ojos de los niños y adolescentes.

Para recuperar el sentido cristiano de la fiesta, colegios, parroquias y grupos de ocio infantil y familiar pueden organizar Holywins (en inglés, "lo santo gana"), una forma divertida de presentar a los santos.

Gaudium es la escuela diocesana de tiempo libre de la diócesis de Córdoba y en su web explican con todo lujo de detalles, ideas y materiales cómo realizar un Holywins en tu catequesis, colegio o parroquia.

"En Holywins hay diversión, juegos, música, pero también tiempo para la adoración, la oración y las catequesis. ¡Es una mezcla perfecta!", anima la web, recordando que en España hay celebraciones de Holywins desde 2008: ¡no es tan novedoso, ya tiene una trayectoria probada!

Tres ideas clave: catequesis, disfraz y festividad

Catequesis: El material de la web incluye una catequesis para dar un mensaje: que estamos llamados a ser santos, y que los podemos aprender de la vida de los que ya son santos.

Disfraz: Se invita a los niños a que vayan disfrazados de santos de modo alegre y festivo (aunque también pueden participar sin disfrazarse).

Un horario podría ser el siguiente:

17.00h. Acogida.

17.15h. Presentación del encuentro y Juegos (en la web hay toda una lista de juegos posibles)

17.45h. Catequesis acerca de qué es la santidad. ¿Qué es Holywins?. (En la web hay dos catequesis preparadas al respecto)

18.15h. Concurso de disfraces. Desfile: que puede ser por edades o por grupos de catequesis. Cada niño dice su nombre y de qué santo va disfrazado. Aquí es un buen momento para amenizar con música.

18.45h. Merienda (churros, chocolate, algo especial...)

19.00h. Entrega de premios.

19.30h. Adoración con Exposición del Santísimo. Dependiendo de la edad de los participantes, la Adoración al Santísimo puede durar más o menos.

El esquema para la adoración puede ser:

- Exposición del Santísimo + canto (por ejemplo: “A Jesús el Señor demos gloria”)

- Palabras de adoración + Canto (por ejemplo: “Ante ti Señor”)

- Lectura del Evangelio (por ejemplo: Mc 10, 13-16 u otro)

- Reflexión + Canto (por ejemplo: “Tan cerca de mí”)

- “Dios te habla” (se pueden preparar en una canastilla textos bíblicos recortados; cada uno se acerca a la canastilla a coger uno y vuelve a su sitio. Se puede acompañar este momento con cantos; la web ofrece uan selección de textos)

- Oración a la Virgen

- Canto + Bendición y reserva.

20.15h. Fin de la actividad y despedida.

El reto de los adolescentes

Con los adolescentes, a partir de 15 años, los disfraces probablemente no les interesan, ni los juegos más infantiles (pero otros quizá sí). Les puede gustar el reto de pasar la noche de Todos los Santos (o la anterior) juntos en alguna iglesia o casa de retiros, con turnos de adoración, alguna charla, mucha música de oración y mucho tiempo libre para hablar con los amigos entre turno y turno... Deben ser recompensados con chocolate y churros o algo muy sabroso por la mañana. Si quedan suficientemente cansados y satisfechos, no tendrán fuerzas ni ganas para ir de "juerga de Halloween" con sus amistades menos recomendables.

Más información aquí:

http://escuelagaudium.com/holywins-2021

Martes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-25):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un dia se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.

Palabra de Dios

Salmo 125,El Señor ha estado grande con nosotros

Evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»

Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor

Compartimos:

El reino de Dios es una realidad que crece. El Reino de los cielos, aun cuando aparezca con aspecto insignificante por ser la más pequeña de las semillas, e incluso despreciable, por dentro contiene una arrolladora vitalidad. Para desplegarla, tiene sin embargo que caer en tierra y allí sufrir un proceso de putrefacción y muerte. Sólo genera vida si muere. Lo que hoy es un minúsculo grano llegará a ser un dia un árbol frondoso. Este árbol no es fuerte porque muchas aves aniden en sus ramas. Es fuerte si tiene raíces profundas y un tronco robusto capaz de canalizar el flujo de vida que le llega y, a la vez, resistir las circunstancias adversas.

