domingo, 30 de junio de 2019

España renueva su consagración al Corazón de Jesús: «En Ti ponemos nuestra vida y la de España»

Este domingo 30 de junio de 2019, un siglo y un mes después de que en 1919 Alfonso XIII consagrase el Reino al Sagrado Corazón de Jesús, España ha vuelto a renovar esta consagración en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico del país y lugar en el que hace 100 años se produjo este histórico acontecimiento para los católicos españoles.

En una emotiva celebración en la que participaron 15.000 fieles, cientos de sacerdotes y religiosas, decenas de obispos y cardenales se pidió la protección del Corazón de Jesús y el “rejuvenecimiento de la fe en España”.

Una renovación marcada por la Adoración

La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, y fue al término de la misa y en un ambiente de Adoración Eucarística con miles de personas arrodilladas en la explanada del santuario cuando se llevó a cabo la oración de consagración. Al no ser realizada por el jefe del Estado como en 1919 hizo el Rey Alfonso XIII, en esta ocasión la oración ha sido iniciada por el arzobispo madrileño, el nuncio apostólico, Renzo Fratini, el arzobispo de Toledo y Primado de España, Braulio Rodríguez, el obispo de Getafe, Ginés García, y después por el resto de fieles.

Antes el Nuncio leyó un mensaje enviado por el Papa Francisco en el que animó a ser “testigos de la presencia viva de Cristo en medio de nuestro mundo, de modo que pueda ser conocido y amado y reinar en el corazón de los hombres, los hogares, los diferentes ámbitos de la sociedad”.

Siguiendo el mismo esquema que hace un siglo fue el arzobispo toledano, en su condición de primado, el que ha colocado el Santísimo en la custodia con el que se ha producido en la Adoración Eucarística durante la cual se renovó la consagración.

"Expresar nuestra inmensa gratitud"

“Señor Jesucristo, Salvador del mundo, al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón, los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar donde se levanta este trono de tus bondades, para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones”, decía parte de esta oración.

Los miles de congregados oraban afirmando que “al renovar la consagración de España, los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia, impulsando, en comunión con toda la Iglesia, una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio”.

“Concédenos permanecer siempre junto a María, Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés, para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España”, proseguía la oración.

Un ambiente cargado de emoción y de alegría

Una vez concluida la oración de esta renovación de la consagración de España, los presentes rompían en un fuerte aplauso mientras proferían vítores al Corazón de Jesús y a Cristo Rey. De este modo, se llegaba al momento culminante de un Año Jubilar por una devoción históricamente de gran arraigo en el pueblo español.

Previamente, el cardenal Osoro presidió la Eucaristía en la que además del nuncio Fratini han participado entre otros los cardenales Rouco y Amigo, así como 14 obispos españoles provenientes de distintas regiones. Estaban presentes entre otros, los obispos de Getafe, diócesis en la que se encuentra el santuario, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, así como vascos como Munilla o catalanes como Vives.

En su homilía, el arzobispo de Madrid recordó que “al renovar el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús asumimos la misión de hacer presente su rostro”.

De este modo, afirmaba que "el Corazón de Cristo nos muestra la realidad de Dios y la del hombre y que desea vivir en Verdad y no negociar con la Verdad, sin  acomodarse a las circunstancias”.

“Qué grande es este Dios que sale a nuestro encuentro, que habla nuestro lenguaje y comparte nuestras preocupaciones”, aseguró y recordó que “somos el pueblo de Dios y este pueblo que camina en España quiere renovar y consagrar España una vez mas al Corazón de Jesús”, afirmaba.

“Sagrado Corazón, en ti ponemos nuestra vida y la de España. Cuídanos, haznos hermanos que tengamos la necesidad de amarnos, de pedirnos perdón y de perdonar”, dijo para concluir el cardenal Osoro.

Así es la oración de consagración que se ha leído este domingo

A continuación ofrecemos íntegra la oración con la que se ha renovado la consagración de España al Corazón de Jesús:

Señor Jesucristo, Redentor del género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.

Señor Jesucristo, Salvador del mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones.

Durante la noche anterior a la renovación a la consagración en el cerro hubo una vigilia en la que el Sagrado Corazón fue iluminado con los colores de la bandera española

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría 
y manantial del que brota la vida eterna.

Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.

Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio.

Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de tu Corazón traspasado.

Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.

Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.

Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España.

Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro.

Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.

Que al consagraros nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de vuestro amor
y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.

La Palabra contemplada para la misión, Del 12 al 14 de Julio de 2019





Precisamos de la Palabra de Dios que es por excelencia Jesucristo en cuanto hombre en quien se encarnó la misma Palabra de Dios. Se hizo uno como nosotros y con nosotros.

La Palabra invita a vivir, no ha dejarse llevar. Invita a la escucha, a la contemplación, a adorar, es decir, a conocer y amar aquello que necesitamos para vivir.

La Palabra y toda palabra entablan una relación que induce a salir de uno mismo y a acoger, a que formen parte de nuestra vida. Guardar la Palabra, porque nos importa, significa que la amamos. “Dijo Jesús a sus discípulos: El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23ss).

Palabra. Contemplar a Dios y a los hermanos. Hacerse uno con el Padre porque su Palabra, la vida del Hijo del Hombre, la guardamos y la amamos, establecemos una relación que hace posible que nuestra palabra sea anuncio de esperanza, de alegría, de veracidad.

Familia dominicana, invitados a contemplar y guardar la Palabra, somos enviados a ser portavoces de Ella, mensajeros de esperanza, alegría y verdad.

VIERNES 12
16:30 Acogida y entrega de carpetas
18:00 Oración en el pozo
18:45 Bienvenida al Encuentro y dinámica de presentación
19:30 1ª Ponencia: LA PALABRA
Ponente: Fray Pedro Juan Alonso Merino
21:00 Cena


SÁBADO 13
08:30 Laudes y Misa con las Monjas
10:00 2ª Ponencia: LA CONTEMPLACION
Ponente: Sor Teresa de Jesús Cadarso Mateo
11:30 Descanso
12:00 Trabajo Grupal
13,00 Plenaria
14:00 Almuerzo y descanso
16:30 3º Ponencia: LA MISION
Ponente: Hna. Ana Belén Verísimo
17:30 Trabajo grupal
18:30 Descanso
19:00 Puesta en común
20:15 Vísperas
21:00 Cena
22:00 Actividad cultural


DOMINGO 14
08:30 Laudes
10:00 Mesa Redonda: LA MISION NACE DE LA PALABRA
Moderador: José Vicente Vila
Ponentes:
Fraile: Juan Carlos Cordero
Laico: José Alberto
Monja: Sor Carmela Fernández
Hermana: Belén Quezada M.
Joven: Mónica Marco
Diálogo directo con los ponentes
11:30 Descanso (Los que desean pueden visitar a las monjas o el torreón)
12:45 Celebración de la Eucaristía
14:00 Comida y despedida

Fechas del Encuentro
Inicio: viernes, 12 de julio, a las 16,00 h.
Final: domingo, 14 de julio, a las 15,30 h.


