El papa se detuvo unos minutos ante la Iglesia donde se encuentran los restos del que todos conocen como el "santo bebedor", el irlandés Matt Talbot, que aún no ha sido ni beatificado, pero que ya es venerado en Dublín por su historia de que abandonó la bebida gracias a la conversión.
De camino hacia la catedral de Santa María de Dublín, donde se encuentra Francisco para participar en el Encuentro de las Familias, el papa se detuvo algunos minutos ante la iglesia de dedica a la Virgen de Lourdes donde se encuentran los restos de Talbot.
Allí pudo ver la cadena penitencial y el crucifijo de este obrero irlandés hijo de un padre alcoholizado y que cayó también en el alcoholismo.
Los medios irlandeses aseguran que Juan Pablo II tenía previsto también hacer una parada en su viaje en 1979, pero no le dio tiempo.
Nació en el año 1856 y era el segundo de doce hermanos. Apenas fue a la escuela y su primer trabajo fue su perdición, porque se dedicó a vender vinos y esto le convirtió en un alcohólico precoz y acabó hasta robando.
Ante la sorpresa de su madre, que siempre le ayudó, decidió dejar drásticamente de beber y acercarse a la Iglesia, donde un sacerdote, le ayudó en la rehabilitación.
"Nunca desprecies a un hombre que no puede dejar de beber", le dijo Talbot a una de sus hermanas en una ocasión, "es mas fácil salirse del infierno".
Su vida cambió drásticamente y se dedicó a la oración, a la penitencia y a las obras sociales. El 7 de junio de 1925, a los 70 años, mientras iba a misa, murió desplomado en la calle probablemente a consecuencia de un paro cardiaco.
Cientos de ex-alcohólicos aseguran haberse recuperado gracias a su intercesión y su causa de beatificación ha comenzado.
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