domingo, 31 de julio de 2022

«Papá, me quieren matar por ser cristiana»: los últimos minutos de Deborah, joven mártir en Nigeria

El padre de Deborah Yakubu habla por primera vez del asesinato de su hija, que fue apedreada y quemada por sus compañeros musulmanes de universidad en Nigeria por un supuesto mensaje "blasfemo". El Parlamento Europeo se negó a condenar este crimen, por la oposición de la izquierda y gracias a la abstención, entre otros, de Ciudadanos.

"Tienen 34 abogados voluntarios y ni siquiera están arrepentidos. ¿Qué queréis que haga?", lamenta el padre de la joven, que asistió en directo al sacrificio de su hija, impotente ante un estado fallido. Es un reportaje de Leone Grotti en Tempi.

"Papá, me quieren matar".

El padre de Deborah podría esperarse de todo, excepto escuchar estas palabras cuando a las 9 de la mañana del 12 de mayo, un día que debería haber sido como cualquier otro, contestó a la llamada telefónica de su hija.

"Pero ¿quién quiere matarte? ¿Por qué?", respondió apresuradamente, con la voz ya llena de angustia.

"Porque soy cristiana. Me acusan de cometer un acto de blasfemia".

Nadie en Occidente se preocuparía seriamente por tal acusación. Pero Nigeria no es ni Europa ni Estados Unidos, especialmente el norte del país, habitado mayoritariamente por musulmanes, y sobre todo Sokoto, capital del estado norteño nigeriano del mismo nombre, sede de lo que fue un importante califato a finales del siglo XIX y donde todavía se aplica la sharía, a pesar de que la Constitución del país declara explícitamente que Nigeria es un estado laico. Una acusación de blasfemia en el norte islámico de Nigeria, al igual que en Pakistán o Afganistán, equivale a menudo a una sentencia de muerte.

El atroz asesinato de Deborah Yakubu, que fue apedreada y luego quemada por sus compañeros de economía doméstica en el Colegio Universitario Shehu Shagari de Sokoto, horrorizó al mundo entero. La historia de esta joven de 22 años revela un aspecto casi desconocido de la persecución de los cristianos en Nigeria.

El país más poblado y rico de África, dividido casi perfectamente por la mitad entre cristianos y musulmanes (cada grupo tiene unos 100 millones de creyentes), es noticia cuando Boko Haram lleva a cabo un atentado suicida, cuando el Estado islámico -aquí llamado Iswap- orquesta un secuestro masivo, cuando bandas de musulmanes fulani asaltan pueblos cristianos en el Middle Belt, arrasándolos.

Cuando una de las muchas masacres motivadas por el odio religioso y la sed de poder es tan atroz que no puede ser ignorada.

Pero en Nigeria, sobre todo en el norte, hay una persecución cotidiana menos llamativa, una discriminación rastrera que empuja a los cristianos a vivir casi en la clandestinidad, a cuidar cada palabra, como si no tuvieran derechos civiles como todos los demás.

El mensaje incriminatorio

Esta fue la persecución que llevó a Deborah a una muerte espantosa, inhumana y "satánica", como la han definido muchos en Nigeria. Sin embargo, muy poca gente sabe exactamente lo que ocurrió realmente aquel 12 de mayo, cuando un trivial altercado en WhatsApp llevó a un grupo de veinteañeros a apedrear y prender fuego a una compañera de clase.

Los escasos relatos periodísticos carecen de detalles porque los que estaban allí esa mañana tienen todo el interés en permanecer ocultos y en silencio. Uno de los pocos que lo vio todo con sus propios ojos es el padre de Deborah, que ha accedido a rememorar aquel día por primera vez en Tempi, con la condición de que, por razones de seguridad, no se publique su nombre, ni su foto, ni la de su numerosa familia, de la que prefiere no decir nada.

Deborah era una brillante estudiante en el Shehu Shigari College of Education de Sokoto (Nigeria).

Cuando llamó a su padre por teléfono, Deborah ya estaba en una celda de seguridad, donde los guardias de la universidad solían encerrar a los ladronzuelos que se encontraban merodeando por el campus.

La habían llevado allí para protegerla y arrebatarla de las manos de sus verdugos, que se habían reunido a primera hora de la mañana para tenderle una emboscada y matarla.

"Esa semana hubo varios exámenes", cuenta su padre. "Deborah y sus compañeros habían abierto un grupo en WhatsApp en el que hablaban de los cursos, los exámenes y el material necesario para realizarlos".

El día antes del asesinato, una compañera le había preguntado cómo había conseguido sacar tan buenas notas en el último semestre, y ella le había contestado por mensaje con la naturalidad y sencillez propias de una mujer joven, pero ya dotada de una fe madura. "Todo gracias a Jesús".

"El 99% de sus compañeros eran musulmanes y se sintieron ofendidos por esa respuesta, así que le dijeron que retirara esas palabras y se disculpara", explica su padre. Pero Deborah se negó, diciendo que no había hecho nada malo, "que creer en Jesús no es un delito en Nigeria y que no tenía intención de pedir perdón".

El padre de Deborah nunca pudo recuperar el teléfono de su hija y, por tanto, ni siquiera el contenido exacto del chat. Por supuesto, llovieron los insultos, las proclamas religiosas y las amenazas de muerte, hasta el punto de que Deborah se vio impulsada a enviar un mensaje de voz en el dialecto hausa que, traducido, suena así: "Buen Dios, no nos pasará nada. El propósito por el que se creó este grupo es enviar ejemplos de exámenes pasados, no divulgar información innecesaria. Y además, ¿quién es el profeta Mahoma?".

La lentitud de la seguridad

El mensaje, subraya el padre, "no contiene ninguna expresión blasfema, pero es un audio extraño y creo, aunque no tengo pruebas, que fue cortado o manipulado. Solo por citar a Mahoma empezaron a acusarla de blasfemia, aunque creo que la base de las acusaciones eran los celos de sus compañeros porque era cristiana y una magnífica estudiante".

En la mañana del 12 de mayo no había lugar para razonar o tratar de entender por qué alguien quería matar a su Deborah. El padre de Deborah reconstruyó después los mensajes de voz, las medias frases y las envidias.

Tras recibir la fatídica llamada, con el corazón en vilo, se dirigió directamente a la universidad y solo cuando llegó se dio cuenta de la gravedad de la situación: los guardias de seguridad de la universidad estaban desplegados para proteger la garita. Dentro, su hija estaba esperando, quizás rezando. En el exterior, una multitud de musulmanes gritaba sin cesar con las caras contraídas: "¡Allahu Akbar! ¡Allahu Akbar! (¡Alá es grande!)".

