miércoles, 30 de noviembre de 2022

oración de búsqueda

 Señor,

si no estás aquí,

¿dónde te buscaré estando ausente?

Si estás en todas partes,

¿cómo no descubro tu presencia?


Cierto es que habitas en una claridad inaccesible.

Pero, ¿dónde se halla esa inaccesible claridad?

¿Quién me conducirá hasta allí para verte en ella?

Y luego, ¿con qué señales,

bajo qué rasgos te buscaré?


Nunca jamás te vi,

Señor, Dios mío;

no conozco tu rostro…


Enséñame a buscarte

y muéstrate a quien te busca

porque no puedo ir en tu busca

a menos que tú me enseñes,

y no puedo encontrarte

si tú no te manifiestas.

Deseando,

te buscaré;

te desearé buscando;

amando

te hallaré;

y encontrándote,

te amaré.

San Anselmo (1035-1109)

Fiesta de San Andrés Apóstol

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios

Salmo 18,R/. A toda la tierra alcanza su pregón

Santo Evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor

Compartimos:

Como observó el Papa Benedicto XVI, el propio nombre del apóstol Andrés indica cierta apertura cultural en su familia, pues su nombre no es hebreo, sino griego. Esta apertura caracteriza su propia naturaleza. Era un buscador de la Verdad, como se desprende de su condición de discípulo de Juan el Bautista. Cuando Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios, está dispuesto a seguir a Jesús y quedarse con él. Más tarde, se dirige a su hermano Simón (Pedro) para compartir la buena noticia y llevarlo a Jesús (cf. Jn 1,40-43). En la multiplicación de los panes, Andrés es quien se fija en el muchacho que lleva unos pocos panes y peces, y avisa a Jesús sobre él (cf. Jn 6,8-9). Cuando unos griegos querían conocer a Jesús, Andrés, junto con Felipe, los conduce a Jesús (cf. Jn 12,20-22). Así, Andrés nos enseña en qué consiste la auténtica labor misionera: llevar a la gente a Jesús. También nos enseña cómo ser misioneros en el contexto determinado de nuestra vida.

martes, 29 de noviembre de 2022

Mi espera estremecida

 Te esperaré, Señor, deseado

el cielo de mi noche inacabada,

despierta mi impaciencia a tu llamada

y hecha mi cárcel vuelo reprimido.


Te esperaré, Señor, hasta que quieras

trocarme en logro de tu dulce encuentro

esta amarga quietud de mis esperas.


Te esperaré, Señor, en mi anochecida,

vallada en soledad por fuera y dentro,

a  la luz de mi lámpara encendida.


Martes de la 1ª semana de Adviento

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de su cintura, y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey, comerá paja. El niño de pecho retozará junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

Salmo 71, R/. Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

Santo Evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquella hora Jesús se lleno de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra’» (Lc 10,21).

La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. “Gracias” es una de las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21).

lunes, 28 de noviembre de 2022

Lunes de la 1ª semana de Adviento

Lectura del libro de Isaías (2,1-5):

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén. En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén». Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios

Salmo  121,R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

Santo Evangelio según san Mateo (8,5-11):

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy, Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».

El centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Oración de Acción de Gracias

Oh Dios, te agradecemos por esta tierra, nuestro hogar;

por el ancho cielo y el sol bendito,

por la salada mar y la corriente del agua,

por las inmensas colinas

y los vientos que nunca descansan,

por los árboles y la hierba bajo los pies.

Nosotros te agradecemos por nuestros sentidos

con los que escuchamos el canto de las aves,

vemos el esplendor de los campos de verano,

saboreamos las frutas de otoño,

nos regocijamos al sentir la nieve

y respiramos el aliento de la primavera.

Danos un corazón muy abierto a toda esta belleza;

y guarda nuestras almas de ser tan ciegas

que pasamos sin ver,

incluso cuando la zarza común

está ardiendo con tu gloria.

Oh Dios, creador nuestro,

que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Carta del Maestro de la Orden a toda la Familia Dominicana por el ‘Mes dominicano por la paz’

Mes Dominicano de la Paz 2022

Queridos hermanos y hermanas,

El Mes Dominicano de la Paz para 2022 con comenzará en un mes aproximadamente, desde el Primer Domingo de Adviento, el 27 de noviembre de 2022, hasta finales de diciembre de 2022, con un enfoque en Myanmar. El Mes de la Paz es una excelente manera para que todas las entidades de la Orden sesolidaricen con nuestros hermanos y hermanas de la Orden que están luchando para aliviar la marginación y la persecución de diversas poblaciones humanas (Ref. Tultenango #118).

Nuestros hermanos y hermanas en Myanmar han sido objeto de atrocidades y violaciones de los derechoshumanos que no han sido reportadas por los principales medios de comunicación. Recientemente, losmilitares irrumpieron en el convento de las Hermanas Dominicas en Loikaw y acamparon allí mientras otros se trasladaban al convento de los frailes. Por suerte, ni las hermanas ni los frailes estaban en los conventosen ese momento. Tenemos entendido que los soldados saquearon las habitaciones y se llevaron todo lo que tenía valor.

Os animamos a dar a conocer el Mes de la Paz para marcar nuestra solidaridad con nuestra FamiliaDominicana en Myanmar, y a involucrar a los miembros de la Familia dentro de vuestra entidad, colegios, parroquias, otras instituciones y amigos. Por favor, rezad cada semana por nuestras hermanas y hermanos de Myanmar, que siguen enfrentándose diariamente a amenazas contra sus vidas. Te pedimos que teacuerdes de nuestros hermanos y hermanas de Ucrania, que también siguen enfrentándose a situaciones que amenazan sus vidas y a la destrucción de sus propiedades.

