jueves, 31 de enero de 2019

El Museo Real de África Central, en Tervuren (Bélgica), antes de su actual reforma. Centrado en Congo, fue un proyecto concebido inicialmente por el rey Leopoldo II.

La inauguración en diciembre del Museo de las Civilizaciones Negras en Dakar no ha podido suceder en un momento más oportuno. La empresa –cuya idea fue planteada por Léopold Sédar ­Senghor, poeta y presidente de Senegal, durante el primer Festival Mundial de las Artes Negras, en 1966– llega cuando el mundo del arte se ve agitado por un creciente discurso sobre la necesidad de devolver el patrimonio africano que fue expoliado por las antiguas colonias.

El tema se animó a finales de 2017 cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo en Burkina Faso que era inaceptable que el patrimonio cultural de muchos países africanos estuviera en Francia. Aquella declaración podía parecer un brindis al sol, y aún podría serlo a la espera de consecuencias prácticas, pero pareció tornarse en algo más que un gesto cuando el galo encargó a dos académicos un informe sobre devolución de piezas artísticas. El documento, publicado finalmente el 23 de noviembre pasado, elaborado por Benedicte Savoy, historiadora de arte francesa, y Felwine Sarr, economista senegalés y autor del célebre Afrotopia, recomienda al Estado francés que devuelva cada una de las piezas sobre las que un país africano haga una demanda de restitución, siempre que no se demuestre que no ha sido robada o expoliada. Teniendo en cuenta que un cálculo difundido por los propios autores estima que un 90% del patrimonio artístico africano se encuentra en colecciones occidentales, las consecuencias de una restitución generalizada sería muy relevante para las colecciones de arte africano que hay en Europa. El informe, sin embargo, circunscribe el maximalismo de su recomendación al arte subsahariano, ya que considera que en otras latitudes –Egipto, Grecia o Latinoamérica– el robo no ha sido tan desproporcionado.

Un estudio preliminar revela que Chad es el país al que más afectaría una eventual restitución patrimonial; se calcula que más de 9.000 piezas serían solicitables por sus autoridades si siguen las recomendaciones del documento. A Chad le seguirían Camerún, Madagascar y Malí.

Las reacciones de los afectados no se han hecho esperar. En la presentación del museo de Dakar, el ministro de Cultura de Senegal, Abdou Latif Coulibaly, manifestó que cursarán tantas peticiones como objetos senegaleses se identifiquen en las colecciones francesas. Otros países, como Costa de Marfil, ya han expresado sus intenciones en términos semejantes. Y saliendo del área francófona, por efecto contagio, la ministra de Cultura de Angola, Carolina Cerqueira, habló recientemente de la necesidad de estudiar la explotación de obras angoleñas en el extranjero y dijo tener pensado pedir a Portugal que ­devuelva una serie de piezas que ahora exhiben sus museos etnográficos y arqueológicos.

Volviendo al terreno de las coincidencias –o no tanto–. La del Museo de las Civilizaciones Negras no ha sido la única apertura que se ha producido en el mismo periodo que el informe de los expertos en Francia. El Museo de África de Tervuren, en Bélgica, fue reinaugurado el mes pasado para incorporar una revisión crítica del papel colonial belga en una de las grandes colecciones de arte africano. Para acercarse a su objetivo, la organización contó con expertos y representantes africanos, de origen mayoritariamente congoleño. República Democrática de Congo, por su parte, planifica un museo en Kinshasa para el que solicitará parte de los objetos que le fueron arrebatados por el colonialismo.

Así las cosas, no cabe duda de que las declaraciones de Macron y el informe posterior han subido una marcha en un debate que ya se aceleraba ante la mayor conciencia africana y de sus diásporas, unida a un momento que se caracteriza por una revisión crítica a nivel mundial sobre aquellos hechos y relatos tradicionalmente aceptados como oficiales. Quizá el presidente galo, que por otra parte afronta importantes desafíos internos, no fuera consciente de la magnitud del debate que podrían desencadenar sus palabras en Burkina Faso. De hecho, su intención parecía entonces tener más que ver con la de compartir (con idas y vueltas) las obras artísticas, que con las restituciones permanentes de patrimonio que han solicitado los expertos a los que encargó el informe.

Las potenciales consecuencias para los museos europeos de la doctrina que emana del estudio, –¿qué decir, por ejemplo, del Museo Británico?– podrían ser devastadoras. La justificación predominante hasta ahora de no devolver piezas en base a una mejor conservación, dadas las supuestas deficiencias de las instituciones e instalaciones africanas, se ve ahora contestada con hechos, como la propia existencia del Museo de las Civilizaciones Negras en Dakar, y con palabras: «pura condescendencia», dice Felwine Sarr. «Países como Sudáfrica, Nigeria, Camerún, Kenia o Senegal no tienen problemas para acoger las obras. Otros no están listos, pero debemos darles tiempo», dijo el experto en declaraciones ofrecidas por El País.

Habrá que ver, sin embargo, la puesta en práctica de las devoluciones, que el documento Sarr-Savoy apunta a través de un plan que abarcaría casi un lustro. Su ejecución planteará a buen seguro problemas legales, políticos y económicos. Pero la apuesta es seria. «Mantener nuestras culturas es lo que ha salvado al pueblo africano de los intentos de convertirlo en un pueblo desalmado sin historia», dijo el presidente sengalés, Macky Sall, en la inauguración del museo en Dakar.

miércoles, 30 de enero de 2019

Al volver de la luna de miel supo que tenía cáncer, pero no renegó: «Noto al Señor más que nunca»

En una pareja la boda, la luna de miel y el primer tiempo como recién casados es uno de los recuerdos que con más cariño se guardan en el corazón. Sin embargo, Isabel Peralta y su marido vivieron estos momentos de una manera muy diferente a otros matrimonios.

Justo al volver de la luna de miel a esta malagueña de 25 años le detectaron un cáncer, y fue la primera gran prueba que vivió este matrimonio. Ambos se refugiaron en Dios para vivir la enfermedad y todo el proceso de curación. Ahora Isabel está prácticamente curada y asegura que el cáncer ha fortalecido su matrimonio y su relación con Dios. Cuenta su bello testimonio en esta entrevista con Javier Ruiz Nieto en la web de la Diócesis de Málaga:

- Le detectaron un cáncer cuando estaba recién casada

- Así es, tenía un bultito en la garganta pero me decían que no era nada, me casé en abril, me fui de viaje de novios, volví y los médicos me habían hecho una Tomografía por Emisión de Positrones (PET), para detectar si era cáncer o no y había salido positivo pero los resultados no cuadraban con los síntomas por lo que el médico me dijo que no me hacían más pruebas que me tendrían en revisión mensual durante un año pero yo dije que me hicieran una biopsia porque había algo que me estaba diciendo: "Hazte la biopsia" y efectivamente tenía un linfoma tipo Hodgkin, estuve todo el verano con la quimioterapia, ya estoy terminando con la radioterapia y en principio estoy bien y podemos decir que se ha eliminado el cáncer, no al cien por cien hasta que en febrero no me hagan la última prueba de PET.

- ¿Cómo reaccionó al conocer la noticia?

- El médico y mi madre se pusieron a llorar, el médico lo paso muy mal ya que llevaba un año y medio diciéndome que no tenía nada, y yo dije: “Bueno, no lloréis, ya sabemos lo que tenemos pues vamos adelante, yo sé que esto el Señor lo ha permitido por algo y si Él lo ha permitido, bueno va a ser".

- ¿Cuáles han sido sus mayores sufrimientos?

- La semana después de la quimioterapia me ponía muy mala, no podía dormir, en esos momentos el demonio venía y me machacaba, una noche sentí que me decía cosas como: "El Señor no existe sino no te mandaría esto"; "Estarías mejor muerta"; me asusté mucho, desperté a mi marido para que me ayudara, y él me estuvo recordando todo lo que el Señor había hecho hasta el momento por nosotros, recordamos una monición de la boda que decía "El Señor no te manda nada que tú no puedas soportar," y esa frase ha sido como el lema de toda la enfermedad.

- ¿Cómo se lo tomaron sus allegados?

- Las reacciones fueron muy diferentes, sobre todo entre las personas que viven con fe y las que viven sin ella. Las personas con fe tenían claro que esto iba a ser bueno de una manera u otra. La parte de mi familia que no vive la fe como nosotros lo pasó peor pero al ver mi reacción lo llevan mejor.

- Tras las pruebas positivas ¿cómo se siente?

