lunes, 31 de agosto de 2020

Predicando #EnBlancoYNegrOP


Desde hace dos años algunos frailes dominicos estudiantes estamos participando en un proyecto interesante e innovador: se trata de las fotos #EnBlancoYNegrOP (‘en blanco y negro’ + ‘O. P.’ = ‘Orden de Predicadores’). En concreto, somos tres de los estudiantes que vivimos en el Real Convento de Predicadores de Valencia. Se trata de un apostolado realizado en colaboración con la Oficina de Comunicación de Dominicos España. Nosotros elaboramos el material y ellos se encargan de publicarlo en redes.

Ahora bien, ¿en qué consiste la iniciativa? Ya desde hace tiempo se están haciendo diversas campañas de evangelización en redes sociales, de predicación virtual: la nuestra, en concreto, consiste en una serie de fotografías con citas significativas.

Por un lado, las fotos en blanco y negro reflejan nuestra vida diaria en comunidad, en el apostolado y en otras celebraciones y actividades. Tales son, por ejemplo, ceremonias religiosas (sobre todo en nuestra basílica San Vicente Ferrer y la catedral de Valencia); encuentros de Familia Dominicana con monjas contemplativas, religiosas de vida activa, laicos de las fraternidades o jóvenes dominicos; actos académicos de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, o ejercicios espirituales y sesiones de formación permanente. En esos ámbitos transcurre nuestro día a día.

Por otro lado, cada cita está relacionada con su fotografía. Tiene que ver con el contenido; ya sea dando una descripción general, ya sea destacando alguno de los elementos en particular. Incluso hemos usado «juegos de palabras», en el sentido de contrastes llamativos entre texto e imagen.

Utilizamos todo tipo de fuentes de información: predicaciones en misas o retiros, artículos online e incluso obras que han hecho historia; no solo cristianas, sino de la literatura universal. En particular, hay abundantes versículos de la Biblia: ciertamente, la Palabra de Dios está viva, y no deja de hablarnos en lo cotidiano. Asimismo, destacan citas de escritores eclesiásticos: santos, padres de la Iglesia, concilios, autores de actualidad, etc. Barriendo un poco para casa, cabe decir que hay un número considerable de dominicos: desde nosotros mismos, frailes estudiantes, hasta maestros de la Orden, con especial protagonismo de santo Tomás de Aquino, eminente teólogo recomendado por el Vaticano II: su sabiduría es universal.

«Todos los grupos que constituyen la Familia Dominicana, partícipes de una vocación común, sirven cada uno a su modo a la misión de la Orden en el mundo» —Libro de las Constituciones y Ordenaciones de los Frailes de la O. P. (n.º 141) #EnBlancoYNegro #EnBlancoYNegrOP

El objetivo es ante todo formativo y divulgativo: dar a conocer diferentes textos, autores y referencias, con el fin de que nuestros seguidores reflexionen, contrasten su propia vida con esta sabiduría y así continuen creciendo de modo integral; además de, por supuesto, conocer nuevos horizontes culturales. En este sentido, hemos publicado citas más sencillas, pero también otras más complejas y profundas: en la medida de lo posible, queremos llegar a todos los públicos. En definitiva, se trata de dar testimonio de la vida y misión de los frailes estudiantes.

Dado que a día de hoy somos predicadores de la palabra dentro de una cultura de la imagen, creemos que la idea de unir textos y fotografías puede tener interés y futuro dentro del mundo de las redes sociales: así lo hemos comprobado hasta ahora. Si aún no conoces este proyecto y te llama la atención, nos podéis seguir a diario en redes sociales con el hashtag #EnBlancoYNegrOP.

domingo, 30 de agosto de 2020

El Gobierno de Vietnam autoriza la construcción de la primera parroquia en Lai Chau

El 21 de agosto, las autoridades provinciales de Lai Chau (Vietnam) concedieron oficialmente permiso a la Diócesis de Hung Hoa para establecer la parroquia de Lai Chau, con sede en el municipio de San Thang, en la ciudad de Lai Chau, con el derecho de comprar tierras y construir estructuras.

De esta forma, las autoridades han permitido al padre Joseph Nguyen Van Ninh ofrecer su cuidado pastoral a los 2.791 católicos de la comunidad, que ahora podrán reunirse en oración, invitando a la diócesis y a la nueva parroquia a llevar a cabo sus actividades de culto de acuerdo con las leyes de la provincia.

El padre Peter Pham Thanh Binh, responsable del decanato de Lao Cai Lai Chau, que ofreció su atención pastoral a los fieles de 2006 a 2016, dijo a UCA News cómo los católicos locales han estado esperando esta buena noticia desde que probablemente comenzaron a mudarse a la provincia en 1966. El padre Bihn, durante los años de su servicio, ha pedido constantemente a las autoridades permiso para llevar a cabo sus actividades de culto, presentando hasta cinco peticiones desde 2007.

La provincia alberga unas 20 comunidades católicas, incluidos los habitantes de las aldeas Hmong, que, a falta de una parroquia, se han visto obligados a tomar prestadas las casas de la gente para llevar a cabo sus actividades e informar a las autoridades provinciales.

A lo largo de los años, los sacerdotes visitantes siempre han tenido que pedir permiso al Gobierno y antes de trabajar con los católicos locales debían presentar una lista de visitantes y reunirse con las autoridades, que vigilaban de cerca cada uno de sus movimientos.

«Los sacerdotes visitantes -explicó el Padre Binh- en 2 o 3 horas tratan de enseñar el catecismo y los himnos, de celebrar la misa, de confesar, de bautizar, de tratar los problemas relacionados con el matrimonio y la sociedad y de ir a otras comunidades» el fin de semana.

Con la propagación de la pandemia del coronavirus, dijo el sacerdote de la parroquia de Sa Pa, cuya última visita pastoral a las cuatro comunidades del distrito de Than Uyen fue el 31 de mayo, durante Pentecostés, todo esto ya no fue posible y se vieron obligados a cancelar las Misas mensuales y las reuniones dominicales. Ahora, por lo tanto, el sacerdote espera que la nueva parroquia pueda satisfacer las crecientes necesidades religiosas de las comunidades católicas locales.

Los laicos también han expresado su alegría por este reconocimiento, esperado desde hace medio siglo: «Estamos felices», dijo Mary Nguyen Phuong Quy a UCA News, «porque a partir de ahora podremos organizar públicamente nuestras actividades que antes se consideraban ilegales».

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO


Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje evangélico de hoy (cfr Mt 16, 21-27) está unido al del domingo pasado (cfr Mt 16, 13-20). Después de que Pedro, en nombre también de los otros discípulos, ha profesado la fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios, Jesús mismo empieza a hablar de su pasión. A lo largo del camino hacia Jerusalén, explica abiertamente a sus amigos lo que le espera al final en la ciudad santa: preanuncia su misterio de muerte y de resurrección, de humillación y de gloria. Dice que deberá «sufrir mucho por causa de los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que lo matarían y al tercer día resucitaría» (Mt 16, 21). Pero sus palabras no son comprendidas, porque los discípulos tienen una fe todavía inmadura y demasiado unida a la mentalidad de este mundo (cfr Rm 12, 2). Ellos piensan en una victoria demasiado terrena, y por eso no entienden el lenguaje de la cruz.

Frente a la perspectiva de que Jesús pueda fracasar y morir en la cruz, el mismo Pedro se rebela y le dice: «Dios no lo quiera, Señor; no te ocurrirá eso» (v. 22). Cree en Jesús - Pedro es así-, tiene fe, cree en Jesús, cree; le quiere seguir, pero no acepta que su gloria pase a través de la pasión. Para Pedro y los otros discípulos - ¡pero también para nosotros! - la cruz es algo incómodo, la cruz es un “escándalo”, mientras que Jesús considera “escándalo” el huir de la cruz, que sería como eludir la voluntad del Padre, a la misión que Él le ha encomendado para nuestra salvación. Por esto Jesús responde a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son como los de Dios, sino como los de los hombres» (v. 23). Diez minutos antes, Jesús ha alabado a Pedro, le ha prometido ser la base de su Iglesia, el fundamento; diez minutos después le llama “Satanás”. ¿Cómo se entiende esto? ¡Nos sucede a todos! En los momentos de devoción, de fervor, de buena voluntad, de cercanía al prójimo, miramos a Jesús y vamos adelante; pero en los momentos en los que viene la cruz, huimos. El diablo, Satanás - como dice Jesús a Pedro - nos tienta. Es propio del espíritu malo, es propio del diablo alejarnos de la cruz, de la cruz de Jesús.