Para noviembre y diciembre están previstos seminarios webs destinados a sensibilizar sobre la situación en Myanmar. Los detalles del seminario en línea se proporcionarán más adelante. Por favor, anuncien los seminarios web y animen a la participación de la Familia Dominicana, incluyendo a los amigos. Esperamosque encuentren un día para destacar el Mes de la Paz con una celebración pública.

Para garantizar la coordinación y el buen desarrollo de los eventos:

Por favor, designe un coordinador de su entidad para dirigir los

Si has producido algún material sobre el Mes por la Paz, por favor compártelo con el Promotor General de Justicia y Paz, fr. Aniedi Okure iustitia@curia.op.org, y la Hna. Durstyne Farnan ngo@domlife.org.

Pedimos que el Coordinador del Mes por la Paz informe al Promotor General y a la Coordinadora del DSIC de las actividades realizadas en su entidad.

Gracias por su cooperación y apoyo a nuestra Familia Dominicana en Myanmar. Recordad que laspequeñas acciones hechas con gran amor llegan muy lejos. Que Dios bendiga sus esfuerzos de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en Myanmar.

En Santo Domingo,

Fr. Gerard Francisco Timoner III, OP

Maestro de la Orden

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Estimados hermanos y hermanas, ¡buenos días! ¡feliz domingo!

En el Evangelio de la Liturgia de hoy escuchamos una hermosa promesa que nos introduce en el Tiempo de Adviento: "Vendrá tu Señor" (Mt 24,42). Tu Señor vendrá. Este es el fundamento de nuestra esperanza, es lo que nos sostiene incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida: Dios viene. Dios está cerca y viene. No lo olvidemos nunca. Siempre el Señor viene, el Señor nos visita, el Señor se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para acogernos en su abrazo. Ante esta palabra, nos preguntamos: ¿cómo viene el Señor? ¿Y cómo lo reconocemos y acogemos? Detengámonos brevemente en estas dos interrogantes.

La primera pregunta: ¿cómo viene el Señor? Muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría; sí, sabemos que el Señor viene pero no vivimos esta verdad o nos imaginamos que el Señor viene de una manera llamativa, tal vez a través de algún signo prodigioso. (cf. v. 37). ¿Y qué hicieron en los días de Noé? Porque Él dice “como en los días de Noé”. Simplemente las cosas normales y corrientes de la vida, como siempre: "comían y bebían, tomaban mujeres y tomaban maridos" (v. 38). Tengamos esto en cuenta: Dios se esconde en nuestras vidas, siempre está ahí, se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas. El Señor viene en las cosas de cada día, porque está ahí, se manifiesta en lo cotidiano. Él está ahí, en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones.

Pero, sin embargo, hay una segunda pregunta: ¿cómo reconocemos y acogemos al Señor? Debemos estar despiertos, alertas, vigilantes. Jesús nos advierte: existe el peligro de no darse cuenta de su venida y no estar preparados para su visita. He recordado en otras ocasiones lo que decía San Agustín: "Temo al Señor que pasa" (Serm. 88.14.13), es decir, ¡temo que pase y no lo reconozca! De hecho, de aquellas personas de la época de Noé, Jesús dice que comían y bebían "y no se dieron cuenta de nada hasta que llegó el diluvio y arrastró a todos" (v. 39). Prestemos atención a esto: ¡no se dieron cuenta de nada! Estaban absortos en sus cosas y no se dieron cuenta de que el diluvio se acercaba. De hecho, Jesús dice que cuando Él venga, "habrá dos hombres en el campamento: uno será llevado y el otro dejado" (v. 40). Pero, ¿cuál es la diferencia? ¿En qué sentido? Simplemente que uno estaba vigilante, estaba esperando, capaz de discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana; el otro, en cambio, estaba distraído, "apartado", como si nada y no se daba cuenta de nada.

Hermanos y hermanas, en este tiempo de Adviento, ¡sacudamos el letargo y despertemos del sueño! Preguntémonos: ¿soy consciente de lo que vivo, estoy alerta, estoy despierto? ¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos. Por lo tanto, hermanos y hermanas, ¡permanezcamos vigilantes! Esperando que el Señor venga, esperando que el Señor se acerque a nosotros, porque está ahí, pero esperando: atentos. Y la Virgen Santa, Mujer de la espera, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió en su seno. Nos ayude en este camino a estar atentos para esperar al Señor que está entre nosotros y pasa.

Queridos hermanos y hermanas

Sigo con preocupación el aumento de la violencia y los enfrentamientos que tienen lugar en el Estado de Palestina e Israel desde hace meses. El miércoles pasado, dos viles atentados en Jerusalén hirieron a muchas personas y mataron a un niño israelí; y el mismo día, durante los enfrentamientos armados en Nablus, murió un niño palestino. La violencia mata el futuro, destrozando la vida de los jóvenes y debilitando las esperanzas de paz. Rezamos por estos jóvenes fallecidos y por sus familias, especialmente por sus madres. Espero que las autoridades israelíes y palestinas se preocupen más por buscar el diálogo, por construir la confianza mutua, sin la cual nunca habrá una solución de paz en Tierra Santa.

Estoy cerca a la población de la isla de Ischia, afectada por las inundaciones. Rezo por las víctimas, por los que sufren y por todos los que han acudido al rescate.

Y también recuerdo a Burkhard Scheffler, que murió hace tres días aquí, bajo la columnata de la plaza de San Pedro: murió de frío.

Saludo con afecto a todos ustedes, procedentes de Italia y de varios países, especialmente a los peregrinos de Varsovia y Granada, a los representantes de la comunidad rumana y a los de la comunidad de Timor Oriental presentes en Roma, así como a los ecuatorianos que celebran la fiesta de Nuestra Señora de El Quinche. Saludo a los voluntarios de la Cruz Roja de Acerenza, al Ente Nazionale Pro Loco d'Italia, a los fieles de Turín, Pinerolo, Palermo, Grottammare y Campobasso. Dirijo un agradecimiento especial a los panaderos italianos, con el deseo de superar las dificultades actuales.