- Esto me ha enseñado mucho. Estoy contenta, feliz y tranquila, no solo por haber terminado la enfermedad, sino también porque he notado al Señor más que nunca. Yo no firmo por decir "Otra vez cáncer", no, ya lo he pasado, pero no lo cambiaría, si volviera atrás y supiera que voy a tener cáncer no lo cambiaría, porque he aprendido mucho, he aprendido a valorar las cosas, mi matrimonio se ha reforzado, si no hubiera pasado por esto no lo hubiera descubierto nunca.

- ¿Cómo habría reaccionado si las pruebas hubiesen sido negativas?

- Era algo que tenía presente, que a lo mejor las pruebas no eran positivas, pero si no renegué en el momento, y no es obra mía, pues hubiera reaccionado igual. Si hubiera salido negativo, no me habría alegrado pero lo hubiera llevado adelante con la oración, con las peticiones de la parroquia, siguiendo con el Señor no hubiera renegado.

- ¿En qué consiste su fe?

- Para mí la fe es creer ciegamente. A veces llegamos a creer que el Señor es malo y que por eso te manda cosas malas pero Él permite que pasen esas cosas en tu vida para que aprendas, para que veas que no se acaba el mundo si no salen las cosas como quieres, que entiendas que cuando ves a alguien y sientes lástima porque tiene cáncer o porque tiene un hijo discapacitado, no pasa nada, cuando salimos de nuestra comodidad, y damos la vida por los demás somos felices, porque yo he estado mala y han dado la vida por mí y nadie se ha muerto por dar la vida por mí. La fe para mí es notar el amor de Dios ciegamente y sobre todas las cosas.

- ¿Le gustaría mandar a algún mensaje a las personas que vayan a pasar por esta situación o la estén pasando?

- Si son creyentes que tengan muy presente todo esto, cojan una imagen: una cruz, una estampa de una virgen a la que tengan devoción, la Biblia, cada uno lo suyo, y la tengan siempre presente. Es importante que lo vivan desde la alegría y sí, se puede vivir desde la alegría porque no es el fin, y si te vas a morir porque el cáncer es irreversible, disfruta lo que te queda de vida, porque vivimos pensando en la muerte cuando tenemos una enfermedad pero no pensamos que cuando no nos pasa nada puede darnos un infarto o tener un accidente y morir, es importante ser positivo, ánimo que se puede salir.

martes, 29 de enero de 2019

Inauguran la primera iglesia en Cuba tras 60 años de comunismo: fue financiada por católicos de EEUU

Una iglesia católica ha podido ser construida e inaugurada por primera vez en Cuba desde que hace 60 años se instalara la férrea dictadura comunista a manos de Fidel Castro. Este histórico momento se produjo este pasado sábado 26 de enero en la localidad de Sandino, ante la alegría de los muchos fieles que vieron como por fin se podía erigir la iglesia y así tener un templo en el que rezar. Este país pese a décadas de comunismo mantiene una población católica que supera el 60%.

La nueva parroquia del Sagrado Corazón es una de las tres únicas iglesias que el régimen cubano ha autorizado a que se puedan construir en un estado que los Castro declararon ateo y que en su última constitución se declara laico, pese a que la libertad real está muy lejos de conseguirse. 

Una iglesia en la Cuba comunista financiada por católicos de EEUU
La autorización para estas tres construcciones y la devolución de alguna que otra propiedad que la dictadura expropió a la Iglesia cuando tomó el poder es una de las pequeñas mejoras de la situación de los católicos en la isla que se ha experimentado en los últimos años.
cuba
Paradójicamente, la construcción de esta primera parroquia en más de seis décadas ha sido posible gracias a los fondos donados por los feligreses de la parroquia de San Lorenzo en la ciudad estadounidense de Tampa, precisamente el país más odiado por la dictadura comunista cubana.

El levantamiento del embargo por parte de EEUU, y la lenta apertura del propio Partido Comunista en Cuba ha ayudado también a que se haya podido materializar esta ayuda. El sacerdote de la parroquia de Tampa, Steven Dornquast, viajó a Cuba para asistir a la inauguración y allí dijo que “en la Iglesia Católica con el bautismo recibimos una identidad” y “ayudar a nuestros hermanos es parte de nuestra fe”.

Estos feligreses estadounidenses lograron recaudar y enviar a Cuba 95.000 dólares para la construcción de la parroquia, que tiene una capacidad para 200 personas y ocupa 800 metros cuadrados de un terreno que el Estado ha accedido ceder a la Iglesia.

Un pueblo creado por el régimen para llevar a "contrarrevolucionarios"

Este templo en Sandino es casi milagroso puesto que esta localidad se creó después del triunfo del golpe castrista. Situada a 250 kilómetros al oeste de La Habana se fundó para llevar a este lugar apartado a los que el régimen consideraba familias contrarrevolucionarias. Hasta la fecha no tenían un templo.

La nueva parroquia tiene una capacidad para 200 personas
“Para la Iglesia es un hecho histórico. Este es un pueblo de desterrados de la región montañosa del Escambray (este del país). Muchas familias o sus descendientes que dejaron atrás a sus santos no tenían un templo en el cual orar”, afirma a Diario de Cuba Juan Hidalberto Hernández, un feligrés de 60 años.

Pese a la gran noticia que supone la construcción de una parroquia 60 años después, lo cierto es que de momento sólo es algo anecdótico, al igual que la devolución de algunos locales y templos a la Iglesia. En 2013 y 2014 se hicieron públicas algunas de estas devoluciones, pero no han sido más desde entonces.

"Es poco lo que se ha percibido"
“Hay expectativas para otras devoluciones, aunque en el transcurso de estos últimos años, realmente es poco lo que se ha percibido.  Algunas diócesis han recibido algún terreno, algún local, pero realmente todavía faltaría mucho por devolver”, aseguraba a este mismo diario crítico con la dictadura monseñor José Félix Pérez, portavoz de la Conferencia Episcopal Cubana.

Además, explicaba que “algunas propiedades de la Iglesia que dejaron de ser suyas en el año 1961 o 1962 están ocupadas por instituciones oficiales o familias, y ya nunca volverán a ser de la iglesia; por ejemplo, colegios, hospitales, asilos de ancianos”.

Sobre los bienes devueltos, fuentes eclesiales aseguran que “el estado de conservación de estos inmuebles deja mucho que desear, lo que hace pensar que detrás de la restitución hay también razones económicas: el gobierno cubano no cuenta con los recursos necesarios para mantener edificios que se están deteriorando rápidamente y que después de ser expropiados en los años 60 se usaron para todo tipo de fines: como almacenes, hornos, comedores obreros o escuelas”.

Sin embargo, la Iglesia reclama dos ámbitos en los que no ha sido escuchado por el régimen. Por un lado, poder abrir escuelas y por otro tener acceso a los medios de comunicación.

Tolerada, pero vigilada y controlada
Aunque los brotes verdes en cuanto a la libertad religiosa empiezan, la realidad cubana la definieron en una carta publicada en enero de 2018 tres sacerdotes católicos, apoyados por una buena parte del clero de la isla. Decían esto:

“La Iglesia es tolerada, pero no deja de ser vigilada y controlada. Se reduce la plena libertad religiosa con una controlada libertad de permisos de culto. Los cristianos pueden reunirse a compartir su fe, pero no les es permitido construir un templo. La Iglesia puede hacer procesiones e incluso misas públicas, pero siempre a condición de un permiso expreso de las autoridades, que, en caso de no otorgarlo, no permiten apelación ni dan explicación. La Iglesia puede alzar su voz en los templos, pero no tiene acceso libre a los medios masivos de comunicación y, en los escasos momentos en que esto ocurre, es siempre bajo censura. Los laicos son censurados cuando intentan aplicar a la práctica política y social su fe”.

lunes, 28 de enero de 2019

SANTO TOMAS DE AQUINO, MÍSTICO Y EDUCADOR

El Tomás filósofo
Tomás fue formado por Alberto Magno, uno de los principales maestros escolásticos, gracias al cual conoce la doctrina filosófica de Aristóteles. Lo que hace Tomás es cristianizar al filósofo griego, es decir, va a pensar la fe cristiana a la luz de las categorías filosóficas de Aristóteles. Dos elementos quisiera rescatar en este primer momento. El primero de ellos es lo que se conoce como teoría hylemórfica. Esta palabra griega significa materia (hyle) y forma o alma (morphé). La teoría hylemórfica aristotélica afirma, entre otras cosas, que la persona humana se compone de un cuerpo y de un alma. Es una antropología unitaria. Cada uno de nosotros somos “almas-espíritus encarnados en una historia concreta”. No podemos escapar de nuestro contexto, ya que nuestro contexto nos va definiendo y también provoca que nos relacionemos con otros, con el medio ambiente y también con Dios. Por lo tanto, una educación en clave tomista debe considerar que el ser humano es alguien que responde a relaciones y que en dichos encuentros va aprendiendo y forjando su propia personalidad. No educamos solamente lo intelectual. Hemos de educar el ser, el hacer, el conocer y el convivir como dijo Jacques Delors.

