lunes, 31 de enero de 2022

Asesinan a puñaladas a un joven dominico de 40 años mientras confesaba antes de celebrar misa

Este sábado el joven religioso dominico Joseph Tran Ngoc Thanh fue asesinado a puñaladas mientras estaba confesando en la iglesia en la que se encontraba destinado en la ciudad montañosa de Dak Mot, en la ciudad vietnamita de Kontum.

El sacerdote, tal y como ha informado la Orden Dominica, se produjo mientras impartía el sacramento de la reconciliación antes de celebrar la misa el sábado por la tarde. “Esta es la muerte más grave de un sacerdote desde después de la guerra”, afirman los dominicos.

La investigación sobre su muerte sigue en curso y según la diócesis de Kontum se ha arrestado a un sospechoso del asesinato.

Este dominico de 40 años había sido ordenado en agosto de 2018 y fue enviado como misionero a la zona montañosa de Dak Mot. “Sirvió a la parroquia y cuidó fielmente del rebaño de Dios confiado a su cuidado pastoral”, escribió el sitio web de la Orden.

En la homilía de la misa con el cuerpo presente del religioso, el obispo Aloisiô Nguyên Hùng Vi afirmaba: “Sabemos que la voluntad de Dios es misteriosa, no podemos entender completamente los caminos de Dios. Sólo podemos dar a nuestro hermano al Señor. Y cuando el padre Joseph Tran Ngoc Thanh disfrute del rostro de Dios, ciertamente no nos olvidará”.

“En este dolor vemos también la belleza, la nobleza del sacerdote. Y ante una partida tan repentina, nos damos cuenta de que no tenemos palabras para describir lo que le sucedió al Padre Joseph. Sólo podemos recordar las palabras de Dios a través de los salmos, el Señor nos muestra nuestra condición humana como las flores y la hierba, que florecen por la mañana y se marchitan…”, agregó el prelado.

Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del segundo libro de Samuel (15,13-14.30;16,5-13a):

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: «Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.» Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: «¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.» David subió la cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía.

Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos –toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey–, y le maldecía: «¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.»

Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «Ese perro muerto ¿se pone a maldecir a mi señor? iDéjame ir allá, y le corto la cabeza!» Pero el rey dijo: «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?» Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: «Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.» David y los suyos siguieron su camino.

Palabra de Dios

Salmo 3,R/. Levántate, Señor, sálvame

Santo Evangelio según san Marcos (5,1-20):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.» Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.» Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?» Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.» Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.

Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.» El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor

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 Jesús les devuelve al hombre curado, para ayudarles a asumir sus demonios y encontrar la curación en la misericordia de Dios

domingo, 30 de enero de 2022

Oración para irradiar a Cristo

 Amado Señor,

ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya.

Inunda mi alma de espíritu y vida.

Penetra y posee todo mi ser hasta tal punto

que toda mi vida solo sea una emanación de la tuya.

Brilla a través de mí, y mora en mi de tal manera

que todas las almas que entren en contacto conmigo

puedan sentir tu presencia en mi alma.

Haz que me miren y ya no me vean a mí sino solamente a ti, oh Señor.

Quédate conmigo y entonces comenzaré a brillar como brillas Tú;

a brillar para servir de luz a los demás a través de mí.

La luz, oh Señor, irradiará toda de Ti; no de mí;

serás Tú quien ilumine a los demás a través de mí.

Permíteme pues alabarte de la manera que más te gusta,

brillando para quienes me rodean.

Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo,

por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago,

por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón.

Amén.


(san John Henry Newman)

«Recibid cada comunión como si fuera la primera, la última y la única!»

1. Oración ferviente y humilde: “¡Señor, fortalece mi fe!”

La fe se puede comparar con una semilla; debe ser regada y cultivada. También se puede comparar con el desarrollo de los músculos en el levantamiento de pesas. Si no se hace con frecuencia y metódicamente, el músculo puede degenerar fácilmente en tejido flácido. Por último, se puede comparar con las artes y habilidades del lenguaje. Al descuidar la práctica de un nuevo idioma, el idioma hablado se vuelve fragmentado e incompleto.

“Así es con nuestra fe, si no la practicamos y ejercitamos, entonces gradualmente se pierde. Dicho esto, debemos recordarnos constantemente que la Eucaristía, ‘la Presencia Real’, es verdadera y sustancialmente Jesús, el Hijo de Dios. Una oración corta pero ferviente que se dice con frecuencia y que puede lograr este objetivo es: ‘Señor, fortalece mi fe’”.

2. Purifica el cristal de la ventana interior de tu alma

Así como los santos, establecen la conexión íntima y estrecha entre estos dos Sacramentos: la Confesión y la Sagrada Eucaristía. El Sacramento de la Confesión o Reconciliación limpia y purifica el cristal interior de la ventana del alma de la suciedad del pecado. Luego, tras recibir la absolución en la que el alma se limpia y se vuelve transparente por la gracia, la recepción de la Sagrada Comunión tendrá una influencia e impacto mucho más poderosa en el alma.

En un alma limpia la luz de Cristo puede brillar con gracias omnipotentes en el alma. Jesús lo expresó claramente: “Bienaventurados los limpios de corazón; porque ellos verán a Dios”.

El sacerdote recuerda: “por supuesto, si uno está en estado de pecado mortal, debe hacer una Confesión sacramental antes de recibir la Sagrada Comunión”.

3. ¡Nunca des por sentado este regalo!

Una tentación muy generalizada para aquellos que tienen fácil acceso a la Misa diaria y la Sagrada Comunión es simplemente dar por sentado al Señor. Como está publicado en la placa en muchas sacristías como un recordatorio para los sacerdotes: “Celebren esta Misa como si fuera la primera, la última y la única”.  Broom asegura este es también un “buen consejo también para los laicos: ¡recibid cada Comunión como si fuera la primera, la última y la única!”.

4. No llegues tarde

“¿Llegarías tarde a una cita sumamente importante, con el Papa, el presidente o el jefe en tu nuevo? ¡Por supuesto que no!”.

Por esto mismo “no debemos llegar tarde a la Casa de Dios para el evento más grande del planeta tierra: la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. Si siempre llegas tarde, entonces al menos esfuérzate por llegar temprano a la Santa Misa. Como nos recuerda San Ignacio: ‘trata de ordenar el desorden en tu vida’”.

5. Ofrece tus propias intenciones

Normalmente el sacerdote mencionará la intención de la misa al comienzo, a menudo para una persona fallecida, un aniversario o las intenciones de una persona que aún vive. Sin embargo, esto no excluye que cualquiera pueda ofrecer sus propias intenciones privadas. “

“Puedes llenar el altar con tantas intenciones como quieras. Dios no tiene límites y ama las almas generosas que le piden mucho. Muchas veces recibimos poco del Señor porque pedimos poco”, recuerda el sacerdote oblato.

6. Intenciones sugeridas

Como se ha dicho en el punto anterior las intenciones son ilimitadas. Se puede pedir o rogar al Señor por cualquier intención. Aún así, se recomiendan encarecidamente tres:

1) rezar por las almas del Purgatorio;

2) rezar por la conversión de los pecadores;

3) ¡rezar por la propia conversión del corazón de uno mismo!

7. Participa plenamente

La Constitución Dogmática sobre la Liturgia de los documentos del Concilio Vaticano II,  Sacrosanctum  Concilium (1963) exhorta a los fieles en el contexto de la Misa a  participar plena, activa y conscientemente. En la Misa no se debe ser participantes pasivos, como si se estuviera en una sala de cine, sino como miembros activos del Cuerpo Místico de Cristo.