Saludo a los participantes en la Marcha que ha tenido lugar esta mañana para denunciar la violencia sexual contra las mujeres, desgraciadamente una realidad generalizada y extendida por todas partes y que además se utiliza como arma de guerra. No nos cansemos de decir no a la guerra, no a la violencia, sí al diálogo, sí a la paz; en particular por el pueblo ucraniano martirizado. Ayer recordamos la tragedia del Holodomor.

Dirijo mis saludos al secretariado del FIAC, Foro Internacional de Acción Católica, reunido en Roma para su VIII Asamblea.

Y les deseo a todos un buen domingo, un buen camino de Adviento. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta luego!

sábado, 26 de noviembre de 2022

Aviento,tiempo de preparación

 1. El Adviento, con el que empieza el año litúrgico, es el periodo de tiempo comprendido entre el cuarto domingo antes de Navidad y el día de Nochebuena. Sus colores litúrgicos son el morado y el rosa. En el calendario litúrgico de la Iglesia católica, el primer día del año no es el 1 de enero, sino el primer domingo de Adviento.

El Adviento es el primer tiempo litúrgico del año que comienza cuatro domingos antes de Navidad y termina en Nochebuena.

Según el día de la semana en que cae el día de Navidad, el tiempo de Adviento puede modificarse ligeramente.

El morado y el rosa son los dos colores litúrgicos designados para representar el tiempo de Adviento. Aparecen en las vestiduras de los sacerdotes, en los velos del tabernáculo, en la parte frontal del altar y en la corona de Adviento.

El morado se usa como símbolo de penitencia y preparación, pero el tercer domingo de Adviento, conocido como «Domingo Gaudete», se usa el rosa, que representa la alegría por la venida de Jesús.

Tiempo de preparación

El día en que Cristo se hizo hombre para redimir al mundo fue preparado por Dios durante siglos. La Iglesia participa y actualiza esta larga preparación en este tiempo específico de preparación a la Navidad.

La Navidad –el día en el que Cristo se encarnó para la redención del mundo- es el día en el que cambió el curso de la historia de la salvación.

Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia, explica el significado de la Encarnación de esta manera:

“Es evidente que el Hijo de Dios tomó nuestra condición y vino a nosotros no por un motivo insignificante sino por nuestro bien. Él se vinculó a nosotros, por decirlo de esta manera, tomando un cuerpo y un alma humana y naciendo de una Virgen, para poder darnos su Divinidad. De esta manera, Él se hizo Hombre para que el hombre se haga Dios” (Santo Tomás de Aquino, Las tres grandes oraciones, comentarios sobre la oración del Señor, el Ave María y el Credo de los Apóstoles).

En el Catecismo podemos leer:

“La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la «Primera Alianza»(Hb9,15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel” (Catecismo 522). En el Antiguo Testamento aparecen varias proclamaciones de este tipo: “Espere Israel al Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: él redimirá a Israel de todos sus pecados.” (Sal 130, 7-8). Este tiempo de espera y de preparación no se da sólo antes de la Encarnación sino que se da en cada año litúrgico y también en la actualidad. El Catecismo afirma:

“Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador”.

Catecismo, 524

Domingo 1º de Adviento - Ciclo A

Lectura del Profeta Isaías 2,1-5.

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén. En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén». Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios

Salmo 121, R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14.

HERMANOS:

Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Compartimos:

Se impone vigilar porque «sólo quien está despierto no será tomado por sorpresa» (Benedicto XVI). Debemos estar preparados con el amor encendido en el corazón, como la antorcha de las vírgenes prudentes. Se trata precisamente de eso: llegará el momento en que se oirá: «¡Ya está aquí el esposo!» (Mt 25,6), ¡Jesucristo!

Su llegada es siempre motivo de gozo para quien lleva la antorcha prendida en el corazón. Su venida es algo así como la del padre de familia que vive en un país lejano y escribe a los suyos: —Cuando menos lo esperen, les caigo. Desde aquel día todo es alegría en el hogar: ¡Papá viene! Nuestro modelo, los Santos, vivieron así, “en la espera del Señor”.

El Adviento es para aprender a esperar con paz y con amor, al Señor que viene. Nada de la desesperación o impaciencia que caracteriza al hombre de este tiempo. San Agustín da una buena receta para esperar: «Como sea tu vida, así será tu muerte». Si esperamos con amor, Dios colmará nuestro corazón y nuestra esperanza.

Vigilen porque no saben qué día vendrá el Señor (cf. Mt 24,42). Casa limpia, corazón puro, pensamientos y afectos al estilo de Jesús. Benedicto XVI explica: «Vigilar significa seguir al Señor, elegir lo que Cristo eligió, amar lo que Él amó, conformar la propia vida a la suya». Entonces vendrá el Hijo del hombre… y el Padre nos acogerá entre sus brazos por parecernos a su Hijo.


Sábado de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (22,1-7):

El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, un río de agua de vida, reluciente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo:

«Estas son palabras fieles y veraces; el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro».

Palabra del Señor

Salmo 94 R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!