Dirigiéndose después a todos, Jesús añade: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz, y me siga» (v. 24). De este modo Él indica el camino del verdadero discípulo, mostrando dos actitudes. La primera es «renunciar a sí mismos», que no significa un cambio superficial, sino una conversión, una inversión de mentalidad y de valores. La otra actitud es la de tomar la cruz. No se trata solo de soportar con paciencia las tribulaciones cotidianas, sino de llevar con fe y responsabilidad esa parte de cansancio, esa parte de sufrimiento que la lucha contra el mal conlleva. La vida de los cristianos es siempre una lucha. La Biblia dice que la vida del creyente es una milicia: luchar contra el espíritu malo, luchar contra el Mal.

Así el compromiso de “tomar la cruz” se convierte en participación con Cristo en la salvación del mundo. Pensando en esto, hacemos que la cruz colgada en la pared de casa, o esa pequeña que llevamos al cuello, sea signo de nuestro deseo de unirnos a Cristo en el servir con amor a los hermanos, especialmente a los más pequeños y frágiles. La cruz es signo santo del Amor de Dios, es signo del Sacrificio de Jesús, y no debe ser reducida a objeto supersticioso o joya ornamental. Cada vez que fijamos la mirada en la imagen de Cristo crucificado, pensemos que Él, como verdadero Siervo del Señor, ha cumplido su misión dando la vida, derramando su sangre para la remisión de los pecados. Y no nos dejemos llevar a la otra parte, en la tentación del Maligno. Como consecuencia, si queremos ser sus discípulos, estamos llamados a imitarlo, gastando sin reservas nuestra vida por amor de Dios y del prójimo.

La Virgen María, unida a su Hijo hasta el calvario, nos ayude a no retroceder frente a las pruebas y a los sufrimientos que el testimonio del Evangelio conlleva para todos nosotros.

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

pasado mañana, 1 de septiembre, se celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Desde esta fecha, hasta el 4 de octubre, celebraremos con nuestros hermanos cristianos de varias Iglesias y tradiciones el “Jubileo de la Tierra”, para recordar la institución, hace 50 años, de la Jornada de la Tierra. Saludo a las diferentes iniciativas promovidas en distintas partes del mundo y, entre estas, el concierto que se celebra hoy en el catedral de Port-Louis, capital de Mauricio, donde lamentablemente recientemente tuvo lugar un desastre ambiental.

Sigo con preocupación las tensiones en la zona del Mediterráneo oriental, afectada por varios focos de inestabilidad. Por favor, hago un llamamiento al diálogo constructivo y al respeto de la legalidad internacional para resolver los conflictos que amenazan la paz de los pueblos de esa región.

Y os saludo a todos vosotros aquí presentes hoy de Roma, Italia y de diferentes países. Veo las banderas allí, y saludo a la comunidad religiosa de Timor Oriental en Italia. ¡Bien hecho, con las banderas! Los peregrinos de Londrina y Formosa, en Brasil; los jóvenes de Grantorto, diócesis de Vicenza. ¡Bienvenidos! También veo banderas polacas, saludos a los polacos; banderas argentinas, también los argentinos. ¡Bienvenidos todos!

Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

sábado, 29 de agosto de 2020

Encuentran la ciudad bíblica en la que Jesús multiplicó los panes y los peces



 Betsaida, la ciudad en la que de acuerdo a los textos bíblicos Jesús alimentó a miles de personas con dos peces y cinco panes, curó a un ciego y caminó sobre el agua, ha sido encontrada en las cercanías del mar de Galilea.

Tras más de 30 años de investigación en el área en busca de la ciudad bíblica, Arav sostiene que la ubicación de la antigua localidad se encuentra en el sitio arqueológico de Et-Tell, ubicado en la ribera del río Jordán.

Durante las excavaciones realizadas por los arqueólogos en Et-Tell, han sido desenterradas fortificaciones monumentales, almacenes de alimentos y la puerta de la ciudad, todo ello construido en la Edad de Hierro.

Estos vestigios, según los investigadores, pertenecen a la capital del reino de Geshur, que más tarde se convirtió en Betsaida, aseguró el profesor Rami Arav, de la Universidad de Nebraska, al diario israelí Haaretz.

De acuerdo a Arav, en el Libro de Josué las ciudades que rodean el mar de Galilea son enumeradas en el sentido de las agujas del reloj empezando por la más grande, llamada Zer, y Et-Ter es el sitio más grande del área.

Asimismo, el investigador afirma que Zer es el nombre original de la antigua ciudad, que en la Biblia debió de traducirse como ‘Tzed’; la palabra significa tanto ‘cacería’ como ‘pesca’ en hebreo, y se cree que de ella deriva el nombre Betsaida.

A pesar de las afirmaciones de Arav, esta no es la única hipótesis existente acerca de la ubicación de Betsaida. Por ejemplo, los profesores Steven Notley del Nyack College de Nueva York y Mordechai Aviam del Kinneret College (Israel) sostienen que los restos de Betsaida se encuentran en el sitio arqueológico de El-Araj, situado sobre la misma ribera que Et-Tell.

Sin embargo, el profesor de la Universidad de Nebraska señala que en El-Araj no se ha encontrado evidencia material de construcciones monumentales de la Edad de Hierro, por lo que sostiene que este sitio no fue más que un campamento romano.

Domingo XXII (Ciclo A) del tiempo ordinario

Evangelio (Mt 16,21-27): En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta»

PALABRA DE DIOS

Compartimos

Hoy, contemplamos a Pedro —figura emblemática y gran testimonio y maestro de la fe— también como hombre de carne y huesos, con virtudes y debilidades, como cada uno de nosotros. Hemos de agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado la personalidad de los primeros seguidores de Jesús con realismo. Pedro, quien hace una excelente confesión de fe —como vemos en el Evangelio del Domingo XXI— y merece un gran elogio por parte de Jesús y la promesa de la autoridad máxima dentro de la Iglesia (cf. Mt 16,16-19), recibe también del Maestro una severa amonestación, porque en el camino de la fe todavía le queda mucho por aprender: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23).

Escuchar la amonestación de Jesús a Pedro es un buen motivo para hacer un examen de conciencia acerca de nuestro ser cristiano. ¿Somos de verdad fieles a la enseñanza de Jesucristo, hasta el punto de pensar realmente como Dios, o más bien nos amoldamos a la manera de pensar y a los criterios de este mundo? A lo largo de la historia, los hijos de la Iglesia hemos caído en la tentación de pensar según el mundo, de apoyarnos en las riquezas materiales, de buscar con afán el poder político o el prestigio social; y a veces nos mueven más los intereses mundanos que el espíritu del Evangelio. Ante estos hechos, se nos vuelve a plantear la pregunta: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?» (Mt 16,26).

Después de haber puesto las cosas en claro, Jesús nos enseña qué quiere decir pensar como Dios: amar, con todo lo que esto comporta de renuncia por el bien del prójimo. Por esto, el seguimiento de Cristo pasa por la cruz. Es un seguimiento entrañable, porque «con la presencia de un amigo y capitán tan bueno como Cristo Jesús, que se ha puesto en la vanguardia de los sufrimientos, se puede sufrir todo: nos ayuda y anima; no falla nunca, es un verdadero amigo» (Santa Teresa de Ávila). Y…, cuando la cruz es signo del amor sincero, entonces se convierte en luminosa y en signo de salvación.

Hallan una carta que contendría la mención más antigua de Cristo


Una lámina de plata encontrada en el sitio arqueológico de Viminacio, en el centro de Serbia, podría ser la inscripción más temprana conocida que incluye el nombre de Cristo.

Según señaló el director del Instituto Arqueológico serbio, el doctor Miomir Korac, el objeto fue hallado en uno de los tres sarcófagos de plomo recientemente excavados en el territorio de la antigua ciudad.

La lámina, de 5,3 centímetros de largo, 3,5 de ancho y solo 0,1 milímetros de grosor, estaba en la tumba de una niña de unos tres años. La lámina había sido plegada siete veces, y al desplegarla los investigadores distinguieron las letras griegas hi, teta, ni y ro. En un lugar, los caracteres forman lo que se puede leer como HRIS.

La lámina es un "mensaje para los poderes superiores" que debían proteger a la difunta en el inframundo, asevera Korac. El arqueólogo indica que las monedas presentes en la sepultura permiten datarla del fin del siglo II o principio del siglo III.

"Si se confirma que la lectura de la palabra HRIS es correcta, entonces es la mención más antigua de Cristo", resalta.

Además, el investigador enfatizó que la decoración del sarcófago, en la que se repiten la cruz en forma de romboide y la 'estrella' formada por cuatro líneas cruzadas, es la misma que la asociada con los paleocristianos.