Precio por persona
110€ en habitación individual
100€ en habitación doble
(Incluye pensión y carpeta de materiales)


Información e inscripción:
Secretariado de Familia Dominicana
Juan de Urbieta, 51 – 28007 (MADRID)
Teléfono: 917839498 666065386

Reserva de plazas
Se respetará el orden de inscripción hasta completar las plazas disponibles

sábado, 29 de junio de 2019

En Segovia, concurso dibujando la Biblia

EL CONCURSO DIBUJANDO LA BIBLIA ALCANZA SU X EDICIÓN.

El concurso “dibujando la Biblia, que organizan los profesores de religión de la diócesis de Segovia, este año llega a su décima edición. Han sido más de 20 los centros participantes y algo más de 1000 los trabajos presentados.

Los escolares que cursan la asignatura de religión desde infantil hasta el último ciclo de primaria, han trabajado y plasmado con diferentes técnicas el tema propuesto para esta ocasión: “La parroquia”.

En la tarde del jueves día 20 e Obispo de la diócesis, César Franco, hizo entrega de los premios a los que habían resultado seleccionados en cada franja de edad. Los dibujos premiados y una buena representación de todos los presentados se han podido visitar en el claustro de la catedral de Segovia.

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO, EN LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


Los apóstoles Pedro y Pablo están ante nosotros como testigos. No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Testigos de vida. Aun cuando sus vidas no fueron cristalinas y lineales, ambos eran de ánimo muy religioso: Pedro, discípulo de la primera hora (cf. Jn 1,41), Pablo incluso «defensor muy celoso de las tradiciones de los antepasados»(Ga 1,14). Pero cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios. Ambos fueron puestos al descubierto por las preguntas de Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21,15); «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hch 9,4). Pedro se entristeció por las preguntas de Jesús, Pablo quedó ciego por sus palabras. Jesús los llamó por su nombre y cambió sus vidas. Y después de todos estos sucesos confió en ellos, en dos pecadores arrepentidos. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?

Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho. Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin. Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado. Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: «Soy un pecador» (Lc 5,8). Pablo escribió que él era «el menor de los apóstoles, no digno de ser llamado apóstol» (1 Co 15,9). Mantuvieron durante su vida esta humildad, hasta el final: Pedro crucificado boca abajo, porque no se consideraba digno de imitar a su Señor; Pablo, encariñado con su nombre, que significa “pequeño”, y desapegado del que recibió cuando nació, Saúl, nombre del primer rey de su pueblo. Comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor.

Redescubrámoslos, por tanto, como testigos de perdón. En sus caídas descubrieron el poder de la misericordia del Señor, que los regeneró. En su perdón encontraron una paz y una alegría irreprimibles. Con todo el desastre que habían realizado, habrían podido vivir con sentimientos de culpa: ¡Cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes! Humanamente habían fallado; pero sin embargo se encontraron con un amor más grande que sus fracasos, con un perdón tan fuerte como para curar sus sentimientos de culpa. Sólo cuando experimentamos el perdón de Dios renacemos de verdad. Es el perdón el que nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión de nuestros pecados.

Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. En el Evangelio de hoy Él hace esta pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Las respuestas evocan personajes del pasado: «Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algunos de los profetas». Personas extraordinarias, pero todas muertas. Pedro, en cambio, responde: «Tú eres el Cristo» (cf. Mt 16,13.14.16). Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo. Para el testigo, Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado. Por consiguiente, un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús. Porque el testigo, después de todo, lo único que anuncia es que Jesús está vivo y es el secreto de la vida. En efecto, vemos que Pedro, después de haber dicho Tú eres el Cristo, agrega: «el Hijo de Dios vivo» (v. 16). El testimonio nace del encuentro con Jesús vivo. También en el centro de la vida de Pablo encontramos la misma palabra que rebosa del corazón de Pedro: Cristo. Pablo repite este nombre una y otra vez, casi cuatrocientas veces en sus cartas. Para él, Cristo no es sólo el modelo, el ejemplo, el punto de referencia, sino la vida. Escribe: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21). Jesús es su presente y su futuro, hasta el punto de que juzga el pasado como basura ante la sublimidad del conocimiento de Cristo (cf. Flp 3,7-8).

Hermanos y hermanas, ante estos testigos, preguntémonos: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado, de las estadísticas. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadística. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”.

Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente. No se quedaron satisfechos con medias tintas, sino que se decidieron por la única medida posible para aquellos que siguen a Jesús: la de un amor sin límites. Se «derramaron en libación» (cf. 2 Tm 4,6). Pidamos la gracia de no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor. Encontremos nuestras raíces en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón. Jesús nos pregunta también a nosotros como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”. Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús.

Hoy se bendicen los palios para los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. El palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros; es signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla. Según una hermosa tradición, comparte también con nosotros la alegría de hoy una Delegación del Patriarcado Ecuménico, a la que saludo con afecto. Vuestra presencia, queridos hermanos, nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida.

Domingo XIII (Ciclo C) del tiempo ordinario

Evangelio (Lc 9,51-62): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Jesús se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo. 

Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».
PALABRA DE DIOS.

«Sígueme»

COMPARTIMOS:
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre nuestro seguimiento de Cristo. Importa saber seguirlo como Él lo espera. Santiago y Juan aún no habían aprendido el mensaje de amor y de perdón: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» (Lc 9,54). Los otros convocados aún no se desprendían realmente de sus lazos familiares. Para seguir a Jesucristo y cumplir con nuestra misión, hay que hacerlo libres de toda atadura: «Nadie que (...) mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios» (Lc 9,62).

Con motivo de una Jornada Misionera Mundial, San Juan Pablo II hizo un llamamiento a los católicos a ser misioneros del Evangelio de Cristo a través del diálogo y el perdón. El lema había sido: «La misión es anuncio de perdón». Dijo el Papa que sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres de toda raza y cultura, y podrá hacer desaparecer las dolorosas divisiones, los contrastes ideológicos, las desigualdades económicas y los violentos atropellos que oprimen todavía a la Humanidad. Mediante la evangelización, los creyentes ayudan a los hombres a reconocerse como hermanos.

Si nos sentimos verdaderos hermanos, podremos comenzar a comprendernos y a dialogar con respeto. El Papa ha subrayado que el empeño por un diálogo atento y respetuoso es una condición para un auténtico testimonio del amor salvífico de Dios, porque quien perdona abre el corazón a los demás y se hace capaz de amar. El Señor nos lo dejó dicho en la Última Cena: «Que os améis los unos a los otros, así como Yo os he amado (...). En esto reconocerán todos que sois discípulos míos» (Jn 13,34-35).

