martes, 31 de mayo de 2022

Visitación de la Virgen María

Lectura de la profecía de Sofonías (3,14-18):

Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

Palabra de Dios

Salmo Is 12,R/. Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel

Santo Evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

Compartimos:

La alegría de María en el magníficat es contagiosa, da vida, es fecunda. Es una alegría que hace saltar a la criatura en el vientre de Isabel: nace la vida donde sólo había esterilidad. ¿Quién de nosotros no vive alguna faceta de su vida o de gente cercana en pura aridez y esterilidad? ¿a quién de nosotros no hay algo o alguien que le preocupa enormemente y que siente que no será capaz de generar vida y alegría por nada? Esa era la situación de Isabel. Esa situación es la que María visita y bendice y acompaña y canta. Poco tiene que ver esta Mujer Inmaculada con estampas de una humildad sumisa ensimismada en ella misma y en el Hijo de sus entrañas. María, en el Evangelio no es así. La mujer que Dios ensalza en el evangelio no es así.

Puede ser también este un bonito día para contemplar en el abrazo de estas dos mujeres santas, la llamada de Dios a dejar que la vida salte de gozo en todos los lugares y personas que visitamos cada uno de nosotros. Pero si me permitís, una oración especial para que todas las mujeres del mundo y las que formamos parte de la Iglesia, seamos capaces de seguir bendiciendo tanta esterilidad y de dar vida también allí donde aparentemente se nos piden actitudes que poco tienen que ver con esta esclava sencilla, valiente y alegre: la Madre de Jesús.

lunes, 30 de mayo de 2022

Oración al Espíritu Santo

 Oh Dios que por tu palabra de vida nos has engendrado

 para una vida nueva, derrama sobre nosotros tu 

Espíritu Santo para que, viviendo unidos en una misma fe,

 lleguemos por la resurrección, a la gloria de una

 vida incorruptible. 

Ven Espíritu de Dios! Y acoge mi alma. 

Sea yo luz, sea yo apoyo, sea yo santo, en el Nombre de Jesús.

 Limpia mi espíritu y sea yo uno contigo en la Cruz.

  Sé mi manantial de dones y carismas, 

cólmame de tu fuerza y tu bondad.

 Quiero que me perdones por tantas faltas de caridad.

  Vive en mí, sé mi invitado permanente. Florece en mí

 como hierba fresca y flores del campo, así, lleno de paz,

de Cielo y de Gloria. Añádeme en el libro de la Vida,

 acércame al ritmo Divino, inclúyeme en el Corazón de Dios.

 Séllame en las manos de Cristo Resucitado, sea yo apoyo,

 sea yo luz, sea yo santo, en el Nombre de Jesús.

Amén

Lunes de la 7ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (19,1-8):

Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?». Contestaron: «Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo». Él les dijo: «Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?». Respondieron: «El bautismo de Juan». Pablo les dijo: «Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que iba a venir después de él, es decir, en Jesús». Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos.

Palabra de Dios

Salmo 67,R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Santo Evangelio según san Juan (16,29-33):

En aquel tiempo, aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios». Les contestó Jesús: «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

Palabra del Señor

Compartimos:

Jesús no se deja llevar por el entusiasmo de sus discípulos y les invita a mirar su fe con más profundidad y a poner los pies en la tierra. Jesús predice a sus discípulos que lo abandonarán en el momento más duro y que encontrarán dificultades y dolores que los confundirán.

Pero no todo queda allí, Jesús baja a sus discípulos de las nubes para remitirlos a lo fundamental de la fe: “os he dicho todo esto para que podáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo”.  La verdadera paz no brota de no tener dificultades, sino de estar unidos en todo momento al Señor. Cuando estamos unidos al Señor, se abren nuestros oídos para escuchar esas palabras que llenan de confianza nuestra vida: “tened ánimo, yo he vencido al mundo”.

Ya casi al finalizar del tiempo pascual la Palabra del Señor nos recuerda que la Pascua no es una arenga de entusiasmo ni vanas ilusiones de no tener dificultades. La Pascua es el tiempo en el que nos unimos al crucificado que ha resucitado, es decir, el tiempo para descubrir que, en medio de nuestras cruces y de los retos que nos cuestan, está presente el Resucitado. Es tiempo para escuchar en el silencio del corazón las palabras pascuales del Señor: “Tened ánimo, yo he vencido al mundo”.

El cristiano es la persona que ha puesto su confianza plena en el Señor. Aún en las circunstancias en las que experimenta su propia fragilidad o la fuerza indomable del mal, sabe en quien ha puesto su confianza: en Aquel que ha vencido el mundo pasando por la cruz. Cuanto más nos unimos a Jesucristo, más experimentamos la verdad de esta paradoja de muerte y vida, de lucha y gozo, y encontramos el ánimo para emprender los desafíos de cada día con la fuerza del amor.

domingo, 29 de mayo de 2022

oración: Dios asciende al Cielo

Corazones Unidos de Jesús y de María:

Vos, reinante Jesús mío, que ascendisteis al Cielo para 

encontraros nuevamente con Vuestro Padre

Os pido para que los sacerdotes cumplan con vuestro

 mandato misionero y acerquen muchas almas a vuestro Reino Celestial;

sacerdotes que han de ser evangelio vivo y Palabra encarnada;

sacerdotes que para ascender al Cielo deben ser fieles 

a la vocación a la que fueron llamados.

María Inmaculada, interceded por los sacerdotes que 

aún se encuentren atados a las cosas del mundo,

interceded para que vivan el desprendimiento y la libertad

 evangélica que les abrirá las puertas del Cielo.