Un segundo elemento aborda lo que se conoce como la teoría de las cuatro causas. Aristóteles concibe que todo lo que se ha creado ha respondido a un proceso. La primera de estas causas se denomina “formal” y hace referencia a la idea, al proyecto, al modelo que inspiró la obra que tenemos delante de nosotros. La segunda se llama causa “eficiente” y se relaciona con el constructor, con aquél que confeccionó con sus manos e inteligencia el producto final. La tercera causa recibe el nombre de “material”, y hace referencia al material con el cual se construye. La cuarta y última causa se llama “final”, y se comprende desde el para qué utilizaremos lo que hemos construido. Con esto tenemos el desafío de pensar la educación como un proceso, algo que va del menos al más. Los procesos de enseñanza-aprendizaje requiere de un trabajo conjunto, de aquél que piensa con otros, de cómo esa idea es llevada a la práctica en conformidad con una visión y misión institucional, de evidenciar que no solo los profesores son los artesanos, sino que también lo son nuestros estudiantes, sus familias, personal administrativo, de aseo, y también del país al cual serán enviados nuestros niños y jóvenes. Las cuatro causas implican finalmente el desafío de construir una educación integral e integradora de todos los que conforman el cuerpo educativo, social, político, religioso y cultural.

El Tomás teólogo
Uno de los elementos principales de la teología tomista es lo referido a la ética. Este concepto hace referencia al estudio del comportamiento humano – la moral. Ética proviene de la palabra griega éthos que significa “lugar donde se habita”. Por ende, cada uno de nosotros vivimos en un éthos determinado, el cual vamos construyendo y también destruyendo. La ética para Aristóteles y para Tomás tiene como punto de desarrollo máximo el logro de la felicidad por parte de la persona humana. Es lo que se conoce como ética eudaimónica (eudaimonía que significa felicidad). Ahora bien, ¿qué significa educar la felicidad hoy?, o podemos preguntarnos más acuciosamente ¿estamos educando a nuestros niños y jóvenes para la felicidad? ¿les damos las herramientas para que se conviertan en constructores de espacios de paz y de felicidad?

Resulta crítico comprobar que el actual modelo educativo se fundamenta en una educación competitiva, que ve al estudiante como alguien que sólo producirá bienes materiales. No existe una educación basada en la justicia, en la excelencia, en el respeto a la dignidad del otro ni tampoco en la formación para la diferencia. La diferencia, los extraños, los que no comparten nuestros códigos de vida nos asustan y los terminamos convirtiendo en enemigos. La ética que apunta hacia la felicidad exige de los docentes, de los estudiantes y de todos los que conforman en espacio educativo que nos planteemos el desafío de construir espacios éticamente sustentables, eso que el Papa Francisco ha denominado “ecología humana”.

Estos elementos proporcionarán herramientas, brújulas – no mapas – que permitirán que la persona pueda ir trazando caminos de armonía y de paz. Debemos plantearnos la tarea de educar la felicidad de nuestros niños y jóvenes. No necesitamos más ansiolíticos dependientes. Necesitamos personas libres, soñadoras, creativas, utópicas, que busquen nuevos caminos de diálogo y de respeto mutuo. Necesitamos también educar para el fracaso. En nuestra época exitista el fracaso, las caídas son juzgadas hasta más no poder. Pero resulta que el que ha tocado fondo ya no tiene nada más que perder. Educar las alegrías y las tristezas, los logros y los fracasos, nos pone en la perspectiva de una educación verdaderamente humana.

Para finalizar
Tomás de Aquino nos impone varios desafíos especialmente en una hora de nuestra sociedad en la que la comunidad humana demanda la presencia de profesionales íntegros nacidos de una educación verdaderamente humana. En primer lugar ser hombres y mujeres que busquen y busquemos el conocimiento. Tomás también fue un joven estudiante universitario que se empapó de su cultura y quiso conocer todo lo que lo rodeaba. El Tomás estudiante es la imagen del estudiante que ama lo que hace, y que lo hace por una vocación y no por una obligación.

En segundo lugar el diálogo entre las ciencias, especialmente entre la fe y la razón. Para aquellos que tenemos el don de la fe hemos de saber utilizar el camino de la razón para poder comunicar a otros el centro de nuestra creencia. Para los que no se consideran creyentes, buscar el camino para lograr una vida buena, más humana, más llevable.

En tercer lugar mantener esto de la “causa final”, del sentido último que le damos a nuestras acciones. ¿Para qué estamos aquí? ¿Cómo nuestros estudios lograrán que otros puedan gozar de mejores condiciones de vida? ¿Cómo superar las situaciones de injusticias desde nuestras particulares profesiones? Estas y otras preguntas fundamentan la causa final propuesta por Tomás que él asume de Aristóteles.

Finalmente construir siempre una vida éticamente buena. Tomás asume que el centro de la ética y de la moral es el amor, la caridad vivida tanto con nosotros mismos como con los otros. Los demás, especialmente los que viven sin amor deben ser los partícipes de nuestras acciones. Recordar siempre que la ética nos dice que cada acción que hagamos impacta positiva o negativamente en los otros. Es tarea de nosotros escoger entre lo bueno y lo malo, tratando de buscar siempre la consecución de los fines que tienden a los bienes.

ENCUENTRO CON LOS VOLUNTARIOS DE LA JMJ

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Queridos voluntarios:

Antes de finalizar esta Jornada Mundial de la Juventud, quise encontrarme con ustedes para agradecerles a cada uno el servicio que han realizado durante estos días y en los últimos meses que precedieron a la Jornada.

Gracias a Bartosz, Stella Maris del Carmen y Maria Margarida por compartir sus experiencias en primera persona. Para mí fue muy importante escucharlos y darme cuenta de la comunión que se genera cuando nos unimos para servir a los demás. Experimentamos cómo la fe adquiere un sabor y una fuerza completamente nueva: la fe se vuelve más viva, más dinámica y más real. Se experimenta una alegría – se está viendo aquí - una alegría distinta por haber tenido la oportunidad de trabajar codo a codo con otros para lograr un sueño común. Sé que todos ustedes han experimentado todo esto.

Ustedes ahora saben cómo palpita el corazón cuando se vive una misión, y no porque alguien se los contó, sino porque lo vivieron. Tocaron con su propia vida que «no hay amor más grande que dar la vida por los amigos» (Jn 15,13).

También han tenido que vivir momentos duros que les exigió algún que otro sacrificio. Como nos decías, Bartosz, uno también experimenta las propias debilidades. Lo bueno es que estas debilidades no te detuvieron en tu entrega ni se volvieron lo central, ni lo más importante. Las experimentaste en el servicio, sí; intentando entender y servir a los otros voluntarios y peregrinos, sí; pero tuviste la valentía de que esto no te frenara, no te paralizara, seguiste adelante. Que nuestros límites y nuestras debilidades no nos paralicen, seguir adelante con nuestros defectos – ya los corregiremos -, con nuestras debilidades, para seguir adelante y así es la belleza de sabernos enviados, la alegría de saber que por encima de todos los inconvenientes tenemos una misión que llevar adelante. No dejar que las limitaciones, las debilidades e incluso los pecados nos frenen e impidan vivir la misión, porque Dios nos invita a hacer lo que podamos y a pedir lo que no podemos, sabiendo que su amor nos va tomando y transformando de manera progresiva (cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 49-50). No se asusten si ven sus debilidades, no se asusten incluso si ven sus pecados, se levantan y adelante, siempre adelante. No se queden caídos, no se cierren, vayan adelante con lo que tengan encima, vayan adelante, que Dios sabe perdonar todas las cosas. Aprendamos de tantos que como Bartosz pusieron el servicio y la misión en primer lugar, el resto vas a ver que vendrá por añadidura.

Gracias a todos, porque en estos días han estado atentos y pendientes hasta de los más pequeños, los más cotidianos y hasta los más aparentemente insignificantes detalles, como ofrecer un vaso de agua, y ―a la vez― atendieron las cosas más grandes que requerían mucha planificación. Han preparado cada detalle con alegría, creatividad y compromiso, y con mucha oración. Porque las cosas rezadas se sienten y se viven con hondura. La oración le da espesura, le da vitalidad a todo lo que hacemos. Rezando descubrimos que somos parte de una familia más grande de lo que podemos ver e imaginar. Rezando le “abrimos la jugada” a la Iglesia que nos sostiene y acompaña desde el cielo, a los santos y santas que nos han marcado el camino, pero sobre todo rezando “le abrimos la jugada” a Dios para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer.

