Dios, gracias por darme acceso constante a Tu presencia.
Debido a que siempre estás conmigo, puedo experimentar
el verdadero gozo en todo momento.
Aunque la alegría que das no se basa en mis circunstancias,
no siempre vivo una vida marcada por la alegría.
Con demasiada frecuencia, en lugar de confiar en ti,
dejo que mis problemas dicten mis reacciones.
¡Por favor perdóname! Lléname de tu gozo y paz,
para que por el poder de tu Santo Espíritu,
pueda abundar en esperanza en todo momento.
Ayúdame a vivir una vida marcada por una alegría
invencible. En el nombre de Jesús,
Amén.
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