PAPA FRANCISCO REGINA COELI

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en Italia y en muchos países celebramos la Ascensión del Señor, es decir, su regreso al Padre. En la Liturgia, el Evangelio según Lucas narra la última aparición del Resucitado a los discípulos (cf. 24,46-53). La vida terrenal de Jesús culmina precisamente con la Ascensión, que también profesamos en el Credo: "Ha subido al cielo, está sentado a la derecha del Padre". ¿Qué significa este acontecimiento? ¿Cómo debemos entenderlo? Para responder a esta pregunta, detengámonos en dos acciones que Jesús realiza antes de subir al cielo: primero anuncia el don del Espíritu y luego bendice a los discípulos.

En primer lugar, Jesús dice a sus amigos: "Les envío al que mi Padre ha prometido" (v. 49). Está hablando del Espíritu Santo, el Consolador, el que los acompañará, los guiará, los apoyará en su misión, los defenderá en las batallas espirituales. Entonces comprendemos algo importante: Jesús no abandona a los discípulos. Sube al cielo, pero no nos deja solos. Por el contrario, precisamente al ascender al Padre asegura la efusión de su Espíritu. En otra ocasión había dicho: "Les conviene que me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes" (Jn 16,7). El amor de Jesús por nosotros también se puede ver en esto: la suya es una presencia que no quiere restringir nuestra libertad. Al contrario, nos hace un espacio, porque el verdadero amor siempre genera una cercanía que no aplasta, no es posesivo, es cercano, pero no posesivo. Sino el verdadero amor nos hace protagonistas. Por eso, Cristo asegura: "Voy al Padre, y serán revestidos de un poder de lo alto: les enviaré mi propio Espíritu, y con su poder continuarán mi obra en el mundo" (cf. Lc 24,49). Por eso, al subir al cielo, Jesús, en lugar de permanecer cerca de unos pocos con su cuerpo, se hace cercano a todos con su Espíritu. El Espíritu Santo hace presente a Jesús en nosotros, más allá de las barreras del tiempo y del espacio, para que seamos sus testigos en el mundo.

Inmediatamente después -es la segunda acción- Cristo levanta las manos y bendice a los apóstoles (cf. v. 50). Es un gesto sacerdotal. Dios, desde los tiempos de Aarón, había confiado a los sacerdotes la tarea de bendecir al pueblo (cf. Nm 6,26). El Evangelio quiere decirnos que Jesús es el gran sacerdote de nuestra vida. Jesús sube al Padre para interceder por nosotros, para presentarle nuestra humanidad.

Así, ante los ojos del Padre, están y estarán siempre, con la humanidad de Jesús, nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestras heridas. Así, al hacer su "éxodo" al Cielo, Cristo "nos abre camino", va a preparar un lugar para nosotros y, desde ahora, intercede por nosotros, para que siempre estemos acompañados y bendecidos por el Padre.

Hermanos y hermanas, pensemos hoy en el don del Espíritu que hemos recibido de Jesús para ser testigos del Evangelio. Preguntémonos si realmente lo somos; y también si somos capaces de amar a los demás, dejándolos libres y dejándoles espacio. Y luego: ¿sabemos hacernos intercesores por los demás, es decir, sabemos rezar por ellos y bendecir sus vidas? ¿O servimos a los demás por nuestros propios intereses? Aprendamos esto: la oración de intercesión, intercediendo por las esperanzas y los sufrimientos del mundo, por la paz. Y bendigamos con la mirada y palabras a quienes encontramos cada día.

Ahora recemos a la Virgen, la bendita entre las mujeres, que, llena del Espíritu Santo, siempre reza e intercede por nosotros.

Ayer fue beatificado en Módena de Don Luigi Lenzini, mártir de la fe, asesinado en 1945 por señalar los valores cristianos como el camino más alto de la vida, en un clima de odio y conflicto en aquella época. Que este sacerdote, pastor según el corazón de Cristo y mensajero de la verdad y la justicia, nos ayude desde el cielo a dar testimonio del Evangelio con caridad y franqueza. ¡Aplaudamos al nuevo Beato!

Hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, con el tema "Escuchar con el oído del corazón". Saber escuchar, además del primer gesto de caridad, es también el primer ingrediente indispensable del diálogo y de la buena comunicación: saber escuchar, dejar que los demás lo digan todo, no cortar por la mitad, saber escuchar con los oídos y el corazón. Deseo que todos crezcan en esta capacidad de escuchar con el corazón.

Hoy es el Día Nacional del Socorro en Italia. Recordemos que "el enfermo es siempre más importante que su enfermedad", el enfermo es siempre más importante que la enfermedad, y que "aunque no se pueda sanar, siempre es posible curar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía" (Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo 2022).

Pasado mañana, último día del mes de mayo, fiesta litúrgica de la Visitación de la Santísima Virgen María, a las 18 horas, en la Basílica de Santa María la Mayor rezaremos el Rosario por la paz, en conexión con numerosos Santuarios de muchos países. Invito a los fieles, a las familias y a las comunidades a unirse a esta invocación, para obtener de Dios, por intercesión de la Reina de la Paz, el don que el mundo espera.

Saludo a todos, romanos y peregrinos. En particular, saludo a los fieles que han venido de Holanda, España y Australia. Saludo a la parroquia de San Roberto Belarmino que concluye el Año Jubilar por el 400 aniversario de la muerte de San Roberto Belarmino. Saludo a los polacos, ¡siempre tantos polacos! - con una bendición para los que en su patria participan en la gran peregrinación al Santuario Mariano de Piekary Śląskie. Saludo a los alumnos del colegio San Vincenzo de Olbia y a los niños de Confirmación de Luras.