Santo Evangelio según san Lucas (21,34-36):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor

Compartimos:

El actual año litúrgico termina hoy; mañana comienza un nuevo año. Los mensajes finales son muy significativos en cualquier comunicación. En las lecturas de hoy, tenemos palabras de precaución y de esperanza. "Estad atentos... Vigilad en todo momento y rezad" son las palabras de advertencia. Nos piden que estemos atentos a los signos de los tiempos y permanezcamos fieles. Para los que permanecen atentos, las palabras de Cristo - "pronto vendré"- son deliciosas y bienvenidas; porque, cuando venga, se encontrarán como ciudadanos de los "cielos nuevos y la tierra nueva", donde la luz de Dios los envolverá siempre. Beberán de los ríos de la vida y comerán del árbol de la vida. Por eso, con Juan, responderán con entusiasmo a las palabras de Jesús, diciendo: "Amén". Ven, Señor Jesús" - Maranâ thâ. (Ap. 22:20).


viernes, 25 de noviembre de 2022

 El dolor extendido por tu cuerpo,


sometida tu alma como un lago,

vas a morir y mueres por nosotros

ante el Padre que acepta perdonándonos.


Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele

tu agonía en el mundo, en tus hermanos.

Que hay hambre, ese resumen de injusticias;

que hay hombre en el que estás crucificado.


Gracias por tu palabra que está viva,

y aquí la van diciendo nuestros labios;

gracias porque eres Dios y hablas a Dios

de nuestras soledades, nuestros bandos.


Que no existan verdugos, que no insistan;

rezas hoy con nosotros que rezamos.

Porque existen las víctimas, el llanto.

Amén

Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (20,1-4.11-15):

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón, la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.

Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego —el lago de fuego es la muerte segunda—. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego. Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.

Palabra de Dios

Salmo 83 R/. He aquí la morada de Dios entre los hombres.

Santo Evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy somos invitados por Jesús a ver las señales que se muestran en nuestro tiempo y época y, a reconocer en ellas la cercanía del Reino de Dios. La invitación es para que fijemos nuestra mirada en la higuera y en otros árboles —«Mirad la higuera y todos los árboles» (Lc 21,29)— y para fijar nuestra atención en aquello que percibimos que sucede en ellos: «Al verlos, sabéis que el verano está ya cerca» (Lc 21,30). Las higueras empezaban a brotar. Los brotes empezaban a surgir. No era apenas la expectativa de las flores o de los frutos que surgirían, era también el pronóstico del verano, en el que todos los árboles "empiezan a brotar".

jueves, 24 de noviembre de 2022

Oración ante la prueba

 "Concédenos ,Señor, dejarnos introducir en esta realidad de la prueba, que no es simplemente un hecho; es un misterio, porque mediante ella percibimos un aspecto de la contingencia histórica sufrida que somos nosotros y, al mismo tiempo, algo de ti. Por otra parte, nosotros deseamos conocerte y penetrar con el corazón y la mente en tu misterio inefable. Infunde en nosotros, Padre, una pizca de la contemplación de tu misterio, también mediante la experiencia de la prueba del dolor"


Jueves de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (18,1-2.21-23;19,1-3.9a): 

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo con gran autoridad, y la tierra se deslumbró con su resplandor. Y gritó con fuerte voz: «Cayó, cayó la gran Babilonia. Y se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable. Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la precipitó al mar diciendo: «Así, con este ímpetu será precipitada Babilonia, la gran ciudad, y no quedará rastro de ella. No se escuchará más en ti la voz de citaristas ni músicos, de flautas y trompetas. No habrá más en ti artífices de ningún arte; y ya no se escuchará en ti el ruido del molino; ni brillará más en ti luz de lámpara; ni se escuchará más en ti la voz del novio y de la novia, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones». Después de esto oí en el cielo como el vocerío de una gran muchedumbre, que decía:

«Aleluya La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus fornicaciones, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos». Y por segunda vez dijeron: «¡Aleluya!». Y el humo de su incendio sube por los siglos de los siglos. Y me dijo: «Escribe: “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”».

Palabra de Dios

Salmo 99,R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero.

 Santo Evangelio según san Lucas (21,20-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!

Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. “Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor

Compartimos:

Al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.

Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Oración de superación

 Señor, haz que pueda mirar cara a cara a  mis pruebas, 

darme cuenta de cómo las afronto, tratar de ponerme en 

el lugar apropiado para superar las de mis familia, hermanas, 

con la conciencia de compartir las pruebas de toda la Iglesia,

 de la humanidad en este momento crucial de la historia tan convulsa del mundo. 

Señor, que no pierda la paz ni la alegría de estar contigo y con este mundo,

 cargando con todas las dificultades por las que tenemos que pasar.

MM. Dominicas de Torredonjimeno

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Plaza de San Pedro

Catequesis sobre el discernimiento 9. La consolación

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos con las catequesis sobre el discernimiento del espíritu: cómo discernir lo que sucede en nuestro corazón, en nuestra alma. Y después de haber considerado algunos aspectos de la desolación —esa oscuridad del alma— hablamos hoy de la consolación, que sería la luz del alma, y que es otro elemento importante para el discernimiento, que no debe darse por descontado, porque se puede prestar a equívocos. Nosotros debemos entender qué es la consolación, como hemos tratado de entender bien qué es la desolación.

¿Qué es la consolación espiritual? Es una experiencia de alegría interior, que consiente ver la presencia de Dios en todas las cosas; esta refuerza la fe y la esperanza, y también la capacidad de hacer el bien. La persona que vive la consolación no se rinde frente a las dificultades, porque experimenta una paz más fuerte que la prueba. Se trata por tanto de un gran don para la vida espiritual y para la vida en su conjunto. Y vivir esta alegría interior.

La consolación es un movimiento íntimo, que toca lo profundo de nosotros mismos. No es llamativa, sino que es suave, delicada, como una gota de agua en una esponja (cfr. S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 335): la persona se siente envuelta en la presencia de Dios, siempre de una forma respetuosa con la propia libertad. Nunca es algo desafinado, que trata de forzar nuestra voluntad, tampoco es una euforia pasajera: al contrario, como hemos visto, también el dolor —por ejemplo, por los propios pecados— puede convertirse en motivo de consolación.