"Hay que tener en cuenta que el cristianismo era diferente al de hoy, era un conjunto de sectas muy diversas y los gnósticos místicos, cuyos anillos también encontramos en Viminacium, se consideraban cristianos", dijo Korac.

Varios detalles indican que la niña procedía de Oriente Medio, de manera que tanto el material como el estilo del sarcófago, muy extendido en Jerusalén, son muy raros para el sitio de Viminacio. Además, el rico ajuar funerario —que incluye pendientes, anillos y otras joyas de oro— era poco común entre los propios romanos, que lo consideraban una costumbre bárbara.

viernes, 28 de agosto de 2020

Fidelidad y perseverancia


Un reciente documento de la Santa Sede, dirigido a las personas consagradas, lleva por título: “El don de la fidelidad, la alegría de la perseverancia”. Las reflexiones centrales del documento valen para todos los cristianos e incluso para todas las personas de buena voluntad. Hoy abundan las infidelidades, en todos los estados de vida. Y la perseverancia no es precisamente una virtud que esté de moda: todo pasa muy rápido y “dura mientras dura”. Las cosas, y hasta las personas, son de “usar y tirar”. Nos cansamos pronto, y enseguida necesitamos nuevos estímulos para no aburrirnos. Y, sin embargo, la fidelidad es esencial en toda relación interpersonal.

El primero que es fiel es Dios. Bondad y fidelidad caracterizan la naturaleza de Dios. La historia de la salvación es el relato de una alianza entre Dios y su pueblo, una alianza constantemente rota por un pueblo de “corazón duro” y constantemente mantenida por un Dios que no se arrepiente de sus promesas, un Dios que sigue amando a pesar de las infidelidades del pueblo. El libro de los salmos canta que la fidelidad del Señor permanece de generación en generación. Cristo es la mejor manifestación de la fidelidad de Dios (1 Tes 5,23-24) y, como “testigo fiel” (Heb 3,2), enseña al ser humano la fidelidad, invitándole a ser fiel a la Palabra de Dios. Se comprende así que uno de los títulos primitivos de los cristianos sea precisamente “fieles” (Hech 10,45; Ef 1,1).

La perseverancia es una cualidad indispensable de la fidelidad. El verdaderamente fiel lo es en toda ocasión. De ahí está exhortación del tercer evangelio a los discípulos: “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21,19). Jesús mismo, en el solemne contexto de la cena pascual, alaba a los suyos con estas palabras: “vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas” (Lc 22,28). Precisamente los buenos amigos son los que están a nuestro lado en los momentos difíciles, no sólo en la salud, sino también en la enfermedad; no sólo en las alegrías, sino también en las penas. En la perseverancia se demuestra el amor auténtico.

El Concilio Vaticano II define la vida de los consagrados por su perseverante y humilde fidelidad a la consagración (aunque lo que dice es aplicable a todo cristiano): “el sagrado Sínodo confirma y alaba a los varones y mujeres, Hermanos y Hermanas que en los monasterios, o en las escuelas y hospitales, o en las misiones, hermosean a la Esposa de Cristo con la perseverante y humilde fidelidad a su consagración y prestan a todos los hombres los más variados y generosos servicios” (Lumen Gentium, 46).

jueves, 27 de agosto de 2020

DIOS SIEMPRE SALE A TU ENCUENTRO
















¡Qué cosas hay en nuestra vida que nos impiden entrar dentro,buscar a Jesús dentro permanecer con Él en atención amorosa?

Y mejor,¿qué convicciones llevamos en nuestro interior que nos hacen percibir la vida como algo maravilloso?

"Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con Él, pues le tienes tan cerca"

Dios espera tu vuelta, quiere vivir en ti para llenar tu vida de plenitud de vida nueva.


Sor María Pilar, MM. Dominicas de Torredonjimeno

miércoles, 26 de agosto de 2020

Liliana Almanza Álvarez Reiki, Rosacruz, esoterismo… pero el cáncer le obligó a decidirse por Dios o por el espiritismo

 Reiki, Rosacruz, esoteris“Empiezo con la meditación, luego a practicar reiki y un poco de magia; porque en la Nueva Era no importa que seas católico o protestante, todo se puede mezclar. Eso es la Nueva Era que trata de alejarnos de la fe y del amor a Dios, confundiéndonos”, explica la líder empresarial boliviana Liliana Almanza Álvarez. Decía G. K. Chesterton que “cuando una persona deja de creer en Dios, enseguida cree en cualquier cosa” y esto es precisamente a ella. Su alejamiento de la fe comenzó poco tiempo después de recibir la Primera Comunión. Ya nunca más -hasta su conversión de adulta- volvería a confesarse o sentir remordimiento por comulgar a pesar de su alejamiento de la fe las ocasiones en que regresó a misa. “Si bien era católica… a partir de la adolescencia empiezo a alejarme de la fe leyendo falsas doctrinas, buscando en el ocultismo”, cuenta Liliana a la periodista Ana Beatriz Becerra, para Portaluz.

Por sugerencia de una amiga, relata, comenzó su devoción -benéfica en apariencia- por los ángeles; pero en la versión conceptual de la New Age para estas entidades. La amiga tenía además por referente a su abuelita que era “Rosacruz”, la secta esotérica gnóstica.

Como refuerzo formativo, Liliana incorporó a sus creencias conceptos de metafísica que conoció leyendo libros de una conocida propulsora de la New Age: Conny Méndez. Son miles las personas que caen seducidas por el marketing de esta mujer y Liliana Almanza fue una de ellas.

Las garras del enemigo

En resumen: su devoción a esas entidades que llamaba ángeles, la abuela Rosacruz de su amiga como referente simbólico y el bombardeo conceptual de Méndez, Almanza creía estar viviendo un despertar de su existencia; se volcó entonces a consumir el inagotable mercado de ofertas de la New Age. “Empiezo con la meditación, luego a practicar reiki y un poco de magia; porque en la Nueva Era no importa que seas católico o protestante, todo se puede mezclar. Eso es la Nueva Era que trata de alejarnos de la fe y del amor a Dios, confundiéndonos”.

Diez años estuvo Liliana, con el acelerador a fondo, en estas andanzas. Eso hasta que nació su primer hijo, el cual comenzó a presentar diversas enfermedades que ponían riesgo su vida. Fue entonces que el orden de creencias New Age de esta madre primeriza muestra su debilidad para sostenerla o dar respuestas y ella colapsó presa de su fragilidad espiritual. Vino un período en el cual pareció declinar en su afán soberbio de controlarlo todo. Pero fue apenas circunstancial y pronto volvió a olvidarse de Dios retomando sus sesiones de maestría en Reiki. “Llegué hasta el tercer nivel de reiki y solo me faltaba un nivel más para ser maestra de reiki”.

Sin conciencia de ofender a Dios

Aún asistía de tiempo en tiempo a misa, pero nunca a una Eucaristía completa, sino que “llegaba siempre cuando ya estaban terminando de consagrar”, explica Liliana y agrega que esto sucedía -hoy lo sabe- por “las ataduras que el enemigo te pone”.

“Nunca me había confesado con un sacerdote, comulgaba en pecado mortal, porque yo no sabía, era muy ignorante, no tenía formación”, confidencia. Continuó años así, oscilando entre la New Age, una fe tibia sin ser consciente de estar ofendiendo a Dios y dedicando gran parte de las horas de cada día al trabajo empresarial. En estas circunstancias había llegado a tener “mucho cariño” a una mujer que le cuidaba a su hijo mayor y luego también a su hija.

   Cuando a esa persona de tanta confianza le diagnosticaron cáncer, Liliana se quebró emocionalmente. “Sin poder para de llorar”, dice, presa de sus miedos, acudió primero donde un sacerdote quien intentó tocar las fibras de su alma ante el Santísimo y entregándole un díptico de pauta, le propuso que orase una Novena al Divino Niño. Pero al día siguiente, tras recibir una llamada de su maestra de Reiki, Liliana se dejó arrastrar a un ritual que lideraban unos personajes desconocidos para ella –“terapeutas recién llegados de Brasil”, le dijeron- y que acabó descubriendo era una sesión de espiritismo. Huyó de aquel lugar y se fue a orar a una capilla de la Parroquia San Pedro, en Cochabamba. Sería el inicio de su verdadera conversión…

La oveja perdida es rescatada

Nada más entrar se situó ante el Santísimo, “me arrodillé y le dije: ‘Yo no sé, Señor, qué estoy haciendo mal o bien, no entiendo lo que está pasando, no sé dónde me puedo acercar a encontrar ayuda’”.