El reino de Dios transforma desde dentro. Esta otra imagen de la levadura utilizada por Jesús no es menos sugerente. La levadura, a semejanza de la semilla, es un elemento vivo que se activa cuando se mezcla con la masa. La levadura es la fuerza interior capaz de transformar el mundo y de invertir sus valores. Contemplamos la misteriosa virtualidad que posee la levadura. Su fuerza oculta y silenciosa es, a la vez, activa y contagiosa. Aunque no todo el pan se convierta en levadura, todo él tomará el sabor del fermento.

Ambas parábolas, a pesar de su brevedad, son sumamente provechosas. Nos invitan a dejarnos impulsar por un doble dinamismo: Uno interior, crecer desde la entrega (no desde la vanidad de la apariencia) y otro, exterior y dirigido hacia fuera: transformar el ambiente (irradiar e influir). No son opciones alternativas, desechable la una por la otra. Deben ser simultáneas y responden a dos urgencias de hoy: la formación (no entendida solo como capacitación sino como crecimiento) y la misión (que no se reduce a una transmisión de ideas, sino al contagio de vida).  Recordar estas cosas nos hace bien, porque “repetir es persuadir con más detalle”. 

lunes, 25 de octubre de 2021

Oración súplica ferviente

 Nuestro Señor Jesucristo que nos amó con un amor 

tan desmedidamente grande y que fue puesto sobre 

la Cruz de madera y condenado a la muerte más amarga: 

lave y bendiga nuestras almas con Su Sangre preciosa, en recuerdo

 del sufrimiento con el que pagó por nosotros, a fin de que tu amor 

arda para él. Que ese poderoso fuego de amor consuma todos

 tus pecados y te conceda reposar sobre Su Bendito Brazo, 

donde todos los santos reposan. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

Mons. Sebastián Chico, obispo auxiliar de Murcia, nombrado nuevo obispo de Jaén

Mosns. Sebastián Chico Martínez es el nuevo obispo de Jaén, después de que Amadeo Rodríguez Magro deje el cargo por jubilación.

 La entrada oficial del nuevo obispo será el próximo 27 de noviembre, a las 11 de la mañana, en un acto que se celebrará en la Catedral con presencia de otros obispos.

Damos la bienvenida a Mons. Sebastián Chico Martínez, expresamos, en nombre de toda la  Comunidad de MM. Dominicas  y familia dominicana de Torredonjimeno, nuestra más profunda alegría y hacerle llegar un entrañable saludo de bienvenida al nuevo pastor que viene a caminar con nosotros en la fe y en la caridad; como el sucesor de los Apóstoles a esta Diócesis milenaria de Jaén.

Cuente con nuestra oración y afecto.


MM. Dominicas

Sor María Pilar,OP.

Lunes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,12-17):

Estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Palabra de Dios

Salmo 67,R/. Nuestro Dios es un Dios que salva

Evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.

Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.» Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?» A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor

Compartimos:

El mal es una como una maligna enfermedad. Jesús se encuentra con una mujer que llevaba encorvada dieciocho años, posiblemente a causa de una escoliosis, enfermedad de la columna vertebral. Además de doloroso, su padecimiento era demasiado prolongado. Tal dolencia le impedía mantenerse erecta, postura propia del ser humano creado, dueño del mundo, a diferencia de los animales. Lo primero que hace Jesús es señalar que, en el origen de esa enfermedad, está el pecado. Por su causa, aquella mujer vivía doblegada. Las fuerzas del mal son “espíritu de esclavitud” (Rom 8,15) que aplastan. El Señor la sana y le impone las manos. Y aquella mujer bendice y alaba a su salvador. La curación le hace saltar de la esclavitud a la alabanza.