Pensemos en la experiencia vivida por san Agustín cuando habla con su madre Mónica de la belleza de la vida eterna; o en la perfecta leticia de san Francisco —asociada además a situaciones muy duras de soportar—; y pensemos en tantos santos y santas que han sabido hacer grandes cosas, no porque se consideraban buenos y capaces, sino porque fueron conquistados por la dulzura pacificante del amor de Dios. Es la paz que san Ignacio notaba en sí con estupor cuando leía las vidas de los santos. Ser consolado es estar en paz con Dios, sentir que todo está arreglado en paz, todo es armónico dentro de nosotros. Es la paz que siente Edith Stein después de la conversión; un año después de haber recibido el Bautismo, ella escribe – así dice Edith Stein: «Cuando me abandono a este sentimiento, me invade una vida nueva que, poco a poco, comienza a colmarme y que, sin ninguna presión por parte de mi voluntad, va a impulsarme hacia nuevas realizaciones. Este aflujo vital me parece ascender de una actividad y de una fuerza que no me pertenecen, pero que llegan a hacerse activas en mí» (Psicologia e scienze dello spirito, Città Nuova, 1996, 116). Es decir, una paz genuina es una paz que hace brotar los buenos sentimientos en nosotros.

La consolación tiene que ver sobre todo con la esperanza, mira hacia el futuro, pone en camino, consiente tomar iniciativas hasta ese momento siempre postergadas, o ni siquiera imaginadas, como el Bautismo para Edith Stein.

La consolación es una paz grande, pero no para permanecer sentados ahí disfrutándola, no, te da la paz y te atrae hacia el Señor y te pone en camino para hacer cosas, para hacer cosas buenas. En tiempo de consolación, cuando somos consolados, nos vienen ganas de hacer mucho bien, siempre. En cambio, cuando llega el momento de la desolación, nos vienen ganas de cerrarnos en nosotros mismos y de no hacer nada. La consolación te impulsa adelante, al servicio de los demás, de la sociedad, de las personas. La consolación espiritual no es “controlable” —tú no puedes decir ahora que venga la consolación, no, no es controlable— no es programable a voluntad, es un don del Espíritu Santo: permite una familiaridad con Dios que parece anular las distancias. Santa Teresa del Niño Jesús, visitando la basílica de Santa Cruz en Jerusalén a la edad de catorce años en Roma, intenta tocar el clavo allí venerado, uno de aquellos con los que Jesús fue crucificado. Teresa siente esta osadía suya como un arranque de amor y confianza. Y luego escribe: «Fui realmente demasiado audaz. Pero el Señor ve el fondo de los corazones, sabe que mi intención era pura […]. Actuaba con él como niña que se cree todo permitido y considera como propios los tesoros del Padre» (Manuscrito autobiográfico, 183). La consolación es espontánea, te lleva a hacer todo espontáneo, como si fuéramos niños. Los niños son espontáneos, y la consolación te lleva a ser espontáneo con una dulzura, con una paz muy grande. Una chica de catorce años nos da una descripción espléndida de la consolación espiritual: se advierte un sentido de ternura hacia Dios, que nos hace audaces en el deseo de participar de su misma vida, de hacer lo que le agrada, porque nos sentimos familiares con Él, sentimos que su casa es nuestra casa, nos sentimos acogidos, amados, revitalizados. Con esta consolación no nos rendimos frente a las dificultades: de hecho, con la misma audacia, Teresa pedirá al Papa el permiso para entrar en el Carmelo, aunque sea demasiado joven, y le será concedido.  ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que la consolación nos hace audaces: cuando estamos en tiempo de oscuridad, de desolación, y pensamos: “Esto no soy capaz de hacerlo”. Te abate la desolación, te hace ver todo oscuro: “No, yo no puedo hacerlo, no lo haré”. En cambio, en tiempo de consolación, ves las mismas cosas de forma diferente y dices: “No, yo voy adelante, lo hago”. “Pero ¿estás seguro?”. “Yo siento la fuerza de Dios y voy adelante”. Y así la consolación te impulsa a ir adelante y a hacer las cosas que en tiempo de desolación tú no serías capaz; te impulsa a dar el primer paso. Esto es lo hermoso de la consolación.

Pero estemos atentos. Tenemos que distinguir bien la consolación que es de Dios, de las falsas consolaciones. En la vida espiritual sucede algo similar a lo que sucede en las producciones humanas: están los originales y están las imitaciones. Si la consolación auténtica es como una gota en una esponja, es suave e íntima, sus imitaciones son más ruidosas y llamativas, son puro entusiasmo, son un fuego fatuo, sin consistencia, llevan a plegarse sobre uno mismo, y a no cuidar de los otros. La falsa consolación al final nos deja vacíos, lejos del centro de nuestra existencia. Por esto, cuando nosotros nos sentimos felices, en paz, somos capaces de hacer cualquier cosa. Pero no confundir esa paz con un entusiasmo pasajero, porque el entusiasmo hoy está, después cae y ya no está.