Derrumbadas todas sus defensas, en silencio, se abandonó, y en aquella quietud Dios trajo a su mente el recuerdo de un templo, la Parroquia San Miguel Arcángel y el sacerdote del lugar, el padre Walter Rocha, que había conocido años atrás. Liliana dice que después de estar en esa capilla, aunque las personas vinculadas al círculo de la New Age, el reiki, “insistían en que regresara a la terapia” (espiritismo), ella no fue más.

En su lugar buscó al padre Rocha, le expuso su historia de vida y este le contactó con otro sacerdote. “Me hicieron oración de liberación y después me confesé con el sacerdote que me regaló la novena y medallitas del Divino Niño, el padre Hugo Saravia, en la Parroquia del Divino Maestro, en Cochabamba”.

Desde entonces hasta hoy Liliana Almanza a sus 43 años, viuda, madre de dos hijos, gerente de marketing, da una buena batalla espiritual con las armas de la fe desde el seno de la Iglesia. Durante los últimos meses se ha mantenido activa en el Consejo de Laicos, vinculado a la Iglesia Católica de Bolivia, promoviendo la oración del rosario, como también la devoción al Santísimo Sacramento, para consolidar la paz y bienestar en su país.



Las dominicas de Bormujos (Sevilla) lanzan los segundos ‘Encuentros para contemplar y dar lo contemplado’

  Las hermanas dominicas del convento de Santa María La Real ofrecen, por segundo curso en su escuela de oración, un espacio teórico y práctico en el que las personas puedan crecer espiritualmente en lo personal y en lo comunitario. Pretenden así, dar respuesta a una necesidad de nuestro tiempo: "necesitamos de Dios aunque no siempre seamos conscientes, y por ello la oración es el primer camino para un encuentro con Él. Para nosotras esto supone una responsabilidad, pero también una respuesta a la vocación que Dios nos ha regalado. Y como un regalo, así lo ofrecemos a todos y a todas".

  En esta seguno curso se acercarán a la oración a través de la mano de hombres y mujeres que nos precedieron en la fe, cuya vida de oración los llevó al camino de santidad, "la experiencia orante de los santos, debe ser para nosotros siempre estímulo y faro, ya que supieron poner su vida en las manos de nuestro Dios y desde ahí hacer su vida un don de servicio y una oración continua".

 Los encuentros tendrán lugar los miércoles de 17h. a 19h. desde el mes de octubre de 2020 al mes de mayo de 2021.

 Para inscribirse hay que enviar un email a info@monasteriosantamarialareal.com. El precio es de 30€ por cada uno de los tres ciclos.


lunes, 24 de agosto de 2020

Ser Católico


Mucho se ha dicho del porqué no ser católico. Usualmente, se toman las peores referencias y se tildan de hipócritas a los que profesan esta fe. Ser católico va más allá de solo palabras y repeticiones de oraciones y, más aún, en el tiempo de la pandemia ocasionada por la covid-19.

Ser  Creyente es traer el cielo a  la tierra, ser solidario en un mundo de fraternidad. Ser católico es amar en lo pequeño para poder extraer y brindar amor. Porque,  cuando uno coloca amor sobre el odio, el amor es el que vence.

 No es un conjunto de dogmas e ideas absurdas, sino más bien un conjunto de orientaciones para ser feliz, porque se sabe hijo de Dios.

 Ser católico, no se trata de hacer cosas extraordinarias. Amar desde donde estamos, amar sin medida. Amar a los que nos odian. Amar en todo, y servir en todo. En lo esencial, como sonreír en todo ante el aburrimiento o animar a los que no pueden con las contradicciones de cada día.

 Porque ser católico no es más que reconocer que somos débiles, y necesitamos de ese alguien para ser fuertes. Porque ser católicos es entender que es Cristo quien está llamando a la puerta en todo momento, y es en él donde nos debemos mover, vivir y existir.

 Es Cristo quien necesita esa sonrisa cuando no tenemos ánimos de nada, es Cristo quien necesita ese abrazo cuando solo queremos estar encerrados en nosotros mismos, es Cristo aquel que necesita el apoyo de nosotros más que quejas sobre que no se puede hacer.

  El ser católico es un camino cuesta arriba, donde mientras más sube, se puede ver mejor. Y al conocerse mejor, se es más feliz porque se entiende que no somos nada sin aquel que dio todo por nosotros: Jesús, único Salvador.

 

domingo, 23 de agosto de 2020

NOS URGE EL AMOR

Es posible que suene extraño a algunos oídos afirmar que el cristianismo no apareció en el mundo para resolver la cuestión social, sino para enseñar a los hombres cuál es su dignidad de hijos de Dios y cómo alcanzar su destino eterno. Ciertamente la salvación (salus) eterna no puede concebirse a espaldas de la salud íntegra del ser humano, lo que incluye su existencia temporal. Pero es que, al anunciar el Evangelio de la salvación al hombre, la Iglesia sienta las premisas cuyas conclusiones son la respuesta, no sólo a la cuestión social, sino a todos los problemas y disensiones que hieren la dignidad humana y hacen penosa la existencia de millones de personas concretas. La razón de ello es que en la fe cristiana late un germen divino, la caridad, que puede vencer al egoísmo y configurar una civilización del amor y de la vida entre los hombres.

Benedicto XVI, en su encíclica Deus caritas est, precisaba una doble forma de responsabilidad de la Iglesia acerca de la justicia en el orden social.

Como tal, decía, la Iglesia tiene una tarea mediata, consistente en “contribuir a la purificación de la razón y reavivar las fuerzas morales, sin lo cual no se instauran estructuras justas, ni éstas pueden ser operativas a largo plazo.” (n. 29) El establecimiento de estructuras justas es cometido inmediato de la política, pero en la medida en que esto afecta al orden moral y se pone en juego el verdadero bien del hombre y su dignidad de persona, la Iglesia es una voz autorizada para iluminar el juicio político y para fundamentar y alentar los compromisos que exige el servicio al bien común.

Pero hay otro aspecto no menos esencial. Se trata de la obligada participación de los fieles laicos en la política. Los fieles laicos son también la Iglesia, y participan de su naturaleza y de su misión. A ellos corresponde específicamente actuar con iniciativa propia y penetrar de espíritu cristiano la mentalidad, las leyes y las estructuras del mundo en el que viven (Cfr. Gaudium et spes, n. 43).

Una buena definición del vínculo entre la Iglesia y el sujeto social que ha de hacerse presente y “jugársela” en la vida pública es la que narra el profesor Massimo Serreti: Durante los días que precedieron al reconocimiento de Solidaridad como sindicato legal, un obrero polaco en huelga de los astilleros de Danzig respondía así al periodista de la BBC que le preguntaba qué tenía que ver la Iglesia con todo aquello que estaba sucediendo. “La Iglesia no tiene nada que ver”, contestó. Y ante la insistencia del entrevistador, remachó que la Iglesia no había hecho nada, y que eran ellos, los obreros, los que habían empezado la protesta. Pero admitió que la Iglesia por su parte, le había engendrado a él y a sus compañeros.

La pertenencia a la Iglesia hace posible una experiencia común de lo humano, y desemboca en un reconocimiento compartido de que nada de lo auténticamente humano le resbala a quien ha sido despertado a la conciencia de su humanidad por Cristo. Y por eso hace todo lo que puede, urgido por un amor efectivo, porque todo lo humano verdaderamente le importa.

Señalaba el papa Benedicto en el mismo lugar que, como ciudadanos, corresponde a los laicos bautizados el deber inmediato de actuar en la instauración de un orden justo en la sociedad. Ellos, para quienes el mundo y la vida social son el ámbito y el medio de su vocación cristiana, “están llamados a participar en primera persona en la vida pública”. Su misión, añade, es “configurar rectamente la vida social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los demás ciudadanos de acuerdo con sus competencias respectivas y bajo su propia responsabilidad”. Termina señalando que su actividad política ha de ser “vivida como caridad social” (n. 29).

Así entendida, la actividad política de los bautizados no tiene como fin último el poder sino el servicio; adquiere el carácter de respuesta eficaz y concreta ante necesidades humanas inmediatas en situaciones determinadas. La actividad caritativa cristiana trasciende los planteamientos partidistas e ideológicos, no es un medio para transformar el mundo de manera ideológica y no está al servicio de estrategias mundanas, sino que es la actualización aquí y ahora del amor que el hombre siempre necesita (n. 31).

No se pretende con lo dicho negar la posibilidad o la conveniencia de adherirse a un partido o formación a título personal, siempre que sus principios y actuaciones sean compatibles con la fe y los valores morales y cristianos.

Las ideologías y la dictadura del relativismo

Las ideologías son concepciones del mundo y de la vida que buscan estrictamente el dominio, la propia instauración. Su motor es la eficacia y su ethos el pragmatismo y por ello no rehúyen el principio de que el fin justifica los medios. No tienen como referente la dignidad inviolable de toda persona, el logro del bien común y el respeto a la verdad, sino una voluntad de poder.