Ustedes han querido dedicar su tiempo, su energía, recursos, a soñar y armar este encuentro. Podrían perfectamente haber optado por otras cosas, ustedes quisieron comprometerse. Esa palabra que la quieren borrar: compromiso. Eso los hace crecer, eso los agiganta, como estén, pero compromiso. Dar lo mejor de sí para hacer posible el milagro de la multiplicación no solo de los panes sino de la esperanza. Y ustedes dando lo mejor de sí, comprometiéndose, hacen el milagro de la multiplicación de la esperanza. Necesitamos multiplicar la esperanza. ¡Gracias, gracias por todo eso! Y en esto demuestran una vez más, que es posible renunciar a los propios intereses en favor de los demás. Como también lo hiciste tú, Stella Maris. Yo había leído los testimonios ante, por eso pude escribir esto, y cuando leí el tuyo sentí algo como ganas de llorar. Renunciaste a tus intereses, habías juntado pesito a pesito para poder participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, pero renunciaste para ir a cubrir el sufragio de tus tres abuelos. Renunciaste para honrar tus raíces y eso te hace mujer, te hace adulta, te hace valiente. Renunciaste a participar en algo que te gustaba y que habías soñado para poder ayudar y acompañar a tu familia, para honrar tus raíces, para poder estar ahí; y el Señor, sin que vos lo esperaras ni lo pensaras, te estaba preparando el regalo de la Jornada Mundial de la Juventud en tu tierra. Al Señor le gusta hacer estos chistes, al Señor le gusta responder de esta manera a la generosidad, siempre gana en generosidad: Vos le das un poquito así y Él te da un montón así. Así es el Señor, qué le vamos a hacer, así nos quiere. Como Stella Maris, muchos de ustedes también realizaron renuncias de todo tipo. Tantos de ustedes renunciaron... Piensen ahora, a qué renuncié yo para meterme de voluntario. Piensen un minuto. Ustedes con lo que han pensado han tenido que postergar sueños para cuidar su tierra y sus raíces. Eso siempre el Señor lo bendice, no se deja ganar en generosidad. Cada vez que postergamos algo que nos gusta por el bien de los otros y especialmente por los más frágiles, o por el bien de nuestras raíces como son nuestros abuelos y nuestros ancianos, el Señor lo devuelve ciento por uno. Te gana en generosidad, porque nadie le puede ganar a Él en generosidad, nadie lo puede superar en amor. Amigos: den y se les dará, y experimentarán cómo el Señor «les volcará sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante» (Lc 6,38), como dice el Evangelio.

Queridos amigos, han tenido una experiencia de fe más viva, más real; han vivido la fuerza que nace de la oración y la novedad de una alegría diferente fruto del trabajo codo a codo incluso con personas que no conocían. Ahora llega el momento del envío: vayan cuenten, vayan testimonien, vayan contagien lo que han visto y oído. Y esto no lo hagan con muchas palabras sino, como lo hicieron aquí, con gestos simples y con gestos cotidianos, esos que transforman y hacen nuevas todas las cosas, esos gestos capaces de armar lio, un lio constructivo, un lio de amor. Les cuento una cosa, cuando venía el primer día por el camino había una señora con un bonete, una señora mayor ya, abuela, ahí en la reja por donde yo pasaba con el auto y tenía un cartel que decía: “Nosotras las abuelas también sabemos armar lio”. Y ponía: “Con sabiduría”. Júntense con los abuelos para armar lio, va a ser un lio contundente, un lio genial, no el tengan miedo, vayan y hablen. Me parecía muy viejita la señora y le pregunté la edad: tenía 14 años menos que yo, qué vergüenza.

Pidámosle al Señor su bendición. Que bendiga a sus familias y a sus comunidades y a todas las personas con las que ustedes se van a encontrar en el futuro próximo. Pongamos también bajo el manto de la Virgen Santa nuestro corazón, lo que siente nuestro corazón. Que ella los acompañe. Y como les dije en Cracovia, yo no sé si en la próxima Jornada Mundial de la Juventud voy a estar, pero les aseguro que Pedro va a estar y los va a confirmar en la fe. Sigan adelante, con coraje y valentía y, por favor -soy pecador de alma-,  no se olviden de rezar por mí. Gracias.

Oración –

Y ahora les doy la bendición. Ponemos en nuestro corazón lo que somos, lo que deseamos, a las personas con las cuales trabajamos en este tiempo, a los otros voluntarios, a la gente que hemos visto. Ponemos en nuestro corazón a los amigos para que reciban la bendición; y también ponemos en nuestro corazón a los que no nos quieren, a los enemigos, cada uno de nosotros tiene alguno, para que Jesús los bendiga también, y todos juntos podamos ir adelante.

Bendición

domingo, 27 de enero de 2019

Se ha celebrado la solemnidad del Santo Niño de Atocha

Dice el dicho popular que «hasta san Antón, Pascuas son». Pero en el Convento de Atocha, este año, se ha alargado, aún, un poquito más. El pasado domingo 20 de enero se celebró, con toda solemnidad y por iniciativa de la comunidad de frailes, al Santo Niño de Atocha. En la eucaristía de la tarde del domingo, y presidida por el prior de la comunidad, Fr. Juan José de León Lastra, la solemnidad de ese día tuvo su punto álgido. En la predicación el prior destacó, entre otras cosas, la figura del «niño» que nos remite a inocencia, a debilidad; así como la importancia que tiene el nombre en tanto que nos da identidad. Tampoco quiso pasar por alto el vínculo histórico que tiene la predicación dominicana con la devoción al «Dulce Nombre de Jesús». Y como de «dulce» va la cosa, al final de la celebración hubo reparto de figuritas de mazapán: «el dulce del Niño de Atocha».

  Esta entrañable advocación al Santo Niño de Atocha tiene su origen en América, concretamente en México. La imagen que se venera en la Basílica de Ntra. Sra. de Atocha está envuelta entre la historia y la leyenda; entre la devoción popular y la enorme trayectoria histórica que tiene la Orden de Predicadores, como hemos mencionado, en propagar el «Dulce Nombre de Jesús». Con la solemnidad del Santo Niño de Atocha, que esperamos tenga continuidad en el tiempo, se ha querido poner de manifiesto lo que San Pablo nos exhorta a predicar: «Al nombre de Jesús, toda rodilla se doble: en el cielo, en la tierra, en el abismo. Y toda lengua proclame, Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2, 10-11).

SANTA MISA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

HOMILÍA DEL SANTO PADRE

«Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,20-21).

Así el evangelio nos presenta el comienzo de la misión pública de Jesús. Lo hace en la sinagoga que lo vio crecer, rodeado de conocidos y vecinos y hasta quizá de alguna de sus “catequistas” de la infancia que le enseñó la ley. Momento importante en la vida del Maestro por el cual, el niño que se formó y creció en el seno de esa comunidad, se ponía de pie, tomaba la palabra para anunciar y poner en acto el sueño de Dios. Una palabra proclamada hasta entonces solo como promesa de futuro, pero que en boca de Jesús solo podía decirse en presente, haciéndose realidad: «Hoy se ha cumplido».

Jesús revela el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora de «llevar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia en el Señor» (cf. Lc 4,18-19). Es el ahora de Dios que con Jesús se hace presente, se hace rostro, carne, amor de misericordia que no espera situaciones ideales, situaciones perfectas para su manifestación, ni acepta excusas para su realización. Él es el tiempo de Dios que hace justa y oportuna cada situación y cada espacio. En Jesús se inicia y se hace vida el futuro prometido.

¿Cuándo? Ahora. Pero no todos los que allí lo escucharon se sentían sintieron invitados o convocados. No todos los vecinos de Nazaret estaban preparados para creer en alguien que conocían y habían visto crecer y que los invitaba a poner en acto un sueño tan esperado. Es más, decían: “¿ Pero este no es el hijo de José?” (cf. Lc 4,22).

También a nosotros nos puede pasar lo mismo. No siempre creemos que Dios pueda ser tan concreto, tan cotidiano, tan cercano y tan real, y menos aún que se haga tan presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un vecino, un amigo, un familiar. No siempre creemos que el Señor nos pueda invitar a trabajar y a embarrarnos las manos junto a Él en su Reino de forma tan simple pero contundente. Cuesta aceptar que «el amor divino se haga concreto y casi experimentable en la historia con todas sus vicisitudes dolorosas y gloriosas» (Benedicto XVI, Audiencia general, 28 septiembre 2005).

