lunes, 24 de agosto de 2020

Ser Católico


Mucho se ha dicho del porqué no ser católico. Usualmente, se toman las peores referencias y se tildan de hipócritas a los que profesan esta fe. Ser católico va más allá de solo palabras y repeticiones de oraciones y, más aún, en el tiempo de la pandemia ocasionada por la covid-19.

Ser  Creyente es traer el cielo a  la tierra, ser solidario en un mundo de fraternidad. Ser católico es amar en lo pequeño para poder extraer y brindar amor. Porque,  cuando uno coloca amor sobre el odio, el amor es el que vence.

 No es un conjunto de dogmas e ideas absurdas, sino más bien un conjunto de orientaciones para ser feliz, porque se sabe hijo de Dios.

 Ser católico, no se trata de hacer cosas extraordinarias. Amar desde donde estamos, amar sin medida. Amar a los que nos odian. Amar en todo, y servir en todo. En lo esencial, como sonreír en todo ante el aburrimiento o animar a los que no pueden con las contradicciones de cada día.

 Porque ser católico no es más que reconocer que somos débiles, y necesitamos de ese alguien para ser fuertes. Porque ser católicos es entender que es Cristo quien está llamando a la puerta en todo momento, y es en él donde nos debemos mover, vivir y existir.

 Es Cristo quien necesita esa sonrisa cuando no tenemos ánimos de nada, es Cristo quien necesita ese abrazo cuando solo queremos estar encerrados en nosotros mismos, es Cristo aquel que necesita el apoyo de nosotros más que quejas sobre que no se puede hacer.

  El ser católico es un camino cuesta arriba, donde mientras más sube, se puede ver mejor. Y al conocerse mejor, se es más feliz porque se entiende que no somos nada sin aquel que dio todo por nosotros: Jesús, único Salvador.

 

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