Por su parte, la inteligencia y la voluntad, la fe y el amor operantes que mueven la conciencia cristiana no buscan el poder como meta, sino la verdad y la comunión entre los seres humanos, con el fin de que el mundo sea realmente habitable y se convierta en lugar de encuentro entre el hombre y Dios. La historicidad y complejidad de la vida social requieren especial discernimiento para actuar políticamente de manera honesta y acorde con el orden moral.

Es importante advertir que el relativismo o pluralismo moral es falsamente invocado como base del sistema democrático; en realidad éste sólo se hace posible en la medida en que se funda sobre una recta concepción de la persona.

El relativismo tiende por su propia dinámica a convertirse en un dogmatismo, puesto que rechaza toda otra visión como inmadura y superada por el dinamismo de la razón humana. Paradójicamente, el relativismo moral, que pasa por ser fundamento de la tolerancia social, esconde un nihilismo de fondo que se traduce en última instancia en justificación de la violencia por parte de los más fuertes, ya que si no se reconoce a las cosas y a las personas un valor moral propio —en ello consiste el nihilismo— , si no existe por encima de la voluntad humana y de su capacidad de legislar un orden moral objetivo al que ésta deba someterse, ya no será la verdad sino la fuerza —en cualquiera de sus formas— la que determine el valor que deba asignase a cada cosa.

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO


Plaza de San Pedro

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 16,13-20) presenta el momento en el que Pedro profesa su fe en Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Esta confesión del Apóstol es provocada por el mismo Jesús, que quiere conducir a sus discípulos a dar el paso decisivo en su relación con Él. De hecho, todo el camino de Jesús con los que le siguen, especialmente con los Doce, es un camino de educación de su fe. Antes que nada Él pregunta: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» (v. 13). A los apóstoles les gustaba hablar de la gente, como a todos nosotros. El chisme gusta. Hablar de los demás no es tan exigente, por esto, porque nos gusta; también “despellejar” a los otros. En este caso ya se requiere la perspectiva de la fe y no el chisme, es decir, pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Y los discípulos parece que hacen una competición en el referir las diferentes opciones, que quizá en gran parte ellos mismos compartían. Ellos mismos compartían. Básicamente, Jesús de Nazaret era considerado un profeta (v. 14).

Con la segunda pregunta, Jesús les toca directamente: «¿quién decís que soy yo?» (v. 15). A este punto, nos parece percibir algún instante de silencio, porque cada uno de los presentes es llamado a involucrarse, manifestando el motivo por el que sigue a Jesús; por esto es más que legítima una cierta vacilación. También si yo ahora os preguntara a vosotros: “¿Para ti, quién es Jesús?”, habrá un poco de vacilación. Les quita la vergüenza Simón, que con ímpetu declara: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» (v. 16). Esta respuesta, tan plena y luminosa, no le viene de su ímpetu, por generoso que sea  —Pedro era generoso—, sino que es fruto de una gracia particular del Padre celeste. De hecho, Jesús mismo lo dice: «No te ha revelado esto la carne ni la sangre —es decir la cultura, lo que has estudiado— no, esto no te lo ha revelado. Te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos» (v. 17). Confesar a Jesús es una gracia del Padre. Decir que Jesús es el Hijo del Dios vivo, que es el Redentor, es una gracia que nosotros debemos pedir: “Padre, dame la gracia de confesar a Jesús”. Al mismo tiempo, el Señor reconoce la pronta correspondencia de Simón con la inspiración de la gracia y por tanto añade, en tono solemne: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (v. 18). Con esta afirmación, Jesús hace entender a Simón el sentido del nuevo nombre que le ha dado, “Pedro”: la fe que acaba de manifestar es la “piedra” inquebrantable sobre la cual el Hijo de Dios quiere construir su Iglesia, es decir la Comunidad. Y la Iglesia va adelante siempre sobre la fe de Pedro, sobre la fe que Jesús reconoce [en Pedro] y lo hace jefe de la Iglesia.

Hoy, escuchamos dirigida a cada uno de nosotros la pregunta de Jesús: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”. A cada uno de nosotros. Y cada uno de nosotros debe dar una respuesta no teórica, sino que involucra la fe, es decir la vida, ¡porque la fe es vida! “Para mí tú eres…”, y decir la confesión de Jesús. Una respuesta que nos pide también a nosotros, como a los primeros discípulos, la escucha interior de la voz del Padre y la consonancia con lo que la Iglesia, reunida en torno a Pedro, continúa proclamando. Se trata de entender quién es para nosotros Cristo: si Él es el centro de nuestra vida, si Él es el fin de todo nuestro compromiso en la Iglesia, de nuestro compromiso en la sociedad. ¿Quién es Jesús para mí? Quién es Jesucristo para ti, para ti, para ti… Una respuesta que nosotros debemos dar cada día.

Pero estad atentos: es indispensable y loable que la pastoral de nuestras comunidades esté abierta a las muchas pobrezas y emergencias que están por todos lados. La caridad es siempre la vía maestra del camino de fe, de la perfección de la fe. Pero es necesario que las obras de solidaridad, las obras de caridad que nosotros hacemos, no desvíen del contacto con el Señor Jesús. La caridad cristiana no es simple filantropía sino, por un lado, es mirar al otro con los mismos ojos que Jesús y; por el otro, es ver a Jesús en el rostro del pobre. Este es el camino verdadero de la caridad cristiana, con Jesús en el centro, siempre. María Santísima, beata porque ha creído, sea para nosotros guía y modelo en el camino de la fe en Cristo, y nos haga conscientes de que la confianza en Él da sentido pleno a nuestra caridad y a toda nuestra existencia.

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer se celebró la Jornada mundial en recuerdo de las víctimas de actos de violencia basados en la religión y en el credo. Recemos por estos hermanos y hermanas nuestros, y apoyemos con la oración y la solidaridad también a quienes —y son muchos— todavía hoy son perseguidos a causa de su fe religiosa. ¡Muchos!

Mañana, 24 de agosto, se cumplen 10 años de la masacre de setenta y dos migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en México. Eran personas de diferentes países que buscaban una vida mejor. Expreso mi solidaridad a las familias de las víctimas que todavía hoy invocan justicia y verdad sobre lo sucedido. El Señor nos pedirá cuentas de todos los migrantes caídos en los viajes de la esperanza. Han sido víctimas de la cultura del descarte.

Mañana se cumplen también cuatro años del terremoto que golpeó el centro de Italia. Renuevo mi oración por las familias y las comunidades que han sufrido mayores daños, para que puedan ir adelante con solidaridad y esperanza; y mi deseo de que se acelere la reconstrucción, para que la gente pueda volver a vivir serenamente en estos bellísimos territorios de los Apeninos.

Deseo, además, reiterar mi cercanía a la población del Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, que está sufriendo a causa del terrorismo internacional. Lo hago en el vivo recuerdo de la visita que realicé a ese querido país hace un año.

Dirijo un cordial saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, a los jóvenes de la parroquia del Cernusco en el Naviglio —estos que están de amarillo, allí— que salieron de Siena en bicicleta y han llegado hoy a Roma a lo largo de la Vía Francígena. ¡Habéis sido buenos! Y saludo también al grupo de familias de Carobbio degli Angeli (provincia de Bérgamo), que han venido en peregrinación en recuerdo de las víctimas del Coronavirus. Y no olvidamos, no olvidamos a las víctimas del coronavirus. Esta mañana he escuchado el testimonio de una familia que ha perdido a los abuelos sin poder despedirlos, en el mismo día. Mucho sufrimiento, muchas personas han perdido la vida, víctimas de la enfermedad; y muchos voluntarios, médicos, enfermeros, monjas, sacerdotes, que también han perdido la vida. Recordamos a las familias que han sufrido por esto.

Y a todos os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

sábado, 22 de agosto de 2020

SANTA ROSA DE LIMA

Perfil Biográfico

Isabel Flores de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de "Rosa" al que ella añadió "de Santa María", nació en Lima en 1586. La sociedad de su época, propia de un periodo colonial, esta orientada en varios aspectos por el ideal de tener más. Hay allí familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría de campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos. La familia de Rosa es de pequeños propietarios. Los padres de Rosa se esfuerzan en darle una seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe.

Lima tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo. Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o "doctrinas".

Santa Rosa de Lima en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento. A sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar.

Como dominica seglar da clases a los niños, incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara), cultiva el huerto de casa u trabaja en costura. De esta forma aporta al sostenimiento de su familia amenazada con estrecheces económicas. En aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.