Jesús se enfrenta al mal. Y porque no lo soporta, lo combate. Jesús no era un anarquista dispuesto a dinamitar la Ley. Era un hombre libre. No prescindía de la Ley sino que la orientaba hacia su fin verdadero: el bien de la persona. Por eso, hay algo en esta curación que la hace distinta a otros milagros. Normalmente, el que quiere ser curado se acerca hasta Jesús y le pide la sanación. En este caso no. Es Jesús quien abiertamente toma la iniciativa de curarla, de luchar contra el mal que se manifiesta bajo la enfermedad de la mujer y bajo la hipocresía del jefe de la sinagoga. Los sencillos se admiran y se alegran... mientras que los ciegos de corazón quedan abochornados porque son incapaces de abrirse a la verdad. De ahí que las gentes querían a Jesús, pero también le temían: Le querían porque le sabían bueno; le temían porque les desbordaba, porque no repartía monedas como un ricachón, sino que a cambio pedía, nada menos, que un cambio de vida.

domingo, 24 de octubre de 2021

Oracion de petición

 Te ruego, Padre Dios que el Espíritu Santo habite en todo mi ser

 y restaure las virtudes que deseo vivir.

Recibo en mi todos los dones y frutos de Tu Santo Espíritu.

Envíame tus ángeles administradores de paz, 

unidad, salud y que pueda transmitir a los demás,

con alegría y constancia quiero seguir tu Camino de amor.

Espíritu Santo de Dios recibe la consagración perfecta y

 absoluta de todo mi ser, y dígnate ser en adelante mi Director, mi Luz, 

mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón.

Amén

sábado, 23 de octubre de 2021

Madre dame tu cielo

 Dame tus ojos, Madre, para saber mirar;

si miro con tus ojos jamás podré pecar.

Dame tus labios, Madre para poder rezar;

si rezo con tus labios Jesús me escuchará.

Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar;

es tu lengua, patena de gracia y santidad.

Dame tus brazos, Madre, que quiero trabajar;

 entonces mi trabajo valdrá una eternidad.

Dame tu manto, Madre, que cubra mi pobreza; 

cubierto con tu manto al cielo he de llegar.

Dame tu cielo, Oh Madre, para poder gozar;

si tu me das Cielo, ¿que mas puedo anhelar?.

Dame Jesús, Oh Madre, para poder amar:

esta será mi dicha por una eternidad.

Amén.

Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Lectura del libro de Jeremías (31,7-9):

Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»

Palabra de Dios

Salmo 125, R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (5,1-6):

Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, se gún el rito de Melquisedec.»

Palabra de Dios

 Evangelio según san Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor

Compartimos:

  Todo lo que los evangelistas recogieron, elaboraron y redactaron de la vida de Jesús no tiene como fin  «informarnos» de lo que pasó (como haría, por ejemplo un periodista), sino ayudarnos a leer nuestra realidad de hoy para iluminarla. Es decir: este relato tiene que ver conmigo, está pensado para mí, quiere decirme algo para mi vida, espera dialogar conmigo y ayudarme a cambiar en algo. Y debemos leerlo partiendo de nuestras circunstancias concretas.

Veamos a quién representa este ciego y cuáles serían las cegueras que nosotros necesitamos curar o ayudar a curar:

Bartimeo es alguien que vive «dependiendo» de los demás, sus circunstancias personales le impiden valerse por sí mismo y vive de lo que le quieran dar los otros. No tiene derechos, no puede exigir nada. 

- Es alguien que no «ve» su futuro. Su situación no tiene salida. Nada le motiva a levantarse y «moverse» en alguna dirección. Se trata de un «descartado», tirado al borde del camino. Su «sentido de la vida» no es otro que sobrevivir lo mejor posible. ¡Tiene tantas carencias y limitaciones...! «Los demás son mejores que yo, pueden más que yo, tienen más posibilidades que yo....»

- ¿Podríamos hablar también de la «ceguera» de la gente y de los discípulos?  Unos y otros no se dieron por enterados de aquel ciego allí tirado, no captaron su soledad y su dolor, porque «iban a lo suyo», aunque en este caso sea magnífico que estén pendientes del Maestro. Y sienten que Bartimeo más bien les estorba con sus quejidos y voces. La ceguera de no ver a los que tenemos tan cerca.