Y no son pocas las veces que actuamos como los vecinos de Nazaret, que preferimos un Dios a la distancia: lindo, bueno, generoso, bien dibujadito pero distante y, sobre todo, un Dios que no incomode, un Dios “domesticado”. Porque un Dios cercano y cotidiano, un Dios amigo y hermano nos pide aprender de cercanías, de cotidianeidad y sobre todo de fraternidad. Él no quiso tener una manifestación angelical o espectacular, sino quiso regalarnos un rostro hermano y amigo, concreto, familiar. Dios es real porque el amor es real, Dios es concreto porque el amor es concreto. Y es precisamente esta «concreción del amor lo que constituye uno de los elementos esenciales de la vida de los cristianos» (cf. Benedicto XVI, Homilía, 1 marzo 2006).

Nosotros también podemos correr los mismos riesgos que los vecinos de Nazaret, cuando en nuestras comunidades el Evangelio se quiere hacer vida concreta y comenzamos a decir: “pero estos chicos, ¿no son hijos de María, José, no son hermanos de... son parientes de...? Estos, ¿no son los jovencitos que nosotros ayudamos a crecer…? Que se calle la boca, ¿cómo le vamos a creer? Ese de allá, ¿no era el que siempre rompía los vidrios con su pelota?”. Y lo que nació para ser profecía y anuncio del Reino de Dios termina domesticado y empobrecido. Querer domesticar la Palabra de Dios es tentación de todos los días.

E incluso a ustedes, queridos jóvenes, les puede pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa pero solo para el futuro y nada tiene que ver con el presente. Como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora. Y en el “mientras tanto” de esa hora, les inventamos o se inventan un futuro higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencias, bien armado y garantizado y con todo “bien asegurado”. No queremos ofrecerles a ustedes un futuro de laboratorio. Es la “ficción” de alegría, no la alegría del hoy, del concreto, del amor. Y así con esta ficción de la alegría los “tranquilizamos”, los adormecemos para que no hagan ruido, para que no molesten mucho, para que no se pregunten ni nos pregunten, para que no se cuestionen ni nos cuestionen; y en ese “mientras tanto” sus sueños pierden vuelo, se vuelven rastreros, comienzan a dormirse y son “ensoñamientos” pequeños y tristes (cf. Homilía del Domingo de Ramos, 25 marzo 2018), tan solo porque consideramos o consideran que todavía no es su ahora; que son demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana. Y así los seguimos procrastinando… Y ¿saben una cosa?, que a muchos jóvenes esto les gusta. Por favor, ayudémosle a que no les guste, a que se rebelen, a que quieran vivir el ahora de Dios.

Uno de los frutos del pasado Sínodo fue la riqueza de poder encontrarnos y, sobre todo, escucharnos. La riqueza de la escucha entre generaciones, la riqueza del intercambio y el valor de reconocer que nos necesitamos, que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy. Pero no aisladamente, sino juntos, creando un espacio en común. Un espacio que no se regala ni lo ganamos en la lotería, sino un espacio por el que también ustedes deben pelear. Ustedes jóvenes deben pelear por su espacio hoy, porque la vida es hoy. Nadie te puede prometer un día del mañana. Tu vida hoy, es hoy. Tu jugarte es hoy. Tu espacio es hoy. ¿Cómo estás respondiendo a esto?

Ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro. Nos gusta decir: “Ustedes son el futuro…”. No, son el presente. No son el futuro de Dios, ustedes jóvenes son el ahora de Dios. Él los convoca, los llama en sus comunidades, los llama en sus ciudades para ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie junto a ellos, tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó.

No mañana, ahora, porque allí , ahora, donde está tu tesoro está también tu corazón (cf. Mt 6,21); y aquello que los enamore conquistará no solo vuestra imaginación, sino que lo afectará todo. Será lo que los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro, de alegría y de gratitud. Sientan que tienen una misión y enamórense, que eso lo decidirá todo (cf. Pedro Arrupe, S.J., Nada es más práctico). Podremos tener todo, pero, queridos jóvenes, si falta la pasión del amor, faltará todo. ¡La pasión del amor hoy! ¡Dejemos que el Señor nos enamore y nos lleve hasta el mañana!

Para Jesús no hay un “mientras tanto” sino amor de misericordia que quiere anidar y conquistar el corazón. Él quiere ser nuestro tesoro, porque Jesús no es un “mientras tanto” en la vida o una moda pasajera, es amor de entrega que invita a entregarse.

Es amor concreto, de hoy, cercano, real; es alegría festiva que nace al optar y participar en la pesca milagrosa de la esperanza y la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación.

Hermanos: El Señor y su misión no son un “mientras tanto” en nuestra vida, un algo pasajero, no son solo una Jornada Mundial de la Juventud, ¡son nuestra vida de hoy y caminando!

Todos estos días de forma especial ha susurrado como música de fondo el hágase de María. Ella no solo creyó en Dios y en sus promesas como algo posible, le creyó a Dios, se animó a decir “sí” para participar en este ahora del Señor. Sintió que tenía una misión, se enamoró y eso lo decidió todo. Que ustedes sientan que tienen una misión, se dejen enamorar y el Señor decidirá todo.

Y como sucedió en la sinagoga de Nazaret, el Señor, en medio nuestro, sus amigos y conocidos, vuelve a ponerse de pie, a tomar el libro y decirnos: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,21).

Queridos jóvenes, ¿quieren vivir la concreción de su amor? Que vuestro “sí” siga siendo la puerta de ingreso para que el Espíritu Santo nos regale un nuevo Pentecostés, a la Iglesia y al mundo. Que así sea.


Saludo final


Al final de esta celebración, doy gracias a Dios por habernos dado la posibilidad de compartir estos días y vivir nuevamente esta Jornada Mundial de la Juventud.

De modo particular quiero agradecer la presencia en esta celebración del señor Presidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, como también la de Presidentes de otras naciones y la de las demás autoridades políticas y civiles.

Agradezco a Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, su disponibilidad y su buen hacer al acoger en su Diócesis esta Jornada, así como a los demás obispos de este país y de los países vecinos, por todo lo que han realizado en sus comunidades para dar cobijo y ayuda a tantos jóvenes.

Gracias a todas aquellas personas que nos han sostenido con su oración, y que han colaborado con su esfuerzo y trabajo para hacer realidad este sueño de la Jornada Mundial de la Juventud en este país.

Y a ustedes, queridos jóvenes, un grande «gracias». Su fe y su alegría han hecho vibrar a Panamá, a América y al mundo entero. Como tantas veces escuchamos durante estos días en el Himno de esta jornada: “Somos peregrinos que venimos hoy aquí desde continentes y ciudades”. Estamos en camino, sigan caminando, sigan viviendo la fe compartan la fe. Y no se olviden que no son el mañana, no son el “mientras tanto” sino el ahora de Dios.

Ya se ha anunciado la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Les pido que no dejen enfriar lo que han vivido durante estos días. Vuelvan a su parroquias y comunidades, a sus familias y a sus amigos, transmitan lo que han vivido, para que otros puedan vibrar con esa fuerza y con esa ilusión concreta que ustedes tienen. Y con María sigan diciendo “sí” al sueño que Dios sembró en ustedes.

Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.

VIGILA CON LOS JÓVENES

DIRECCIÓN DEL SANTO PADRE

Queridos jóvenes, buenas noches!
Hemos visto este hermoso espectáculo en el Árbol de la Vida que nos muestra cómo la vida que Jesús nos da es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de todos. Que la vida no es una salvación que cuelga "en la nube" esperando ser descargada, ni una nueva "aplicación" por descubrir o un ejercicio mental que resulta de las técnicas de crecimiento personal. Ni siquiera la vida que Dios nos ofrece es un tutorial con el que aprender las últimas noticias. La salvación que Dios nos da es una invitación a ser parte de una historia de amor.que se entrelaza con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que podamos fructificar donde estamos, cómo somos y con quiénes somos. Allí el Señor viene a plantar y plantar él mismo; Él es el primero en decir "sí" a nuestra vida, Él siempre es el primero. Él es el primero en decir "sí" a nuestra historia, y también quiere que digamos "sí" con él. Él siempre nos precede, él es el primero.

Y así sorprendió a María y la invitó a ser parte de esta historia de amor. Sin duda, la joven Nazaret no apareció en las "redes sociales" de la época, no fue una persona influyente , pero sin quererla ni buscarla se convirtió en la mujer que tuvo la mayor influencia en la historia .

Y podemos decir, con la confianza de los niños: María, la " influenciadora " de Dios. Con pocas palabras tuvo el coraje de decir "sí" y confiar en el amor, de confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza. Poder renovar, hacer todas las cosas nuevas. Y todos nosotros hoy tenemos algo que renovar por dentro. Hoy debemos dejar que Dios renueve algo en nuestros corazones. Pensemos un poco en esto: ¿qué quiero que Dios renueve en mi corazón?