Evangelizar es tarea de todos, aunque de modo diferente. Para algunos será acudir a muchos países donde aún no conocen a Jesús. A otros, en cambio, les corresponde evangelizar a su alrededor. Preguntémonos, por ejemplo, si quienes nos rodean saben y viven las verdades fundamentales de nuestra fe. Todos podemos y debemos apoyar, con nuestra oración, sacrificio y acción, la labor misionera, además del testimonio de nuestro perdón y comprensión para con los demás.

jueves, 27 de junio de 2019

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

En los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos muestra a la Iglesia de Jerusalén como el paradigma de toda comunidad cristiana. Los cristianos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, hacían memoria del Señor a través de la fracción del pan, es decir, de la Eucaristía, y dialogaban con Dios en la oración. Los creyentes vivían todos unidos, conscientes del vínculo que los une entre sí como hermanos en Cristo, sintiéndose especialmente llamados a compartir con todos los bienes espirituales y materiales, según la necesidad de cada uno. Así, compartiendo la Palabra de Dios y también el pan, la Iglesia se convierte en fermento de un mundo nuevo, en el que florece la justicia, la solidaridad y la compasión.

El libro de los Hechos añade que los discípulos acudían a diario al templo, partían el pan en las casas y alababan a Dios. En efecto, la liturgia no es un aspecto más de la Iglesia, sino la expresión de su esencia, el lugar donde nos encontramos con el Resucitado y experimentamos su amor.

Por último, san Lucas nos señala que día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando: la perseverancia de los creyentes en la alianza con Dios y con los hermanos se convierte en una fuente de atracción que fascina y conquista a los demás.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española  provenientes de España y América Latina. En particular saludo a la Asociación Española de canonistas, en su 50 aniversario, y al grupo de peregrinos de Tlalnepantla, acompañados de su arzobispo Mons. José Antonio Fernández Hurtado. Pidamos al Espíritu Santo para que nuestras comunidades sean acogedoras, sean solidarias, viviendo la liturgia como encuentro de Dios y con los hermanos. Y yo quiero felicitar a los mexicanos porque son tan acogedores, tan acogedores con los migrantes. Que Dios se lo pague. Gracias.

miércoles, 26 de junio de 2019

Comienza a conocerse todo tipo de torturas del gobierno sandinista nicaragüense contra los católicos

Aunque aprehensiva, y decidida a continuar la lucha por sus derechos, Nicaragua está contenta: con ocasión de la reciente y muy criticada ley de Amnistía, esta semana fueron liberados cerca de 50 presos políticos tras el levantamiento popular ocurrido contra el régimen en abril del año pasado. Aún permanecen encarcelados por el gobierno unos 100 presos políticos más, señala la agencia de noticias Gudium Press.

A la par de los relatos de torturas físicas, psicológicas y morales -unas que el mundo ya conocía y otras que contempla horrorizado- en las narraciones de los liberados, las historias traen también la confirmación fehaciente de que el régimen orteguista tiene a la Iglesia como uno de sus principales objetivos, sino el principal, con el que deben emplear todas las formas de lucha, incluyendo la calumnia.

En declaraciones a Nicaragua investiga, el periodista Edwin Carcache relata sus jornadas de golpes, a veces sin alimentos, sin agua, y de largos interrogatorios:

"En El Chipote, estuve ocho días, durante esos ocho días me sacaron 26 ocasiones a hacer entrevistas de tres horas y media, cuatro horas y media, entrevistas de dos horas y en el camino me golpeaban, me iban torturando en todo momento, me exigían que hablara, que acusara a los obispos, que dijera que Monseñor Silvio Báez por ejemplo, me pagaba a mí por andar en la calle".

El campesino al que amenazaron con torturar su niña de tres años

Según relata La Prensa, Medardo Mairena -líder campesino y otro de los liberados- afirma algo muy parecido. Mientras estuvo en las celdas de tortura de la antigua Dirección de Auxilio Judicial "[me ofrecían] prebendas: un trabajo, que había dinero, que yo podía salir de la pobreza". Le hacían "propuestas de que si me pasaba a trabajar con ellos me daban mi libertad", cosa a la que él se negó.

Acusado de "delitos que nunca cometimos", fue condenado a una pena de dos vidas, 216 años, por solo una de las acusaciones. Cuenta Mairena que cuando se negó a incriminar a la Conferencia Episcopal de Nicaragua como gestora de un supuesto golpe de Estado, las torturas se incrementaron. Artículo 66 completa la denuncia, diciendo que a Mairena lo querían obligar a decir que los obispos le habían dado sotanas para que se hiciera pasar como sacerdote y fuera así vestido a las barricadas que se habían establecido contra el régimen.

Incluso relata El Nuevo Diario que amenazaron torturar a su niña de tres años, cortándole cada uno de sus deditos y luego matarla a ella y toda su familia, si no culpaba a los obispos. Realmente el líder demostró una valentía incomún negándose a su utilización contra la Iglesia.

martes, 25 de junio de 2019

ESPIRITUALIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN

Damos en grandes líneas la espiritualidad del Sagrado Corazón:

 1.  Centralidad  del  misterio  de  Cristo  Salvador.  La  devoción  al  corazón  de  Jesús  es  una forma típica, una entre tantas, de la espiritualidad cristiana. También ella por tanto tiene su centro y fundamento  en  el  misterio  y  en  la  persona  de  Cristo,  Hijo  de  Dios  hecho hombre  y  salvador;  pero contemplado  sobre  todo  en  el  misterio  de  su  amor por  el  Padre  (“Para  que  el  mundo  sepa  que  yo amo al Padre, Jn 14, 31) y por nosotros (“Nos ha amado y ha dado a sí mismo por nosotros, Ef 5, 2.25; Gal 2,20). Los   datos   del   Nuevo   Testamento   más   abundantemente invocados   para   sostener   y fundamentar esta espiritualidad son tres: a.el himno de júbilo de Mt 11, en el cual Jesús se propone a sí mismo para la imitación de los discípulos  cualificándose  como  “manso  y  humilde  de corazón”.  Es  un  texto  en  el  cual prevalece la componente “discipulado/imitación”. b.el  pasaje  de  Jn  19,  que  describe  la  escena  del  Salvador  del  costado  traspasado,  del  cuyo flanco  brotan  sangre  y  agua;  escena  que  se  concluye  con  la  frase:  “Mirarán  a  Aquel  que traspasaron”. Múltiples son las reminiscencias bíblicas de este texto, releídas en prospectiva mesiánico  salvífica.  En  sustancia  proponen  una  lectura  del  entero  episodio  en  clave epifánica y pascual, por lo cual el donar la vida por amor se convierte en la plena realización del hombre y la más alta glorificación de Dios y, para todos, evento de salvación (“Cuando seré levantado sobre la tierra, atraerá a todos hacia mí”, Jn 12, 32). c.en  fin, todos  los  textos que  describen  el  misterio  de  la  salvación,  y  en  particular  la  obra redentora de Cristo como motivada y animada por el amor: amor de Dios, que ha mandado al  mundo  a  su  Unigénito  para  nuestra  salvación  (“Dios  ha  amado  tanto  al  mundo  que  ha dado  a  su  Hijo  Unigénito”,  Jn  3,  16);  pero  también amor  de  Cristo  por  el  Padre  y  por nosotros, como muchas veces viene repetido en el Nuevo Testamento (cf. Jn 14, 31; Gal 2, 20; Rm 5, 5s.; Ef 5, 2; 5, 25, etc.) 2.  Cristo  resucitado  y  glorioso.  En  el  curso  de  los  siglos  la  espiritualidad  cristiana,  y  por tanto  también  la  espiritualidad  del  Corazón  de  Jesús,  ha  conocido  acentuaciones,  y  por  tanto también formulaciones devocionales muy diversas. En particular la que en seguida será llamada la “devoción  al  Corazón  de  Jesús”,  y  hoy  la  “espiritualidad  del  Corazón  de  Jesús”,  se  nos  aparece como  el  punto  de  llegada  de  una  corriente  espiritual  que  encuentra  su  fundamento  y  su  continuo alimento  en  los  “datos  bíblicos”  apenas  indicados, pero  en  el  curso  de  su  historia  “ha  cambiado muchas  veces  de  vestido”.  Las  etapas  principales  de  este  camino  suyo  son  las  siguientes:  período 

2 patrístico,   mística   medieval,   devocionalismo   de   la Pasión,   devoción   al   Corazón   de   Jesús (parediana), interioridad y atención “al social”, renovación conciliar. Muchas   son   por   tanto   las   “variaciones”   o   “diversos   acentos”   en   la   historia   de   la espiritualidad  cristiana.  Es,  sin  embargo,    importante  subrayar  el  hecho  que  a  lo  largo  de  todo  el primer milenio la Iglesia ha contemplado el misterio de la cruz, y por tanto, también el Salvador del costado  traspasado,  sobre  todo a  la luz  de  la  resurrección.  Por  esto  la  espiritualidad  que  se  deriva era una espiritualidad alegre, gloriosa, ... que contempla y exalta la potencia y la grandeza del amorde Dios, hecho visible y manifestado en las palabras y en los gestos del Salvador, y que alcanza su culmen  en  el  misterio  de  su  “muerte  gloriosa”  (cf. post-communio  del  miércoles  santo).  En  este período, como en todo el Nuevo Testamento, el misterio de la cruz es visto como “martirio”, como la  demostración  más  alta  del  amor  (“Ninguno  tiene  amor  más  grande  de  esto,  Jn  15,  12);  y  por tanto, la muerte de Jesús es vista no como “evento salvífico” para compartir y para celebrar, ¡es tan grande y maravilloso!: obra maestra de la sabiduría y de la potencia de Dios, y suprema revelación de  su  amor  (cf.  la  “beata  pasión”  también  el  canon romano).  Esta  prospectiva  es  muy  explícita  en Juan, que identifica “muerte  y  exaltación”  como  un único misterio; pero también el  “kerygma”  en los  discursos  de  Pedro  es  anuncio  alegre  de  Cristo resucitado,  constituido  por  Dios  “Mesías  y Señor” (Hch 2, 36), mientras Pablo lo proclama “vivo y vivificante” (1 Cor 15, 45) y el Apocalipsis lo contempla “rex regum” (rey de reyes) y “dominus dominantium” (Ap 17, 14)

lunes, 24 de junio de 2019

Teresa Cardona, entusiasmo por los demás

Los que hemos tenido la suerte de conocer a Teresa Cardona sabemos que era muy feliz. Disfrutó la vida apasionadamente mientras se entregaba con generosidad a lo que tenía entre manos. Hace apenas dos días se fue a Costa de Marfil conduciendo un grupo de 30 jóvenes voluntarias, y ayer nos dejó repentinamente a causa de un desgraciado accidente de tráfico. Como en todo lo que hacía, había puesto mucha ilusión y su gran capacidad de trabajo para organizar este proyecto solidario –que este año llevaba a cabo por segunda vez– para renovar una escuela y realizar actividades educativas con niños de la zona de Yamoussoukro. Su toque personal era una sonrisa fresca y un entusiasmo desbordante y contagioso.

Tenía 42 años y era la pequeña de siete hermanos. Hace solo una semana se reunieron para celebrar la primera boda de un sobrino y estaba muy contenta de haber llevado a sus padres, ambos con un alzheimer avanzado y a los que los últimos años cuidaba con ternura. De pequeña, ellos la habían empujado a ser muy deportista –era muy buena jugando a tenis– y a aprender música –tocaba el piano y un acordeón que había sido de su padre–, si bien el ejemplo de vida cristiana de sus padres era la herencia que más agradecía y valoraba.

Profesionalmente, se dedicaba a la enseñanza secundaria y era subdirectora del colegio Canigó, donde ella había estudiado. Hace unos días había dejado este cargo para reducir la jornada laboral, porque quería dedicar más tiempo a las actividades culturales, de voluntariado y de formación del Colegio Mayor Bonaigua, residencia de universitarias de cuyo equipo directivo formaba parte. Precisamente el proyecto en Costa de Marfil nació de su interés por promover el compromiso social de las universitarias. Todo este trabajo lo asumía con su carácter apasionado, que la llevaba a vivir todo con mucha intensidad, a veces hasta agotarse, pero siempre con una sonrisa contagiosa que iluminaba.

Allí donde iba, era más que notorio su gran don para el trato con la gente, con una simpatía natural alimentada por su capacidad de amar y una vida cristiana al servicio de los demás como numeraria del Opus Dei. Todo el mundo la apreciaba porque a su lado te sentías querido, sabías que le importaba de verdad lo que te pasaba, que siempre podías contar con ella. Sentías el atractivo de una vida con sentido, porque Teresa se ha ido –y en su caso es cierto– con las manos bien llenas.