Participa en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa construye una cabaña con el fin de asimilar más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando como mujer de "contemplación en lo secreto". A esto une una serie de mortificaciones.

Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, perdona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.

Ella misma querrá salir de Lima como misionera pero diversas circunstancias se lo impiden. Murió a los 31 en Lima el 24 de agosto de 1617. Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América Meridional y Filipinas la veneran como patrona.

Domingo XXI (Ciclo A) del tiempo ordinario

Evangelio (Mt 16,13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.

PALABRA DE DIOS

COMPARTIMOS:

Hoy, la profesión de fe de Pedro en Cesarea de Filipo abre la última etapa del ministerio público de Jesús preparándonos al acontecimiento supremo de su muerte y resurrección. Después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús decide retirarse por un tiempo con sus apóstoles para intensificar su formación. En ellos empieza hacerse visible la Iglesia, semilla del Reino de Dios en el mundo.

Hace dos domingos, al contemplar como Pedro andaba sobre las aguas y se hundía en ellas, escuchábamos la reprensión de Jesús: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» (Mt 14,31). Hoy, la reconvención se troca en elogio: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás» (Mt 16,17). Pedro es dichoso porque ha abierto su corazón a la revelación divina y ha reconocido en Jesucristo al Hijo de Dios Salvador. A lo largo de la historia se nos plantean las mismas preguntas: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? (…). Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16,13.15). También nosotros, en un momento u otro, hemos tenido que responder quién es Jesús para mí y qué reconozco en Él; de una fe recibida y transmitida por unos testigos (padres, catequistas, sacerdotes, maestros, amigos…) hemos pasado a una fe personalizada en Jesucristo, de la que también nos hemos convertido en testigos, ya que en eso consiste el núcleo esencial de la fe cristiana.

Solamente desde la fe y la comunión con Jesucristo venceremos el poder del mal. El Reino de la muerte se manifiesta entre nosotros, nos causa sufrimiento y nos plantea muchos interrogantes; sin embargo, también el Reino de Dios se hace presente en medio de nosotros y desvela la esperanza; y la Iglesia, sacramento del Reino de Dios en el mundo, cimentada en la roca de la fe confesada por Pedro, nos hace nacer a la esperanza y a la alegría de la vida eterna. Mientras haya humanidad en el mundo, será preciso dar esperanza, y mientras sea preciso dar esperanza, será necesaria la misión de la Iglesia; por eso, el poder del infierno no la derrotará, ya que Cristo, presente en su pueblo, así nos lo garantiza.

viernes, 21 de agosto de 2020

San Pío X

Fue el papa 257º de la Iglesia católica entre 1903 y 1914. Introdujo grandes reformas en la liturgia y facilitó la participación del pueblo en la celebración eucarística. Promovió mucho el estudio del catecismo y ordenó la confección del Código de Derecho Canónico. [De nombre José Melchor Sarto, fue ordenado sacerdote en 1858, y consagrado obispo de Mantua en 1884. El 12 de junio de 1893 es nombrado cardenal y trasladado al patriarcado de Venecia.]

Papa

Cuando murió el papa León XIII, en julio de 1913, después de un largo pontificado, Sarto era un cardenal modesto, sin especial significado dentro del colegio cardenalicio y nadie -y menos él- pensaba o hablaba de él como futuro papa. Pero tenía mejor fama de lo que él sospechaba, y aunque al principio el cónclave pareció dirigirse a la elección del cardenal Rampolla, no faltaron algunos votos por Sarto, que él se tomó con buen humor.

El vuelco del cónclave se produjo cuando el cardenal Puzyna, en nombre del emperador Francisco José I de Austria, interpuso veto a la elección de Rampolla. La reacción de los cardenales no fue la de apoyar al vetado, sino que empezaron a pensar en otro candidato, sin que se consolidase el que hasta entonces venía detrás de Rampolla. Poco a poco los votos se fueron sumando a Sarto y éste se encontró con la posibilidad real de que iban a elegirlo papa. Sano lloró y pidió que pensaran en otro: no se sentía preparado para tal carga, dado el concepto humilde que tenía de sí mismo. Y esta humildad, que se puso de manifiesto en la sinceridad con que rechazaba el pontificado, sirvió para que finalmente los votos necesarios confluyeran en él. El 4 de agosto de 1903 se producía la elección. Sarto respondía: Acepto el papado como una cruz. Y tomó el nombre de Pío X en honor a los papas que, con el nombre de Pío, desde la revolución francesa tanto habían sufrido por la Iglesia. Tomó como lema: Instaurar todas las cosas en Cristo. Y dejó claro el programa de su pontificado en la encíclica E supremi apostolatus Cathedra, del 4 de octubre de 1903.

A veces se resume el pontificado de San Pío X aludiendo a su ruptura con Francia y a su ataque al llamado modernismo. Y no es justo. Porque es cierto que en aras de la independencia de la Iglesia se mantuvo firme con la República francesa y ésta se orientó a un laicismo tremendo que hizo padecer mucho a la Iglesia y como resultado del cual la Iglesia perdió para siempre su influencia sobre la sociedad francesa. Y es cierto que, viendo en el modernismo un resumen de todas las herejías, lo combatió de forma implacable, pero San Pío X fue un verdadero pastor y un gran reformador de la vida católica, a la que llamó a nuevos impulsos, a proponerse nuevas metas y saber estar en medio de una sociedad que renegaba de Dios de forma tan clara.

Sobre la sede de Pedro brillaron en San Pío X todas las virtudes que ya había practicado en la parroquia y en la diócesis, pero ahora el candelero era más alto y su luz se difundía más ampliamente. Tenía una fidelidad heroica a los principios y pensaba en la Iglesia sobre todo a partir de su misión atemporal, que debe ejercer lo mismo en los tiempos favorables que en los de tribulación, y creía firmemente que la Iglesia tiene de suyo recursos morales y culturales como para bastarle su propia tradición sin tener que acudir a préstamos del mundo moderno. EI papa hacía gala de una fortaleza moral que recordaba la de los mártires. Y creyó en conciencia que el depósito mismo de la fe era puesto en peligro gravísimo por el modernismo, y de ahí su reacción, una reacción brotada del más estricto sentido del deber.

San Pío X reformó muchas cosas, sin tener miedo de qué cosas necesitasen reforma. Y así modificó la curia romana dándole una nueva estructura. Igualmente introdujo reformas en el calendario, en el breviario y en otros aspectos de la liturgia. Promulgó normas sobre la edad, más temprana de la primera comunión de los niños y sobre la comunión frecuente, que alejaron de la Iglesia los restos del jansenismo. Impulsó la música sacra, recuperando para ella el sentido religioso y alejando los modos profanos que se habían introducido. Dio a la parroquia la principalidad que tiene en el fomento de la vida cristiana. Con ayuda de monseñor Casparri, el futuro cardenal, Pío X acometió la codificación del derecho canónico, aunque moriría sin haber podido promulgar el código, cosa que haría su sucesor Benedicto XV. Formó una comisión para promover los estudios bíblicos, cuya primera tarea era la revisión del texto de la Vulgata y en 1909 fundó el Pontificio Instituto Bíblico, encomendado a la Compañía de Jesús. Dio diferentes y oportunas normas sobre el catecismo y se publicó uno con su nombre.

[… ] Pío X vio venir la Primera Guerra Mundial y se dio cuenta de los horrores que iba a significar y de su inutilidad para solventar los problemas sociales y políticos de su tiempo, e hizo los esfuerzos que estaban a su alcance para impedir la guerra. Sobre su apoyo a Austria circulan versiones contradictorias, una de ellas, la de que se negó a bendecir al ejército austriaco, diciendo que él bendecía la paz y no la guerra. Ciertamente el 2 de agosto de 1914 lanzó un llamamiento manifestando su dolor personal ante la inminencia del conflicto y solicitó de los católicos sus más fervorosas oraciones por la causa de la paz.

Se dice que la declaración de la guerra arruinó definitivamente la salud del papa. Se sintió ante ella sumamente triste y dolorido. Una bronquitis le condujo a la muerte el día 20 de agosto de 1914.

Glorificación

Pío X gozó en vida de gran fama de santidad. Todos los que lo trataron estuvieron de acuerdo en que la conciencia del papa era inmaculada, su bondad no tenía límites, su humildad era sincera, su pobreza voluntaria la había llevado adelante incluso en el papado, no beneficiándose en riada de la nueva situación. No quiso tener consigo a sus hermanas en el palacio apostólico, sino que les buscó una casita en Roma, y les pasó una modesta pensión. En su testamento simplemente las encomienda a la caridad de su sucesor. Se negó a que su familia fuera ennoblecida ni llevaran sus parientes títulos pontificios, diciendo que ellos eran simplemente los familiares del papa. Todos exaltan su caridad sin límites, pues no podía enterarse de una necesidad sin intentar en seguida remediarla, desprendiéndose de todo lo suyo con enorme facilidad y viviendo por ello siempre en carencia de fondos. Hospitales y casas de beneficencia romanos aprendieron bien la eficaz y generosa caridad del papa. Había aprendido a vivir de la forma más austera. Había sido un alma de continua oración y diálogo con el Señor y había dado un alto ejemplo de servicio desinteresado y generoso a la Iglesia.