El lunes y el martes 29 y 30 de agosto habrá una reunión de todos los cardenales para reflexionar sobre la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, y el sábado 27 de agosto celebraré un Consistorio para la creación de nuevos cardenales. Estos son los nombres de los nuevos cardenales:

1. S.E.R. Mons. Arthur Roche - Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

2. S.E.R. Mons. Lazzaro You Heung sik – Prefecto de la Congregación para el Clero.

3. S.E.R. Mons. Fernando Vérgez Alzaga L.C. – Presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.

4. S.E.R. Mons. Jean-Marc Aveline - Arzobispo Metropolitano de Marsella (Francia).

5. S.E.R. Mons. Peter Okpaleke – Obispo de Ekwulobia (Nigeria).

6. S.E.R. Mons. Leonardo Ulrich Steiner, O.F.M. - Arzobispo Metropolitano de Manaus (Brasil).

7. S.E.R. Mons. Filipe Neri António Sebastião di Rosário Ferrão - Arzobispo de Goa y Damão (India).

8. S.E.R. Mons. Robert Walter McElroy – Obispo de San Diego (U.S.A)

9. S.E.R. Mons. Virgilio Do Carmo Da Silva, S.D.B. – Arzobispo de Dili (Timor Orientale).

10. S.E.R. Mons. Oscar Cantoni – Obispo de Como (Italia).

11. S.E.R. Mons. Anthony Poola – Arzobispo de Hyderabad (India).

12. S.E.R. Mons. Paulo Cezar Costa - Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Brasilia (Brasil).

13. S.E.R. Mons. Richard Kuuia Baawobr M. Afr – Obispo de Wa (Ghana).

14. S.E.R. Mons. William Goh Seng Chye – Arzobispo de Singapore (Singapore).

15. S.E.R. Mons. Adalberto Martínez Flores - Arzobispo Metropolitano de Asunción (Paraguay).

16. S.E.R. Mons. Giorgio Marengo, I.M.C. – Prefecto Apostólico de Ulán Bator (Mongolia).


Junto con ellos me uniré a los miembros del Colegio de Cardenales a:

1. S.E.R. Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal - Arzobispo emérito de Cartagena (Colombia).

2. S.E.R. Mons. Lucas Van Looy sdb - Arzobispo emérito de Gante (Bélgica).

3. S.E.R. Mons. Arrigo Miglio - Arzobispo emérito de Cagliari (Italia).

4. R.P. Gianfranco Ghirlanda SJ – Profesor de Teología.

5. Mons. Fortunato Frezza – Canónigo de San Pedro –.

Le deseo un buen domingo. Por favor, no olvides rezar por mí. Que tengas un buen almuerzo y hasta luego.

sábado, 28 de mayo de 2022

Oración de la Ascensión

 ¡Señor, hoy te elevas al Cielo y a través de tu Ascensión  me permites una intimidad mayor con el Padre!

 ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, porque me haces comprender  que el cielo es el estar del hombre en Dios y cada vez que me acerco a Ti,

 Señor, y entro en comunión contigo me acerco al cielo añorado!  ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, porque yo también estoy como los apóstoles  lleno de gozo y de alegría porque con tu Ascensión das fe  de que vives entre nosotros, de que nos abres las puertas de la eternidad  y esto me llena de esperanza! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias,  porque me anuncias el envío del Espíritu Santo y a través de  él puedo dar testimonio, anunciar tu Buena Nueva, comprometerme  con la comunidad, evidenciar la verdad del Evangelio! ¡Gracias, Señor!

 ¡Gracias, Señor, porque en este día la serenidad se adueña de mi corazón y ya no deseo quedarme quieto mirando al cielo sino proclamar, con la fuerza de tu Santo Espíritu, que Tú verdaderamente has resucitado! ¡Gracias, Señor!

 ¡Gracias porque tú me anuncias que estarás con nosotros hasta el fin de los tiempos y esto me llena, Señor, de consuelo! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, porque la Iglesia vive momentos convulsos y de dificultad y tú me demuestras que hemos de tener confianza porque tú estás presente en ella por medio de tu Espíritu para que continúe con su labor misionera de anunciar la cruz y la alegría del cielo! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias porque tu presencia en este mundo es real y sin ti nada podemos hacer o al menos yo sin ti no soy nadie! ¡Gracias, Señor! ¡Y gracias,  sobre todo, porque cada vez que elevo una súplica en la oración me uno contigo en el Cielo, porque cada plegaria confiada atraviesa el cielo y se pone a los pies del trono de Dios y Él la toma con sus manos divinas, la escucha, la acoge y la lleva a término cuando es su voluntad! ¡Gracias, Señor!

Ascensión del Señor - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios

Salmo 46,R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Santo evangelio según san Lucas (24,46-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»

Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor

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 La Ascensión no es cuestión de lugar, ni es sólo cuestión de la ausencia física de Jesús, sino de una nueva presencia. El Espíritu de Jesús, presente y actuante, ocupa el lugar de Jesús, inspira y eleva los corazones, sopla donde quiere, abre los labios a la alabanza, hermana a sus seguidores y hace creíble el testimonio de los creyentes. La Ascensión de Jesús a la derecha del Padre no supone que quedemos abandonados a nuestra suerte; al contrario, a partir de entonces podemos experimentar la plenitud de Jesús dentro de nosotros. Jesús ya no pertenece ni al tiempo, ni a una cultura ni raza judías, ni a un cuerpo masculino con un aspecto muy determinado. Constituido Señor del Universo, ascendido al Padre, pertenece ya a todos los hombres, a todas las épocas y a todos los pueblos. Todos tenemos acceso a él.