Sonia Sánchez

domingo, 23 de junio de 2019

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, en Italia y en otras naciones, se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Corpus Domini . El Evangelio nos presenta el episodio del milagro de los panes (ver Lk9,11-17) que tiene lugar en la orilla del lago de Galilea. Jesús tiene la intención de hablar a miles de personas, haciendo sanidad. Al caer la noche, los discípulos se acercan al Señor y le dicen: "Renuncia a la multitud para ir a las aldeas y al campo circundante, para alojarse y encontrar comida" (v. 12). Incluso los discípulos estaban cansados. De hecho, estaban en un lugar aislado, y la gente tenía que caminar e ir a las aldeas para comprar comida. Y Jesús ve esto y responde: "Les das comida" (v. 13). Estas palabras provocan el asombro de los discípulos. Ellos no entendieron, quizás también estaban enojados, y respondieron: "Solo tenemos cinco panes y dos peces, a menos que vayamos a comprar comida para todas estas personas" ( ibid. ).

En cambio, Jesús invita a sus discípulos a hacer una conversión verdadera de la lógica de "cada uno para sí mismo" a la de compartir, a partir de lo poco que la Providencia pone a nuestra disposición. E inmediatamente muestra que tiene claro lo que quiere hacer. Él les dice: "Que se sienten en grupos de unos cincuenta" (v. 14). Luego toma en sus manos los cinco panes y los dos peces, se dirige al Padre celestial y pronuncia la oración de bendición. Por lo tanto, comienza a romper los panes, a dividir los peces, y dárselos a los discípulos, quienes los distribuyen a la multitud. Y esa comida no termina hasta que todos estén satisfechos.

Este milagro, muy importante, tanto que todos los evangelistas lo cuentan, manifiesta el poder del Mesías y, al mismo tiempo, su compasión: Jesús tiene compasión por la gente. Ese prodigioso gesto no solo permanece como uno de los grandes signos de la vida pública de Jesús, sino que anticipa lo que eventualmente será el memorial de su sacrificio, es decir, la Eucaristía, el sacramento de su Cuerpo y su Sangre dado para la salvación de mundo.

La Eucaristía es la síntesis de toda la existencia de Jesús, que fue un solo acto de amor por el Padre y los hermanos. Allí también, como en el milagro de la multiplicación de los panes, Jesús tomó el pan en sus manos, elevó la oración de bendición al Padre, partió el pan y se lo dio a los discípulos; Y él hizo lo mismo con la copa de vino. Pero en ese momento, en vísperas de su Pasión, quiso dejar en ese gesto el Testamento del nuevo y eterno Pacto, un memorial perpetuo de su Pascua de muerte y resurrección. La fiesta del Corpus Christi.Todos los años nos invita a renovar la maravilla y la alegría de este maravilloso regalo del Señor, que es la Eucaristía. Démosle la bienvenida con gratitud, no de forma pasiva, habitual. No debemos acostumbrarnos a la Eucaristía e ir y decirnos como por costumbre: ¡no! Cada vez que nos acercamos al altar para recibir la Eucaristía, debemos renovar verdaderamente nuestro "amén" al Cuerpo de Cristo. Cuando el sacerdote nos dice "el Cuerpo de Cristo", decimos "amén": pero que es un "amén" que viene del corazón, convencido. Es Jesús, es Jesús quien me salvó, es Jesús quien viene a darme la fuerza para vivir. Es Jesús, Jesús vivo. Pero no debemos acostumbrarnos a ello: cada vez como si fuera la primera comunión.

La expresión de la fe eucarística del pueblo santo de Dios son las procesiones con el Santísimo Sacramento, que tienen lugar en todas partes de la Iglesia Católica en esta solemnidad. Yo también celebraré misa esta noche en el barrio romano de Casal Bertone, seguida de una procesión . Invito a todos a participar, incluso espiritualmente, a través de la radio y la televisión. Que Nuestra Señora nos ayude a seguir a Jesús con fe y amor a quienes adoramos en la Eucaristía.

Después del ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

ayer, en Madrid, se proclamó que Beate María Carmen Lacaba Andía y 13 hermanas de la Orden Franciscana de la Inmaculada Concepción habían sido asesinadas por odio a la fe durante la persecución religiosa entre 1936 y 1939. Estas monjas de clausura, como las Vírgenes prudentes, esperaban la llegada de la divina Esposa con fe heroica. Su martirio es una invitación para que todos seamos fuertes y perseverantes, especialmente en el momento de la prueba. Saludamos a estos nuevos beatos con un aplauso!

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, los de Brasil, la Isla de Guam (Estados Unidos de América) y la peregrinación de Liverpool promovida por las Hermanas de Nuestra Señora de Namur.

Saludo a los fieles de Salerno, Crotone y Lanciano.

Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olvides orar por mí. Buen almuerzo y adiós!

Personajes Bíblicos, Eutiquio o Eutico

El texto de los Hechos de los apóstoles donde se habla de Eutico es breve y está preocupado por mostrar a pablo como continuador de Jesús y dotado de fuerza vivificadora. Por otra parte sin pretenderlo directamente, nos enseña cómo se celebraba la Eucaristía en las primitivas comunidades cristianas.
Dice así:
20, 7 El primer día de la semana, nos reunimos para la fracción del pan; Pablo les estuvo hablando y, como iba a marcharse al día siguiente, prolongó el discurso hasta medianoche. 
8 Había lámparas en abundancia en la
sala de arriba, donde estábamos reunidos.
9 Un muchacho, de nombre Eutiquio, estaba
sentado en la ventana. Mientras Pablo
alargaba su discurso, al muchacho le iba entrando
un sueño cada vez más pesado; al final,
vencido por el sueño, se cayó del tercer
piso abajo. Lo recogieron ya muerto,
10 pero Pablo bajó, se echó sobre él y,
abrazándolo, dijo: «No os alarméis, sigue
con vida».
11 Volvió a subir, partió el pan y lo comió.
Estuvo conversando largamente hasta el alba
y, por fin, se marchó.
12 Por lo que hace al muchacho, lo trajeron
vivo, con gran consuelo de todos

El nombre del muchacho (Eutykhos en griego) significa “Afortunado”, como en latin “Fortunato”o “Buenaventura”. Y lo fue ciertamente porque, a pesar de su caída mortal de necesidad, continuó viviendo gracias a la intervención de san Pablo.

De él solo sabemos que era joven, que participaba en la reunión cristiana y que tras caer por la ventana donde estaba sentado temerariamente, fue considerado por todos como muerto, pero Pablo repitiendo los gestos de Elías en 1 Reyes 17,21 y Eliseo en 2 Reyes 4,34, lo hizo revivir. El relato es cauto y no dice expresamente que se tratara de un milagro, sino que Pablo declaró: “sigue con vida”, pero es claro que se pretende
mostrar a Pablo como un profeta tan grande como los más grandes de los que actuaron en ,tiempos anteriores a Cristo. 