Ed Broom aclara este punto: “en otras palabras, debemos dar respuestas claras y entusiastas, escuchar atentamente la Palabra de Dios y asimilar la doctrina transmitida a través de la predicación de la Palabra de Dios. No estamos llamados a ser ‘calientabancos’ espirituales, sino a participar activamente en la Misa”.

8. Recibir la Comunión con reverencia

El momento más importante de la misa es la recepción de la Sagrada Comunión. El religioso recomienda “acercarse con humildad, reverencia, confianza y suplicando al Inmaculado Corazón de María la gracia de recibir a Jesús con gran amor, confianza y hambre de santidad”.

9. Acción de Gracias

“Si no tiene obligaciones pendientes, quédate después de la Misa para agradecer al Señor por venir a visitar a este pobre pecador. Toda la eternidad no sería suficiente para preparar nuestra alma para recibir al Señor de Señores y al Rey de Reyes. Además, toda la eternidad no sería suficiente para dar al Señor Jesús una acción de gracias adecuada. San Pablo VI sugiere el Rosario después de la Misa como una excelente manera de agradecer a Jesús en la Sagrada Comunión, a través del Corazón de María”, afirma Ed Broom.

10. Conviértete en un misionero eucarístico como María

Después de haber recibido a Jesús en la Sagrada Comunión y de haber hecho la acción de gracias recomienda imitar a María que, después de recibir a Jesús en su Corazón en la Anunciación, se apresuró a llevar a Jesús a su prima Isabel en su necesidad. “¡Por lo tanto, lleva la presencia de Jesús a los demás! También esfuérzate por traer de vuelta al redil a las muchas ovejas perdidas y descarriadas, de regreso al Buen Pastor, de regreso a la Iglesia Católica y sus Sacramentos”.

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la liturgia de hoy el Evangelio narra la primera predicación de Jesús en su tierra, Nazaret. El resultado es amargo: en lugar de recibir aprobación, Jesús encuentra incomprensión e incluso hostilidad (cf. Lc 4, 21-30). Sus conciudadanos, más que una palabra de verdad, querían milagros, señales prodigiosas. El Señor no trabaja con él y lo rechazan, porque dicen que ya lo conocen de niño, es hijo de José (cf. v. 22) y así sucesivamente. Así, Jesús pronuncia una frase que se ha convertido en proverbial: "Ningún profeta es bienvenido en su tierra" (v. 24).

Estas palabras revelan que el fracaso de Jesús no fue del todo inesperado. Conocía a los suyos, conocía los corazones de los suyos, sabía el riesgo que corría, tomó en cuenta la negativa. Entonces podemos preguntarnos: pero si así fuera, si prevé el fracaso, ¿por qué se va a su país de todos modos? ¿Por qué hacer el bien a las personas que no están dispuestas a recibirte? Esta es una pregunta que nos hacemos a menudo. Pero es una pregunta que nos ayuda a comprender mejor a Dios.Él, frente a nuestras clausuras, no se detiene: no detiene su amor .. Frente a nuestros cierres, Él continúa. Vemos un reflejo de esto en aquellos padres que son conscientes de la ingratitud de sus hijos, pero no dejan de amarlos y hacerles bien por ello. Dios es así, pero en un nivel mucho más alto. Y hoy también nos invita a creer en el bien, a no dejar piedra sin remover en hacer el bien.

En lo que sucede en Nazaret, sin embargo, encontramos algo más: la hostilidad hacia Jesús por parte de "los suyos" nos provoca: ellos no fueron acogedores, ¿y nosotros? Para comprobarlo, miremos los modelos de acogida que Jesús ofrece hoy, a sus conciudadanos ya nosotros. Son dos extranjeros: una viuda de Sarepta de Sidón y Naamán, el sirio. Ambos acogieron a los profetas: el primero Elías, el segundo Eliseo. Pero no fue una recepción fácil, pasó por pruebas. La viuda acogió a Elías, a pesar del hambre y aunque el profeta fue perseguido (cf. 1 Reyes 17, 7-16), fue perseguido político-religioso. Naamán, en cambio, a pesar de ser una persona del más alto nivel, aceptó la petición del profeta Eliseo, lo que le llevó a humillarse, a bañarse en un río siete veces ( cf.5.1-14), como si fuera un niño ignorante. En resumen, la viuda y Naamàn los acogieron a través de su disponibilidad y humildad . El modo de acoger a Dios es estar siempre disponibles, acogerlo y ser humildes. Por aquí pasa la fe: disponibilidad y humildad. La viuda y Naamán no rechazaron los caminos de Dios y sus profetas; eran dóciles, no rígidos y cerrados.

Hermanos y hermanas, también Jesús sigue el camino de los profetas: se presenta como no lo esperábamos. El que busca milagros no lo encuentra -si buscamos milagros no encontraremos a Jesús- el que busca nuevas sensaciones, experiencias íntimas, cosas extrañas; los que buscan una fe hecha de poder y signos externos. No, no lo encontrará. Solo quien acepta sus caminos y sus desafíos la encuentra, sin quejas, sin suspicacias, sin críticas y sin caras largas. En otras palabras, Jesús os pide que lo acojáis en la realidad cotidiana que vivís; en la Iglesia hoy, tal como es; en quien tienes cerca cada día; en la concreción de los necesitados, en los problemas de vuestra familia, en los padres, en los hijos, en los abuelos, acoged allí a Dios. Ahí está Él, que nos invita a purificarnos en el río de la disponibilidad y en muchos baños saludables de humildad.

Y nosotros, ¿somos acogedores o nos parecemos a sus conciudadanos, que creían saberlo todo sobre él? “Estudié teología, hice ese curso de catequesis… ¡Lo sé todo sobre Jesús!”. ¡Sí, como un tonto! No seas tonto, no conoces a Jesús, quizás después de tantos años de ser creyentes, muchas veces creemos conocer bien al Señor, con nuestras ideas y nuestros juicios. El riesgo es acostumbrarse, acostumbrarse a Jesús ¿Y cómo nos acostumbramos? Cerrándonos, cerrándonos a sus novedades, en el momento en que llama a tu puerta y te dice algo nuevo, quiere entrar en ti. Debemos salir de esto permaneciendo fijos en nuestras posiciones. El Señor pide una mente abierta y un corazón sencillo. Y cuando una persona tiene una mente abierta, un corazón sencillo, tiene la capacidad de sorprenderse, de asombrarse. El Señor siempre nos sorprende,

Queridos hermanos y hermanas ,

Hoy es el Día Mundial de los Enfermos de Lepra. Expreso mi cercanía a quienes padecen esta enfermedad y espero que no les falte el apoyo espiritual y la atención sanitaria. Es necesario trabajar juntos por la plena integración de estas personas, superando cualquier discriminación asociada a una enfermedad que, lamentablemente, todavía afecta a muchos, especialmente en contextos sociales más desfavorecidos.

Pasado mañana, 1 de febrero, se celebrará el Año Nuevo Lunar en todo el Lejano Oriente, así como en diversas partes del mundo. En esta ocasión, les dirijo mis cordiales saludos y deseo que todos puedan gozar de paz, salud y una vida tranquila y segura en el nuevo año. ¡Qué hermoso es cuando las familias encuentran oportunidades para reunirse y vivir juntos momentos de amor y alegría! Desafortunadamente, muchas familias no podrán reunirse este año debido a la pandemia. Espero que pronto podamos pasar la prueba. Espero, finalmente, que gracias a la buena voluntad de los individuos ya la solidaridad de los pueblos, toda la familia humana pueda alcanzar metas de prosperidad material y espiritual con renovado dinamismo.