Por eso se debe hacer discernimiento, también cuando uno se siente consolado. Porque la falsa consolación puede convertirse en un peligro, si la buscamos como fin en sí misma, de forma obsesiva, y olvidándonos del Señor. Como diría san Bernardo, se buscan las consolaciones de Dios y no se busca al Dios de las consolaciones. Nosotros debemos buscar al Señor y el Señor, con su presencia, nos consuela, nos hace ir adelante. Y no buscar a Dios porque nos trae las consolaciones, con esto implícito, no, esto no va, no debemos estar interesados en esto. Es la dinámica del niño de la que hablábamos la vez pasada, que busca a los padres solo para obtener cosas de ellos, pero no por ellos mismos: va por interés. “Papá, mamá”. Y los niños saben hacer esto, saben jugar y cuando la familia está dividida, y tienen esta costumbre de buscar ahí y buscar aquí, esto no hace bien, esto no es consolación, eso es interés. También nosotros corremos el riesgo de vivir la relación con Dios de forma infantil, buscando nuestro interés, buscando reducir a Dios a un objeto para nuestro uso y consumo, perdiendo el don más hermoso que es Él mismo. Así vamos adelante en nuestra vida, que procede entre las consolaciones de Dios y las desolaciones del pecado del mundo, pero sabiendo distinguir cuando es una consolación de Dios, que te da paz hasta el fondo del alma, de cuando es un entusiasmo pasajero que no es malo, pero no es la consolación de Dios.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, hay muchos mexicanos por aquí. El próximo domingo comenzamos el tiempo de Adviento. Pidamos al Señor que nos ayude a mantener encendida en nuestra vida la lámpara de la fe y a estar preparados para recibir su visita, que nos llena de paz y alegría. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

LLAMAMIENTOS

En las pasadas horas la Isla de Java, en Indonesia, fue sacudida por un fuerte terremoto. Expreso mi cercanía a esa querida población y rezo por los muertos y por los heridos.

El domingo pasado en Kalongo, Uganda, fue beatificado el padre Giuseppe Ambrosoli, misionero comboniano, sacerdote y médico. Nacido en la diócesis de Como, murió en Uganda en 1987 después de haber gastado su vida por los enfermos, en los cuales veía el rostro de Cristo. Que su extraordinario testimonio ayude a cada uno de nosotros a ser un signo de una Iglesia en “salida”. ¡Un aplauso al nuevo beato!

Deseo enviar mi saludo a los jugadores, a los aficionados y a los espectadores que siguen, desde varios continentes, el campeonato mundial de fútbol, que se está jugando en Qatar. Que este importante evento pueda ser ocasión de encuentro y de armonía entre las naciones, favoreciendo la fraternidad y la paz entre los pueblos. Recemos por la paz en el mundo y por el final de todos los conflictos, con un pensamiento particular por los terribles sufrimientos del querido y martirizado pueblo ucraniano. A propósito, el próximo sábado es el aniversario del terrible genocidio del Holodomor, el exterminio por el hambre en 1932-33 causado artificiosamente por Stalin en Ucrania. Recemos por las víctimas de este genocidio y recemos por tantos ucranianos, niños, mujeres y ancianos, niños, que hoy sufren el martirio de la agresión.

La Jornada Mundial de la Pesca, celebrada antes de ayer, pueda favorecer la sostenibilidad en la pesca y en la acuicultura, a través del respeto de los derechos de los pescadores, que con su trabajo contribuyen a la seguridad alimenticia, a la nutrición y a la reducción de la pobreza en el mundo.

Queridos hermanos y hermanas:

En nuestras catequesis sobre el discernimiento hemos hablado anteriormente de la desolación, hoy reflexionamos sobre otro elemento importante: la consolación. La consolación espiritual es un don del Espíritu Santo que nos hace experimentar la presencia de Dios en nuestro interior, nos da alegría y paz, y refuerza en nosotros la fe, la esperanza y el deseo de hacer el bien. También nos da fortaleza en los momentos de prueba y nos impulsa a buscar a Dios sobre todas las cosas.

El discernimiento nos ayuda a distinguir la consolación auténtica de otras falsas consolaciones que en realidad nos alejan de Dios y nos dejan vacíos. La vida de los santos nos brinda hermosos ejemplos de verdadera consolación espiritual. Su “secreto” fue abandonarse con confianza en las manos de Dios y dejarle que sea Él quien haga su obra en ellos y por medio de ellos. Los santos nos enseñan que lo esencial en nuestra vida no es buscar los consuelos de Dios sino al Dios de los consuelos. 

Miércoles de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (15,1-4):

Yo, Juan, vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios. Vi una especie de mar de vidrio mezclado con fuego; los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, rey de los pueblos. ¿Quién no temerá y no dará gloria a tu nombre? Porque vendrán todas las naciones y se postrarán ante ti, porque tú solo eres santo y tus justas sentencias han quedado manifiestas».

Palabra de Dios

Salmo 97,R/.Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

Santo Evangelio según san Lucas (21,12-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio. Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Palabra del Señor

Compartimos:

¿Cuál es el mandato más repetido y persistente de Dios en las Escrituras? Supongo que es el mandato de no preocuparse. Cada vez que Yahvé o un ángel del Señor se aparece a un ser humano, sus primeras palabras son "No tengas miedo". Después de la resurrección, estas palabras se convierten en una garantía más positiva: "La paz sea con vosotros". Casi todos los actos humanos de maldad surgen de un miedo muy arraigado. En el Evangelio de hoy, hablando de las persecuciones que esperan a sus discípulos, Jesús les dice que no se preocupen, sino que confíen en él. Para un alma que se ha confiado en las manos de Dios, nada puede ser una tragedia. Jesús mismo nos ha dado el ejemplo, al encomendar su espíritu en las manos de su Padre, desde la cruz. Quien pueda dejarse caer así en la confianza, encontrará anulada la ley de la gravedad y se encontrará en las palmas de Dios.


martes, 22 de noviembre de 2022

Martes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (14,14-19):

Yo, Juan, miré, y apareció una nube blanca; y sentado sobre La nube alguien como un Hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. Salió otro ángel del santuario clamando con gran voz al que estaba sentado sobre la nube: «Mete tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues ya está seca la mies de la tierra». El que estaba sentado encima de la nube metió su hoz sobre la tierra y la tierra quedó segada. Otro ángel salió del santuario del cielo, llevando él también una hoz afilada. Y del altar salió otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y gritó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque los racimos están maduros». El ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios.