- Por otro lado, tendríamos la «ceguera» de la fe. Muchos «no ven» al Señor Jesús, a pesar de tenerlo tan cerca, aunque les hayan hablado de él. Parece que de oídas, Bartimeo sabía algo de Jesús, lo suficiente como para atreverse a pedirle algo. Pero no puede verlo. Por eso le llama, y por dos veces pide «compasión». También  podríamos hablar de que la gente y los discípulos que acompañan y van escuchando a Jesús... no han «captado»  todavía su mensaje o no han sintonizado bien con él. Andan escasos de sensibilidad ante el pobre, escasos (todavía) de compasión.

Sábado de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,1-11):

Ahora no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no pudo hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, lo ha hecho Dios: envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra, haciéndolo víctima por el pecado, y en su carne condenó el pecado. Así, la justicia que proponía la Ley puede realizarse en nosotros, que ya no procedemos dirigidos por la carne, sino por el Espíritu. Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual. Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Palabra de Dios

Salmo 23,R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Evangelio según san Lucas (13,1-9):

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.

Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

Palabra del Señor

Compartimos:

Es muy común la creencia de que Dios  castiga quien hace algo malo. Y el castigo es más duro cuanto más grave es el pecado cometido. Las desgracias serían fruto de pecados cometidos personalmente o por los parientes. Esta creencia aparece en el evangelio de hoy y en otros pasajes, como el del ciego que nos narra san Juan. Sus discípulos, al verlo, le preguntaron: “Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Fue por un pecado suyo o de sus padres?” (Juan 9,2).

Las desgracias nos hacen pensar en los peligros que nos rodean y en ese sentido son un aviso que no hay que despreciar. Son ciertamente un castigo cuando esas desgracias ni siquiera nos hacen pensar y ordenar lo mejor posible nuestra vida. Es la inconsciencia del que vive los acontecimientos de la vida como si fueran una película de cine fantástico que nada tienen que ver con su vida y la de sus prójimos. Hay que abrir los ojos  a la realidad y no vivir en una “burbuja”.

La vida no dura siempre y si no la sabes aprovechar hoy, mañana no sabes si la tendrás. Es lo que nos enseña la parábola de la higuera, que nos narra a continuación el texto evangélico.

El cristiano ha de vivir en actitud constante de producir buenos frutos. Dios nos ha dotado a cada uno con la capacidad de hacer el bien, de cultivar la justicia y de mantener unas relaciones sanas con los demás y con Dios mismo; pero como dueño y Señor de esas higueras, que somos nosotros, puede exigirnos y pedirnos los frutos correspondientes.

En la lectura de Rm 8, 1-11 encontramos palabras de aliento para seguir este camino de fecundidad espiritual, porque el “Espíritu de Dios habita en vosotros”.

viernes, 22 de octubre de 2021

Viernes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (7,18-25a):

Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos. En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.

Palabra de Dios

Salmo  118, R/. Instrúyeme, Señor, en tus leyes

Evangelio según san Lucas (12,54-59):

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Los contemporáneos de Jesús no saben interpretar sus palabras y milagros como el signo de que ha llegado el reino de Dios. Juzgan desde sus propios criterios y tienen los ojos cerrados a los signos de los tiempos.

Cristo quiere que escrutemos el tiempo, y el tiempo para Él consiste en que con su venida hemos llegado a la plenitud: «la plenitud de los tiempos”. Es una plenitud real, no imaginaria, que no hay que confundir con el fin del mundo, sino con la manifestación más clara y plena del amor de Dios por los hombres. El primer acto de amor de Dios al hombre ha sido la creación.

¿Puede el hombre pedir algo más? Lo inteligente en el hombre es ser consciente del tiempo en que vive y saber decir cada día: «gracias, Padre Dios, por tu amor tan presente y cercano».