En la víspera de la fiesta de san Juan Bosco, quisiera saludar a los salesianos, que tanto bien hacen en la Iglesia. Seguí la Misa celebrada en el santuario de María Auxiliadora [en Turín] por el Rector Mayor Ángel Fernández Artime, recé con él por todos. Pensemos en este gran santo, padre y maestro de la juventud. No se encerró en la sacristía, no se encerró en sus cosas. Salía a la calle a buscar gente joven, con esa creatividad que era su seña de identidad. ¡Los mejores deseos para todos los salesianos y salesianas!

Os saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos de diversas partes del mundo. En particular, saludo a los fieles de Torrejón de Ardoz, España, ya los estudiantes de Murça, Portugal.

¡Con afecto saludo a los niños y niñas de la Acción Católica de la diócesis de Roma! Estoy aquí en un grupo. Queridos hijos, nuevamente este año, acompañados de padres, educadores y sacerdotes auxiliares, habéis venido -un pequeño grupo, por la pandemia- al final de la Caravana de la Paz. Su lema es Reparemos la paz . Bonito eslogan! ¡Es importante! Hay una gran necesidad de "remendar", desde nuestras relaciones personales, hasta las relaciones entre estados. ¡Gracias! ¡Continuar! Y ahora suelta tus globos al cielo en señal de esperanza… ¡Aquí! Es un signo de esperanza que los jóvenes de Roma nos traen hoy, esta “caravana por la paz”.

Les deseo a todos un feliz domingo. Y por favor, no olvides orar por mí. Que tengas un buen almuerzo y adiós.

sábado, 29 de enero de 2022

Domingo 4º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Lectura del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):

EN los días de Josías, el Señor me dirigió la palabra: «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones. Tú cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide. Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—».

Palabra de Dios

Salmo 70, R/. Mi boca contará tu salvación, Señor.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):

Hermanos: Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente. Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde. Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada. Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.

El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios. En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (4,21-30):

En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».

Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor

Compartimos:

  El relato de la vocación del profeta comenzaba así: «En tiempos (en los días) del rey Josías»... Es probable que no sepamos casi nada de las circunstancias de aquel rey ni de la situación del pueblo por aquel entonces. Baste decir que el pueblo lo estaba pasando mal: había muchos problemas, se habían desanimado, cada cual se buscaba la vida como podía ("sálvese quien pueda"), y se consolaban y entretenían con falsas esperanzas y con cantos de sirena de sus dirigentes políticos y religiosos: pero no enfrentaban su situación con valentía. Derrotismo, comodidad, confusión y desesperanza. Ahí se presenta Dios llamando a Jeremías.

 Quizá sea bueno recordar qué entendemos por «profeta». No se trata de un tipo extraño con habilidades de adivinación sobre el futuro. No solían ser personajes de prestigio o con grandes dotes de convencimiento ni oratoria. En nuestro caso, Jeremías debía tener problemas de dicción: era tartamudo. El profeta es, ante todo, una persona muy sensible a lo que está ocurriendo en medio de su pueblo. Y es alguien con una profunda experiencia de oración, alguien reflexivo y consciente de sus propias limitaciones y... ¡poco más!

El día en que fuimos bautizados, y nos ungieron con el «Aceite/Óleo Sagrado», el sacerdote pronunció sobre nosotros estas palabras:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que te ha liberado del pecado y dado nueva vida

por el agua y el Espíritu Santo,

te consagre con el óleo de la salvación

para que entres a formar parte de su pueblo

y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta y rey.

          Es decir: que todo bautizado ha recibido una llamada de Dios para que sea su profeta, su portavoz, su mensajero. Y por lo tanto podemos aplicarnos nosotros lo mismo que escuchó Jeremías: «antes de formarte en el vientre, te escogí, antes de que salieras del seno materno, te consagré, y te nombré profeta».

Sábado de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del segundo libro de Samuel (12,1-7a.10-17):

En aquellos días, el Señor envió a Natán a David. Entró Natán ante el rey y le dijo: «Había dos hombres en un pueblo, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo: era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y convidó a su huésped.» David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: «Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará cuatro veces el valor de la cordera.»

Natán dijo a David: «¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y matándolo a él con la espada amoníta. Asi dice el Señor: "Yo haré que de tu propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día."» David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!» Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás. Pero, por haber despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá.»

Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron levantarlo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos.

Palabra de Dios

Salmo 50 R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

 Santo Evangelio según san Marcos (4,35-41):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.» Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Palabra del Señor

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Quizá no sea difícil reconstruir la evolución de la narración. Como núcleo histórico estará el hecho de que Jesús y los discípulos atravesaron en barca con frecuencia el lago de Genesaret; alguna vez el mar se revolvió y pasaron angustia, pero Jesús los calmó con palabras de confianza en el Padre providente, y quizá les reprochó su poca fe. Todo ello, contemplado tras la pascua y a la luz de pasajes veterotestamentarios adquiere características nuevas: Jesús, el que muchas veces increpó a los malos espíritus, es realmente el Señor, capaz de realizar las proezas del éxodo, de dar órdenes al mar...

La narración se irá convirtiendo en una gran confesión de fe en la persona de Jesús: “¿Pero quién es este?” En el pasaje emparentado de Mc 6,45ss (Jesús caminando sobre las aguas) los discípulos gritan turbados, y él les dice: “no temáis”. Este estremecimiento de los discípulos, junto a Jesús y en medio del mar, recuerda relatos de aparición pascual,  donde la turbación es una constante (Lc 24,38; cf. Mt 14,26), ya que en el Resucitado se manifiesta plenamente lo divino; ante la pesca milagrosa (Lc 5,7ss, retroproyección de Jn 21,6ss), visto el poder de Jesús, “el temor se apoderó de todos”. En la proximidad de Jesús surge, junto con la confianza, la conciencia de pequeñez, de criatura ante su creador.

A lo largo de su historia, la Iglesia ha leído esta narración a su propia imagen: ella camina entre dificultades, a veces con la impresión de que Jesús está “ausente”. Pero él, antes o después, aparece siempre como el salvador y el Señor, y a ella le toca adorarle con un gozo entremezclado con sobrecogimiento reverencial: “¿quién es este?”

viernes, 28 de enero de 2022

Oración de Santo Tomás de Aquino

Dame, Señor y Dios mío,

que no decaiga, ni en la prosperidad ni en la adversidad;
que no me ensoberbezca en alguna cosa,
ni me deprima en otra;
de nada goce o me duela
sino en lo que me lleve a ti o me separe de ti.

A nadie desee agradar,
ni a nadie tema disgustar, sino a ti.
Sea para mí despreciable todo lo pasajero,
y sea para mí querido todo lo tuyo.

Que me hastíe el gozo de lo que sea sin ti,
que no desee nada que esté fuera de ti.
Que me deleite el trabajo hecho por ti,
que me sea penoso todo descanso que sea sin ti.

Concédeme, Señor, dirigir constantemente el corazón hacia ti,
y que en mis fallos sepa dolerme con el propósito de la enmienda.
Amén.

Tratado de Dios. Si Dios existe, Santo Tomás de Aquino

Puesto que el principal intento de la doctrina sagrada es el de dar a conocer a Dios, y no sólo como es en sí mismo, sino también en cuanto es principio y fin de todas las cosas, y especialmente de la criatura racional, según hemos dicho, en la empresa de exponer esta doctrina trataremos primeramente de Dios, después del movimiento de la criatura racional hacia Dios, y en tercer lugar, de Cristo, que, en cuanto hombre, es nuestro camino para ir a Dios.