Palabra de Dios

Salmo 95,R/. Llega el Señor a regir la tierra.

Santo Evangelio según san Lucas (21,5-11):

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?». Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida». Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Palabra del Señor

Compartirmos:

Obsérvese que Jesús habla de los tiempos y los acontecimientos apocalípticos de una manera práctica. Es capaz de hacerlo, precisamente, porque tiene perspectiva y ve el panorama general. Cuando el terremoto y el tsunami de 2004 causaron una inmensa tragedia, mucha gente se preguntó: "¿Cómo puede un 'Dios bueno' permitir que ocurran estas cosas tan terribles?" Aunque nadie puede negar la magnitud de las pérdidas y el sufrimiento, la observación del geólogo holandés Jelle Zeilinga de Boer puede ayudarnos a ver el panorama general. Los terremotos se producen cuando las placas terrestres se separan, se agrietan y se atropellan. Como consecuencia, se forman magmas en las profundidades de la tierra, que luego son lanzados a la superficie, liberando nutrientes y agua, lo que hace posible y sostenible la vida en la tierra. Una visión a largo plazo del tiempo y de la naturaleza nos ayuda a ver estos acontecimientos en perspectiva y a confiar en Dios, incluso cuando utilizamos el temple científico que Dios nos ha dado para reducir las trágicas consecuencias.


lunes, 21 de noviembre de 2022

Oración de petición

 Señor Jesús,

toda tu vida fue oración y servicio,

a favor de la humanidad, en

perfecta armonía con el Padre.

A través de tu Espíritu Santo,

enséñanos a orar según tu voluntad de amor,

 a discernir cual es tu querer

 para seguirlo con fidelidad amorosa.

Que los fieles del mundo entero

se unan en intercesión y alabanza,

 que en sus corazones

 exista la bondad y gratitud contigo

 y por los hermanos que nos has dado.

y que venga tu reino de amor

para que podamos los cristianos

 mover este mundo hacia el  Amor.

¡Señor, Dios nuestro!


domingo, 20 de noviembre de 2022

Misiones controvertidas

Es triste que algunas misiones de la ONU acaben siendo denostadas en países donde están desplegadas. En 2015, el rector de la Universidad de las Naciones Unidas en Japón, el canadiense David M. Malone, dijo: «El 70 aniversario de la ONU está teñido de descontento por parte de los Estados miembros y de expectativas no cumplidas que se denuncian de diversos modos». Estas decepciones desacreditan los esfuerzos realizados, los sacrificios soportados y los logros registrados en el pasado. 

Por desgracia, estos sucesos son cada vez más frecuentes, lo que lleva a unos y a otros a preguntarse si la ONU es una organización pacificadora o actúa como un «bombero-pirómano». Algunas fuerzas de la ONU, en lugar de despertar la simpatía de las poblaciones a las que deberían proporcionar seguridad, atraen su antipatía. Aunque se podría citar a RDC, muchos países en África las han cuestionado o han pedido su salida inmediata: Angola, Malí, RCA, Sudán del Sur… En otros lugares, aunque la población no haya tenido el valor de cuestionar su presencia debido a los regímenes vigentes o a otras razones, la convivencia ha evolucionado a trompicones. Son muchas las razones que explican este clima envenenado entre el pueblo y los «guardianes de la paz mundial». 

Cuando una institución con vocación universal e igualitaria ha sido privatizada por los poderosos que financian la mayoría de sus misiones en todo el mundo, sus objetivos están sesgados en la base. Estas ayudas no son en absoluto una limosna. Por el contrario, resultan ser inversiones turbias que desangran a los países en guerra. Además, las misiones de la ONU son, en muchos casos, oportunidades para crear zonas de influencia que subyugan y ponen a los países víctimas bajo arresto domiciliario. 

Además, muchos estados envían sus contingentes no necesariamente por razones humanitarias. A menudo, estos son fuentes de ingresos para los países de origen, lo que da lugar a que las fuerzas de paz sirvan a sus naciones en un país extranjero del que se aprovechan. Su calidad, su motivación y los servicios que deberían rendir se transforman en oportunismo empresarial en busca de beneficio a toda costa.

Por tanto, cuando las tropas que constituyen estas misiones, en lugar de garantizar la paz, entran en un conflicto de intereses comerciales, económicos y políticos, su actuación deja de responder a las necesidades que reclamaban su presencia. 

Incluso, algunos de sus miembros se han dedicado a actividades ilícitas que conducen a la traición de su propia misión: comercio de minerales, contrabando de armas y material de guerra con los grupos a los que supues-tamente combaten. No hay que olvidar tampoco los numerosos casos de abusos sexuales por parte de algunos miembros de estos contingentes que la poderosa maquinaria mediática de la ONU siempre consigue encubrir.

Es difícil comprender cómo las fuerzas de la ONU son incapaces de imponer o establecer la paz cuando en muchos casos están en condiciones de hacerlo. Lo que está claro es que, a pesar de que muchas misiones han fracasado en la pacificación de los países en conflicto, todos los miembros de estos contingentes, al final, regresan enriquecidos económicamente. De ahí el nombre de «Lords of the poors» (Señores de los pobres). De hecho, estas misiones tienen presupuestos altísimos debido a los sueldos u honorarios increíblemente elevados y a las inestimables prestaciones de sus agentes. En consecuencia, queda la eterna pregunta: «¿No ha llegado el momento de las reformas profundas que desean muchos países miembros, incluidos los africanos, para que la ONU pueda desempeñar su verdadero papel de pacificadora y estabilizadora en el mundo?».

Lunes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (14,1-3.4b-5):

Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras.

Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.