"La situación era muy tensa, supe inmediatamente que, si no hacíamos nada, esa gente entraría o quemaría la garita. Desgraciadamente, las autoridades del colegio aún no habían llamado a la policía, así que tuve que ir a la comisaría". Al principio los agentes no se creyeron las palabras del padre o les hicieron poco caso, porque solo enviaron a tres policías al colegio y, además, sin uniforme. Cuando vieron la multitud con sus propios ojos y oyeron los gritos con sus propios oídos, los policías se convencieron de que se necesitaban refuerzos y además bien armados.

La intervención policial, que el padre de Deborah estaba convencido de que sería decisiva, no resultó concluyente. El acceso a la garita de vigilancia estaba vedado, ya que las autoridades universitarias se habían llevado la llave de la puerta, y era imposible pasar por las ventanas, ya que estaban cerradas con fuertes rejas. Mientras algunos agentes salían a buscar desesperadamente la llave, "la multitud crecía y no paraba de gritar: '¡Allahu Akbar! ¡Matémosla! Quememos la garita'".

Habían pasado ya dos horas desde el comienzo del calvario de Deborah y el padre seguía convencido de que lograría salvar a su hija, a pesar de todo. Efectivamente, dos camiones de la policía habían llegado a la universidad y los agentes habían empezado a lanzar gases lacrimógenos a la multitud para intentar dispersarla.

Cuando finalmente, a mediodía, se encontró la llave de la garita de vigilancia a mediodía, había un centenar de agentes defendiendo a la joven cristiana, 70 de ellos armados con AK-47. El padre estaba seguro de que era un número suficiente para enfrentarse a los doscientos musulmanes que, sin embargo, por rabia y furia ideológica, no iban armados más que con piedras, garrotes y palos.

Sin embargo, "la policía nunca disparó un tiro, ni siquiera al aire. Lanzaron gases lacrimógenos, claro, pero tuve la clara impresión de que, si hubieran querido de verdad, podrían haber salvado a Deborah. Tuvieron cuatro horas para sacarla de allí, pero no lo hicieron".

La situación se precipitó entonces de forma rápida e inesperada: la multitud rompió el cordón policial, prendió fuego a la garita, sacó a Deborah a rastras y comenzó a golpearla salvajemente con piedras y palos, sin piedad, porque los blasfemos, según la sharía, no la merecen. Tras apedrearla, arrojaron neumáticos sobre su cuerpo y la quemaron.

Los más entusiastas de la multitud, convencidos de que estaban captando un momento glorioso, lo filmaron todo con sus smartphones, y uno de los asesinos, presa de una euforia diabólica, mostró triunfalmente a la cámara la caja de cerillas con la que había prendido fuego al cuerpo de la joven cristiana.

Un hombre muestra una caja de cerillas.

Antes de que comenzara la ejecución sumaria, mientras la sacaban de la garita a la fuerza, arrancándole la ropa, Deborah solo tuvo tiempo de preguntar a sus verdugos: "'¿Qué esperáis ganar matándome?'. Esas fueron sus últimas palabras", cuenta su padre.

Una vez terminado el sangriento ritual, por fin satisfechos, la multitud se dispersó y la policía, junto con las autoridades del colegio, recogieron el cuerpo carbonizado de Deborah.

"La llevaron al hospital, mientras yo los seguía, y luego se fueron dejándome allí solo", continuó el padre.

"Querían incinerar su cuerpo y yo no sabía qué hacer. Me pasé todo el día siguiente consiguiendo permisos para llevar a mi Deborah a casa y darle un entierro adecuado en mi pueblo. El sábado por fin lo conseguí, pero no fue fácil: la ciudad estaba revuelta".

Solidaridad con los asesinos

Por extraño que parezca, no fue la minoría cristiana que vive en Sokoto la que salió a la calle por miles, protestando, coreando consignas y saqueando edificios, sino la comunidad islámica, furiosa porque la policía se había atrevido a detener a dos de los muchos asesinos que habían apedreado y quemado a Deborah: sus compañeros de clase Bilyaminu Aliyu y Aminu Hukunchi.

oración humilde

 Padre celestial, venimos a ti, eres nuestro Dios y creador, para que nos des la serenidad, esa virtud tan indispensable en este mundo tan desesperanzado para poder hacerle frente a las pruebas y adversidades que se nos presentan cada día.

Dios nuestro, danos sabiduría para enfrentar las situaciones difíciles y aprender cada día de ellas. Padre que la justicia, verdad y la tolerancia sean siempre nuestro norte.

Padre Dios Todopoderoso en este día dedicado a estar contigo plenamente a través de la Eucaristía y el silencio con toda nuestra familia , bendiciéndote y dando gracias, por todos los beneficios recibidos. 

Necesitamos amar al prójimo, darle nuestro apoyo y nuestra paciencia comprensiva, en atención a ellos.

Dios nuestro no permitas que la piedra de tropiezo entre a nuestro camino, quiero ser una persona que tome decisiones firmes y razonables que mi si sea un sí y que mi no sea un no, dame claridad para prepararme firme sobre tu razonamiento.

 Todos nuestros deseos los ponemos delante de ti porque en ti podemos ver cumplido todo lo que siempre pedimos por los otros que sufren, poniéndolo todo en la fe que nos das sobretodo a tu voluntad.

Misericordioso Padre, nunca nos has defraudado sino que hemos recibido más de lo que podíamos soñar. Dejamos en tus manos todas las necesidades de quienes te buscan y no encuentran, de los que sufren y no esperan nada. Sal al camino de todos y cada uno de tus hijos, porque todos te necesitamos Amén.

sábado, 30 de julio de 2022

Oración a nuestra Madre

 Dulce, Virgen María,

que en este nueva noche que llegó,

podamos descansar en paz,

vela sobre nosotros mientras dormimos,

permítenos tener un nuevo despertar,

para que sepamos amar y servir a todos.

Madre adorada,

Virgen María,

acógenos en tus dulces brazos,

cúbrenos con tu poderoso manto y

con el poder de tu amor maternal,

aleja de tus hijos de todo mal,

e intercede para que nunca nos

pueda vencer el ánimo de ser bondadosos,

con todos para crecer en el amor y el perdón.

Confiamos en ti Virgen María.

Amén.

Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiastés (1,2;2,21-23):

¡Vanidad de vanidades!, —dice Qohélet—. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave dolencia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad.

Palabra de Dios

Salmo 89 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-5.9-11):

Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él. En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.¡No os mintáis unos a otros!: os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo, y en todos.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (12,13-21):

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:«Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».

Palabra del Señor

Compartimos:

   Jesús nombra la «codicia» como la causa de todos estos males. Pero no hay que pensar sólo en las grandes empresas y fortunas. Acaparar, amontonar, comprar, acumular... nos toca a todos en mayor o menor medida. ¡Cuántos sacos van a los contenedores de basura cuando alguien fallece! ¡Cuántas cosas compramos o guardamos, que realmente no nos hacen ninguna falta! Y no las soltamos!!!