El tratado de Dios se dividirá en tres partes. Trataremos en la primera de lo que atañe a la esencia divina; en la segunda, de lo que se refiere a la distinción de personas, y en la tercera, de lo relativo a cómo proceden de Dios las criaturas.

En lo referente a la esencia divina se ha de tratar, primero, si Dios existe; segundo, cómo es, o mejor, cómo no es; tercero, de lo relativo a sus operaciones, a saber, de su ciencia, de su voluntad y de su poder.

Acerca de lo primero hay que averiguar tres cosas.

Primera: si la existencia de Dios es de evidencia inmediata.

Segunda: si es demostrable.

Tercera: si existe Dios.

Artículo 1. Si la existencia de Dios es verdad de evidencia inmediata

A. Discusión

Argumentos a favor de que la existencia de Dios es cosa evidente por sí misma.

1. Decimos que es evidente por sí aquello cuyo conocimiento nos es connatural, como es el que tenemos de los primeros principios. Pues bien; ?el conocimiento de que Dios existe está naturalmente inserto en todos?, como dice el Damasceno al comienzo de su libro. Luego que Dios existe es evidente por sí mismo.

2. Se llama evidente lo que se comprende con sólo conocer sus términos, cualidad que el Filósofo atribuye a los primeros principios de demostración; y así, sabido lo que es todo y lo que es parte, en el acto se comprende que el todo es mayor que cualquiera de sus partes. Pues sabido lo que significa este término, ?Dios?, en el acto se comprende que Dios existe, porque con este nombre expresamos aquello mayor que lo cual nada se puede concebir, y más grande será lo que existe en el entendimiento y en la realidad que lo que sólo existe en el entendimiento. Por consiguiente, si por el hecho de entender su nombre existe Dios en el entendimiento, síguese que existe también en la realidad. Luego que Dios existe es evidente por sí.

3. Es evidente que existe la verdad, porque quien niegue su existencia concede que existe, ya que, si la verdad no existiese, sería verdad que la verdad no existe, y claro está que, si algo es verdadero, es preciso que exista la verdad. Pero Dios es la misma verdad, como se dice en San Juan: ?Yo soy el camino, la verdad y la vida?. Luego la existencia de Dios es de evidencia inmediata.

Argumento en contra: nadie puede concebir lo opuesto a lo que es verdad evidente, como enseña el Filósofo al tratar de los primeros principios de la demostración. Pero lo contrario de la existencia de Dios se puede pensar, como leemos en el Salmista: ?Dijo el necio en su corazón: no hay Dios?. Luego la existencia de Dios no es verdad evidente.

B. Respuesta

Una proposición puede ser evidente de dos maneras: en sí misma, pero no con respecto a nosotros, o en sí misma y para nosotros. La causa de que una proposición sea evidente es porque el predicado está incluido en el concepto del sujeto; por ejemplo, ?el hombre es animal?, pues ?animal? entra en el concepto de hombre. Si, pues, todos conociesen la naturaleza del sujeto y la del predicado, esta proposición sería evidente para todos, como lo son los primeros principios de las demostraciones, cuyos términos, ser y no ser, todo y parte, y otros parecidos, son cosas tan sabidas que nadie las ignora. Pero si hay quienes ignoran cuál es la naturaleza del sujeto y la del predicado, la proposición en sí misma será, sin duda, evidente, pero no lo será para quienes ignoran aquellos extremos; y por esto sucede, como dice Boecio, que hay conceptos comunes que sólo son evidentes para los sabios; por ejemplo, que ?lo incorpóreo no ocupa lugar?.

Por consiguiente, digo que la proposición ?Dios existe?, en sí misma es evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, ya que, como más adelante veremos, Dios es su mismo ser. Pero con respecto a nosotros, que desconocemos la naturaleza divina, no es evidente, sino que necesita ser demostrada por medio de cosas más conocidas de nosotros, aunque por su naturaleza sean menos evidentes es decir, por sus efectos.

C. A los argumentos se responde diciendo:

1. Que es verdad que tenemos naturalmente cierto conocimiento confuso de la existencia de Dios en el sentido de que Dios es la felicidad del hombre, y puesto que el hombre, por ley de su naturaleza, quiere ser feliz, ha de conocer naturalmente lo que naturalmente desea. Pero esto no es, en realidad, conocer a Dios, como tampoco conocer que alguien llega es conocer a Pedro, aunque sea Pedro el que llega; y de hecho muchos piensan que el bien perfecto del hombre, que es la bienaventuranza, consiste para unos en la riquezas; para otros, en los placeres, y para otros, en cualquier otra cosa.

2. Que es muy posible que quien oye pronunciar la palabra ?Dios? no entienda que con ella se expresa una cosa mayor que la cual nada se puede pensar, pues hasta ha habido quienes creyeron que Dios es cuerpo. Pero, aun supuesto que todos entiendan por el término ?Dios? lo que se pretende, es decir, algo mayor que lo cual nada se puede pensar, no por esto se sigue que entiendan que lo designado con este nombre exista en la realidad, sino sólo en el concepto del entendimiento. Ni tampoco se puede deducir que exista en la realidad, a menos de reconocer previamente que entre lo real hay algo mayor que lo cual nada se puede pensar, cosa que no reconocen los que sostienen que no hay Dios.

3. Que la verdad, en general, existe; pero no lo es para nosotros que exista la verdad suprema.

Viernes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del segundo libro de Samuel (11,1-4a.5-10a.13-17):

Al año siguiente, en la época en que los reyes van a la guerra, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel, a devastar la región de los amonitas y sitiar a Rabá. David, mientras tanto, se quedó en Jerusalén; y un día, a eso del atardecer, se levantó de la cama y se puso a pasear por la azotea del palacio, y desde la azotea vio a una mujer bañándose, una mujer muy bella. David mandó preguntar por la mujer, y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Alián, esposa de Urías, el hitita.»David mandó a unos para que se la trajesen. Después Betsabé volvió a su casa, quedó encinta y mandó  este aviso a David: «Estoy encinta.»Entonces David mandó esta orden a Joab: «Mándame a Urías, el hitita.»Joab se lo mandó. Cuando llegó Urías, David le preguntó por Joab, el ejército y la guerra.

Luego le dijo: «Anda a casa a lavarte los pies.»Urías salió del palacio, y detrás de él le llevaron un regalo del rey. Pero Urías durmió a la puerta del palacio, con los guardias de su señor; no fue a su casa. Avisaron a David que Urías no había ido a su casa. Al día siguiente, David lo convidó a un banquete y lo emborrachó. Al atardecer, Urías salió para acostarse con los guardias de su señor, y no fue a su casa. A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la mandó por medio de Urías. El texto de la carta era: «Pon a Urías en primera línea, donde sea más recia la lucha, y retiraos dejándolo solo, para que lo hieran y muera.» Joab, que tenía cercada la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos. Los de la ciudad hicieron una salida, trabaron combate con Joab, y hubo bajas en el ejército entre los oficiales de David; murió también Urías, el hitita.