Millones de fieles veían en Pío X al hombre santo que había acertado con la renovación espiritual de la Iglesia. Sus normas prácticas sobre confesión y comunión, sobre primeras comuniones, sobre las misas dominicales y la música, su catecismo, su impulso a la Acción católica, a la caridad con los pobres y otras muchas cosas habían dejado en los fieles la sensación de haber tenido al frente de la Iglesia a un verdadero santo.

La introducción de su causa de beatificación tuvo lugar el año 1923 y en su proceso se estudió cuanto había hecho y dicho, quedando clara su buena fe y voluntad y su unión con Dios. Por ello, aprobados dos milagros, fue beatificado en 1951, procediéndose a su canonización el 29 de mayo de 1954. Era el primer papa canonizado después de San Pío V. Su cuerpo reposa ahora debajo del altar de la capilla de la Presentación en la basílica vaticana, donde puede ser visitado y venerado por los fieles.


José Luis Repetto Betes

NUNCA ES TARDE


En este momento especial que estamos viviendo como sociedad se hace importante caer en la cuenta de que:

Dios nos ofrece oportunidades infinitas de ser mejores, de cambiar, de acercarnos a los demás, mover la solidaridad, ubicarnos en una experiencia diferente de vida, tener a María como referente de nuestra fe, encontrar en la cruz el símbolo que nos identifica como creyentes, poner en alza el valor de la paz, creer en los otros, amar por encima de todo y luchar por un mundo más justo y equilibrado.

Ese es el objetivo principal de nuestro lema, ese es el reloj que se moverá a lo largo del curso marcando cada una de las horas de nuestra vida.

Como agentes de pastoral podremos poner énfasis en esos valores que nos identifican y que son el motor que nos mueve hacia un mundo que no damos por perdido. La humanidad, la vida, depende de cada uno de nosotros, de todo el bien que podamos hacer a los que tenemos cerca y a los que no vemos pero sabemos que existen.

Es el momento de cuidar nuestro planeta, de acercarnos a los otros con un corazón limpio, de “guardar distancias” de seguridad cargadas de emoción y consuelo, de pensar en los demás más que en nosotros mismos, de vivir a tope nuestro tiempo dedicándolo a lo esencial.

Somos educadores y evangelizadores, tenemos que pasar página para vivir en la dirección de las horas y meses. Es nuestro momento.

Somos seres vulnerables, no lo podemos todo, no lo tenemos todo. La vida nos ha dado un vuelco y es el momento de afianzar lo que somos, de decir al mundo que NUNCA ES TARDE para avanzar y ser mejores.

Como dice el Papa Francisco “El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor”


 

Un bombero con los ancianos solos: «con la ayuda de María Auxiliadora, llegaremos a buen puerto»













Encarni Llamas difunde desde la web de la diócesis de Málaga el testimonio y la esperanza de Francisco Javier Marín Cuenca, bombero malagueño y miembro del Movimiento de Acción Cristiana (MAC), en la parroquia María Madre de Dios.

«Llegué a conocer al Señor y crecer en la fe gracias al MAC, y actualmente he sido enviado a la parroquia María Madre de Dios, donde acompañamos a niños y jóvenes, a los que les presentamos nuestro tesoro: Jesucristo», explica Francisco.

Pertenece al Real Cuerpo de Bomberos de Málaga y durante esta pandemia «también he sufrido y vivido con dolor e impotencia momentos en los que, la fe y mi comunidad (La Alegría) me han sostenido. Ir a trabajar en esos días ha sido la forma de aportar mi granito de arena en la lucha contra la pandemia».

Acceder a los ancianos solos y desprotegidos

A Francisco lo ha mantenido activo, durante el confinamiento, su profesión, pero también su creatividad y su búsqueda del bien común: «Durante la cuarentena hemos llevado a cabo diversas intervenciones que llamamos “apertura de viviendas”, para socorrer a los ancianos que viven solos y desprotegidos. Desde el equipo de Bomberos de Málaga pusimos en marcha varias iniciativas pues todos teníamos la inquietud de que algo más podíamos hacer. Así que, nos pusimos a fabricar y distribuir pantallas para nuestros héroes (los sanitarios y cuidadores de residencias). Cada tarde, a las 20.00 horas salíamos a las calles con las sirenas puestas, para aplaudir y hacer ver a nuestros vecinos que estamos unidos a ellos esta lucha».

Colectas para las familias más necesitadas

Los más vulnerables, han sido, y siguen siendo, su prioridad: «Hicimos una colecta para nuestros ancianos del Buen Samaritano y los acogidos en la Casa Colichet. Nuestras familias y amistades se volcaron. Y, actualmente, estamos recogiendo alimentos, pañales y productos básicos de higiene para llevarlos a las familias más desfavorecidas. Colaborar con tantos voluntarios jóvenes y jubilados, empresarios y pymes ha sido una experiencia muy bonita: todo el mundo aunando esfuerzos y remando en la misma dirección».

Mirando atrás, Francisco tiene claro que «vivimos tiempos en los que la esperanza ha de ser semilla que sembremos a deshora, sostenida en la Eucaristía. Con la ayuda de María Auxiliadora, como en otras epidemias, llegaremos a buen puerto. Un abrazo fraterno de vuestro hermano en el Señor».

jueves, 20 de agosto de 2020

Se necesitan alfareros de cántaros rotos


Suena raro, ¿verdad? ¿Quién quiere algo roto? Sobre todo en estos tiempos donde ya no se repara nada. Lo roto, directamente, se tira y se compra “otro” nuevo que lo sustituya. Lo que está roto, lo que no es eficaz, lo que no produce… se aparta y se reemplaza por algo nuevo, más reluciente e, incluso, en muchas ocasiones, más barato.

Lo malo es que esta filosofía está calando tanto en nuestra sociedad que este pensamiento que aplicamos a las “cosas” lo empezamos a aplicar también a las “personas”. ¿Qué pasa cuando una persona se rompe? ¿Qué pasa cuando una persona no es productiva?

Y el problema no es sólo nuestra actitud hacia estas personas, sino la propia actitud de la persona que se rompe hacia sí misma. ¿Cómo confesarte “roto” en una sociedad que no acepta imperfecciones? ¿Cómo pedir un empujón en una sociedad que sólo mira hacia delante? ¿Cómo acercarte al otro sin miedo a que te rechace y te cambie por algo que no dé problemas?

Tenemos tanto miedo a rompernos, a que nos aparten o nos cambien por algo nuevo, que no nos arriesgamos a cambiar nada en nuestras vidas, aunque estemos hastiados de la rutina diaria. Tenemos tanto miedo a no ser perfectos ante los demás, que pasamos dudas y depresiones en silencio con una sonrisa en la cara.

Necesitamos alfareros de cántaros rotos que abracen nuestras mil piezas partidas en mil intentos y las compongan en una vasija nueva lista para romperse otras mil veces más si fuera necesario. Que nos den confianza para arriesgar con la única seguridad de saber que están detrás esperándonos… esperándonos a nosotros, no a nuestros resultados. Necesitamos alfareros que al vernos partidos por nuestros intentos y cambios no vean algo roto, sino el potencial de una vasija nueva… y es que nunca nadie va a cambiar si la mirada que transmitimos envía el mensaje de que contigo nada se puede hacer. Sólo se cambia si desde el otro lado vemos que el otro puede hacer con su vida algo maravilloso.

Leí el otro día una cita de Frida Khalo que decía: “Si yo pudiera darte una cosa en la vida, me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Solo entonces te darías cuenta de lo especial que eres para mí”.

Creo que debemos esforzarnos en esto mismo, en ser capaces de transmitir al otro, con nuestra mirada, con nuestros gestos, con nuestras palabras, lo importante que son para nosotros. Que sientan esa confianza de que sabemos que, estén como estén, pueden hacer con su vida algo maravilloso. Que si por un momento pudieran verse a través de nuestros ojos se sintieran tan seguros como un niño en el regazo de su madre.

Y reivindiquemos el valor de lo “roto”, que no es otra cosa que el valor de la experiencia. Cuando uno se rompe no vuelve al principio, no, vuelve al punto en el que se rompió para tomar otro camino distinto y seguir desarrollándose…y eso no es malo, es la forma de aprender, la forma de crecer.