Como dice a menudo el Papa Francisco: “Nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre, nunca. Pero sí hay un tesoro que podemos llevar con nosotros, un tesoro que nadie nos puede robar, que no es lo que has estado guardando para ti, sino lo que has dado a los demás”.

San Pablo nos ha invitado a «buscar los bienes de arriba».  Y Jesús: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios». Pero no es necesario tener fe para tomarse en serio todas estas cosas. Cuando alguien fallece, ¿qué es lo que realmente nos queda de él/ella? Su tiempo entregado, sus detalles, sus ayudas, su generosidad, su empeño por hacer este mundo mejor. En definitiva: me hace grande lo que doy, y lo que hago por otros. Lo demás es todo perfectamente prescindible. Y para los que nos consideramos creyentes... no nos dejemos atrapar por las muchas cosas creadas por Dios... sino que busquemos al Señor de las cosas. Debiera formar parte de nuestro examen de conciencia... este virus tan dañino que es la codicia, que no es sino otro nombre del egoísmo, y que tanto daño hace a los otros. Ojalá no dejemos como herencia «algo para que otros se maten», sino una sonrisa grande y un profundo sentimiento de agradecimiento por habernos conocido. Ojalá que no pongamos todo el corazón en nada que nos puedan quitar, o que podamos perder (como Severo Ochoa) o que nos distancie de los otros, sino en el que es Autor y Dueño de nuestra vida.

l Sábado de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la profecía de Jeremías (26,11-16.24):

En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo: «Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos.» Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: «El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído. Pero, ahora, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros. Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca. Pero, sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras.»

Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: «Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.» Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.

Palabra de Dios

Salmo 68 R/. Escúchame, Señor, el día de tu favor

Santo Evangelio según san Mateo (14,1-12):

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: «Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.»

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.»

El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

Palabra del Señor

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Después de una semana oyendo hablar del Reino de Dios, junto al testimonio de la vida de algunos santos, en el evangelio de hoy se nos presenta el “reino de la frivolidad”: un Herodes que se lleva a la mujer de su hermano; una mujer que busca quitar del medio al Bautista; una hija que acepta ser mediadora de los planes de venganza de su madre; y un rey a quien le pesa más el qué dirán los invitados que la justicia.

Nuestro mundo también tiene mucha frivolidad. No hay más que mirar alrededor, ver las noticias o entrar en internet. Afortunadamente, en nuestro mundo también hay muchas “semillas del Reino”. ¿Qué pesa más…? ¿Quién lo sabe? Y además, no nos toca a nosotros juzgar, como decíamos ayer.

Lo que nos toca a nosotros es crecer en consciencia, darnos cuenta de lo que pasa, descubrir esas semillas de Vida, acogerlas, cultivarlas, repartirlas... La parábola del Reino como pequeña semilla vuelve a iluminarnos al final de esta semana.

Algo así fue la vida de Santiago, la de Santa Marta… y la de tantos otros hombres y mujeres santos. También de aquellos “santos de la puerta de al lado”, que nos dice Francisco: aquellas personas que, con su vida sencilla, abren caminos a la verdad, al bien y a la belleza, para bien de muchos. Porque su corazón está abierto al Dios del Reino, y en su vida acogen el Reino de Dios. Entre dudas y certezas, con sus luces y sombras… Así es como crece todo lo importante. Sin perder la esperanza.

Pues tras esta semana contigo, sólo me queda desearte que tengas un buen fin de semana. Y hasta la siguiente.

viernes, 29 de julio de 2022

Evangelio 2023 de Edibesa: «Dios nos habla con nuestra palabra, responde a nuestra sed de sentido»

El icónico librito de Edibesa de borde verde con la lectura diaria del Evangelio cumple 27 años y tiene millones de ejemplares vendidos.

Edibesa, la editorial de los dominicos de España, ya ha puesto a la venta el Evangelio 2023, siguiendo el mismo modelo fundado en 1997 por el dominico José A. Martínez Puche en 1997. Se puede personalizar para grupos grandes, movimientos, parroquias...

El Evangelio 2023 de EDIBESA, Ciclo A, tiene una página por día, con el texto del evangelio, las referencias del resto de lecturas, santoral con imágenes, un comentario del Papa Francisco y una oración-reflexión de fray Julián de Cos, dominico del convento de San Esteban de Salamanca, profesor de Espiritualidad y experto en Mística; los domingos se añaden las dos lecturas y el salmo correspondiente.

Además, el librito incluye el calendario litúrgico; fechas de jornadas, fiestas y solemnidades; recursos para la vida cristiana, como oraciones y preces; y una propuesta de biblioteca básica, con libros, audiolibros, música y películas. La imagen de cubierta es una Sagrada Familia anónima del siglo XVII del convento de San Esteban de Salamanca.

Este año el libro puede adquirirse en la clásica edición de bolsillo, más cómoda, y en otra edición más grande, con letra grande.

Aquellas instituciones, parroquias, congregaciones, asociaciones, grupos de oración y entidades que lo deseen, pueden encargar su personalización a partir de 200 ejemplares, tanto en España como en extranjero. Se pueden solicitar ejemplares llamando a: Jaime Serrano (Juan de Urbieta, 51) y a info@edibesa.com .

Sobre estos libritos que tocan miles de mentes y corazones hablamos con el dominico asturiano Jorge Luis Álvarez (Oviedo, 1977), que desde 2016 dirige los sellos editoriales dominicos, Edibesa (más popular y espiritual) y San Esteban Editorial (sello más centrado en teología y filosofía, más ensayístico y académico). Ambas editoriales se reestructuraron al unirse hace pocos años las dos provincias dominicas de España en una sola.

- Este Evangelio diario cumple 27 años.. ¿qué nos ha enseñado en este tiempo?

- Nos ha enseñado la necesidad es la Palabra de Dios. Para uno mismo y para los demás. En la palabra como brújula vital, la palabra como alimento de vida y la palabra como dialogo continuo con Dios. A través de la Palabra, Dios nos habla por nuestro lenguaje y nos abre un horizonte de comprensión del presente abierto para el futuro. Más allá de la realidad sacramental, la Palabra Divina nos introduce en el coloquio con el Señor. Es un Dios que habla y que nos enseña cómo podemos hablar con Él. Esa es la actualidad de la luminosa idea que tuvo en su día fray José Antonio Martínez Puche. Su idea que ha tenido continuidad a lo largo de veintisiete años.

- El libro está dedicado "a los que buscan con corazón sincero". ¿Cómo imaginan a esas personas?