Palabra de Dios

Salmo  50,R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

 Santo Evangelio según san Marcos (4,26-34):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

Palabra del Señor

Compartimos:

El grito programático de Jesús es que llega el Reino de Dios (Mc 1,15). Él es el ungido para anunciarlo y establecerlo, con sus múltiples manifestaciones: consuelo para los afligidos, alimento para los hambrientos, luz para los ciegos, libertad para los cautivos… (Lc 4,18). Pero su forma de presentarlo es original: el Reino es don de Dios, y sus promesas son irrevocables; el Reino se implantará, pero no por la violencia ni como fruto del esfuerzo humano: “Dios lo da a sus amigos mientras duermen”. En  Is 5,1-5 y en Mt 21,33 se habla del viñador diligente, que planta cepas, construye la tapia, excava el lagar... En nuestra parábola el campesino parece más bien un holgazán despreocupado. En cada momento Jesús recalca una enseñanza: la diligencia es necesaria en la vida, pero la autosuficiencia humana está reñida con el establecimiento del Reino; esto es asunto del amor gratuito del Padre, siempre dispuesto a acabar con las situaciones de sufrimiento.

La segunda parábola, del grano de mostaza, acentúa especialmente el contraste entre el comienzo insignificante y el final grandioso; en Mt y Lc va unida a la de la levadura, que expone el mismo pensamiento. Jesús invita a percibir que en lo más pequeño está ya virtualmente lo más grande, con lo cual interpreta su vida y, en cierto modo, la nuestra. Él no es un poderoso socialmente influyente, pero su sencilla enseñanza cotidiana, sus gestos de comer con marginados, declarar el amor de Dios a los pecadores, curar a algunos enfermos… son signos de que el Reino está irrumpiendo. Poco importa que sus discípulos sean tardos para cambiar de mentalidad, o que Herodes Antipas le tenga entre ceja y ceja (Lc 13,31); no hay fracaso que anule su esperanza en el Dios que no defrauda. Reafirmando el desarrollo indiscutible y sorprendente de las semillas, Jesús combate el escepticismo de los discípulos, que quizá le ven como ingenuo o “iluminado”.

jueves, 27 de enero de 2022

Oración de deseo

 Jesús, mi dulce Señor, tu sabes que te quiero, 

ayúdame a ser como quieres que sea. 

Soy pequeña y pobre, pero Tú, Jesús, que eres mi Señor.

  Quiero siempre vivir unida a Ti, 

como el sarmiento a la vid y deseo que mis hermanos 

te conozcan y te amen.

 Jesús, dulce Señor, tu bondad es inmensa,

 deja que la alegría y la seguridad de ser hijo/a

 de Dios se lean en mi rostro. 

Dame tu paz, déjame sentir que estás conmigo,

 para experimentar la gracia viva de estar unida a Tí, 

y disfrutar el gozo de vivir como un regalo tuyo.

 Jesús, mi dulce Señor, 

necesito tu fuerza para parecerme más y más a Ti,

 necesito de tu amor para vencer mi egoísmo. 

Quiero llegar contigo al paraíso es lo único que anhelo.

Jesús, mi dulce Señor, Amén.

Jueves de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del segundo libro de Samuel 7,18-19.24-29):

Después que Natán habló a David, el rey fue a presentarse ante el Señor y dijo: «¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí? ¡Y, por si fuera poco para ti, mi Señor, has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor! Has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu palabra. Que tu nombre sea siempre famoso. Que digan: "¡El Señor de los ejércitos es Dios de Israel!" Y que la casa de tu siervo David permanezca en tu presencia. Tú, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho a tu siervo esta revelación: "Te edificaré una casa"; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.»

Palabra de Dios

Salmo 131,R/. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre

Santo Evangelio según san Marcos (4,21-25):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy el evangelio nos habla a base de dichos sapienciales o refranes originariamente independientes entre sí. Posiblemente Jesús dice cosas que decían otros muchos. Él se encarnó en la cultura de su pueblo y acogió la sabiduría tradicional, dándole quizá algún nuevo matiz, según oyentes y situaciones. Fue una pedagogía inteligente.

El evangelista los sitúa a continuación de la parábola del sembrador y de la interpretación alegórica que le ha dado la tradición catequética eclesial. Con la distancia cronológica y geográfica, muchas enseñanzas de Jesús fueron perdiendo claridad, significatividad; y los evangelistas intentan rescatarlas. La parábola del sembrador era originariamente una llamada a la esperanza: las sementeras frustradas no debían hacer perder de vista el éxito final; el sembrador impertérrito es modélico en esto. Jesús es como ese sembrador: invita a tener una mirada esperanzada a pesar de aparentes fracasos. Pero pasada la coyuntura escatológica en que él lo desarrollaba, la Iglesia se centró en las causas del fracaso de la predicación, pasando así de lo kerigmático a lo moral. No fue puro error, el fracaso de Jesús también tuvo sus causas.

Según Marcos, Jesús explica las parábolas a los discípulos en particular (4,34), y así ellos captan “el misterio del Reino de Dios”  (4,11). De ese modo la luz del evangelio no queda oculta, lo oscuro se vuelve claro para quien quiera oír (4,23). Los discípulos son “los que ya tienen”, porque desde el principio se han abierto a la Palabra, han manifestado incluso el deseo de que se les explique mejor (4,10), pero ahora van a tener mucho más. Dios se rige en su dádiva por la medida que el hombre ofrezca para acogerla: donde hay apertura, Dios se vuelca, con superabundancia, con una meda sin medida.

miércoles, 26 de enero de 2022

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Aula Pablo VI

Catequesis sobre san José 9. San José,  hombre que "sueña"

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy quisiera detenerme en la figura de san José como hombre que sueña. En la Biblia, como en las culturas de los pueblos antiguos, los sueños eran considerados un medio a través del cual Dios se revelaba [1]. El sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior, que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y a menudo nos habla. Pero también debemos decir que dentro de cada uno de nosotros no está solo la voz de Dios: hay muchas otras voces. Por ejemplo, las voces de nuestros miedos, las voces de las experiencias pasadas, las voces de las esperanzas; y está también la voz del maligno que quiere engañarnos y confundirnos. Por tanto, es importante lograr reconocer la voz de Dios en medio de las otras voces. José demuestra que sabe cultivar el silencio necesario y, sobre todo, tomar las decisiones justas delante de la Palabra que el Señor le dirige interiormente. Nos hará bien hoy retomar los cuatro sueños narrados en el Evangelio y que le tienen a él como protagonista, para entender cómo situarnos ante la revelación de Dios. El Evangelio nos cuenta cuatro sueños de José.

En el primer sueño (cf. Mt 1,18-25), el ángel ayuda a José a resolver el drama que le asalta cuando se entera del embarazo de María: «No temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (vv. 20-21). Y su respuesta fue inmediata: «Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado» (v. 24). Muchas veces la vida nos pone delante de situaciones que no comprendemos y parece que no tienen solución. Rezar, en esos momentos, significa dejar que el Señor nos indique cuál es la cosa justa para hacer. De hecho, muy a menudo es la oración la que hace nacer en nosotros la intuición de la salida, cómo resolver esa situación. Queridos hermanos y hermanas, el Señor nunca permite un problema sin darnos también la ayuda necesaria para afrontarlo. No nos tira ahí en el horno solos. No nos tira entre las bestias. No. El Señor cuando nos hace ver un problema o desvela un problema, nos da siempre la intuición, la ayuda, su presencia, para salir, para resolverlo.

Y el segundo sueño revelador de José llega cuando la vida del niño Jesús está en peligro. El mensaje está claro: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle» (Mt 2,13). José, sin dudarlo, obedece: «Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes» (vv. 14-15). En la vida todos nosotros experimentamos peligros que amenazan nuestra existencia o la de los que amamos. En estas situaciones, rezar quiere decir escuchar la voz que puede hacer nacer en nosotros la misma valentía de José, para afrontar las dificultades sin sucumbir.