No sabemos más de este muchacho. En cuanto a la forma de celebrar la Eucaristía
se nos dan muchos datos.
La reunión se celebra en las primeras horas de un domingo, a media noche en una sala alta, en un tercer piso en este caso, para evitar que intervinieran extraños y por disponerse en ese lugar de una sala amplia y bien acomodada. Las muchas
lámparas encendidas indican que hay un ambiente de fiesta.
A la ceremonia se le llama “la fracción del pan”. Comienza con una larga homilía que habría sido precedida por algunas lecturas de los Libros Sagrados, que aquí no se mencionan. Luego sigue la ceremonia de la consagración y co
munión y acababa con una acción de gracias que se prolonga hasta el amanecer.

Un testimonio un poco posterior pero mucho más amplio y detallado nos lo ofrece San Justino en su “Apología” en la que señala expresamente que se leían los Evangelios y que se hacía una colecta para ayudar a “las viudas y los huérfanos”, o sea a la gente necesitada y desvalida de la comunidad. San Justino también dice que la comunión
se les llevaba a los que no habían podido asistir a la asamblea.

Textos Eucarísticos

Secuencia Lauda, Sion, Salvatorem

Alaba, alma mía, a tu Salvador;
alaba a tu guía y pastor
con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,
porque él está sobre toda alabanza,
y jamás podrás alabarle lo bastante.

El tema especial de nuestros loores
es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la mesa de la sagrada
cena al grupo de los doce apóstoles
sin género de duda.

Sea, pues, llena, sea sonora,
sea alegre, sea pura
la alabanza de nuestra alma.

Pues celebramos el solemne día
en que fue instituido
este divino banquete.

En esta mesa del nuevo rey,
la pascua nueva de la nueva ley
pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,
la sombra ante la realidad,
y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo hizo en la cena,
mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,
consagramos el pan y el vino,
en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,
que el pan se convierte en carne,
y el vino en sangre.

Lo que no comprendes y no ves,
una fe viva lo atestigua,
fuera de todo el orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies,
que son accidentes y no sustancia,
están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida;
mas Cristo está todo entero
bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe,
no lo quebranta ni lo desmembra;
recíbese todo entero.

Recíbelo uno, recíbenlo mil;
y aquel lo toma tanto como estos,
pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;
mas con suerte desigual
de vida o de muerte.

Es muerte para los malos,
y vida para los buenos;
mira cómo un mismo alimento
produce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento,
no vaciles, sino recuerda
que Jesucristo tan entero
está en cada parte
como antes en el todo.

No se parte la sustancia,
se rompe solo la señal;
ni el ser ni el tamaño
se reducen de Cristo presente.

«Tenemos que ser solidarios hasta que el mundo cambie en la dirección que marca el Evangelio»

«Todo arranca de unos principios evangélicos, por solidaridad con la gente más desfavorecida y por combatir la desigualdad y la exclusión».

Con estas mirada recibe Marcial, voluntario de Cáritas desde hace cinco años, a todos los que se acercan a la mesa que la organización ha instalado en la plaza de Isabel II, un espacio abierto entre los barrios de Sol y Palacio, del distrito centro de Madrid.


El jueves en este lugar, también conocido como plaza de Ópera, aúna un descomunal abanico de razas, personalidades y culturas diferentes. El madrileño, responsable de voluntariado de la Vicaría III, está acompañado de cuatro compañeros que, como él, han reservado en su calendario este día porque así lo ha elegido su corazón… «Tenemos que ser solidarios», repite, con una voz sosegada y llena de cordura, «con esas personas que están en situación de dificultad». Y hacerlo «hasta que el mundo cambie en la dirección que marca el Evangelio».

«Dios me ayuda para colaborar en lo que me pida Cáritas»

A pocos metros de ese crisol de culturas, en la puerta de la iglesia de San Ginés, se encuentra otra mesa informativa, custodiada por Carmen, Julián, Begoña y Pilar. Esta última colabora con Cáritas desde que se prejubiló. Y lo hace llevando a cabo labores administrativas e informáticas en la Vicaría III. «¿Por qué lo haces?», le pregunto, consciente del esfuerzo que supone poner la vida en el corazón de los más necesitados de la tierra. «Siempre he tenido una necesidad de entrega, de hacer algo por los demás», reconoce, «y siempre en el entorno que me da confianza, que es el ámbito religioso católico, que es lo que soy».

A su lado, Carmen, que cuenta, en su haber, con diez años dedicados –en cuerpo y alma– a esta entidad de acción caritativa y social de la Iglesia católica, destaca que, desde que se jubiló, «quería colaborar con Cáritas y hacer un voluntariado». De esta manera, «me encontré con que trabajar sin cobrar era algo fenomenal». Y, desde entonces, aquí sigue… «Pero que yo no estoy solo el día de Caridad, ¿eh?», apunta sonriente, «sino que estoy comprometida todo el año».

Y con la sonrisa de Pilar, la de su compañera Carmen, quien descubre que toda su vida ha sido un regalo de Dios: «Soy afortunada y he recibido mucho; y me mueve una opción religiosa, la fe que tengo y que intento practicar cada día de mi vida». Verdaderamente, «recibo de Dios la ayuda para colaborar en lo que me necesiten y me pida Cáritas». De esta manera, subraya, «me pongo a su disposición y que sea lo que Él quiera».

«Cáritas es la parte caritativa de la Iglesia»

A lo largo de todo el día, Madrid lucirá revestida con 533 mesas de Caridad. Con el lema Ponte en marcha. Tu compromiso mejora el mundo, llegamos hasta la calle Preciados. Allí se encuentran Elena y Pedro. Tienen el sol de cara, que ilumina Madrid al mismo nivel que sus sonrisas. «Yo hago esto desde hace ocho años, para ayudar un poquito a los demás, aparte de a mí misma; porque ayudar a quienes más lo necesitan es ayudarse a uno mismo», confirma Elena. Aún no es mediodía, y sus ojos ya cargan con el cansancio que supone estar ahí. Sin embargo, su alegría y sus ganas de ayudar son más fuertes que la debilidad… «Está todo muy desordenado y hace mucha falta dar la vida por los demás». Y yo he elegido Cáritas porque «desde pequeñita, voy de la mano de la Iglesia». «Termino agotada, sí», confiesa, sin dejar de regalarnos su sonrisa, «pero muy feliz».

Pedro, el presidente de la mesa de esta concurrida calle madrileña, es colaborador de Cáritas desde hace cinco años. Este destaca la importancia de hacerse presente para que todos sepan que «Cáritas es la parte caritativa de la Iglesia, y todos somos Iglesia». A mí «me mueve el Evangelio», reconoce, «y es importante que, como Iglesia, pongamos nuestra vida al servicio de los demás». Una labor que, necesariamente, pone el foco en la mirada misionera y evangélica de Jesús de Nazaret. «La Iglesia, en este momento, está más acostumbrada a que la gente llegue; y tendríamos que cambiar esta mentalidad e ir al encuentro de quien más lo necesita». No podemos seguir esperando, insiste, «sino que hemos de salir al encuentro, como hacía el Maestro, en busca de los más necesitados».