- El lector de estos libros es de lo más variopinto. Los hay de todas las edades, clases sociales y profesiones. La tarea pendiente, como en tantas realidades eclesiales hoy en día, es la de atraer a un público joven. La palabra de Dios es para todos. Una de las principales tareas de los cristianos y especialmente de los dominicos es difundirla. Jesús dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio". Uno de los lemas de la orden es “Contemplar y dar lo contemplado”. El Evangelio es una suma de sentido y en él está la verdad de la vida una verdad que es para todos especialmente para aquellos que todavía no la conocen.

- Mucha gente de oración diaria reza con aplicaciones en el móvil... ¿qué aporta rezar y leer en papel?

- Al papel lo puedes tocar, subrayar, comentar… El libro es cómodo y manejable, tanto que otras editoriales y plataformas han cogido el mismo formato e incluso la estructura interna. Respecto a los dispositivos digitales, un libro sigue siendo un objeto. El libro en papel va a seguir ocupando un lugar especial en el mercado. Son muchas las personas que tienen en su casa la colección de estos veintisiete años. Sea como fuere, lo importante es el contenido: la Palabra viva de Dios que nos salva la vida.

- ¿Por qué hay ahora una versión en formato más grande?

- En su momento vimos la necesidad de facilitar la lectura a nuestros lectores más veteranos y con necesidades especiales de letra grande.

- Las pequeñas oraciones finales de cada página se dirigen solo a Jesús, nunca se orientan al Padre o al Espíritu Santo...

- Este librito no es, desde luego, un libro litúrgico al uso. Se trata de unas pequeñas oraciones de apoyo, una palanca para que después de la lectura del Evangelio podamos meditar e iluminar nuestro ser con la palabra. Jesús revela de manera singular el camino a Dios, un camino en el que hizo de su vida imbuida del Espíritu una senda original para la salvación.

- Hay gente que reza con sus peticiones o avemarías, pero que no lee el Evangelio cada día...

- El Avemaría, el Padrenuestro son oraciones para rezar a solas o en común junto a otros cristianos. El rosario nos lleva más allá, a una meditación nuestra, particular, de las escenas vividas por Jesús y María. El Evangelio es algo complementario y que nos lleva aún más allá en un sentido preciso: Dios nos habla con nuestra palabra y responde a la sed de sentido que hay en nuestro corazón y en nuestra mente. En clave pastoral nos ayuda a buscar orientación ante los problemas propios y de la gente que nos rodea. Y en clave espiritual nos ayuda a crear un espacio interior donde Dios ocupe un lugar central.

Oración a Santa Marta

 Oh Santa Marta dichosa, que tantas veces tuviste el honor y la alegría de hospedar a Jesús en el seno de tu familia,

de prestarle personalmente tus servicios domésticos, y que juntamente con tus santos hermanos Lázaro y María Magdalena,

gozaste de su divina conversación y doctrina, ruega por mí y por mi familia,

para que en ella se conserve la paz y el mutuo amor, para que todos sus miembros vivan en la observancia de la Ley de Dios,

y para que sólo Dios, y no el mundo ni el pecado, reine en nuestro hogar.

Libra a mi familia de toda desgracia espiritual y temporal, ayúdame en el cuidado de mis hijos y subordinados,

y concédeme la dicha de verlos unidos bajo la mirada paternal de Dios en la tierra,

para volver a verles reunidos en las moradas del cielo.

Asi sea.

Lecturas del Santa Marta

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-16):

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Palabra de Dios

Salmo 33 R/. Bendigo al Señor en todo momento

 Santo Evangelio según san Juan (11,19-27):

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»

Palabra del Señor

Compartimos:

De muchos personajes del Nuevo Testamento conocemos poco o muy poco. Sin embargo, de alguno de ellos se nos dan algunas características que son capaces de iluminar lo que es una vida desde Dios para los demás. Uno de estos personajes es Marta de Betania, Santa Marta. La hermana de Lázaro y de María se nos describe en varios pasajes de los evangelios como amiga, creyente y servicial.

Marta fue amiga del Señor. Lo eran los tres hermanos, a cuya casa se acercaba Jesús de vez en cuando para disfrutar de su amistad, descansar, compartir… La amistad es un don de Dios, que es capaz de crear lazos de humanidad que nos mantienen en la vida y nos sostienen en la adversidad.

Marta fue creyente. Así aparece principalmente en el pasaje de hoy: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». Una confesión de fe que, sin esquivar las preguntas y en medio de la dificultad, se fía del Amigo.

Marta fue servicial. Hasta el extremo. Así queda consignado en el otro pasaje evangélico donde su hermana María se ha quedado escuchando a los pies del Señor, mientras que Marta se afana en cuidar todos los detalles para acoger al Amigo.

Amigos, creyentes, serviciales… tres dones que recibir y tres tareas en las que crecer en nuestra relación con el Señor. Una buena definición de lo que significa ser un “discípulo misionero”, un seguidor de Jesús en el siglo I, en el siglo XXI y en cualquier tiempo y lugar.

¡Feliz día de Santa Marta!

jueves, 28 de julio de 2022

Jueves de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Jeremías (18,1-6):

Palabra del Señor que recibió Jeremías: «Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra.» Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero. Entonces me vino la palabra del Señor: «¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? –oráculo del Señor–. Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.»

Palabra de Dios

Salmo 145 R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?» Ellos les contestaron: «Sí.»Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor

Compartirmos:

La vida es el tiempo de la libertad. Se nos ha regalado un tiempo y unas capacidades, y con ello podemos hacer muchas cosas. Podemos construir... o destruir. También podemos darnos cuenta y arrepentirnos. La vida es también tiempo de perdón y de reconciliación.

Por eso, al final, no será lo mismo una vida entregada -de las múltiples maneras que se puede entregar-, que una vida guardada, malgastada –de las muchas formas que también se puede hacer esto-. El final de la vida será la verdad y la consolidación de lo que fue.

Dios quiere que todos los hombres y mujeres se salven... En su casa hay sitio para todos, y ya nos lo ha preparado. A la vez, Dios respeta nuestra libertad. Malgastar la vida es como decidir quedarse fuera de la fiesta, del banquete que nos ha preparado... y que ya estamos pudiendo gustar aquí en la tierra.

La vida eterna es vivir con Dios y con los otros. La muerte eterna es vivir sin Dios y sin los demás. Ambas empiezan ahora, pero se consolidarán al final... aunque no nos toca a nosotros determinarlo, sino al Dios de Jesucristo, que respeta nuestra libertad a la vez que es misericordioso.

Sobre todo, no nos toca a nosotros hacer el juicio antes de tiempo. La red con los peces tiene su selección al final, no durante la pesca.

Sigamos caminando, dando pasos hacia la Vida y ayudando a otros a vivir ya de la plenitud que Dios nos ofrece.