La fuerza del "sí" María, joven, siempre impresiona. La fuerza de ese "suceda para mí" que le dijo al ángel. Era una cosa diferente de la aceptación pasiva o resignada. Era algo diferente de un "sí", como si dijera: "Bueno, intentemos ver qué pasa". María no conocía esta expresión: a ver qué pasa. Estaba decidida, entendió lo que era y dijo "sí", sin palabras. Era algo más, algo diferente. Fue el "sí" de quienes quieren involucrarse y arriesgarse, quienes quieren apostar todo, sin otra garantía de que la certeza de saber que son los portadores de una promesa. Y les pregunto a cada uno de ustedes: ¿sienten una promesa? ¿Qué promesa llevo en mi corazón, para ser llevada adelante? María, sin duda, habría tenido una misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir "no". Por supuesto, habría tenido complicaciones, pero no habrían sido las mismas complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por el hecho de que no tenemos todo claro o seguro de antemano. ¡María no compró un seguro de vida! María se involucró, y por eso es fuerte, por eso es una.influenciador , es el influencer de dios! El "sí" y el deseo de servir fueron más fuertes que las dudas y dificultades.

Esta noche también escuchamos cómo el "sí" de María se repite y se multiplica de generación en generación. Muchos jóvenes que siguen el ejemplo de María arriesgan y apuestan, guiados por una promesa. Gracias, Erika y Rogelio, por el testimonio que nos ha brindado. Estos dos fueron valientes! Ellos merecen un aplauso. Gracias! Compartiste tus miedos, las dificultades, todos los riesgos que experimentaste antes del nacimiento de Inés. En cierto punto usted dijo: "Para nosotros, los padres, por varias razones, es muy costoso aceptar la llegada de un niño con alguna enfermedad o discapacidad", esto es seguro, es comprensible. Pero lo sorprendente fue cuando agregó: "Cuando nació nuestra hija, decidimos amarla con todo nuestro corazón". Antes de su llegada, ante todas las novedades y dificultades que se presentaron, Tomaste una decisión y dijiste que María "pasa por nosotros", que decidiste amarla. Frente a la vida de tu frágil, indefensa y necesitada hija, Erika y Rogelio respondieron: "sí", y por eso tenemos a Ines. ¡Has tenido el coraje de creer que el mundo no es solo para los fuertes! Gracias!

Decir "sí" al Señor significa tener el valor de abrazar la vida tal como es, con toda su fragilidad y pequeñez y muchas veces incluso con todas sus contradicciones y falta de significado, con el mismo amor con el que Erika y Rogelio nos hablaron. . Toma la vida como viene. Significa abrazar a nuestra patria, a nuestras familias, a nuestros amigos como son, incluso con su fragilidad y pequeñez. Abrazar la vida también se manifiesta cuando damos la bienvenida a todo lo que no es perfecto, a todo lo que no es puro o destilado, pero no por esta razón es menos digno de amor. ¿No es porque alguien discapacitado o frágil no es digno de amor? Te pregunto: una persona discapacitada, una persona discapacitada, una persona frágil, ¿es digno de amor? [respuesta: ¡sí!] No te sientes bien ... [más fuerte: ¡sí!] Entiendes. Otra pregunta, vamos a ver cómo respondes. ¿Alguien, por ser extranjero, estar equivocado, estar enfermo o en una prisión, es digno de amor? [responden: ¡sí!] Esto es lo que hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego y al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz y abrazó y perdonó incluso a los que lo pusieron en la cruz.

¿Por qué? Porque solo lo que amas se puede salvar.. No puedes salvar a una persona, no puedes salvar una situación si no la amas. Sólo lo que amas se puede salvar. ¿Lo repetimos? [juntos] Solo lo que amas puede ser salvado. Otra vez [jóvenes: "Sólo lo que amas puede ser salvado"]. No lo olvides. Es por eso que somos salvos por Jesús: porque nos ama y no puede prescindir de eso. Podemos hacer cualquier cosa con él, pero Él nos ama y nos salva. Porque solo lo que amas se puede salvar. Sólo lo que se abraza puede transformarse. El amor del Señor es más grande que todas nuestras contradicciones, toda nuestra fragilidad y toda nuestra mezquindad. Pero es precisamente a través de nuestras contradicciones, fragilidad y mezquindad que Él quiere escribir esta historia de amor. Abrazó al hijo pródigo, Abrazó a Peter después de sus negaciones y siempre nos abraza, siempre, siempre después de nuestras caídas, ayudándonos a levantarnos y ponernos de pie nuevamente. Porque la caída real - atención a esto -La verdadera caída, la que puede arruinar nuestra vida, es permanecer en el suelo y no dejarnos ayudar . Hay una canción alpina muy hermosa, que cantan mientras suben la montaña: "En el arte del ascenso, la victoria no reside en no caer, sino en no caer". ¡No caigas! Dale tu mano, para que te levantes. No te caigas.

El primer paso es no tener miedo de recibir la vida tal como es , no tener miedo de abrazar la vida tal como es. Este es el árbol de la vida que vimos hoy [durante la Vigilia].

Gracias, Alfredo, por tu testimonio y la valentía de compartirlo con todos nosotros. Me sorprendió cuando dijo: "Comencé a trabajar en la construcción hasta que el proyecto terminó. Sin empleo, las cosas tomaron otro color: sin escuela, sin empleo y sin trabajo ". Lo resumo en los cuatro "sin" para los cuales nuestra vida permanece desarraigada y seca: sin trabajo, sin educación, sin comunidad, sin familia. Esa es una vida sin raíces. Sin trabajo, sin educación, sin comunidad y sin familia. Estos cuatro "sin" matar.

Es imposible que uno crezca si no tiene raíces fuertes que lo ayuden a mantenerse bien y adherirse a la tierra. Es fácil dispersarse cuando no tiene dónde colocarse, dónde arreglarse. Esta es una pregunta que nosotros, los adultos, estamos obligados a hacernos, los adultos que estamos aquí, de hecho, es una pregunta que nos tienen que hacer, ustedes, los jóvenes, tendrán que hacernos adultos, y tendremos el deber de responderle: ¿qué raíces le estamos dando? , ¿cuáles son las bases para construirte como personas que te estamos ofreciendo? Es una pregunta para nosotros los adultos. ¡Qué fácil es criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando, si los privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias para aferrarnos y soñar con el futuro! Sin educación es difícil soñar con un futuro; sin trabajo es muy difícil soñar con el futuro; Sin familia y sin comunidad es casi imposible soñar con el futuro.porque vivo, pero para aquellos que viven, para aquellos en los que vale la pena gastar mi vida. Y esto nos debe favorecer a los adultos, dándoles trabajo, educación, comunidad, oportunidades.

Como nos dijo Alfredo, cuando uno se va y se queda sin trabajo, sin educación, sin comunidad y sin familia, al final del día uno se siente vacío y uno termina llenando ese vacío con cualquier cosa, con cualquier fealdad. Porque ahora no sabemos por quién vivir, luchar y amar. A los adultos que están aquí, ya los que nos ven, les pregunto: ¿qué hacen para generar el futuro, el deseo de futuro en la juventud de hoy? ¿Puedes luchar por la educación, por el trabajo, por la familia, por la comunidad? Cada uno de nosotros grande, responde en su corazón.

Recuerdo que una vez que hablé con algunos jóvenes, uno de ellos me preguntó: "¿Por qué tantos jóvenes de hoy se preguntan si Dios existe o si luchan para creer en Él y evitar participar en la vida?". Y le respondí: "Y tú, ¿qué te parece?". Entre las respuestas que surgieron en la conversación, recuerdo una que me tocó el corazón y está vinculada a la experiencia que Alfredo compartió: "Padre, es que muchos de ellos sienten que, poco a poco, para otros tienen Dejados de existir, a menudo se sienten invisibles ". Muchos jóvenes sienten que han dejado de existir para los demás, para la familia, para la sociedad, para la comunidad ... y luego, muchas veces, se sienten invisibles. Es la cultura del abandono y la falta de consideración. No digo todo pero muchos sienten que no tienen mucho o nada que dar porque no tienen espacios reales para sentirse desafiados. ¿Cómo pensarán ellos que Dios existe si ellos mismos, estos jóvenes han dejado de existir para sus hermanos y para la sociedad? Por lo tanto, les instamos a que no miren hacia el futuro y que sean víctimas de cualquier droga, cualquier cosa que los destruya. Podemos preguntarnos: ¿qué hago con los jóvenes que veo? ¿Los criticas, o me interesan? ¿Les ayudo, o me interesan? ¿Es cierto que para mí han dejado de existir por un tiempo? De todo lo que los destruya. Podemos preguntarnos: ¿qué hago con los jóvenes que veo? ¿Los criticas, o me interesan? ¿Les ayudo, o me interesan? ¿Es cierto que para mí han dejado de existir por un tiempo? De todo lo que los destruya. Podemos preguntarnos: ¿qué hago con los jóvenes que veo? ¿Los criticas, o me interesan? ¿Les ayudo, o me interesan? ¿Es cierto que para mí han dejado de existir por un tiempo?

