jueves, 20 de junio de 2019

10 consejos para enamorarte de la Eucaristía y conocer las gracias de las que hablaban los santos

Los santos comparten entre sí, entre otras cosas, un amor intenso a la Eucaristía, donde Cristo se hace presente. Y muchos de ellos han dejado escritos bellísimos sobre la comunión y la gran importancia que tenía para sus vidas.

“La Sagrada Eucaristía es la manera más corta y más rápida para llegar al cielo”, afirmaba San Pío X. O San Maximiliano Kolbe, que aseguraba que “si los Ángeles pudieran envidiar al hombre, lo harían por una sola razón: la Sagrada Eucaristía”. También Santa Teresa de Calcuta decía que “cuando observas el Crucifijo, puedes entender lo mucho que te amó Jesús en ese momento. Cuando miras la Sagrada Hostia, entiendes cuanto te ama Jesús en este momento".

Las gracias de la Eucaristía son enormes y numerosas. ¿Realmente las sabemos valorar? ¿Las aprovechamos? ¿Somos conscientes de ellas?

En un reportaje en Catholic Exchange, adaptado al español por Píldoras de Fe, el sacerdote Ed Broom, da diez claves para ayudar a obtener estas joyas presentes en la Eucaristía, llenas de gracias y bendiciones:

1.- La Santa Misa y la Santa Comunión de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Implora al Señor una gran fe en el sublime misterio de la Santa Eucaristía. Que podamos decir como el Apóstol Santo Tomas: "Señor mío y Dios mío". También podemos orar como el hombre del evangelio: "Señor, creo, pero aumenta mi fe".

2.- Visita al Santísimo
Haz un hábito de ir a visitar al Santísimo Sacramento tan frecuentemente como te sea posible. Cada vez que veo un templo, trato de entrar a visitarlo para que cuando yo muera y vaya a su Presencia, el Señor no me mire y diga: "¿Quién eres? No te conozco".

En una amistad verdadera, los amigos charlan frecuentemente y disfrutan de su compañía. De esa manera debemos hacerlo también con nuestro Amigo, cuando lo visitamos y le hablamos en el Santísimo.

3.- Comunión Espiritual
Alfonso María de Ligorio y posteriormente el Papa Benedicto XVI en su documento de exhortación apostólica sobre la Eucaristía Sacramentum Caritatis; recomendaron la práctica frecuente de la Comunión Espiritual.

Puede hacerse de una manera muy simple y tan frecuentemente como tu corazón lo desee. Puedes hacerlo con una oración muy sencilla como esta:

"Mi Señor Jesús, creo que estás real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento dentro del Tabernáculo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En este momento no puedo recibirte sacramentalmente, pero ven por lo menos espiritualmente a mi corazón".

Entonces recíbelo en tu corazón y agradece, adora y ama a tu Señor que ha llegado espiritualmente a tu alma. Esto puede enardecer tu amor por Jesús Sacramentado.

4.- Meditar el Capítulo 6 del Evangelio de San Juan
El Evangelio de Juan capítulo 6 contiene tres partes: Jesús multiplica los panes, camina sobre las aguas y ofrece un discurso sublime relacionado a la Eucaristía; que en realidad se trata de una profecía a cerca de la Eucaristía.

Se conoce mejor como el discurso del "Pan de Vida" que Jesús nos promete. Aquí mismo es en donde Jesús declara en términos nada confusos, que nuestra salvación inmortal depende de que comamos Su Cuerpo y bebamos Su Sangre; lo que obviamente se refiere a la Sagrada Comunión. Recomiendo que leas y medites este poderoso capítulo evangélico. 

5.- Los Quince Minutos
Hace algunos años se hizo la publicación de un pequeño folleto llamado "Los quince minutos en compañía de Jesús Sacramentado". Es una pequeña joya que nos anima a iniciar un pequeño pero profundo diálogo con Él.

Básicamente, Jesús quiere ser nuestro mejor Amigo y nos reta a que le abramos nuestro corazón y le contemos nuestros secretos, ya que solo Él puede comprendernos y sanarnos. Lee y ora este escrito si es posible, frente al Santísimo Sacramento.

6.- La Hora Santa
Puedes hacer el hábito de pasar una hora diaria frente al Santísimo Sacramento, ello transformará tu vida si perseveras en esta práctica.