Palabra de Dios

Salmo 23R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

 Santo Evangelio según san Lucas (21,1-4):

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor

Jesús conocía los pensamientos de la gente que le rodeaba incluso antes de que ellos pensaran. Vio a los discípulos atrapados en la tormenta, lejos de la montaña donde aún estaba en oración. Sabía que Pedro le negaría, pero que volvería a él mediante el arrepentimiento. Conocía los interrogantes que albergaban sus enemigos para atraparlo. En el evangelio de hoy, ve a la viuda echando dos "moneditas" y sabe que ha echado todo lo que tenía. Jesús, en sentido alegórico, tiene un tercer ojo. La constatación de que nada escapa a los ojos de Dios puede ser consoladora o preocupante, según queramos ser vistos por Dios o escondernos de él, lo que a su vez depende de lo que hagamos con nuestra vida. No sólo ve lo que hacemos, sino que también sabe lo que mueve nuestras acciones. ¿Cómo nos hace sentir?

Oración a Cristo Rey, Sumo Sacerdote

 Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Amor y Vida que nos una a ti, Sacerdote y Víctima, para que el plan de salvación para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Sabiduría y unión, que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico, la Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, tu cruz remedie nuestros males, tu Resurrección nos renueve, tu Espíritu Santo nos santifique, tu Realeza nos glorifique y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos unirnos contigo como tu lo estas con el Padre en el Espíritu Santo.


Domingo 34º del Tiempo Ordinario. Jesucristo Rey del Universo - Ciclo C

Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):

En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebron y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”». Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

Palabra de Dios

Salmo 121,R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos:

Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor

Compartimos:

Sí, confesemos que Jesús es Rey. “Rey” con mayúscula. Nadie estará nunca a la altura de su realeza. El Reino de Jesús no es de este mundo. Es un Reino en el que se entra por la conversión cristiana. Un Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino que sale de la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.

El Reino de Dios fue un tema primordial en la predicación del Señor. No cesaba de invitar a todos a entrar en él. Un día, en el Sermón de la montaña, proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu, porque ellos son los que poseerán el Reino.

Orígenes, comentando la sentencia de Jesús «El Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21), explica que quien suplica que el Reino de Dios venga, lo pide rectamente de aquel Reino de Dios que tiene dentro de él, para que nazca, fructifique y madure. Añade que «el Reino de Dios que hay dentro de nosotros, si avanzamos continuamente, llegará a su plenitud cuando se haya cumplido aquello que dice el Apóstol: que Cristo, una vez sometidos quienes le son enemigos, pondrá el Reino en manos de Dios el Padre, y así Dios será todo en todos». El escritor exhorta a que digamos siempre «Sea santificado tu nombre, venga a nosotros tu Reino».

Vivamos ya ahora el Reino con la santidad, y demos testimonio de él con la caridad que autentifica a la fe y a la esperanza.

sábado, 19 de noviembre de 2022

Sábado de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (11,4-12):

Me fue dicho a mí, Juan: «Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.

Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra». Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: «Subid aquí». Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.

Palabra de Dios

Salmo 143,R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

Santo Evangelio según san Lucas (20,27-40):

En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».

Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos». Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro». Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor

Compartimos:

En el caso hipotético (que no era hipotético en absoluto, dada la práctica de entonces) que los fariseos llevaron ante Jesús para debatir la cuestión de la resurrección, falta un elemento: ¿Dónde está la voz de la mujer en la historia? Mientras que la ley ordenaba que la mujer se casara con los hermanos del marido muerto uno tras otro, no encontramos ninguna disposición que permita escuchar la voz de la mujer, cómo se sentía ante las sucesivas muertes de sus maridos y si deseaba continuar con la práctica. Es como si ella fuera una entidad muerta ya sin resurrección a la vista. Es necesario aplicar lo que Jesús dice hoy -que Dios es el Dios de los vivos- tanto a la vida después de la muerte como a la vida antes de la muerte, para insuflar vida a los silenciados por la sociedad.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Oremos con la Iglesia Universal

 Oremos, queridos amigos,

por la santa Iglesia de Dios en todo el mundo, para

que Dios Padre todopoderoso la dirija

y la reúna para que podamos adorarlo

en paz y tranquilidad.


Dios todopoderoso y eterno,

has mostrado tu gloria a todas las naciones

en Cristo, tu Hijo.

Guíe el trabajo de su Iglesia.

Ayúdalo a perseverar en la fe,

proclamar tu nombre

y llevar tu salvación a las personas en todas partes.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Amén.

Viernes de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Apocalipsis (10,8-11):

Yo, Juan, escuché la voz del cielo que se puso a hablarme de nuevo diciendo: «Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra». Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dice: «Toma y devóralo; te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel». Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; en mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor. Y me dicen: «Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos».

Palabra de Dios

Salmo 118,R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!

 Santo Evangelio según san Lucas (19,45-48):

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

Palabra del Señor

Compartimos:

Jesús habló, y la gente "se aferró a sus palabras", dice Lucas. A Juan, en sus visiones, se le pidió que tomara y comiera el libro, la "palabra". Y, esto es lo que debemos hacer también nosotros: aferrarnos a la palabra, a tiempo y fuera de tiempo; y alimentarnos de ella como el pan de cada día, día tras día. Dei Verbum, la constitución dogmática sobre la revelación divina del Concilio Vaticano II, termina con un sueño y una oración similares:

"A través de la lectura y el estudio de los libros sagrados 'la palabra de Dios puede difundirse rápidamente y ser glorificada' y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, puede llenar cada vez más el corazón de los hombres. Así como la vida de la Iglesia se fortalece mediante la celebración más frecuente del misterio eucarístico, de manera similar podemos esperar un nuevo estímulo para la vida del Espíritu a partir de una creciente reverencia por la palabra de Dios, que 'dura para siempre'."