Oh María, Reina del mundo, Madre de bondad, esperamos
en tu intercesión, confiamos a ti nuestras almas.
Acompáñanos cada día a la fuente de la alegría,
Que sepamos ser como tú, discretos y sencillos y
a la vez anunciadores de tu gran amor por todas tus criaturas.
Danos al Salvador, nosotros nos consagraremos
a Ti, Reina del Amor. Amén.
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