Lo sabemos bien, no es suficiente permanecer conectado todo el día para sentirse reconocido y amado. Sentirse considerado e invitado a algo es más grande que estar "en la web". Significa encontrar espacios donde con tus manos, con tu corazón y con tu cabeza, puedas sentirte parte de una comunidad más grande que te necesita y que también tú, los jóvenes, necesitan.

Y esto ha sido entendido por los santos. Pienso, por ejemplo, en Don Bosco [el joven aplauso] que no fue a buscar jóvenes en un lugar lejano o especial. ¡Vemos que aquí hay quienes aman a Don Bosco! ¡Aplauso! Don Bosco no fue a buscar jóvenes en un lugar lejano o especial; simplemente aprendió a mirar, a ver todo lo que estaba sucediendo en la ciudad y a mirarlo con los ojos de Dios y, por lo tanto, fue golpeado por cientos de niños y jóvenes abandonados sin la escuela, sin trabajo y sin la ayuda de una comunidad. Mucha gente vivía en esa misma ciudad y muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían cómo mirarlos con los ojos de Dios. Los jóvenes deben mirarlos con los ojos de Dios. Él lo hizo, Don Bosco, pudo dar el primer paso: abrazar la vida como se ve y,Dales raíces para aferrarse al cielo. Para ser alguien en la sociedad. Dales raíces para que no se caigan con el primer viento que viene. Don Bosco hizo esto, esto lo hicieron los santos, esto lo hacen las comunidades que saben cómo mirar a los jóvenes a través de los ojos de Dios. ¿Se siente bien, usted, de mirar a los jóvenes con los ojos de Dios?

Pienso en muchos lugares de nuestra América Latina que promueven lo que llaman la gran casa de la familia de Cristo que, con el mismo espíritu de otros centros, trata de acoger la vida como viene en su totalidad y complejidad, porque saben que "para el árbol existe". es [siempre] esperanza: si se corta, todavía se renueva, y sus cogollos no dejan de crecer "( Gb 14,7).

Y siempre se puede "renovar y brotar", siempre se puede comenzar de nuevo cuando hay una comunidad, la calidez de un hogar donde radicar, que ofrece la confianza necesaria y prepara el corazón para descubrir un nuevo horizonte: el horizonte de un niño. Amado, buscado, encontrado y donado para una misión. El Señor se hace presente a través de caras concretas. Decir "sí" como Mary a esta historia de amor es decir "sí" a ser instrumentos para construir, en nuestros vecindarios, comunidades eclesiales capaces de caminar por las calles de la ciudad, de abrazar y tejer nuevas relaciones. Ser un "influencer"en el siglo XXI significa ser custodios de las raíces, custodios de todo lo que impide que nuestra vida se vuelva "gaseosa", y que nuestra vida se evapore en la nada. Ustedes, adultos, sean custodios de todo lo que nos permita sentirnos parte de los demás, custodios de todo lo que nos hace sentir que nos pertenecemos unos a otros.

Así es como Nirmeen vivió en la JMJ en Cracovia. Ella conoció a una comunidad viva y alegre que la conoció, le dio un sentido de pertenencia y, por lo tanto, de identidad, y le permitió vivir la alegría que comunica el ser que Jesús se encontró. Nirmeen evitó a Jesús, ella lo evitó. Mantuvo su distancia, hasta que alguien la hizo echar raíces, le dio una membresía, y esa comunidad le dio el valor para comenzar este viaje que nos contó.

Un santo - latinoamericano - se preguntó una vez: "¿El progreso de la sociedad será solo para adquirir el último modelo de automóvil o comprar la última tecnología en el mercado? ¿Consiste esto en toda la grandeza del hombre? ¿No hay nada más que vivir para esto? "(St. Albert Hurtado, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Os pregunto, jóvenes: ¿queréis esta grandeza? O no? ["¡No!"] No está seguro ... Aquí no se siente bien, ¿qué sucede? ... ["¡No!"] La grandeza no se trata solo de tener el último modelo de automóvil o de comprar la última tecnología en el mercado. ¡Has sido creado para algo más grande! María entendió esto y dijo: "¡Ven por mí!". Erika y Rogelio lo entendieron y dijeron: "¡Vengan por nosotros!". Alfredo lo entendió y dijo: "¡Ven por mí!". Nirmeen lo entendió y dijo: "¡Ven por mí!". Los escuchamos aquí. Amigos, les pregunto: ¿están dispuestos a decir "sí"? ["¡Sí!"] Ahora responde, ¡así que me gusta más! El Evangelio nos enseña que el mundo no será mejor porque habrá menos personas enfermas, menos personas débiles, menos personas frágiles o viejas que cuidar, y ni siquiera porque habrá menos pecadores, no, No será mejor para esto. El mundo será mejor cuando las personas que, como estos amigos que nos han hablado, estén listas y tengan el coraje de llevar mañana y creer en el poder transformador del amor de Dios. Les pido a ustedes, jóvenes: quieren ser "influenciador "al estilo de Mary [" ¡Sí! "] Ella tuvo el coraje de decir" suceda para mí ". Solo el amor nos hace más humanos, no peleas, no lo estudio solo: solo el amor nos hace más humanos, más plenos, todo lo demás son buenos pero vacíos placebos.

Pronto nos encontraremos con Jesús, Jesús vivo en la Eucaristía. Por supuesto, tendrá muchas cosas que decirle, muchas cosas que contarle sobre diversas situaciones en su vida, sus familias y sus países.

De pie frente a Jesús, cara a cara, ten el coraje, no tengas miedo de abrir su corazón, para que pueda renovar el fuego de su amor, para que te empuje a abrazar la vida con toda su fragilidad, con toda su pequeñez. Pero también con toda su grandeza y belleza. Que Jesús te ayude a descubrir la belleza de estar vivo y despierto. Vive y despierta.

¡No tenga miedo de decirle a Jesús que usted también quiere participar en su historia de amor en el mundo, que está hecho para un "más"!

Amigos, también les pido que, en esta cara a cara con Jesús, sean buenos y oren por mí, para que yo tampoco tenga miedo de abrazar la vida, para que pueda conservar las raíces, y diga como María: " yo de acuerdo a tu palabra ".

sábado, 26 de enero de 2019

SANTA MISA CON LA DEDICACIÓN DEL ALTAR DE LA CATEDRAL BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA ANTIGUA CON SACERDOTES, CONSAGRADOS Y MOVIMIENTOS LAICALES

HOMILÍA DEL SANTO PADRE 

En primer lugar, quiero felicitar al Señor Arzobispo, que por primera vez después de casi siete años puede encontrarse con su esposa, con esta iglesia, viuda provisoria durante todo este tiempo. Y felicitar a la viuda que deja de ser viuda hoy, con el encuentro con su esposo. También quiero agradecer a todos los que hicieron posible esto: las autoridades y a todo el pueblo de Dios, todo lo que hicieron para que el Señor Arzobispo pudiera encontrarse con su pueblo, no en casa prestada sino en la suya ¡Muchas gracias!

En el programa estaba previsto que esta ceremonia –por falta de tiempo– tuviera dos significados: la consagración del altar y el encuentro con sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos consagrados. Así que, lo que voy a decir va a estar un poco en esta línea, pensando en los sacerdotes, en las religiosas, los religiosos, los laicos consagrados, sobre todo que trabajan en esta Iglesia particular.

«Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de beber”» (Jn 4,6-7).

El evangelio que hemos escuchado no duda en presentarnos a Jesús cansado de caminar. Al mediodía, cuando el sol se hace sentir con toda su fuerza y poder, lo encontramos junto al pozo. Necesitaba calmar y saciar la sed, refrescar sus pasos, recuperar fuerzas para poder continuar con su misión.

Los discípulos vivieron en primera persona lo que significaba la entrega y disponibilidad del Señor para llevar la Buena Nueva a los pobres, vendar los corazones heridos, proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, consolar a los que estaban de duelo, proclamar el año de gracia a todos (cf. Is 61,1-3). Son todas situaciones que te toman la vida, te toman la energía; y “no ahorraron” en regalarnos tantos momentos importantes en la vida del Maestro donde también nuestra humanidad pueda encontrar una palabra de Vida.