          Para los seguidores de Jesús la Ascensión es una invitación a bajar. Porque la vida de Jesús en medio de nosotros estuvo marcada por el verbo «bajar»:

— El Hijo del Altísimo «bajó» a nuestra humanidad, al seno de una mujer, y luego hasta una cueva de Belén. Lo llamamos encarnación o «abajamiento».

— Bajó el «volumen» de la atronadora voz del Dios que se oyó en el Sinaí cuando dictaba los mandamientos, o se hacía sentir entre relámpagos, fuegos y terremotos, para convertirse en un susurro, en una Palabra ofrecida discretamente en la comunidad reunida en su nombre, para que sea acogida libremente y sin miedos.

— Rebajó sustancialmente la tremenda lista de normas, leyes, obligaciones y prohibiciones que hacían al hombre arrastrarse continuamente para el peso del pecado. El suyo, ya sabenos, es un yugo ligero y llevadero. Al final todo lo redujo a un solo mandamiento: el amor.

Sábado de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,23-28):

Pasado  algún tiempo en Antioquía, Pablo marchó y recorrió sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos. Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo habían instruido en el camino del Señor y exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan. Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios. Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.

Palabra de Dios

Salmo  46, R/. Dios es el rey del mundo

Santo Evangelio según san Juan (16,23b-28):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».

Palabra del Señor

Compartimos:

“En mi nombre”: ¿qué quiere decir esta fórmula? Quizá lo primero que nos viene a la mente es que equivale, cuando se trata de pedir, a hacerlo por medio de Jesús, tomándolo como intercesor. Pero en este mismo pasaje del evangelio afirma Jesús que no va a intervenir ante el Padre por nosotros; no es preciso que haga de filtro, ponga el sello a nuestra petición y le dé curso oficial con una señal aprobatoria. Y cuando el Padre da en nombre de Jesús (v. 23b, según cierta traducción), tampoco sería necesario que Jesús hiciera de portador de los dones del Padre hasta nosotro.

En ese caso, ¿qué significa la fórmula en cuestión? Sencillamente, estar adheridos por la fe y el amor a Jesús, creer que ha salido de Dios (v. 27), pertenecerle de verdad. Por la fe y el amor, él está en nosotros y nosotros en él. Y si lo hemos acogido y él habita en nosotros, el Padre nos ama y nos atiende. Tenemos hilo directo con el Padre.

Sin embargo –diréis–, la práctica de la liturgia es constante: la de pedir “por Jesucristo nuestro Señor”. De acuerdo, y seguiremos ejercitándonos en ella, porque Jesús es el Mediador y el que intercede ante Dios Padre por nosotros. Pero aquí se nos da un toque de atención para que vivamos toda súplica desde la fe en Jesús y el amor a Jesús. Y ese es el punto sobre el que nos podemos examinar.

viernes, 27 de mayo de 2022

Viernes de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18):

Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad». Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios. Pero, siendo Gallón procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo: «Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley». Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Gallón dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos». Y les ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello. Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarco para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.

Palabra de Dios

Salmo 46,R/. Dios es el rey del mundo

 Santo Evangelio según san Juan (16,20-23a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Palabra del Señor

Compartimos:

Hay también un tiempo de alegrarse, de estar más contento que unas pascuas. Es otra expresión del amor: se ha recobrado a la persona querida, la tenemos de nuevo con nosotros. No riman con la Pascua las caras tristes. El Señor nos tendría que interpelar como a María Magdalena: «Mujer, ¿por qué lloras?». Se han de cumplir más bien estos versos: «Hoy la cristiandad se quita / sus vestiduras de duelo». Ese “hoy” no quiere ser efímero, tener las horas contadas; es el “hoy” que se repite en el “Acuérdate, Señor” de toda la octava de Pascua. Ese hoy quiere ayudar a vivir bien el duelo: tal es quizá uno de los motivos por los que los anuncios de la pasión y muerte de Jesús acaban siempre con el anuncio de su resurrección. Se hace así para que no vivamos sin noticias de esperanza, para que sepamos quitarnos en su momento las vestiduras de duelo.

A una religiosa que trabajaba en África le llegó la noticia de la muerte de su madre. Ella se lo comunicó a las mujeres del poblado, que la acompañaron tres días enteros en el llanto y la oración. Tiempo después una de ellas la vio apesadumbrada y le preguntó por la causa. Respondió que estaba recordando a su madre. Esta fue la réplica de la interlocutora: “¿Por qué seguir triste? ¿Es que no hemos llorado ya todas las lágrimas?”. Vivir el duelo, sí, y muy a fondo; pero no quedar atrapados por él, como le pasaba a María Magdalena, que se había quedado aprisionada por el Viernes Santo cuando ya había amanecido la luz pascual. El encuentro con Jesús le hizo poner el reloj biográfico en hora con el Domingo, el Día del Señor.

jueves, 26 de mayo de 2022

Oración de gozo del Espíritu

Dios, gracias por darme acceso constante a Tu presencia. 

Debido a que siempre estás conmigo, puedo experimentar

 el verdadero gozo en todo momento.

 Aunque la alegría que das no se basa en mis circunstancias,

 no siempre vivo una vida marcada por la alegría.

 Con demasiada frecuencia, en lugar de confiar en ti,

 dejo que mis problemas dicten mis reacciones.

 ¡Por favor perdóname! Lléname de tu gozo y paz,

 para que por el poder de tu Santo Espíritu,

 pueda abundar en esperanza en todo momento. 

Ayúdame a vivir una vida marcada por una alegría

 invencible. En el nombre de Jesús,

 Amén.

