El texto de los Hechos de los apóstoles donde se habla de Eutico es breve y está preocupado por mostrar a pablo como continuador de Jesús y dotado de fuerza vivificadora. Por otra parte sin pretenderlo directamente, nos enseña cómo se celebraba la Eucaristía en las primitivas comunidades cristianas.
Dice así:
20, 7 El primer día de la semana, nos reunimos para la fracción del pan; Pablo les estuvo hablando y, como iba a marcharse al día siguiente, prolongó el discurso hasta medianoche.
8 Había lámparas en abundancia en la
sala de arriba, donde estábamos reunidos.
9 Un muchacho, de nombre Eutiquio, estaba
sentado en la ventana. Mientras Pablo
alargaba su discurso, al muchacho le iba entrando
un sueño cada vez más pesado; al final,
vencido por el sueño, se cayó del tercer
piso abajo. Lo recogieron ya muerto,
10 pero Pablo bajó, se echó sobre él y,
abrazándolo, dijo: «No os alarméis, sigue
con vida».
11 Volvió a subir, partió el pan y lo comió.
Estuvo conversando largamente hasta el alba
y, por fin, se marchó.
12 Por lo que hace al muchacho, lo trajeron
vivo, con gran consuelo de todos
El nombre del muchacho (Eutykhos en griego) significa “Afortunado”, como en latin “Fortunato”o “Buenaventura”. Y lo fue ciertamente porque, a pesar de su caída mortal de necesidad, continuó viviendo gracias a la intervención de san Pablo.
De él solo sabemos que era joven, que participaba en la reunión cristiana y que tras caer por la ventana donde estaba sentado temerariamente, fue considerado por todos como muerto, pero Pablo repitiendo los gestos de Elías en 1 Reyes 17,21 y Eliseo en 2 Reyes 4,34, lo hizo revivir. El relato es cauto y no dice expresamente que se tratara de un milagro, sino que Pablo declaró: “sigue con vida”, pero es claro que se pretende
mostrar a Pablo como un profeta tan grande como los más grandes de los que actuaron en ,tiempos anteriores a Cristo.
No sabemos más de este muchacho. En cuanto a la forma de celebrar la Eucaristía
se nos dan muchos datos.
La reunión se celebra en las primeras horas de un domingo, a media noche en una sala alta, en un tercer piso en este caso, para evitar que intervinieran extraños y por disponerse en ese lugar de una sala amplia y bien acomodada. Las muchas
lámparas encendidas indican que hay un ambiente de fiesta.
A la ceremonia se le llama “la fracción del pan”. Comienza con una larga homilía que habría sido precedida por algunas lecturas de los Libros Sagrados, que aquí no se mencionan. Luego sigue la ceremonia de la consagración y co
Un testimonio un poco posterior pero mucho más amplio y detallado nos lo ofrece San Justino en su “Apología” en la que señala expresamente que se leían los Evangelios y que se hacía una colecta para ayudar a “las viudas y los huérfanos”, o sea a la gente necesitada y desvalida de la comunidad. San Justino también dice que la comunión
se les llevaba a los que no habían podido asistir a la asamblea.
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