Señor, aceptaré la astilla
sólo si proviene de tu Cruz.
Me dejaré manchar por la sangre
que brote de tu coherencia.
Se pegará a mis pies el polvo
si es de transitar por tus caminos.
Quedarán girones de mi corazón
enganchados a los pobres que me des.
Ya no tengo miedo
porque Tú ya fuiste, del todo,
cruz astillada, sangre comprometida,
camino arriesgado y corazón partido.
En definitiva, yo te acepto a Tí,
con todo tu "equipaje",
Tú que me aceptaste a mí primero,
cuando tanto yo te hería....
Soy tuyo Señor, Tú eres mí Dios.
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