Jueves de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,1-8):

En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías, Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles». Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.

Palabra de Dios

Salmo  97,R/. El Señor revela a las naciones su victoria

Santo Evangelio según san Juan (16,16-20):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». Y se preguntaban: «¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».

Palabra del Señor

Compartimos:

Pero prestemos atención sobre todo al verbo “ver”. No podemos resbalar sobre él. Porque aquí no se trata solo de percibir algo o alguien que entra en el campo visual del sujeto o de dejar de percibirlo porque queda fuera de ese campo. El “no me veréis” nos hace barruntar la crisis de fe por que pasan los discípulos cuando Jesús es detenido y sufre la pasión; nos hace pensar en su desconsuelo, y también quizá en el desaliento y la retirada, en el desplome de las expectativas que la comunión con Jesús habían generado en ellos. ¿Se quedaría todo en el recuerdo nostálgico de una experiencia demasiado bella y fugaz?

Y el “me veréis” no se refiere simplemente a que, pasados unos días (“un poco”) lo van a tener de nuevo al alcance de la vista. Ver es gozar la gracia indecible de una presencia, es saberse tocado por ella y llenarse de alegría, es sentirse conquistado de nuevo, es sentirse confirmado, ahora definitivamente, por la verdad y la vida de Jesús. Es vivir un encuentro imborrable que dará pulso e impulso a la misión.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Oración para pedir los dones del Espíritu Santo

 Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la SABIDURÍA,

que dándonos a conocer la verdadera dicha,

nos haga gustar los bienes espirituales.


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén


Ven Espíritu Santo y concédenos el don del ENTENDIMIENTO,

para que más fácilmente penetremos los misterios de nuestra fe.


Gloria al Padre…


Ven Espíritu Santo y concédenos el don del CONSEJO,

que nos haga elegir en todo momento lo que contribuya más

a la gloria de Dios.


Gloria al Padre…


Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la FORTALEZA,

que haciéndonos superar todos los obstáculos que se nos presentan,

nos una íntimamente a Dios.


Gloria al Padre…


Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la CIENCIA,

que nos permita conocer profundamente a Dios y a nosotros mismos.


Gloria al Padre…


Ven Espíritu Santo y concédenos el don de la PIEDAD,

que nos conduzca a cumplir con facilidad todo lo que sea

del servicio de Dios.


Gloria al Padre…


Ven Espíritu Santo y concédenos el don del TEMOR DE DIOS,

que nos haga evitar con el mayor cuidado todo lo que puede desagradar

a nuestro Padre celestial.


Gloria al Padre…

Miércoles de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):

 En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuánto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”.Pues eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo.

De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo han dicho incluso algunos de vuestros poetas: “Somos estirpe suya”.Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto, resucitándolo de entre los muertos». Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión». Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.

Palabra de Dios

Salmo148 ,R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Santo Evangelio según san Juan (16,12-15):

En  aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor

Compartimos:

Pero no se agota ahí la obra del Espíritu. Don suyo es conducir a la verdad plena. Es el pedagogo que lleva a la verdad de Jesús, a la verdad de Dios. Hagamos un breve ejercicio de memoria histórica eclesial y recordemos el montanismo, movimiento surgido en el siglo II. Su promotor, Montano, afirmaba que el Espíritu Santo descendía sobre él y sobre sus discípulos y les comunicaba nuevas revelaciones. La gran Iglesia no aceptó este movimiento: la misión del Espíritu es ser memoria de Jesús.

La verdad de Jesús y de su evangelio no es como un teorema geométrico. «No se entra en ella sino por la caridad», enseñaba san Agustín. Para entrar en la verdad, para comprenderla hasta el punto de vivir de ella, es preciso estar sensibilizados para las cosas que la verdad revela, y esa es la obra del amor. El que se dirige al museo sin experimentar el menor amor por el universo del arte, no comprenderá nada de las obras expuestas. Con más razón hemos de decirlo cuando se trata de la Palabra de Dios: el Espíritu Santo, que es amor, modela la sensibilidad de que estamos necesitados para penetrar en el mundo desde el que habla el que es la Palabra de Dios, el que revela a Dios y las cosas de Dios. Esto es obra del Espíritu. No estorbemos su misión.

martes, 24 de mayo de 2022

Oración al Espíritu Santo

 Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo,

que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal.

Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar 

el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo.

Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y 

confirmar que nunca quiero separarme de Ti,

 por mayor que sea la ilusión material.

Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua.

Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos.

Gracias Dios mío.

Martes de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34):

En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.

A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.

Palabra de Dios

Salmo 137,R/. Señor, tu derecha me salva

Santo Evangelio según san Juan (16,5-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor

Compartimos:

Primero, la partida del Maestro, a cuya muerte va unido el don del Espíritu. Jesús, al morir, «inclinando la cabeza, entregó el espíritu/Espíritu» (Jn 19,30). San Hipólito lo expresa con una bella imagen: «Igual que cuando se rompe un frasco de perfume, su olor se difunde por todas partes, al romperse el Cuerpo de Cristo en la cruz, su Espíritu, que mientras estuvo vivo había poseído en exclusiva, se derramó en los corazones de todos».

Luego, la resurrección de Jesús, a la que de nuevo va unido el don del Espíritu. El mismo evangelista lo había indicado páginas atrás: «No había sido dado el Espíritu porque Jesús no había sido resucitado de entre los muertos» (Jn 7,39). El mismo día de su resurrección Jesús se aparece a los discípulos y, después de saludarlos, sopla sobre ellos y les dice: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados». Es la gran obra del Espíritu: difundir por el mundo el perdón que Dios nos otorga por el Cordero degollado. Sí, todo tiene su orden y todo tiene su tiempo.

lunes, 23 de mayo de 2022

Oración de esperanza

 Señor Dios mío, espero por tu gracia

la remisión de todos mis pecados;

y después de esta vida,

alcanzar la eterna felicidad,

porque tú lo prometiste que eres

infinitamente poderoso,

fiel, benigno y lleno de misericordia.