El gran siervo de Dios, el Arzobispo Fulton J. Sheen que practicó diariamente la Hora Santa por quince años,  la llamaba LA HORA PODEROSA.

7.- Adornar y embellecer los Templos y la Eucaristía
Una mujer derramó su costoso perfume de nardo en los pies de Jesús, ella lloró y sus lágrimas rodaron en los pies de Jesús; al final, ella secó las lágrimas con su cabello (Lucas 7,36-50).

El Arzobispo Fulton J. Sheen hacía hincapié de que este gesto simbólico de amor y atención debemos manifestarlo también en la manera en que adornamos, embellecemos y procuramos la belleza en las Iglesias, Templos y Tabernáculos donde mora Jesús.

Conocido por su espíritu de penitencia, ayuno y sacrificio, el Cura de Ars viajaba largas distancias y gastaba grandes sumas de dinero en comprar solo lo mejor para su pequeña Iglesia. ¿Por qué? Por la simple razón de que Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores, y aun así se digna morar en el Tabernáculo y descender de los Cielos en las manos del sacerdote en cada Hostia consagrada. "¡Venid y Adoremos!"

8.- La Santa Misa y la Santa Eucaristía
Por supuesto que la mejor acción en todo el universo es la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. El mejor gesto que cualquier ser humano puede hacer es asistir a Misa y recibir la Santa Comunión con fe, devoción, veneración y especialmente con gran amor.

Cuando te sea posible, asiste a Misa diario. Llega a tiempo para prepararte. Ofrece tus intenciones privadas. Participa activa y conscientemente en la Santa Misa. Y recibe la Sagrada Comunión como si fuera la primera vez, la última vez y la única vez. Muéstrate muy agradecido por tu fe en este sublime y majestuoso misterio.

No corras para irte al terminar la Misa; a su vez, dedica un tiempo para dar abundantes gracias a Jesús por tan hermoso regalo. De hecho, la palabra proviene del griego εὐχαριστία, eucharistía, que significa "acción de gracias"
¡Que inconmensurable regalo, que se recibe gratis, sin costo alguno! La única condición para su provecho es tener una gran fe y el corazón lleno de amor para recibir a Jesús, el Amor de los Amores.

9.- Los A.C.T.OS
Recuerda que los cuatro principales motivos para celebrar el Santo Sacrificio de la misa son los A.C.T.OS que se mencionan a continuación:

A - Adoración.
El principal propósito de la Santa Misa es ofrecer una adoración a Dios Padre, ofreciendo a Jesús como Víctima, con el poder el Espíritu Santo.

C - Contrición.
Nuestros corazones deben estar contritos y humildes para arrepentirse de todos los pecados cometidos.
Es una gran práctica el ofrecer la Misa y Comunión en reparación por nuestros pecados, los pecados de nuestra familia y los del mundo entero
"Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero".

T - Tiempo para dar gracias.
Todo lo que tenemos en nuestra vida, con excepción de nuestros pecados, es gracia y regalo de Dios.
Por lo tanto, debemos estar agradecidos y expresar con abundancia el agradecimiento del corazón. Con el Salmo oremos:
"Da gracias a Dios porque Él es bueno; su amor perdura para siempre"

OS - Oración y Súplica.
Debemos ofrecer nuestra oración y súplica para interceder incesantemente por todas las necesidades del mundo, la Iglesia, la conversión de los pecadores, los enfermos, los moribundos, las necesidades personales y familiares, las almas del Purgatorio y tantas cosas más.

10.- Ser misionero eucarístico
Una vez que María recibió a Jesús en la Anunciación, se dispuso rápidamente a ir y llevarlo con su prima Isabel. De la misma manera, debemos llevar a Jesús con otros y otros a Jesús.

Esto lo podemos lograr en una manera muy concreta, al alentar a las ovejas pérdidas a regresar al rebaño. Desafortunadamente son tantas, que el segundo grupo religioso más grande de Estados Unidos está integrado por Católicos no practicantes.