«A mí me mueve Jesús, y no el amor al arte»

La Puerta del Sol, con el día a medio empezar, está colmada de gente. Y cuando parece que la libreta ya ha contado todo lo contable, escuchamos –entre el gentío y los pasos– el sonido de una hucha que resplandece orgullosa tras una cálida voz de mujer. Es Bienvenida, colaboradora de Cáritas desde hace tres años.

Sin siquiera llamar su atención, acude a nuestro encuentro para confesar que «lo hago porque hace falta mucha ayuda y hay poca gente que se presta a ayudar». Y no le importan las malas caras o las contestaciones dañinas que ha recibido durante la mañana. Porque su fe es mayor que todo lo demás. «A mí me mueve Jesús, y no el amor al arte. Y por eso estoy aquí, a pesar de todo lo demás». Jesús, insiste la madrileña de Carabanchel, «nos dice que hay que dar testimonio, y esta manera de hacerlo es fundamental». Lo importante «es hacerlo con el corazón y dar visibilidad a la labor que realiza la Iglesia». Testimonio que, sin duda, Bienvenida ofrece con su voz y con sus generosas manos: «Si la gente se parase a mirar todo lo que hace la Iglesia por los demás, alucinaría… Y si no hubiera sido por la Iglesia, yo no sé lo que hubiera pasado en este mundo…».

sábado, 22 de junio de 2019

Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (C) (Segundo domingo después de Pentecostés)

Evangelio (Lc 9,11b-17): En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». 

Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.
PALABRA DE DIOS

COMPARTIRMOS:

Hoy es el día más grande para el corazón de un cristiano, porque la Iglesia, después de festejar el Jueves Santo la institución de la Eucaristía, busca ahora la exaltación de este augusto Sacramento, tratando de que todos lo adoremos ilimitadamente. «Quantum potes, tantum aude...», «atrévete todo lo que puedas»: ésta es la invitación que nos hace santo Tomás de Aquino en un maravilloso himno de alabanza a la Eucaristía. Y esta invitación resume admirablemente cuáles tienen que ser los sentimientos de nuestro corazón ante la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Todo lo que podamos hacer es poco para intentar corresponder a una entrega tan humilde, tan escondida, tan impresionante. El Creador de cielos y tierra se esconde en las especies sacramentales y se nos ofrece como alimento de nuestras almas. Es el pan de los ángeles y el alimento de los que estamos en camino. Y es un pan que se nos da en abundancia, como se distribuyó sin tasa el pan milagrosamente multiplicado por Jesús para evitar el desfallecimiento de los que le seguían: «Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos» (Lc 9,17).

Ante esa sobreabundancia de amor, debería ser imposible una respuesta remisa. Una mirada de fe, atenta y profunda, a este divino Sacramento, deja paso necesariamente a una oración agradecida y a un encendimiento del corazón. San Josemaría solía hacerse eco en su predicación de las palabras que un anciano y piadoso prelado dirigía a sus sacerdotes: «Tratádmelo bien». 

Un rápido examen de conciencia nos ayudará a advertir qué debemos hacer para tratar con más delicadeza a Jesús Sacramentado: la limpieza de nuestra alma —siempre debe estar en gracia para recibirle—, la corrección en el modo de vestir —como señal exterior de amor y reverencia—, la frecuencia con la que nos acercamos a recibirlo, las veces que vamos a visitarlo en el Sagrario... Deberían ser incontables los detalles con el Señor en la Eucaristía. Luchemos por recibir y por tratar a Jesús Sacramentado con la pureza, humildad y devoción de su Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.

Pange Lingua, himno eucarístico (ESPAÑOL)

Canta, oh lengua,
el misterio del glorioso Cuerpo
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, Pan Verdadero,
lo convierte con su palabra en su Carne,
y el vino puro se convierte en la Sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo
sean dadas Alabanza y Gloria,
Fortaleza, Honor,
Poder y Bendición;
una Gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.

viernes, 21 de junio de 2019

EEUU premia a una monja y la define como «heroína» por su entrega total contra la trata de personas


El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, ha galardonado a la religiosa Gabriella Bottani por su incansable labor y lucha contra la trata de personas otorgándole el título de “heroína” por su entrega.

La hermana comboniana italiana es la coordinadora de Talitha Kum, una red internacional formada por religiosas que luchan contra el tráfico de personas en todo el mundo. De hecho, gran parte del ministerio de Bottani lo ha dedicado a rescatar a mujeres de estas redes, desde Myanmar a Estados Unidos.

Estados Unidos la define como "heroína"

Mike Pompeo quiso reconocer públicamente la labor de esta monja durante el acto de presentación del Informe sobre la Trata de Personas de 2019. Según recoge Crux, Bottani fue una de las nueve personas que fueron nombradas "Héroes" en reconocimiento a sus incansables esfuerzos para luchar contra esta lacra, que el Papa Francisco califica como un "crimen de lesa humanidad".

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"Esta es una gran responsabilidad para todos los que estamos siendo reconocidos hoy", dijo Bottani. Talitha Kum, fundada por Bottani, celebra su décimo aniversario. Actualmente sirve como un grupo paraguas que coordina 50 redes nacionales y regionales lideradas por hermanas religiosas. Está activo en todos los continentes y tiene presencia en más de 70 países, trabajando en el terreno con miembros que participan en la sensibilización contra este mal pero que también protegen a las rescatados, les dan un hogar y les ayudan a reinsertarse en la sociedad.

La monja premiada afirmó que "al igual que las personas y organizaciones representadas aquí esta mañana, trabajamos en diálogo y colaboración con personas de diferentes tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, superando cualquier tipo de diferencias ideológicas, religiosas y políticas,  para trabajar juntos contra la trata.

Tres causas fundamentales de la trata

A su juicio, tres son las causas fundamentales de la trata de personas: estructuras de poder desigual en la sociedad, que son particularmente perjudiciales para las mujeres, los niños y las personas indígenas; políticas de migración inadecuadas; y modelos económicos que explotan los recursos humanos.

En la ceremonia quiso estar presente Calista Gingrich, embajadora de EEUU ante la Santa Sede, que fue la encargada de presentar a la hermana Bottani. "La Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede se enorgullece de su larga historia de amistad y colaboración con la hermana Gabriella Bottani y la red de Talitha Kum (…) Las asociaciones como esta son cruciales para la tarea de erradicar el mal global de la trata de personas de una vez por todas".

Viernes XI del tiempo ordinario

Santoral 21 de Junio: San Luis Gonzaga, religioso

Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. 