Quiero vivir y morir en esta esperanza.

Amén


Lunes de la 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15):

Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa». Y nos obligó a aceptar.

Palabra de Dios

Salmo 149,R/. El Señor ama a su pueblo

Santo Evangelio según san Juan (15,26–16,4a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Palabra del Señor

Compartimos:

Los discípulos necesitaron su tiempo de escuela con Jesús para asimilar este misterio que al final transformó radicalmente sus vidas y, cuando lo hicieron, el Maestro ascendió a los cielos, acontecimiento que celebraremos el próximo domingo. Durante esta semana el Evangelio de Juan se hace eco de este anuncio de Jesús: Él se va, pero no nos deja huérfanos; el Defensor, el Espíritu Santo estará siempre con nosotros.

Precisamente este Espíritu es el que impulsa a Timoteo, Pablo y Silas en la primera lectura de hoy a embarcarse rumbo a la provincia romana de Macedonia para anunciar a Jesús resucitado en Filipos, primera ciudad europea que visitan, conquistada por el padre de Alejandro Magno (Filipos) en el año 355 a. C. Allí nadie nunca ha oído hablar de Jesús, pero la fuerza, el coraje y la audacia del Espíritu Santo, lleva a estos misioneros a anunciar a Cristo en la orilla de un río donde Lidia, primera creyente de Europa, acogió el mensaje de salvación con el “corazón abierto”.

Jesús nos promete hoy su Espíritu, el Espíritu de la verdad. Nos estamos solos. Jesús nos dice hoy “desde el principio estáis conmigo”. Este espíritu Defensor, nos cuida, nos protege, nos ayuda a dar testimonio, a no tener miedo, a ser valientes como Timoteo y Pablo, a tener el corazón abierto como Lidia. Hay una condición: hay que estar receptivos y atentos para dejar al Espíritu posarse sobre nosotros, y para ello necesita su espacio en nuestro interior. Pídele hoy al Señor que te ayude a vaciarte de todo aquello que estorba en el trastero de tu corazón para que su Espíritu pueda acampar a sus anchas. ¡Ven Espíritu Divino!


domingo, 22 de mayo de 2022

Oración al Espíritu de Dios

¡oh Espíritu Santo!

 Dignaos ser en adelante, en cada uno de los instantes 

de mi vida, en cada una de mis acciones,

 mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.


Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas

 operaciones, y quiero ser siempre dócil

 a vuestras santas inspiraciones. 

¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme 

con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. 

Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. 

Gloria al Espíritu Santo Santificador.

 Amén

REGINA CAELI

Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

En el Evangelio de la Liturgia de hoy, Jesús, despidiéndose de sus discípulos durante la última cena, dice, casi como en una especie de testamento: «Les dejo la paz». Y enseguida añade: «Les doy mi paz» (Jn 14,27). Detengámonos en estas breves frases.

En primer lugar, les dejo la paz. Jesús se despide con palabras que expresan afecto y serenidad, pero lo hace en un momento que no es precisamente sereno: Judas ha salido para traicionarlo, Pedro está a punto de negarlo y casi todos lo abandonarán. El Señor lo sabe, y con todo no reprocha, no usa palabras severas, no pronuncia discursos duros. En vez de mostrar agitación, permanece afable hasta el final. Un proverbio dice que se muere como se ha vivido. Las últimas horas de Jesús son, en efecto, como la esencia de toda su vida. Experimenta miedo y dolor, pero no deja espacio al resentimiento y a la protesta. No se deja llevar por la amargura, no se desahoga, no se muestra incapaz de soportar. Está en paz, una paz que proviene de su corazón manso, habitado por la confianza. Y de ahí surge la paz que Jesús nos deja. Porque no se puede dejar la paz a los demás si uno no la tiene en sí mismo. No se puede dar paz si no se está en paz.

Les dejo la paz: Jesús demuestra que la mansedumbre es posible. Él la ha encarnado precisamente en el momento más difícil; y desea que también nos comportemos así nosotros, que somos los herederos de su paz. Nos quiere mansos, abiertos, disponibles para escuchar, capaces de aplacar las disputas y tejer concordia. Esto es dar testimonio de Jesús, y vale más que mil palabras y que muchos sermones. El testimonio de la paz. Preguntémonos si, en los lugares en los que vivimos, nosotros, los discípulos de Jesús, nos comportamos así: ¿Aliviamos las tensiones, apagamos los conflictos? ¿Tenemos una mala relación con alguien, estamos siempre preparados para reaccionar, para estallar, o sabemos responder con la no violencia? ¿Sabemos responder con palabras y gestos de paz? ¿Cómo reacciono yo? Que cada uno se lo pregunte.