En Egipto, José espera la señal de Dios para poder volver a casa; y es precisamente este el contenido del tercer sueño. El ángel le revela que han muerto los que querían matar al niño y le ordena que salga con María y Jesús y regrese a la patria (cf. Mt 2,19-20). José «se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel» (v. 21). Pero precisamente durante el viaje de regreso, «al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí» (v. 22). Y ahí está la cuarta revelación: «y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret» (vv. 22-23). También el miedo forma parte de la vida y también este necesita de nuestra oración. Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, este no será el criterio de nuestras decisiones. José siente el miedo, pero Dios lo guía a través de él. El poder de la oración hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad.

Pienso en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no logran ni esperar ni rezar. Que san José pueda ayudarles a abrirse al diálogo con Dios, para reencontrar luz, fuerza y paz. Y pienso también en los padres ante los problemas de los hijos. Hijos con tantas enfermedades, los hijos enfermos, también con enfermedades permanentes: cuánto dolor ahí. Padres que ven orientaciones sexuales diferentes en los hijos; cómo gestionar esto y acompañar a los hijos y no esconderse en una actitud condenatoria. Padres que ven a los hijos que se van, mueren, por una enfermedad y también —es más triste, lo leemos todos los días en los periódicos— jóvenes que hacen chiquilladas y terminan en accidente con el coche. Los padres que ven a los hijos que no van adelante en la escuela y no saben qué hacer… Muchos problemas de los padres. Pensemos cómo ayudarles. Y a estos padres les digo: no os asustéis. Sí, hay dolor. Mucho. Pero pensad cómo resolvió los problemas José y pedid a José que os ayude. Nunca condenar a un hijo. A mí me da mucha ternura —me daba en Buenos Aires— cuando iba en el autobús y pasaba delante de la cárcel: estaba la fila de personas que tenían que entrar para visitar a los presos. Y había madres ahí que me daban mucha ternura: delante del problema de un hijo que se ha equivocado, está preso, no le dejaban solo, daban la cara y lo acompañaban. Esta valentía; valentía de papá y mamá que acompañan a los hijos siempre, siempre. Pidamos al Señor que dé a todos los padres y a todas las madres esta valentía que dio a José. Y después rezar para que el Señor nos ayude en estos momentos.

Pero la oración nunca es un gesto abstracto o intimista, como quieren hacer estos movimientos espiritualistas más gnósticos que cristianos. No, no es eso. La oración siempre está indisolublemente unida a la caridad. Solo cuando unimos a la oración el amor, el amor por los hijos por el caso que he dicho ahora o el amor por el prójimo, logramos comprender los mensajes del Señor. José rezaba, trabajaba y amaba —tres cosas bonitas para los padres: rezar, trabajar y amar— y por esto recibió siempre lo necesario para afrontar las pruebas de la vida. Encomendémonos a él y a su intercesión.

San José, tú eres el hombre que sueña,

enséñanos a recuperar la vida espiritual

como el lugar interior en el que Dios se manifiesta y nos salva.

Quita de nosotros el pensamiento de que rezar es inútil;

ayuda a cada uno de nosotros a corresponder a lo que el Señor nos indica.

Que nuestros razonamientos estén irradiados por la luz del Espíritu,

nuestro corazón alentado por Su fuerza

y nuestros miedos salvados por Su misericordia. Amén.

[1] Cfr  Gen 20,3; 28,12; 31,11.24; 40,8; 41,1-32;  Nm 12,6;  1 Sam 3,3-10;  Dn 2; 4;  Jb 33,15. 

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Por intercesión de san José, maestro de vida interior, pidamos al Señor que nos conceda un corazón orante y misionero, abierto al diálogo con Él y disponible para ayudar a los hermanos y hermanas que más lo necesitan. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

LLAMAMIENTO

Mañana se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Es necesario recordar el exterminio de millones de judíos y personas de diferentes nacionalidades y creencias religiosas. ¡Esta indescriptible crueldad no debe repetirse más! Hago un llamamiento a todos, especialmente a los educadores y a las familias, para que favorezcan en las nuevas generaciones la conciencia del horror de esta página negra de la historia. No hay que olvidarla, para que se pueda construir un futuro donde la dignidad humana ya no sea pisoteada.

Antes del rezo del Padrenuestro

Y ahora, con el Padrenuestro, los invito a rezar por la paz en Ucrania, y a hacerlo muchas veces a lo largo de este día. Pidamos con insistencia al Señor que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y superar las heridas, los miedos y las divisiones. Hemos hablado del holocausto. Pero piensen que [también en Ucrania] fueron exterminadas millones personas [entre 1932 - 1933]. Es un pueblo que sufre; ha pasado hambre, ha sufrido muchas crueldades y se merece la paz. Que las oraciones e invocaciones que hoy se elevan al cielo toquen las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que hagan prevalecer el diálogo y antepongan el bien de todos a los intereses particulares. Recemos por la paz con el Padrenuestro, que es la oración de los hijos que se dirigen al mismo Padre, la oración que nos hace hermanos, la oración de los hermanos que piden reconciliación y concordia. Pero por favor, nunca la guerra.

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy reflexionamos sobre san José como hombre que sueña. Los sueños simbolizan la vida espiritual de cada persona, ese espacio interior donde Dios se manifiesta y nos habla. Pero en nuestro interior también hay otras voces, que pueden condicionarnos y confundirnos —por ejemplo, nuestros miedos—, y por eso es importante aprender a hacer silencio, como san José, para reconocer la voz de Dios y discernir lo que Él nos quiere revelar.

El Evangelio menciona cuatro sueños que tuvieron a José como protagonista. Escuchando la Palabra que Dios le dirigía por medio de esos sueños, y respondiendo a ella con obediencia y docilidad, José encontró la fuerza y la valentía necesarias para poder afrontar las dificultades. También nosotros, por medio de la oración, aunque tengamos que enfrentar problemas que parecen no tener solución, podemos experimentar la presencia de Dios que nos ilumina, que nos transforma y que nos sostiene.

Oración, " Venid a Mí"

 Tú, Señor, nos dices: Venid a mí los que tenéis

miedo y estáis cansados , y yo os aliviaré".

En estos momentos de tantos virus...necesitamos

ese alivio que tú nos ofreces, aumenta nuestra fe,

nuestra esperanza,  que podamos ver la alegría

en los demás, para que seamos capaces de ver

y experimentar tu amor.


Muéstranos el camino hacia a luz para  poder

 salir de nosotros mismos y compartir con 

los necesitados todo el amor y la ternura que

derramas en nuestras vidas.


¡Gracias, Dios nuestro, por tu bondad y por tu

misericordia!

Danos la paz que necesita este mundo.

Amén

MM. Dominicas

Santos Timoteo y Tito

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,1-8):

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

Palabra de Dios

Salmo 95,R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Santo Evangelio según san Lucas 10,1-9

Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.

No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.”

Palabra de Dios

Compartimos:

Pablo designa a Timoteo como isópsykhos: “de espíritu idéntico” al mío (Flp 2,20), como “nuestro hermano [suyo y de Silas] y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo” (1Tes 3,2), que “trabaja en la obra del Señor igual que yo” (1Co 16,10). En cuanto a Tito, “Dios ha puesto gran diligencia en su corazón”; “¿no hemos procedido él y yo según el mismo espíritu, caminando por las misma huellas?” (2Co 8,16; 12,18). Por lo mismo pide: “A este tipo de personas tenedlas en gran honor” (Flp 2,29). Hasta aquí son datos históricos; una tradición posterior presenta a Timoteo y Tito como destinatarios de cartas de Pablo (1-2Tim; Tito); es otro modo de afirmar su categoría irrepetible, su papel singular, en cuanto depositarios inmediatos y transmisores fieles del legado apostólico.