Ojalá que nadie se quede fuera de la fiesta…

miércoles, 27 de julio de 2022

Miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario.

Lectura del profeta Jeremías (15,10.16-21):

Ay de mí, ¡madre mía!, ¿por qué me diste a luz? Soy hombre que trae líos y contiendas a todo el país. No les debo dinero, ni me deben; ¡pero todos me maldicen! Cuando me llegaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran para mí gozo y alegría, porque entonces hacías descansar tu Nombre sobre mí, ¡oh Yavé Sabaot! Yo no me sentaba con otros para bromear, sino que, apenas tu mano me tomaba, yo me sentaba aparte, pues me habías llenado de tu propio enojo. ¿Por qué mi dolor no tiene fin y no hay remedio para mi herida? ¿Por qué tú, mi manantial, me dejas de repente sin agua?

Entonces Yavé me dijo: «Si vuelves a mí, yo te haré volver a mi servicio. Separa el oro de la escoria si quieres ser mi propia boca. Tendrán que volver a ti, pero tú no volverás a ellos. Haré que tú seas como una fortaleza y una pared de bronce frente a ellos; y si te declaran la guerra, no te vencerán, pues yo estoy contigo para librarte y salvarte. Te protegeré contra los malvados y te arrancaré de las manos de los violentos.»

Palabra de Dios

Salmo 58,2-18 R/. Dios es mi refugio en el peligro

 Santo Evangelio según san Mateo (13,44-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Palabra del Señor

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Hoy Jesús nos vuelve a hablar del Reino de Dios. El centro de su predicación, porque fue el centro de su vida…

En realidad, la humanidad siempre ha buscado “el secreto de la felicidad”, “la piedra de la sabiduría”, “el elixir de la eterna juventud”... “el tesoro”.

Pues bien, Jesús dice que eso, encontrar el Reino de Dios es como encontrar el tesoro de la vida y el secreto de la existencia. El que lo encuentra, es capaz de dejarlo todo por ello.

Su rostro se vuelve luminoso, como el de Moisés (“contempladlo, y quedaréis radiantes”, dice un Salmo).

Sus manos se abren, para dar y recibir.

Su corazón se esponja, con un sitio para todos.

La vida se vuelve confianza, en la salud y en la enfermedad.

El mundo se transforma en la casa de todos.

El futuro se contempla con esperanza...

“Reino de Dios”. Los dos términos son importantes. Porque el Reino no es anónimo, sino que tiene un Padre, Alguien para quien somos alguien, con nombre, con historia, con futuro. Y “Dios del Reino”, porque no es un Dios aislado, alejado, abstraído... Es un Dios que se da a la humanidad, que inaugura un reinado nuevo, que se preocupa por todos.

Cada vez que rezamos la oración del “Padre nuestro”, invocamos a Dios y le pedimos que “venga su Reino”.

“Venga tu Reino, Señor.

Venga a nosotros

y que lo acojamos, lo amasemos y lo repartamos

a manos llenas”.

martes, 26 de julio de 2022

Oración a San Joaquin y Santa Ana

 Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.

Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.

Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.

Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.

Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.

Martes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del profeta Jeremías (14,17-22):

Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la Doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación. Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo hiciste todo?»

Palabra de Dios

Salmo 78 R/. Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Santo Evangelio según san Mateo (13,36-43):

En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.» Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor

Compartimos:

En esta memoria, el evangelio nos cuenta una escena cotidiana de Jesús. “Dejó a la gente y se fue a casa”. Jesús también descansa. Jesús también toma distancia. Jesús también comparte con los suyos.

Allí, en la casa, sus amigos le piden que les aclare, que no entendieron bien. Y él les explicaría, hasta que pareciera que entendían... Y comerían, y descansarían, y hablarían de mil cosas, y de cómo iba la misión, y de sus familias de origen... y de lo que les preocupaba, y de la situación del pueblo, y de... tantas cosas...

Los cristianos estamos llamados a tener intimidad con Jesús. Como Moisés, que hablaba “cara a cara” con Dios. Una fe que no se cultiva en la oración es como una amistad que no se ejercita en el encuentro, en el trato, en la conversación.

En su tiempo, entre las multitudes de Galilea había quien seguía a Jesús a distancia, con encuentros esporádicos, de tarde en tarde... Desde que está Resucitado, accesible en todo tiempo y en todo lugar, la invitación a todos es a seguirle de cerca, tenerle presente, intimar con él: en la oración breve o larga de cada día; en la celebración de cada domingo; en la confianza con que se puede vivir la vida... para que vaya limando nuestras contradicciones, reconciliando nuestro pecado, despertando lo mejor en nosotros, para darnos en el día a día.

Tampoco es cuestión de estar todo el día pensando en Jesús... pero sí buscar esos momentos de intimidad, y vivir todo en la onda de estar en su presencia, procurando abrir los mismos caminos que él intentó: caminos de Reino.

Seguro que tenemos cerca algunos abuelos o personas mayores, de nuestra familia o de otros ámbitos, que pueden ser para nosotros una referencia en este trato cotidiano con Jesús, que renueva la vida cada día. Qué bueno sería tener estos días una palabra de agradecimiento y un gesto de cariño por todo lo que nos aportan.

lunes, 25 de julio de 2022

Oración como peregrinos

 Señor Santiago, ante tu imagen de peregrino, queremos reafirmar nuestra condición de peregrinos, como peregrino fuiste Tú y Jesús de Nazaret.

Somos unos peregrinos en búsqueda; no buscamos nada material, buscamos paz interna, capacidad de amor, de escucha y de entrega a nuestros semejantes.

Buscamos unos principios que como personas necesitamos en el mundo de hoy, una escala de valores en nuestra vida para organizarla y organizarnos.

Aquí y ahora queremos reafirmar nuestra condición de cristianos, como Tú lo hiciste con el Martirio que sufriste por amor a Jesús de Nazaret.

Buscamos nuestra identidad de cristianos en un mundo descristianizado, falto de valores y de madurez cristiana.

En este mundo despersonalizado e indiferente ante el ser humano en su dimensión trascendente, queremos ser nosotros mismos, que nadie piense por nosotros, queremos ser nosotros quienes asumamos nuestros aciertos y nuestros errores, no queremos ser parásitos en un mundo que necesita vida; vivir y dejar vivir en todas las dimensiones.

Señor, Tú nos quieres como somos, pero también esperarás algo de nosotros; queremos darte la alegría de tomarnos en serio nuestra vida y la de los demás, queremos ser testigos de Jesús viviendo y conviviendo con todos los seres humanos que nos rodean.

Ayúdanos a vivir una vida plena, que no caigamos en el vacío del materialismo, que el tener no nos esclavice, que no perdamos la ilusión, la fe, los ideales y la esperanza, que nuestro mundo familiar sea capaz de vivir los ideales humanos y evangélicos.