Cierto, esta mansedumbre no es fácil: ¡Qué difícil es, a todos los niveles, desactivar los conflictos! Aquí viene en nuestra ayuda la segunda frase de Jesús: Les doy mi paz. Jesús sabe que nosotros solos no somos capaces de custodiar la paz, que necesitamos una ayuda, un don. La paz, que es nuestro compromiso, es ante todo don de Dios. En efecto, Jesús dice: «Les doy mi paz, pero no como la da el mundo» (v. 27). ¿Qué es esta paz que el mundo no conoce y que el Señor nos dona? Esta paz es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Jesús. Es la presencia de Dios en nosotros, es la “fuerza de paz” de Dios. Es Él, el Espíritu Santo, quien desarma el corazón y lo llena de serenidad. Es Él, el Espíritu Santo, quien deshace las rigideces y apaga la tentación de agredir a los demás. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos recuerda que junto a nosotros hay hermanos y hermanas, no obstáculos y adversarios. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos da la fuerza para perdonar, para recomenzar, para volver a partir, porque con nuestras solas fuerzas no podemos. Y con Él, con el Espíritu Santo,  nos transformamos en hombres y mujeres de paz.

Queridos hermanos y hermanas, ningún pecado, ningún fracaso, ningún rencor debe desanimarnos a la hora de pedir con insistencia el don del Espíritu Santo que nos da la paz. Cuanto más sentimos que el corazón está agitado, cuanto más advertimos en nuestro interior nerviosismo, intolerancia, rabia, más debemos pedir al Señor el Espíritu de la paz. Aprendamos a decir cada día: “Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo”. Es una hermosa oración; ¿la decimos juntos?: “Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo”. No he oído bien, otra vez: “Señor, dame tu paz, dame el Espíritu Santo”.

Y pidámoslo también para quienes viven junto a nosotros, para quienes encontramos todos los días y para los responsables de las naciones. Que la Virgen nos ayude a acoger al Espíritu Santo para ser constructores de paz.

Queridos hermanos y hermanas:

Esta tarde, en Lyon, será beatificada Pauline Marie Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe, para el sostenimiento de las misiones. Esta fiel laica, que vivió en la primera mitad del siglo XIX, fue una mujer valiente, atenta a los cambios de los tiempos y con una visión universal de la misión de la Iglesia. Que su ejemplo suscite en todos el deseo de participar, con la oración y la caridad, en la difusión del Evangelio en el mundo. ¡Un aplauso para la nueva Beata!

Hoy comienza la Semana Laudato Si', para escuchar cada vez con más atención el grito de la Tierra, que nos urge a actuar juntos para cuidar nuestra casa común. Doy las gracias al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y a las numerosas organizaciones participantes, e invito a todos a tomar parte.

El próximo martes se celebra la Memoria de la Santísima Virgen María Auxilio de los Cristianos, especialmente querida por los católicos de China, que veneran a la Auxiliadora como su Patrona en el Santuario de Sheshan, en Shanghai, en numerosas iglesias del país y en sus hogares. Esta feliz circunstancia me ofrece la ocasión para renovarles la seguridad de mi cercanía espiritual; sigo con atención y participación la vida y las vicisitudes de los fieles y los pastores, a menudo complejas, y rezo por ellos cada día. Los invito a unirse a esta oración, para que la Iglesia en China, en libertad y tranquilidad, pueda vivir en comunión efectiva con la Iglesia universal y ejercitar su misión de anuncio del Evangelio a todos, ofreciendo así también una contribución positiva al progreso espiritual y material de la sociedad.

Y saludo a todos, romanos y peregrinos de Italia y de muchos países. En particular, saludo a los fieles de España, Portugal, Francia, Bélgica, Polonia y Puerto Rico; a los sacerdotes de Ecuador; a la comunidad Emaús de Foggia; a los voluntarios del Soccorso di Saint-Pierre (Aosta), a los estudiantes de Verona y a los jóvenes de Sombreno, diócesis de Bérgamo.

Saludo a cuantos han participado en Roma en el evento nacional "Elijamos la vida". Les agradezco su compromiso en favor de la vida y en defensa de la objeción de conciencia, cuyo ejercicio se intenta limitar a menudo. Por desgracia, en los últimos años se ha producido un cambio en la mentalidad común, y hoy en día nos inclinamos cada vez más a pensar que la vida es un bien a nuestra total disposición, que podemos elegir manipular, hacer nacer o morir a nuestro gusto, como resultado exclusivo de una elección individual. ¡Recordemos que la vida es un don de Dios! Siempre es sagrada e inviolable, y no podemos silenciar la voz de la conciencia.

¡Feliz domingo a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.


sábado, 21 de mayo de 2022

Domingo 6º de Pascua - Ciclo C

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.

Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

Palabra de Dios

Salmo 66,R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Palabra del Señor

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Los católicos tenemos bastante clara la presencia de Cristo en la Eucaristía, y nos provoca sincera devoción y para muchos es el centro de su vida espiritual. Sin embargo, debiéramos profundizar y dar mayor relevancia a las otras presencias indicadas.  En particular voy a referirme a la última, ya que nos ha dicho hoy Jesús: «El que me ama guardará mi palabra». El Concilio Vaticano II, citando a San Jerónimo, nos recuerda: «La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo»y añade: «Recuerden que a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras».

Os aliento a que acerquéis a vuestra vida la Palabra de Dios. Es Dios mismo quien nos habla. Todos los días, en el inicio del día, en medio o por la noche, leamos, escuchemos y meditemos un texto de la Palabra de Dios, pues no solo experimentaremos cómo Dios habla, sino que encontraremos esa Palabra que todos necesitamos para hacer el camino de nuestra vida y que viene de Dios mismo, que es Palabra hecha carne.  Cuando nos acercamos a la Palabra, nos acercamos a Cristo. Todos los seres humanos están deseosos de una palabra que les dé salidas y ofrezca caminos, ¿cómo no desear que Cristo nos hable, si Él es la Palabra definitiva, clara, contundente, viva, que Dios dice a toda la humanidad?  (+Carlos Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, 23 Mayo 2019)

                 No podemos escuchar o leer la Escritura como un libro más. No. Es Palabra de Dios, en la que Él comienza un diálogo con nosotros en lo más profundo del corazón. Como escribía san Agustín después de una larga vida de búsqueda: «he llamado a la puerta de la Palabra para encontrar finalmente lo que el Señor me quiere decir». 