Fatigado del camino

Es relativamente fácil para nuestra imaginación, compulsivamente productivista, contemplar y entrar en comunión con la actividad del Señor, pero no siempre sabemos o podemos contemplar y acompañar las “fatigas del Señor”, como si esto no fuera cosa de Dios. El Señor se fatigó y en esa fatiga encuentran espacio tantos cansancios de nuestros pueblos y de nuestra gente, de nuestras comunidades y de todos aquellos que están cansados y agobiados (cf. Mt 11,28).

Las causas y motivos que pueden provocar la fatiga del camino en nosotros sacerdotes, consagradas, consagrados, miembros de movimientos laicales son múltiples: desde largas horas de trabajo que dejan poco tiempo para comer, descansar, rezar y estar en familia, hasta “tóxicas” condiciones laborales y afectivas que llevan al agotamiento y agrietan el corazón; desde la simple y cotidiana entrega hasta el peso rutinario de quien no encuentra el gusto, el reconocimiento o el sustento necesario para hacer frente al día a día; desde habituales y esperables situaciones complicadas hasta estresantes y angustiantes horas de presión. Toda una gama de peso a soportar.

Sería imposible tratar de abarcar todas las situaciones que resquebrajan la vida de los consagrados, pero en todas sentimos la necesidad urgente de encontrar un pozo que pueda calmar y saciar la sed, el cansancio del camino. Todas reclaman, como grito silencioso, un pozo desde donde volver a empezar.

De un tiempo a esta parte no son pocas las veces que parece haberse instalado en nuestras comunidades una sutil especie de fatiga, que no tiene nada que ver con la fatiga del Señor. Y aquí tenemos que estar atentos. Se trata de una tentación que podríamos llamar el cansancio de la esperanza. Ese cansancio que surge cuando ―como en el evangelio― el sol cae como plomo y vuelve fastidiosas las horas, y lo hace con una intensidad tal que no deja avanzar ni mirar hacia adelante. Como si todo se volviera confuso. No me refiero aquí a la «peculiar fatiga del corazón» (cf. Carta enc. Redemptoris Mater, 17; Exhort. apost. Evangelii Gaudium, 287) de quienes “hechos trizas” por la entrega al final del día logran expresar una sonrisa serena y agradecida; sino a esa otra fatiga, la que nace de cara al futuro cuando la realidad “cachetea” y pone en duda las fuerzas, los recursos y la viabilidad de la misión en este mundo tan cambiante y cuestionador.

Es un cansancio paralizante. Nace de mirar para adelante y no saber cómo reaccionar ante la intensidad y perplejidad de los cambios que como sociedad estamos atravesando. Estos cambios parecieran cuestionar no solo nuestras formas de expresión y compromiso, nuestras costumbres y actitudes ante la realidad, sino que ponen en duda, en muchos casos, la viabilidad misma de la vida religiosa en el mundo de hoy. E incluso la velocidad de esos cambios puede llevar a inmovilizar toda opción y opinión y, lo que supo ser significativo e importante en otros tiempos parece que ya no tiene lugar.

Hermanas y hermanos, el cansancio de la esperanza nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos en los que se escondía el grito del Maestro: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46).

Y así podemos acostumbrarnos a vivir con una esperanza cansada frente al futuro incierto y desconocido, y esto deja espacio a que se instale un gris pragmatismo en el corazón de nuestras comunidades. Todo aparentemente parecería proceder con normalidad, pero en realidad la fe se desgasta, se degenera. Comunidades y presbiterios desilusionados con la realidad que no entendemos o que creemos que no tiene ya lugar para nuestra propuesta, podemos darle “ciudadanía” a una de las peores herejías posibles para nuestra época: pensar que el Señor y nuestras comunidades no tienen ya nada que decir ni aportar en este nuevo mundo que se está gestando (cf. Exhort. apost. Evangelii Gaudium, 83). Y entonces sucede que lo que un día surgió para ser sal y luz del mundo termina ofreciendo su peor versión.

Dame de beber

Las fatigas del camino acontecen y se hacen sentir. Gusten o no gusten están, y es bueno tener la misma valentía que tuvo el Maestro para decir: «dame de beber». Como le sucedió a la Samaritana y nos puede suceder a cada uno de nosotros, no queremos calmar la sed con cualquier agua sino con ese «manantial que brotará hasta la vida eterna» (Jn 4,14). Sabemos, como bien lo sabía la Samaritana que cargaba desde hacía años los cántaros vacíos de amores fallidos, que no cualquier palabra puede ayudar a recuperar las fuerzas y la profecía en la misión. No cualquier novedad, por muy seductora que parezca, puede aliviar la sed. Sabemos, como bien lo sabía ella, que tampoco el conocimiento religioso, la justificación de determinadas opciones y tradiciones pasadas o novedades presentes, nos hacen siempre fecundos y apasionados «adoradores espíritu y en verdad» (Jn 4,23).

Dame de beber es lo que pide el Señor y es lo que nos pide que digamos nosotros. Y al decirlo, le abrimos la puerta a nuestra cansada esperanza para volver sin miedo al pozo fundante del primer amor, cuando Jesús pasó por nuestro camino, nos miró con misericordia, y nos eligió y nos pidió seguirlo; al decirlo recuperamos la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los nuestros, el momento en que nos hizo sentir que nos amaba, que me amaba, y no solo de manera personal, también como comunidad (cf. Homilía en la Vigilia Pascual, 19 abril 2014). Poder decir “dame de beber” es volver sobre nuestros pasos y, en fidelidad creativa, escuchar cómo el Espíritu no engendró una obra puntual, un plan de pastoral o una estructura a organizar sino que, por medio de tantos “santos de la puerta de al lado” ―entre los cuales encontramos padres y madres fundadores de institutos seculares, obispos, párrocos que supieron poner fundamento a sus comunidades―, a través de esos santos de la puerta de al lado, regaló vida y oxígeno a un contexto histórico y determinado que parecía asfixiar y aplastar toda esperanza y dignidad.

“Dame de beber” significa animarse a dejarse purificar, a rescatar la parte más auténtica de nuestros carismas fundantes ―que no solo se reducen a la vida religiosa sino a la Iglesia toda― y ver de qué forma se pueden expresar hoy. Se trata no solo de mirar con agradecimiento el pasado sino de ir en búsqueda de las raíces de su inspiración y dejar que resuenen nuevamente con fuerza entre nosotros (cf. Papa Francisco - Fernando Prado, La fuerza de la vocación, 42).

“Dame de beber” significa reconocer que necesitamos que el Espíritu nos transforme en mujeres y hombres memoriosos de un encuentro y de un paso, del paso salvífico de Dios. Y con confianza, así como lo hizo ayer, lo seguirá haciendo mañana: «ir a las raíces nos ayuda sin lugar a dudas a vivir el presente, y a vivirlo sin miedo. Tenemos necesidad de vivir sin miedo respondiendo a la vida con la pasión de estar empeñados con la historia, inmersos en las cosas. Con pasión de enamorados» (cf. ibíd., 44).

La esperanza cansada será sanada y gozará de esa «particular fatiga del corazón» cuando no tema volver al lugar del primer amor y logre encontrar, en las periferias y desafíos que hoy se nos presentan, el mismo canto, la misma mirada que suscitó el canto y la mirada de nuestros mayores. Así evitaremos el riesgo de partir desde nosotros mismos y abandonaremos la cansadora auto-compasión para encontrar los ojos con los que Cristo hoy nos sigue buscando, nos sigue mirando, nos sigue llamando e invitando a la misión, como lo hizo en aquel primer encuentro, el encuentro del primer amor.

Y no, no me parece un acontecimiento menor que esta Catedral vuelva a abrir sus puertas después de mucho tiempo de renovación. Experimentó el paso de los años, como fiel testigo de la historia de este pueblo y con la ayuda y el trabajo de muchos quiso volver a regalar su belleza. Más que una formal reconstrucción, que siempre intenta volver a un original pasado, buscó rescatar la belleza de los años abriéndose a hospedar toda la novedad que el presente le podía regalar. Una Catedral española, india, afroamericana se vuelve así Catedral panameña, de los de ayer pero también de los de hoy que han hecho posible este hecho. Ya no pertenece solo al pasado, sino que es belleza del presente.

Y hoy nuevamente es regazo que impulsa a renovar y alimentar la esperanza, a descubrir cómo la belleza del ayer se vuelve base para construir la belleza del mañana.

Y así actúa el Señor. Nada de cansancio de la esperanza, sí la peculiar fatiga del corazón del que lleva adelante todos los días lo que le fue encomendado en la mirada del primer amor.

Hermanos, no nos dejemos robar la esperanza que hemos heredado, la belleza que hemos heredado de nuestros padres, que ella sea la raíz viva, la raíz fecunda que nos ayude a seguir haciendo bella y profética la historia de salvación en estas tierras.