Santiago, ayúdanos a crecer en la fe y a crecer internamente.

Todos tenemos problemas en la vida, ayúdanos a levantarnos, que no andemos arrastrados por la acera de la vida, que no perdamos nuestra dignidad de cristiano.

Sé nuestro apoyo en el "Camino de Santiago" y en el "Camino de la vida".

Gracias señor Santiago.


Santiago apóstol

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,33;5,12.27-33;12,2):

En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»

Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Palabra de Dios

Salmo 66 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,que todos los pueblos te alaben

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,7-15):

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Mateo (20,20-28):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»

Contestaron: «Lo somos.» Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

Palabra del Señor

compartimos:

Se podrían decir muchas cosas de Santiago. Mirando las lecturas de hoy, quizá podríamos condensarlas en dos palabras: “barro” y “aliento”. Son dos palabras que pueden describir a todo ser humano, desde el relato de la Creación, en Génesis 2: el ser humano es formado del “barro” (símbolo de la fragilidad), y sobre ese barro, Dios sopla su “aliento” (símbolo de la vida, y sinónimo de “espíritu”).

En Santiago vemos una manera de concretar ese ser “barro y aliento”. Por un lado, aunque había oído a Jesús hablar de ser los últimos, de servir… pervive en él el anhelo de dominar, de ser uno de los primeros en el nuevo Reino que anuncia el Maestro, de sentarse a su derecha o a su izquierda, junto a su hermano. Jesús no escogió hombres perfectos, sino seres de “barro”, que tuvieron que hacer su camino de aprendizaje. Y desde ese barro, avanzado ya el camino, le vemos, tras la Pascua, predicando con valentía: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres…”. Una muestra del “aliento” de Dios, que con el nuevo envío del Resucitado se hace en ellos fuerza del Espíritu Santo.

“Barro y aliento”: esa es la vida de los santos, porque puede ser la vida de toda persona. “Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (…) llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”. Así también puede ser tu vida, si, como Santiago, como María… dejas que en tu barro sople el Señor el aliento de su Espíritu. ¿Te atreves?

domingo, 24 de julio de 2022

Oración «Adsumus» de san Isidoro de Sevilla

Aquí estamos, Señor Espíritu Santo.

Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,

pero reunidos especialmente en tu Nombre.

Ven a nosotros y permanece con nosotros.


Dígnate penetrar en nuestro interior.

Enséñanos lo que hemos de hacer,

por dónde debemos caminar,

y muéstranos lo que debemos practicar

para que, con Tu ayuda, sepamos agradarte en todo.


Sé Tú el único inspirador y realizador de nuestras decisiones,

Tú, el único que, con Dios Padre y su Hijo,

posees un nombre glorioso,

no permitas que quebrantemos la justicia,

Tú, que amas la suprema equidad:

que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;

que el favoritismo no nos doblegue;

que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.


Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,

sólo con el don de tu Gracia,

para que seamos UNO en Ti,

y en nada nos desviemos de la verdad.


Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre, así también,

mantengamos en todo la justicia,

moderados por la piedad,

para que, hoy, nuestras opiniones en nada se aparten de Ti,

y, en el futuro, obrando rectamente,

consigamos los premios eternos.


Amén.

sábado, 23 de julio de 2022

Oración a Maria

Oh María, Reina del mundo, Madre de bondad, esperamos 

en tu intercesión, confiamos a ti nuestras almas.

Acompáñanos cada día a la fuente de la alegría,

Que sepamos ser como tú, discretos y sencillos y

a la vez anunciadores de tu gran amor por todas tus criaturas.

Danos al Salvador, nosotros nos consagraremos 

a Ti, Reina del Amor. Amén.

«Millennial» y también monja de clausura: quinta hija de una familia repleta de diversas vocaciones

La familia Van de Voorde es una familia especial y agradecida. Quedó patente tras la profesión perpetua de Mary Grace como monja dominica  en el Monasterio de Santo Domingo de Linden, en Estados Unidos. Y no fue una ceremonia cualquiera puesto que en el servicio religioso participó su padre, Jim Van de Voorde, que es diacono permanente y al que sus llaman cariñosamente “papá diácono”.

El matrimonio que conforman Jim y Frances tiene siete hijos pero la del esposo y la de Mary Grace no son las únicas vocaciones de la familia, pues otras dos de las hermanas han sido llamadas para una vida entregada totalmente a Cristo. Una como sierva del Hogar de la Madre que vive actualmente en España, y otra como laica consagrada del Regnum Christi que desempeña su labor en un campus universitario de Atlanta.

Una ceremonia emocionante

La última precisamente ha sido Mary Grace, la quinta de siete hermanos, y que con 25 años realizó sus votos perpetuos como dominica. Ya es una de las 10 monjas del convento y está exultante con su vida como esposa de Cristo.

“Ahora que estoy aquí me ha sorprendido lo liberador que es estar atado a Dios. Si la gente supiera lo feliz que nos quiere hacer Dios no tendrían tanto miedo”, afirma esta joven al Arlington Catholic Herald.

Proveniente de una familia muy religiosa donde la llamada de Dios a distintas vocaciones se ha visto como algo natural, Grace Van de Voorde afirma que la primera vez que se sintió llamada a ser monja fue cuando tenía 5 o 6 años.  Ya en secundaria fue profundizando con la dirección espiritual de un sacerdote de su parroquia en Manassas.

Una llamada temprana

Según recuerda la ya religiosa dominica, este sacerdote le pidió que “escribiera la lista de sus sueños para la vida religiosa, qué buscaría si pudiera elegir. ‘¿Quieres cuidar, quieres enseñar?’, y pensé: ‘podría hacerlo si tuviera que hacerlo, pero no es realmente lo que quiero’. Sólo quería pertenecer a Dios y eso era lo central para mí. Entonces me dijo: ‘¿por qué no miramos la vida contemplativa?’”.

En aquel momento Grace tenía tan sólo 17 años y muchas de las órdenes a las que visitó querían que esperara unos años para discernir seriamente. Sin embargo, la priora del Monasterio de Santo Domingo en Linden la animó a visitarlas. A a esta joven le gustó mucho lo que vio. “Me sorprendió –señala ella- lo normal que me sentía estando en el monasterio así que pregunté si podía regresar”. Volvió en varias ocasiones y tras graduarse en Secundaria decidió que quería ser dominica y empezar el postulantado.