Sábado de la 5ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,1-10):

En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había alli un discipulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.

Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.

Palabra de Dios

Salmo 99,R/. Aclama al Señor, tierra entera

Santo Evangelio según san Juan (15,18-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor

Santo Evangelio según san Juan (15,18-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor

Compartimos:

Parece que la lectura de Hechos de hoy da un giro a las decisiones tomadas por los apóstoles. Sorprende que Pablo hiciera circuncidar a Timoteo. Al margen de la intencionalidad de este dato -considerado poco probable históricamente- que seguramente quiere subrayar la cercanía entre Pablo y la Iglesia de Jerusalén, cuando veíamos lo contrario, podemos pensar en la importancia de la flexibilidad. Que alguien que ha defendido una postura, tenga la capacidad de hacer una excepción, en una circunstancia justificada, y ponerse al lado de sus oponentes, es un gesto que puede crear comunión.

La comunión no es algo sencillo. Hay que saber ceder y ayudar a otros a que cedan también. Las posturas rígidas e inamovibles pueden mantenerse en ciertos momentos de confusión, pero no perpetuarse por encima de todo. Jesús no se pasó la vida echando a los mercaderes del templo o insultando dirigentes. Lo hizo, cuando tuvo que hacerlo. Pero Él no fue odiado por eso.

Jesús fue odiado -como lo seremos nosotros, tal y como Él predice- por transmitir un nuevo modo de comprender el mundo y la vida, desde un Dios que se va descubriendo: cercano, misericordioso, entregado, amable, amante. Un Dios que encontró en el ser humano una joya de incalculable valor. Una joya, que ni el propio ser humano es capaz de descubrir sin Él.

viernes, 20 de mayo de 2022

Oración al Espíritu de Amor

 ¡Ven, oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento,

 para conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra

 las insidias del enemigo: inflama mi voluntad… He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después…, mañana. Nunc cœpi!

 ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me falte.

¡Oh, Espíritu de verdad y sabiduría, Espíritu de entendimiento

 y de consejo, Espíritu de gozo y paz!: quiero lo que quieras,

 quiero porque quieres, quiero

como quieras, quiero cuando quieras…

Por los méritos de Jesucristo

y la intercesión de tu esposa, Santa María,

te suplicamos vengas a nuestros corazones

y nos comuniques la plenitud de tus dones,

para que, iluminados y confortados por ellos,

vivamos según tu voluntad y,

muriendo entregados a tu amor,

merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias.

Por Cristo Nuestro Señor. Amén.


Viernes de la 5ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31):

En aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabá, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:

«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.

Palabra de Dios

Salmo 56 R/. Te daré gracias ante los pueblos, Señor

 Santo Evangelio según san Juan (15,12-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor

Compartimos:

Según hemos leído los dos últimos días en el libro de los Hechos los apóstoles van haciendo un proceso de discernimiento. En la lectura de hoy (Hch 15, 22-31), podemos decir que está el desenlace, la conclusión del discernimiento, que ya ayer se veía. Y el mensaje que se transmite a los paganos convertidos es el de “no imponer más cargas que las indispensables”.

Tuvieron que ser momentos difíciles, los de aquella comunidad, para ir desentrañando el condensado mensaje de Jesús, sobre todo entre quienes habían sido fieles a la ley de Moisés y tenían que entender y asumir la plenitud que Jesús quería dar a esa ley. Pablo fue afortunado con el impacto que recibió camino de Damasco, pero no todos tuvieron esa gracia. La mirada benévola sobre la responsabilidad y el discernimiento de esta primera comunidad, creo que nos puede ayudar a ser pacientes para construir Iglesia en nuestros días. Al mismo tiempo, nos puede animar a ser exigentes, recordando a quien no lo recuerde, que los apóstoles no “liaron pesados fardos” a quienes abrazaban la nueva fe y contribuían a la extensión del mensaje de Jesús, confiando en la salvación que llega por la gracia.

Quizá este discernimiento de los apóstoles estuvo alentado por el mandamiento del amor de Jesús. Jesús, que considera amigos a quienes conocen al Padre por Él. Jesús, que ha dado la vida por los amigos fuertes de Dios y por todos los hombres. No hay, ni habrá, amor más grande.

jueves, 19 de mayo de 2022

Oración al Espíritu del Señorr

Habla, Espíritu Santo, y forma

un manantial en mi corazón

cuya agua pura y saludable

salve al más grande pecador,

al más incurable lo sane

abriéndole los ojos,

y perdone al más culpable

reabriéndole los cielos.


Más que a la Magdalena,

que a Lázaro en la tumba

y que a la Samaritana,

te pido de esta agua.

Beberla quiero, te lo pido,

sé que es un don precioso.

Cuanto más grande sea este favor,

más glorioso serás.


Sostén mi impotencia,

soy caña viviente.

Detén mi inconstancia,

Pues cambio más que el viento.

Disipa mi ignorancia,

soy ciego de nacimiento.


(De San Luis María de Montfort)

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que mis

 pensamientos puedan ser todos santos.


Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para que mi trabajo

 también pueda ser santo.


Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo, para que 

solo ame lo que es santo.


Fortaléceme, oh Espíritu Santo, 

para que defienda todo lo que es santo.


Guárdame, pues, oh Espíritu Santo,

 para que yo siempre pueda ser santo.

(San Agustín)