Estos personajes significan mucho para la Iglesia de hoy. Ante todo, el auténtico apóstol, como Pablo, no trabaja en solitario, sino en equipo; busca colaboradores con quienes compartir tarea y vivir en comunión; y cuando tiene oportunidad elogia su trabajo, no tiene celos de ellos, sino agradecimiento y hasta auténtico orgullo por su valía. Por otro lado, la Iglesia es “tradición”, es decir, “transmisión”; en el credo confesamos que pertenecemos a la Iglesia apostólica; somos los mismos, ellos como modeladores y nosotros como receptores y también transmisores. Tito y Timoteo eran los que habitualmente recibían encargos y los comunicaban fielmente a las comunidades en formación. Una vez conquistados por Pablo, sobre todo en el caso de Timoteo, no hubo otro horizonte en su vida que el de trabajar por la difusión del evangelio.

martes, 25 de enero de 2022

Oración de Bendición

 Bendice el ánimo agobiado de los oprimidos por el dolor,

la pesada soledad de almas hundidas;

el ser totalmente agitado de los hombres,

el sufrimiento que el alma nunca confiado a otra alma hermana.


Bendice este grupo familiar que oran sin cesar,

los que temen caminos desconocidos.

Bendice a los hombres necesitados, que este momento están muriendo,

dales, Dios bueno, un feliz descanso y tranquilo final. 


Bendice nuestro sueño, el sueño de todos los muertos.

Recuerda lo que tu Hijo sufrió por nosotros en la angustía de la muerte.

Tu Ser tan misericordioso para con todas las necesidades humanas

dé el descanso a todos los muertos en tu paz eterna.

Amén

Conversión de San Pablo

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,3-16):

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»

Palabra de Dios

Salmo116,R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Santo Evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

En la vida de San Pablo hubo un antes y un después, y tuvo que vencer resistencias que le impedían avanzar. No es tampoco exacto que Pablo haya perseguido a la Iglesia, aunque él usa esa expresión; él persiguió a un sector del judaísmo que se había hecho cristiano, y que, por ese motivo, buscaba ser salvado por la fe en Jesús y no por determinadas prácticas legales antiguas. Esto Pablo lo vio como menosprecio del tesoro religioso de Israel, y su fidelidad a Dios le obligó a intervenir, incluso quizá violentamente. Su deseo era purificar la propia religión judía, aparentemente maltratada por algunos. Pero Dios le abrió los ojos, como ya se los había abierto a aquellos supuestos trasgresores, y Saulo se unió a ellos, a la nueva forma de culto a Yahvé según lo realizado por él en su hijo Jesús. Pablo percibió que el judaísmo había “crecido”, en cierto modo había alcanzado su meta, pues ya se dejaba guiar por el Mesías en quien había esperado. El judío Saulo, con la fuerza de Dios, se incorporó a ese “crecimiento”, al movimiento mesiánico, a vivirlo y a fomentarlo.

Seguramente no todos nosotros estamos llamados a dar pasos tan espectaculares, pero sí a dejarnos iluminar por Dios para avanzar en el camino de la fe. Y podemos encontrarnos con impedimentos semejantes a los de Pablo: él era el religiosamente autosatisfecho, quizá un tanto orgulloso de su fidelidad; era el que, en los asuntos de Yahvé y su Ley, se las sabía todas. Solo una convulsión por obra de Dios mismo le permitió preguntar “¿Qué debo hacer, Señor?”, ¡él, que lo tenía todo tan claro, desde siempre!

lunes, 24 de enero de 2022

Oración de San Agustín

 Señor Jesús, que me conozca a mi

y que te conozca a Ti,

Que no desee otra cosa sino a Ti.

Que me odie a mí y te ame a Ti.

Y que todo lo haga siempre por Ti.

Que me humille y que te exalte a Ti.

Que no piense nada más que en Ti.

Que me mortifique, para vivir en Ti.

Y que acepte todo como venido de Ti.

Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti.

Que siempre escoja seguirte a Ti.

Que huya de mí y me refugie en Ti.

Y que merezca ser protegido por Ti.

Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.

Que sea contado entre los elegidos por Ti.

Que desconfíe de mí

y ponga toda mi confianza en Ti.

Y que obedezca a otros por amor a Ti.

Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti.

Que quiera ser pobre por amor a Ti.

Mírame, para que sólo te ame a Ti.

Llámame, para que sólo te busque a Ti.

Y concédeme la gracia

de gozar para siempre de Ti. Amén.

(San agustín)

Lunes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-7.10):

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos: ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tu serás el jefe de Israel."» Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel. Tenía treinta años cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años; en Hebrón reinó sobre Judá siete años y medio, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre Israel y Judá. El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban el país. Los jebuseos dijeron a David: «No entrarás aquí. Te rechazarán los ciegos y los cojos.»

Era una manera de decir que David no entraría. Pero David conquistó el alcázar de Sión, o sea, la llamada Ciudad de David. David iba creciendo en poderío, y el Señor de los ejércitos estaba con él.

Palabra de Dios

Salmo 88,R/. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

 Santo Evangelio según san Marcos (3,22-30):

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.»

Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.» Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor

Compartimos:

El actúa con una gran sencillez, con claridad, y ofrece signos espontáneamente, como volcar una mesa en el templo; pero los signos no sirven para los “ciegos voluntarios”. Tras el signo de templo, le interrogan los “sumos sacerdotes, escribas y ancianos” (Mc 11,27), los “entendidos”, los intelectuales… Jesús pudo recordar aquello de “buscar al Señor con sencillez de corazón, que se deja hallar de los que no exigen pruebas, pero los razonamientos retorcidos alejan de él” (Sab 1,1-2).

Particularmente fustiga Jesús a quienes, por comodidad e inmovilismo, malinterpretan su actuar y se resisten a dejarse interpelar. Mientras que él lo explica como signo de la vuelta del Espíritu de Dios a la tierra, señal de estar en los tiempos mesiánicos, los opositores lo atribuyen a connivencia con Satanás, que es tanto como nigromancia, hechicería… siempre prohibidas en Israel e incluso castigadas con la muerte (Deuteronomio 18,10s). Jesús reduce al absurdo la acusación que le hacen los escribas y aduce una parábola muy en sintonía con la visión del mundo de entonces, sometido a las potencias del mal. La aplicación de la parábola queda implícita: Jesús es “el más fuerte” que ata al fuerte, a Satanás. Él introduce la salvación en el mundo; pero quien opte por la ceguera voluntaria y no se acoja a su acción benéfica está destruyéndose a sí mismo.

Pidamos hoy a Jesús unos ojos limpios, un espíritu sencillo para acoger su presencia como una hermosa primavera que rejuvenezca nuestro pensar y actuar.

domingo, 23 de enero de 2022

José Luis Perales, galardonado por su compromiso y apoyo a los niños en situación de pobreza

José Luis Perales, cantautor, compositor, productor y escritor con más cincuenta años de trayectoria profesional, recibe ex aequo el Premio CEU Ángel Herrera en su categoría de Ética y Valores junto al cardiólogo Valentín Fuster. CEU afirma que «este galardón pretende ensalzar al cantante de lo cotidiano que ha vivido de la música al mismo tiempo que disfrutaba de su familia y de los paisajes y tradiciones de su tierra».