Durante sus votos perpetuos, Mary Grace se sintió especialmente bendecida de que su padre sirviera en la misa como diacono. Afirma que “fue muy especial tenerlo tan cerca”. Además, explica que “hará falta mucho tiempo, probablemente el resto de mi vida, para absorberlo todo. La única emoción que pude expresar fue este inmenso alivio, no tanto por haber llegado aquí sino por finalmente comenzar. Estoy muy agradecida por el regalo de Dios, el regalo de mi comunidad, el regalo de mi familia y el de nuestra diócesis”.

Una familia muy particular

Estas celebraciones se están convirtiendo casi en una costumbre entre los Van de Voorde. Jim fue ordenado diácono permanente en enero de 2015 donde sirve en la parroquia de Todos los Santos en Manassas. “Es una oportunidad maravillosa poder servir a la parroquia y a la diócesis”, afirmaba este padre de siete hijos.

Desde su ordenación ha ayudado en la parroquia bautizando, realizando homilías, catequesis, trabajo administrativo y atendiendo pastoralmente en la cárcel. Todo ello mientras lo combina con su trabajo como consultor y con su familia. Sobre esta vida, Jim cuenta que “el obispo nos dijo que mi primera responsabilidad es con respecto a mi matrimonio, la segunda mantener a mi familia y la tercera para el diaconado”.

Otra de las vocaciones de la familia es la de Alisson, tercera hija de la familia y actualmente sierva del Hogar de la Madre en Valencia, en España. Esta fue la vocación más inesperada de la familia.

Su hermana Beth, un año menor, recuerda que “éramos casi como gemelas” y mientras Beth “hablaba de ser monja” Allison siempre “hablaba de ser madre”. Pero durante su tercer curso en la Universidad Ave María de Florida realizó una pequeña experiencia misionera en Ecuador que cambiaría su vida.

Era 2008 y pasó ese tiempo en Ecuador con las Siervas del Hogar de la Madre. Hasta entonces ella quería formar una familia y ser madre, pero según relata Beth, su hermana “en ese viaje misionero se dio cuenta de cómo estas hermanas son madres”. Así, tras graduarse en la universidad, Allison viajó a España y se unió a esta orden religiosa que tantas jóvenes está recibiendo.

También entregada a Dios acabó Beth, actualmente de 32 años, pero en este caso como laica consagrada del Regnum Christi.  Confiesa que desde muy pequeña sentía atracción por la vida religiosa, conoció a varias monjas e incluso visitó diferentes conventos. Pero se dio cuenta de que las órdenes religiosas no eran lo que ella buscaba y a lo que se sentía llamada.

Fue en 2004 cuando iba a salir de fiesta cuando unos amigos la invitaron a un retiro silencioso de tres días, al que decidió unirse. Allí conoció a las mujeres consagradas del Regnum Christi, que le ayudaron a madurar su relación con Cristo.  Tras graduarse en la universidad en 2006 se unió a esta realidad vinculada a los Legionarios de Cristo.

Domingo 17º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (18,20-32):

En aquellos días, el Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la queja llegada a mí; y si no, lo sabré». Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor.

Abrahán se acercó y le dijo: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?».

El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos». Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».

Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco». Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta». Él dijo: «En atención a los cuarenta, no lo haré». Abrahán siguió hablando: «Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?».

Él contestó: «No lo haré, si encuentro allí treinta». Insistió Abrahán: «Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran allí veinte?». Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré». Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?». Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré».

Palabra de Dios

Salmo 137,R/. Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (2,12-14):

Hermanos: Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos.Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él.Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (11,1-13):

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”». Y les dijo: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:

“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».

Palabra del Señor

Compartimos:

Entonces, ¿no hace falta que pidamos nada, a parte del pan y el perdón? Jesús nos insiste en que pidamos, busquemos y llamemos... porque el Padre no niega el Espíritu a quien se lo pide, a quien lo busca, a quien lo llama. Lo mejor que podemos pedir y lo mejor que Dios nos puede dar es a sí mismo (su Espíritu). Y si Dios está con nosotros, ¿quién podrá con nosotros? Nadie, ni nada, ni siquiera la muerte, nos podrá apartar de Dios. Este Don (del Espíritu) lo vamos recibiendo poco a poco, precisamente en el silencio, en nuestros ratos de estar a solas con Dios. Un Espíritu que nos ayuda a tomar bien nuestras decisiones, a tener la fuerza para perdonar, acoger, compartir y darnos sin medida a los otros, para querernos como Dios nos quiere, para ser mejores, para vivir como hijos amados.

¡Se pueden decir tantas cosas sobre la oración y sobre el Padrenuestro...!

Quisiera que nos quedáramos hoy con menos dos cosas: Que mastiquemos y meditemos las palabras que Jesús nos enseñó, su modo y nuestro modo de abrirnos a Dios. Y que nos pongamos en actitud de acogida y apertura para que Dios nos vaya llenando con su Espíritu, en nuestros tiempos de oración. Y todo ello con insistencia, como el «amigo impertinente» de la parábola.

Nosotros necesitamos orar mucho más que Jesús, y -a Dios gracias- sabemos el modo de hacerlo. Que el Padre nos libre de «caer en la tentación» de vivir sin Él. Es lo peor que nos podría pasar.

Santa Brígida, religiosa, patrona de Europa, Fiesta

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,19-20):

Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.

Palabra de Dios

Salmo 33,R/. Bendigo al Señor en todo momento

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra del Señor

Compartimos:

El evangelio que se nos propone este día, como todos los evangelios, nos sirve para todos: quienes viven su fe desde una familia, aportando desde su fe, en la sociedad, como cristianos en medio del mundo; y quienes vivimos desde una vocación de consagración especial, con el estilo de vida que llevó Jesús y sirviendo a la Iglesia y al mundo de múltiples maneras. Nos acerca a lo más central de nuestra fe: “permanecer en el Señor”.

Jesús nos lo explica con una imagen de la agricultura: una vid, imagen de cualquier árbol. En la medida que los sarmientos o ramas están unidos a la vid o al tronco, tienen vida y pueden dar fruto. Porque una rama arrancada del tronco se seca; pero si permanece unida, la vida de la planta corre por ella. Es, pues, una vida recibida, y con todo, es la misma vida y con la misma fuerza. Lo mismo pasa con los frutos: solo cuando está unida al tronco la rama puede dar frutos.

Esa es la vida cristiana: por el bautismo, fuimos injertados al tronco de la vida de Cristo y de su Iglesia, y a través de ella -de las personas, de los sacramentos, de la catequesis, de los testimonios…- recibimos la vida de Dios y podemos dar fruto.

Hoy puede ser un buen día para agradecer la vida de Dios en nosotros; reconocer cómo esa vida se va abriendo camino, a veces en medio de las dificultades; apreciar la vocación concreta que vamos viviendo o, los más jóvenes, buscando: desde la familia, el trabajo o una consagración al Señor; y pedir que, con todo lo recibido y permaneciendo siempre en Dios, podamos llegar a dar el fruto que el Señor espera de nosotros.

viernes, 22 de julio de 2022

Oración a San José

 San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza.

Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.

Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales.

Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.

Santa María Magdalena

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (3,1-4a):

Así dice la esposa: «En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: "¿Visteis al amor de mi alma?" Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»

Palabra de Dios

Salmo 62,R/. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios

Santo Evangelio según san Juan (20,1.11-18):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!»Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!» Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."» María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Palabra del Señor

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María llora ahora al amanecer, cuando aún está oscuro y ha ido al sepulcro, quizá a recordar, quizá a embalsamar… ¡sin saber que el sepulcro está vacío! “Mujer, ¿por qué lloras?”…

Son quizá esas mismas lágrimas, y todo lo que significan, las que le impiden reconocer a Jesús, que se le hace presente: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. Sólo cuando escucha su nombre de la boca del Maestro es capaz de reconocerle. Ese nombre que habría sido pronunciado también cuando el Señor la curó de sus males y en tantos otros momentos en el camino del seguimiento. “¡María!... “ “¡Maestro!”.

Y con ello se produce el encuentro… Contra todo pronóstico, Jesús sigue estando ahí, como el Viviente, capaz de encontrarse con quien le busca, y capaz de seguir llamando por el nombre. Y con ello viene el envío: “ve a mis hermanos y diles…”, un envío que María Magdalena cumple al instante: “He visto al Señor y ha dicho esto”.

La historia de María Magdalena es también nuestra historia, aunque el orden de los acontecimientos pueda variar: ser curados por el Señor de nuestros “demonios”, emprender un camino de seguimiento, sentir que lo perdemos, llorar la pérdida, ser llamados por nuestro nombre, reencontrarLe… Ninguna relación personal suele ser una línea recta, y tampoco lo suele ser nuestra relación con Jesucristo. Y entre esas idas y venidas, se va haciendo nuestra pequeña historia que se integra en la gran historia de Salvación de Dios con la humanidad. Para ser, como María la de Magdala, enviados a anunciar a otros que Cristo sigue vivo y que se manifiesta generosamente a quien lo busca. ¿Aceptas este regalo y este desafío?

jueves, 21 de julio de 2022

Santa María Magdalena

Evangelios se habla de María Magdalena, la pecadora (Luc 7, 37-50); María Magdalena, una de las mujeres que seguían al Señor (Jn 20, 10-18) y María de Betania, la hermana de Lázaro (Lc 10, 38-42). La liturgia romana identifica a las tres mujeres con el nombre de María Magdalena, como lo hace la antigua tradición occidental desde la época de San Gregorio Magno.

El nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor encontró por primera vez a aquella mujer. San Lucas hace notar que era una pecadora (aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente). Cristo cenaba en casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quién se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles y que le servían varias mujeres.

Entre ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado "siete demonios". También se recuerda a María Magdalena por otros episodios. En la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la cruz a cierta distancia. Acompañada por "la otra María", descubrió que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor. Fue ella la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. María Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la resurrección del Señor, sin la cual vana es nuestra esperanza. El Hijo de Dios quiso manifestar la gloria de su resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada por la penitencia. La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. Pero, según la tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de la Sainte Baume. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

Oración de San Ambrosio

 Salve, víctima de la salvación, ofrecida en el patíbulo de la cruz por mí y por todo el linaje humano. Salve, noble y preciosa Sangre, que mana de las llagas de Nuestro Señor Jesucristo crucificado, y lava todos los crímenes del mundo.

Acuérdate, Señor, del hombre que has rescatado con tu Sangre. Me arrepiento ya de haberte ofendido, y propongo enmendarme en lo sucesivo.

Padre clementísimo, aleja de mí todas mis iniquidades y todos mis pecados; para que purificado de alma y cuerpo, merezca entrar dignamente en el Santo de los Santos.

Que este Cuerpo y esta Sangre que deseo tomar, aunque indigno, sirva de remisión de mis culpas, para purificar totalmente mi alma de sus delitos, para ahuyentar los pensamientos torpes, para dar eficacia a las obras que a Ti agradan y finalmente, para firmísima protección contra las asechanzas del enemigo de mi alma y de mi cuerpo. Amén.

Jueves de la 16ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Jeremías (2,1-3.7-8.12-13):

Recibí esta palabra del Señor: «Ve y grita a los oídos de Jerusalén: "Así dice el Señor: Recuerdo tu cariño de joven, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierra yerma. Israel era sagrada para el Señor, primicia de su cosecha: quien se atrevía a comer de ella lo pagaba, la desgracia caía sobre él –oráculo del Señor–. Yo os conduje a un país de huertos, para que comieseis sus buenos frutos; pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no preguntaban: "¿Dónde está el Señor?", los doctores de la ley no me reconocían, los pastores se rebelaron contra mí, los profetas profetizaban por Baal, siguiendo dioses que de nada sirven. Espantaos, cielos, de ello, horrorizaos y pasmaos –oráculo del Señor–. Porque dos maldades ha cometido mi pueblo: Me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua."»

Palabra de Dios

Salmo 35 R/. En ti, Señor, está la fuente viva

Santo Evangelio según san Mateo (13,10-17):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?» Él les contestó: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.»

Palabra del Señor

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¿Qué es lo que ha pasado? Pues que la comunicación humana depende de muchas más cosas que de las palabras. Qué distinto es cuando hay “sintonía” o concordia entre dos personas que cuando no la hay. En el primer caso, se intuyen muchas cosas y se suele interpretar bien lo que la persona quiere comunicar. En cambio, cuando no hay buen ambiente, es frecuente que las palabras se malinterpreten, reavivando el conflicto.

Algo así nos dice hoy Jesús en el evangelio: “porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos”. Cuando el corazón está lleno de odio, o cerrado a la escucha, ya podemos intentar explicarnos, que lo más normal es que no seamos entendidos; ya podemos intentar aclarar las cosas, que no va a ser fácil. ¿Quién no ha vivido esto alguna vez? ¿Y quién no ha tenido, alguna vez, el corazón endurecido, de forma que no ha llegado a entender lo que otro le quería decir, por muy buena intención que pusiera?

Esto, que nos pasa entre las personas, nos puede pasar también con Dios. Por eso ante Él, como ante los demás, viene bien ser conscientes de cómo nos presentamos: si con un corazón abierto, transparente, o bien con un corazón endurecido, por el motivo que sea.

Dicen que sólo desde el amor se conoce de verdad. Porque el amor es capaz de ver más allá, más adentro, más verdaderamente. Dios nos mira con amor infinito, por eso nos conoce mejor que nosotros mismos. Ojalá que nosotros podamos mirar a Dios y a las personas con amor, porque será como podamos conocerLe y conocerlas de verdad.