Hay un cuento de Anthony de Mello que habla de una persona que iba por la vida y quería cambiar, pero cada vez que lo intentaba se la pegaba, se rompía. Ante esta situación, él mismo, ante su propio espejo se decía: “no soy nada, soy un inútil, no valgo para nada”. Hasta que un día, de repente, apareció alguien y le dijo: “Hagas lo que hagas, lo único que no va a cambiar es que te voy a querer”. Y dicen que a partir de ese momento cambió.

Ojalá seamos esa persona, ese alfarero de cántaros rotos, que sepa decir con todo el corazón al que tiene cerca: “Hagas lo que hagas, lo único que no va a cambiar es que te voy a querer… aunque te rompas una y mil veces”.

Yo quiero ser alfarero de cántaros rotos… ¿y tú?

miércoles, 19 de agosto de 2020

Consejo de Francisco a los religiosos contra la tentación mundana: «Dar prioridad a la oración»


Del 16 al 22 de agosto se está celebrando en Brasil la Semana de la Vida Consagrada, y con ese motivo el Papa se ha dirigido a los religiosos en una carta fechada el 5 de agosto en la que les pide "evitar la tentación de tener una visión mundana, que nos impide ver la gracia de Dios como protagonista de la vida y nos lleva a salir en busca de cualquier sustituto”.

Francisco recordó que "el itinerario vocacional tiene su origen en la experiencia de saberse amado por Dios: la vida misma es ya fruto de una llamada de Dios; nos ha llamado a la vida porque nos ama y ha predispuesto todo para que cada uno de nosotros sea único, acompañándonos por los caminos, a veces polvorientos, de nuestra vida y, conociendo nuestra conmovedora nostalgia de amor y de felicidad, nos llama a la alegría, que se encuentra sólo en el don de sí mismo a los demás”.

Ante el cambio de época actual, añadió, el mejor antídoto contra la tentación de la mundanidad "es dar prioridad a la oración en medio de todas nuestras actividades, con la certeza de que quien mantiene la mirada fija en Jesús aprende a vivir para servir, porque experimenta lo que dijo el profeta Isaías: ‘Tú eres precioso a mis ojos... Yo te amo’”.

Con el objetivo de buscar una mayor promoción y renovación de la vida y la misión de los consagrados, y antes de confiarles a la protección de Nuestra Señora de Aparecida, Francisco invitó a los consagrados a formularse de nuevo la pregunta que propuso en la Carta que les dirigió en 2014: “¿Es Jesús realmente el primero y único amor, como nos hemos propuesto cuando profesamos nuestros votos? Sólo si es así, podemos y debemos amar en la verdad y la misericordia a toda persona que encontramos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos amar porque tendremos su mismo corazón".

martes, 18 de agosto de 2020

Dios no pierde nunca las riendas de la historia

Las profecías del Antiguo Testamento nacen en un contexto en que el pueblo se ha desviado del plan de Dios. Lo que proclaman (en nombre de Dios) es que el pueblo se aleje de la idolatría del momento pero anunciando un futuro prometedor, espléndido, que (en el A.T.) siempre apunta al momento cumbre de la Humanidad: la inserción de la vida divina en la humana: CRISTO, centro de todo.

En un momento del tiempo actual, segunda década del siglo XX, Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), Dios-Amor, ve cómo sus hijos se han desviado del camino de la felicidad y se están orientando a un desastre destructor. En vez de seguir la norma «amaos los unos a los otros» han adoptado la locura de «odiaos hasta la muerte», la guerra.

Nos movemos en un profundísimo misterio: Dios ha creado al hombre libre, con un grado de libertad tan elevado que pienso que solo en la otra vida lograremos entender.

Dios, Omnipotente, Todopoderoso, podría impedir que el hombre se apartase del camino amoroso indicado por Él. ¿Por qué no lo hace? Ciertamente sus caminos no son nuestros caminos.

La forma de su comunicación con los hombres también nos invita a una profunda reflexión. Nuestra lógica se extraña de que, si Dios quiere algo dentro del ámbito católico, no se dirija a quien lo gobierna en el ejercicio legítimo de lo que Él mismo instituyó.

El Espíritu Santo sopla donde quiere. Y elige a personas incultas, pobres, pero —¡eso sí!— almas limpias. Y se les aparece la Virgen María, el ser más pleno de la gracia de Dios. Y les hace profecías.

Este es el punto que yo quiero poner de relieve. En este momento de la Historia Dios toma las riendas. Omito hablar de datos generales que son por todos conocidos.

Profecías de la Virgen:

1ª El milagro del sol. Fue un auténtico prodigio que vieron no solo los empapados por la lluvia que estaban en Fátima, sino otros muchos en regiones próximas. Y éstos no estaban mediatizados por la preparación psicológica que pudieron tener los que ya venían predispuestos, —los ilusos—, a creer cualquier cosa.

2ª El anuncio hecho por la Virgen de que esa guerra iba a terminar.

3ª La revelación de que, si no eran atendidas sus advertencias, vendría otra guerra más cruel, que se iniciaría en tiempos del papa Pío XI. ¡¡Pío XI!! Ese nombre sólo pudo oírse por primera vez al final del cónclave que lo eligió Papa y que sólo él pronunció el 6 de febrero de 1922 a la pregunta de un cardenal elector: ¿cómo os queréis llamar? Y la Virgen lo adelantó ¡cinco años antes!

4ª El prodigio en el cielo en una noche de enero de 1938: el cielo se tiñó de rojo y yo, niño de apenas seis años, pude contemplarlo desde un pueblo de Castilla en plena guerra civil española. Tengo un recuerdo vivísimo de esa noche en que los numerosos habitantes de aquella zona salieron a la calle a contemplar el deslumbrante y extrañísimo espectáculo. Luego, durante días lo comentaban diciendo que era la sangre de los soldados muertos en la guerra que todos sufríamos. Posteriormente, el comentario científico lo explicaba: habían sido arenas del desierto del Sahara arrastradas por el viento. La explicación, científica o analfabeta, carece de importancia. Lo relevante es que la Virgen lo anunciase con precisión en 1917.

5ª Profecía es que Rusia extendería sus errores en otras naciones. Como así sucedió.

Es curiosa la coincidencia. En octubre de 1917 estalla la revolución bolchevique. Precisamente cuando la Virgen hace su última aparición. La noche se hace en Rusia, que tratará de extender sus errores a otras naciones, mientras que en Portugal brilla la luz de un sol extraordinario.

6ª Profecía es que Rusia acabará convirtiéndose.

Mayo de 1989. Congreso Ecuménico de Basilea. Nos reunimos setecientas personas: 350 católicos y 350 de diversas confesiones protestantes y el Metropolita Alexis de Moscú. De España 32 personas: tres obispos, sacerdotes, teólogos y representantes laicos de organizaciones católicas. Un obispo dice ser el acontecimiento más importante después del Vaticano II. Trabajamos juntos durante una semana, convivimos, estudiamos pero, sobre todo, rezamos, rezamos mucho. E hicimos gestos para pedir realidades: el más significativo, una marcha sobre los tres países que hacían frontera: Francia, Alemania y Suiza, pidiendo intensamente por la caída del muro de Berlín, imagen de la desunión de Europa. Y seis meses más tarde, el 9 de noviembre de 1989, de manera inesperada, el muro es abatido como respuesta a nuestra oración confiada y a la de muchos millones de creyentes que, durante décadas atrás, venían orando por el cumplimiento del mensaje de la Virgen de Fátima. Y algunos años después se realiza la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María por todos los obispos del mundo, tal como Ella había pedido a través de sor Lucía, la tercera vidente de las apariciones.

Estos dos últimos hechos, que todos los que hemos estado atentos hemos percibido, son más difusos, y quiero fijarme en los que son precisos y claros. Porque lo que quiero exponer es que el futuro solo lo conoce Dios y aquellos a quienes Él lo quiere comunicar. Y si la Virgen profetiza hechos que, en ese momento, solo Dios podía conocer, nos da la prueba de que Ella viene del Cielo y todo cuanto nos comunica es certísimo, y lo que nos aconseja y nos pide es camino seguro hacia Dios y felicidad para todos los seres que habitamos en esta situación transitoria hasta arribar a la vida eterna.

Primera afirmación: Dios no pierde nunca las riendas de la Historia.

Segunda afirmación: El Cielo y la Tierra se comunican cuando Dios lo dispone. Dicho de otro modo: la Iglesia militante y la Iglesia triunfante son dos ámbitos de una única Iglesia que (cuando Dios lo quiere) son vasos que se comunican.