Creación de Aldeas Infantiles en Cuenca

Aunque haya colaborado con diferentes organizaciones, se recalca su participación activa junto con su esposa Manuela en la creación de Aldeas Infantiles en Cuenca, donde han estado directamente implicados en el crecimiento y desarrollo de los niños que han pasado por el centro. Además, los derechos de autor de una de sus composiciones más queridas, «Que canten los niños», van directamente a esta ONG.

Uno de los artistas más importantes de nuestro país

Considerado como uno de los más grandes músicos españoles y como el compositor latino más versionado, ha vendido más de 50 millones de discos. Comenzó su trayectoria como autor componiendo temas para algunos de los artistas españoles más reconocidos como Lola Flores, Rocío Jurado, Mocedades, Raphael, José Luis Rodríguez, El Puma, Isabel Pantoja, Miguel Bosé, Paloma San Basilio, entre otros.

En la actualidad, se encuentra inmerso en los últimos conciertos de su gira «Baladas para una despedida», con la que pondrá fin a cincuenta años sobre los escenarios con más de setenta conciertos, aunque planea seguir escribiendo y grabando en los próximos años.

La Fundación Universitaria San Pablo CEU reconoce con sus premios CEU Ángel CEU Herrera la labor de personas, instituciones y empresas que han destacado por su contribución a la mejora de la sociedad y a la promoción del bien común. Este año se celebra el XXV Aniversario de estos premios que conceden anualmente en diferentes categorías entre las que destacan: solidaridad, alumni, colaboración empresarial en el ámbito educativo, cooperación al desarrollo y emprendimiento social, a la difusión de la cultura católica, al mejor trabajo periodístico en materia educativa, a la innovación educativa en el sector tecnológico.

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de la Liturgia de hoy vemos a Jesús que inaugura su predicación (cfr Lc 4,14-21): es la primera predicación de Jesús. Se dirige a Nazaret, donde creció, y participa en la oración en la sinagoga. Se levanta a leer y, en el volumen del profeta Isaías, encuentra el pasaje sobre el Mesías, que proclama un mensaje de consolación y liberación para los pobres y los oprimidos (cfr Is 61,1-2). Terminada la lectura, «todos los ojos estaban fijos en él» (v. 20). Y Jesús inicia diciendo: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy» (v. 21). Detengámonos en este hoy. Es la primera palabra de la predicación de Jesús contada en el Evangelio de Lucas. Pronunciada por el Señor, indica un “hoy” que atraviesa toda época y permanece siempre válido. La Palabra de Dios siempre es “hoy”. Empieza un “hoy”: cuando tú lees la Palabra de Dios, en tu alma empieza un “hoy”, si tú la comprendes bien. Hoy. La profecía de Isaías se remontaba a siglos antes, pero Jesús, «por la fuerza del Espíritu» (v. 14), la hace actual y, sobre todo, la lleva a cumplimiento e indica la forma de recibir la Palabra de Dios: hoy. No como una historia antigua, no: hoy. Hoy habla a tu corazón.

Los paisanos de Jesús están admirados por sus palabras. Incluso si, nublados por los prejuicios, no le creen, se dan cuenta de que su enseñanza es diferente de la de otros maestros (cf. v. 22): intuyen que en Jesús hay más. ¿El qué? Está la unción del Espíritu Santo. A veces, sucede que nuestras predicaciones y nuestras enseñanzas permanecen genéricas, abstractas, no tocan el alma y la vida de la gente. ¿Y por qué? Porque les falta la fuerza de este hoy, ese que Jesús “llena de sentido” con el poder del Espíritu es el hoy. Hoy te está hablando. Sí a veces se escuchan conferencias impecables, discursos bien construidos, pero que no mueven el corazón, y así todo queda como antes. También muchas homilías – lo digo con respeto pero con dolor – son abstractas, y en vez de despertar el alma la duermen. Cuando los fieles empiezan a mirar el reloj – “¿cuándo terminará esto?” – duermen el alma. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo o en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad. Y este no es el camino. Pero una palabra en la que no palpita la fuerza del hoy no es digna de Jesús y no ayuda a la vida de la gente. Por esto quien predica, por favor, es el primero que debe experimentar el hoy de Jesús, para así poderlo comunicar en el hoy de los otros. Y si quiere dar clases, conferencias, que lo haga, pero en otro lado, no en el momento de la homilía, donde debe dar la Palabra para que sacuda los corazones.

Queridos hermanos y hermanas, en este Domingo de la Palabra de Dios quisiera dar las gracias a los predicadores y los anunciadores del Evangelio que permanecen fieles a la Palabra que sacude el corazón, que permanecen fieles al “hoy”. Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura. La Palabra de Dios, de hecho, es viva y eficaz (cfr Hb 4,12), nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden. Recordemos: la Palabra de Dios transforma una jornada cualquiera en el hoy en el que Dios nos habla. Entonces, tomemos el Evangelio en la mano, cada día un pequeño pasaje para leer y releer. Llevad en el bolsillo el Evangelio o en el bolso, para leerlo en el viaje, en cualquier momento y leerlo con calma. Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios. Quisiera haceros una propuesta. En los domingos de este año litúrgico es proclamado el Evangelio de Lucas, el Evangelio de la misericordia. ¿Por qué no leerlo también personalmente, entero, un pequeño pasaje cada día? Un pequeño pasaje. Familiaricémonos con el Evangelio, ¡nos traerá la novedad y la alegría de Dios!

La Palabra de Dios es también el faro que guía el recorrido sinodal iniciado en toda la Iglesia. Mientras nos comprometemos a escucharnos unos a otros, con atención y discernimiento – porque no es hacer una encuesta de opiniones, no, sino discernir la Palabra, ahí -, escuchamos juntos la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. Y la Virgen nos conceda la constancia para nutrirnos cada día con el Evangelio.

Queridos hermanos y hermanas,

Ayer en San Salvador fueron beatificados el sacerdote jesuita Rutilio Grande García y dos compañeros laicos, y el sacerdote franciscano Cosme Spessotto, mártires de la fe. Ellos estuvieron al lado de los pobres testimoniando el Evangelio, la verdad y la justicia hasta la efusión de la sangre. Su heroico ejemplo suscite en todos el deseo de ser valientes trabajadores de fraternidad y de paz. ¡Un aplauso por los nuevos beatos!

Sigo con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y cuestionan la seguridad en el continente europeo, con repercusiones aún más amplias. Hago un sentido llamamiento a todas las personas de buena voluntad, para que eleven oraciones a Dios omnipotente, para que cada acción e iniciativa política esté al servicio de la fraternidad humana, más que a los intereses de las partes. Quien persigue sus propios fines en detrimento de los demás, desprecia su propia vocación de hombre, porque todos hemos sido creados hermanos. Por esto y con preocupación, dadas las tensiones actuales, propongo que el próximo miércoles 26 de enero sea una jornada de oración por la paz.

En el contexto de la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, he aceptado la propuesta llegada de varias partes y he proclamado a San Ireneo de Lyon Doctor de la Iglesia universal. La doctrina de este Santo pastor y maestro es como un puente entre Oriente y Occidente: por esto nos referimos a él como Doctor de la Unidad, Doctor Unitatis. El Señor nos conceda, por su intercesión, trabajar a todos juntos por la plena unidad de los cristianos.

Y ahora dirijo mi saludo a todos vosotros, queridos fieles de Roma y peregrinos venidos desde Italia y de otros países. Saludo en particular a la familia espiritual de los Siervos del sufrimiento y a los Scout Agesci del Lacio. Y veo también que hay un grupo de connacionales: saludo a los argentinos aquí presentes. Y también los jóvenes de la Inmaculada.

Os deseo a todos un feliz domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!