»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».
PALABRA DE DIOS

«Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben»

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Hoy, el Señor nos dice que «la lámpara del cuerpo es el ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás de Aquino entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad! (cf. Mt 6, 23).

Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben» (Mt 6,20). El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.

Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,23).

jueves, 20 de junio de 2019

El oficio de Corpus Christi

El siglo XIII fue escenario de un acontecimiento litúrgico de una magnitud irrepetible: la institución de la fiesta de Corpus Christi. Ninguna de las fiestas universales establecidas por la Iglesia en siglos posteriores fue instaurada con las características con que Roma lo quiso para la fiesta del Santísimo Sacramento: una fiesta en jueves, de precepto y con octava. Podemos afirmar que fue con esta solemnidad y en este siglo, que el año cristiano recibió su complemento al menos en cuanto se refiere a las grandes líneas del calendario.

Esta festividad, tan estimada por toda la catolicidad, fue establecida para ser un solemne testimonio de la fe de la Iglesia en el augusto misterio de la Eucaristía.

La herejía de Berengario de Tours, desde el siglo XI, había hecho necesario una especie de “resarcimiento litúrgico” a favor de la fe en la presencia real: el rito de la elevación de la hostia y el cáliz, para ser adorados por el pueblo, inmediatamente después de la consagración. Este signo litúrgico arraigó rápidamente y tuvo una gran difusión.

En el siglo XIII, se elaboran nuevos ataques contra este dogma capital de una religión fundada en el misterio del Verbo encarnado para unirse a la naturaleza humana. Aparecían los precursores de los “sacramentarios”, nombre dado en el siglo XVI a todos aquellos reformados que en el Sacramento de la Eucaristía solo veían un “símbolo sin realidad”.

Los valdenses y los cátaros albigenses prepararían el camino a Wicleff y a Juan Huss, todos ellos precursores de Lutero y Calvino.

Era pues tiempo de que la Iglesia hiciera resonar su voz: la fiesta de Corpus Christi fue decretada por el Papa Urbano IV en 1264. Y no únicamente una fiesta de primer orden fue añadida a las fiestas instituidas por los Apóstoles, sino una procesión espléndida, en la cual debe llevarse el Cuerpo del Señor con todo fasto y pompa. Esta procesión no tardaría en igualar y en cierta manera superar a la procesión del Domingo de Ramos y a la de Rogativas.

Para celebrar un tan grande misterio era necesario componer un nuevo Oficio que respondiese al entusiasmo de la Iglesia y a la grandeza del tema. La Liturgia no decepcionó en nada las esperanzas que el pueblo cristiano había depositado en la Iglesia.

Aquello que llama la atención en este Oficio (tanto en la Misa “Cibavit eos” como en el Breviario) compuesto por Santo Tomás de Aquino es la forma majestuosamente escolástica que presenta. Cada uno de los responsorios de Maitines está compuesto de dos sentencias, sacadas uno del Antiguo y otra del Nuevo Testamento, como si ambas Alianzas diesen testimonio de una misma fe, preanunciada y realizada. Esta idea grandiosa es una novedad con respecto a las composiciones de San Gregorio y de los otros autores litúrgicos de la Antigua Liturgia.

Todo el genio metódico del siglo XIII aparece en la prosa “Lauda Sion”, obra asombrosa de Santo Tomás. Es aquí que la grandísima altura de la escolástica, filosofía no desencarnada y troncada como las filosofías modernas, sino completa y totalizante como ninguna, ha sabido adaptarse sin dificultad al ritmo y a las cadencias de la lengua latina. Nunca jamás se pudo conseguir una exposición teológicamente tan fiel y precisa de un dogma aparentemente tan abstracto, convirtiéndolo en cercano, dulce y fuente de alimento espiritual para los corazones de los fieles. ¡Qué majestad en el inicio de este poema sublime! ¡Qué manera más delicada de exponer la fe de la Iglesia! ¡Con qué gracia y naturalidad son recordadas, al final, las figuras de la Antigua Ley que anunciaban el Pan Angélico, el Cordero Pascual y el Maná!

De esta manera se verifica la tesis que anteriormente había establecido: que todo sentimiento de orden doctrinal se resuelve siempre en armonía. En santo Tomás de Aquino, el más perfecto de los escolásticos del siglo XIII, encontramos el poeta más sublime.”

Para concluir en el día de hoy, permitidme también transcribiros lo que el gran Chesterton en su obra “Santo Tomás de Aquino” escribió sobre este particular:

“…toda santidad es secreto, y la poesía sacra (de Santo Tomás) fue realmente una secreción, como la perla de la ostra muy fuertemente cerrada. Tal vez escribió más de la que conocemos, pero una parte entró en uso público gracias a la particular circunstancia de que se le pidiera componer el oficio para la festividad de Corpus Christi, fiesta establecida a raíz de la controversia a la que había contribuido aquel pergamino que dejó sobre el altar. Lo cierto es que revela un lado de su genio totalmente distinto, y genio de verdad. Por regla general, fue un escritor de prosa eminentemente práctica; algunos dirían que un escritor de prosa muy prosaica. Polemizaba con la vista puesta en sólo dos cualidades, la claridad y la cortesía. Y las cuidaba por ser cualidades enteramente prácticas, que influían en las probabilidades de conversión. Pero el autor del oficio de Corpus Christi no era sólo lo que hasta los más zopencos llamarían un poeta; era lo que los más exigentes llamarían un artista. Su doble función más bien recuerda la gran actividad de un gran artífice renacentista, como Miguel Angel o un Leonardo da Vinci, que trabajaba en la muralla exterior, planificando y construyendo las fortificaciones de la ciudad, y luego se retiraba a la cámara reservada para tallar o modelar una copa o la arqueta de un relicario. El oficio de Corpus Christi es como un antiguo instrumento musical curiosa y primorosamente incrustado con muchas piedras de colores y metales; el autor ha recogido textos remotos sobre el pasto y la fruición como hierbas raras; hay una ausencia notable de lo tonante y lo obvio en la armonía; y el conjunto va encordado con dos fuertes poesías en latín (…) ninguna traducción es buena o por lo menos lo bastante buena. ¿Cómo vamos a encontrar ocho palabras breves en inglés que realmente equivalgan a “Sumit unus, sumunt mille; quantum isti, tantum ille”? ¿Cómo va nadie a traducir realmente el sonido del “Pange lengua”, si ya la primera silaba es como un golpe de platillos?”

Los que no tenéis dificultad para la comprensión de la lengua francesa (idioma diplomático de la Santa Sede) podéis gozar de la explicación técnica de las composiciones y su ejecución gregoriana. Nos la proporciona Mr. Patrick Banken, de “Una Voce-Francia”.

¡Feliz fiesta de Corpus!