Hoy es un buen día para contemplar sin más el amor de Dios que se nos manifiesta en los más pequeños, en los que necesitan comprensión, una caricia. Como sabiamente decía una amiga mía: Nos podemos equivocar en muchas cosas en nuestra vida, pero en lo que nunca nos equivocamos es si hacemos el bien a quien necesita ayuda. Ella decía con mucha convicción: “el que ayuda a un pobre no se equivoca”.

Siguiendo el texto del evangelio de hoy nos dice Jesús: “Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino”.

Esta comparación ilustra la urgente necesidad de reconciliarse con Dios antes de que llegue el juicio y al mismo tiempo la importancia de esta reconciliación entre las personas. El perdón que doy al hermano es el perdón que Dios me da a mí. Sólo el perdón nos lleva a la paz.

En la primera lectura san Pablo nos confía con gran sinceridad sus experiencias en la lucha por seguir a Jesús cada día y nos dice: “El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago”. Él sabe por propia experiencia que sólo la misericordia nos abre a la esperanza: “¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias”.

jueves, 21 de octubre de 2021

Oración respuesta a Dios

 Señor, tú eres mi verdad, tú eres la verdad del hombre.

Tú, Padre de Jesucristo, te has convertido en mi verdad,

y en el Espíritu, cada día, te haces verdad en mí.

Y tú eres el primero, Señor, en hacerme hombre y en el darme esta verdad.

Si tú me faltas, si tú te alejas, yo ni siquiera soy hombre,

soy como una piltrafa, como un náufrago que busca la salvación y no la encuentra,

un náufrago al borde de la muerte.

Señor, tu gracia, tu verdad, tu luz, me hacen hombre

y son ni gracia, mi verdad y mi luz.

Carlo Maria Martini

Jueves de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (6,19-23):

Uso un lenguaje corriente, adaptándome a vuestra debilidad, propia de hombres; quiero decir esto: si antes cedisteis vuestros miembros como esclavos a la inmoralidad y al desorden, para el desorden total, ponedlos ahora al servicio de la justicia para vuestra santificación. Cuando erais esclavos del pecado, la justicia no os gobernaba. ¿Qué frutos dabais entonces? Frutos de los que ahora os avergonzáis, porque acaban en la muerte. Ahora, en cambio, emancipados del pecado y hechos esclavos de Dios, producís frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna. Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios

Salmo 1,R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor

 Evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla.¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Acercarse a Jesús es acercarse a una fuerza abrasadora. El evangelio apócrifo de Tomás pone en labios de Jesús una conocida frase: “Quien está cerca de mí está cerca del fuego; quien está lejos de mí está lejos del Reino”.

Acercarse a Jesús es acercarse al Reino, a una experiencia inigualable, capaz de encender el corazón humano para siempre. Vivir esta incombustible experiencia nos hace capaces de abrasar y encender otros corazones y nos convierte en misioneros evangelizadores. Así se transmite la fe y se contagia la pasión por el Reino. Y esta pasión se traduce indefectiblemente en pasión por los demás, por los últimos, por aquellos por los que Dios se apasiona y se compadece. No hay otro camino para la nueva evangelización de la que tanto hablamos en los países de vieja cristiandad. Sin Jesús y su reino no hay evangelización posible. No hay otro camino. El mundo de hoy quiere vivir nuevamente esa experiencia abrasadora capaz de encender de nuevo el corazón de la humanidad y llevarla hacia cotas más altas de justicia. Acerquémonos al fuego, sin miedo. Tomar partido por Jesús es agarrarse a la mejor bandera. 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Oración de aceptación

 Señor, aceptaré la astilla

sólo si proviene de tu Cruz.


Me dejaré manchar por la sangre

que brote de tu coherencia.

Se pegará a mis pies el polvo

si es de transitar por tus caminos.

Quedarán girones de mi corazón

enganchados a los pobres que me des.

 

Ya no tengo miedo

porque Tú ya fuiste, del todo,

cruz astillada, sangre comprometida,

camino arriesgado y corazón partido.

 

En definitiva, yo te acepto a Tí,

con todo tu "equipaje",

Tú que me aceptaste a mí primero,

cuando tanto yo te hería....

Soy tuyo Señor, Tú eres mí Dios.