Encuentra el tiempo, la forma y la iniciativa para invitar a las almas de regreso a la Iglesia. Ojalá, él o ella realice una buena confesión y regrese a recibir el Santo Sacramento en unión amorosa con Dios Padre, a semejanza del hijo pródigo. Todo se puede lograr si tienes fe en que Dios tendrá el control mientras que tú tengas la iniciativa para recibirlos de nuevo.

miércoles, 19 de junio de 2019

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO


Queridos hermanos y hermanas:

Cincuenta días después de la Pascua, los Apóstoles vivieron un evento que superaba sus expectativas. Ellos estaban reunidos en oración y fueron sorprendidos por la irrupción de Dios, que no tolera las puertas cerradas; las abrió con un viento impetuoso que llenó toda la casa.

Al viento del Espíritu se une el fuego que recuerda la zarza ardiente en el Sinaí, donde Dios habló y dio los diez mandamientos. En el fuego, Dios da su palabra, que es viva y eficaz, que anima, ilumina y prueba los corazones. La Iglesia nace del fuego del amor, de un “incendio” que arde en Pentecostés y manifiesta la fuerza de la Palabra de Cristo Resucitado, llena de Espíritu Santo.

La palabra de los Apóstoles se llena del Espíritu del Señor y es palabra nueva, como si fuera traducida en todas las lenguas posibles; es el lenguaje de la verdad y del amor, que es el idioma universal, que todos pueden comprender. El Espíritu Santo es el artífice de la comunión y de la reconciliación que sabe derribar las barreras que dividen y hace crecer a la Iglesia más allá de los límites humanos. Los seguidores de Jesús son los que viven según el Espíritu, porque Él es quien mueve los corazones para acoger la salvación que viene a través de Jesucristo.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica; en modo particular a los peregrinos de la Diócesis de León, acompañados por su obispo, Mons. Julián López Martín. Los invito a que pidamos al Señor experimentar un nuevo Pentecostés en nuestras vidas, para que el Paráclito dilate nuestro corazón haciéndolo semejante al de Cristo, y así podamos testimoniar su amor en medio del mundo y de las personas que nos rodean. Que Dios los bendiga.


martes, 18 de junio de 2019

Investigan en Francia para declarar santa a una niña de 8 años

La diócesis de Toulon abre la causa de canonización Anne-Gabrielle Caron, fallecida tras vivir un cáncer como una verdadera escalada espiritual
El proceso para la posible beatificación y canonización de la pequeña Anne-Gabrielle Caron (2002-2010), fallecida a la edad de 8 años, se inauguró oficialmente en la diócesis de Fréjus-Toulon, donde ella vivía con su familia.
Llevada por el cáncer, su terrible experiencia fue la ocasión de un impresionante ascenso espiritual, según informa la revista Famille Chrétienne.

Dominique Rey, obispo de Toulon, afirma que Anne-Gabrielle Caron nos da una magnífica lección de esperanza: “Fue una niña que vivió su enfermedad a semejanza de la Pasión de Cristo. Oré por ella y pude ver a esta pequeña que, en el corazón de su sufrimiento, recibía la vida como una ofrenda al Señor. Anne-Gabrielle dio testimonio de Dios. Ella era una señal de Dios “, explicó a Aleteia.

Enfrentando la enfermedad y la muerte
Sonriendo, feliz, dispuesta a cuidar de sus tres hermanitos y disfrutando en las actividades de scouts en las que participaba regularmente, Anne-Gabrielle Caron se enfrentó brutalmente con la enfermedad y la amenaza de muerte.

Fue durante su séptimo año cuando se quejó de más y más dolor en una pierna. Seis meses después, cayó el diagnóstico: Anne-Gabrielle sufría un cáncer muy raro, el sarcoma de Ewing, que le llegaba a la espinilla.

Estuvo recibiendo quimioterapia durante ocho meses en el Hospital La Timone de Marsella. Toda la vida familiar estaba afectada… Gracias a los familiares y enfermeras del hospital, se creó un gran apoyo logístico y espiritual.

A pesar de los diferentes tratamientos, el cáncer recurrió. Se propagó por todo el cuerpo de la niña, atacando todos sus huesos. Bajo los efectos de la morfina, Anne-Gabrielle apenas soportaba el peso de su propio cuerpo.

Sin embargo, desde el apogeo de sus pocos años, ella dio una magnífica lección de esperanza. Esta niña de ocho años encarnó el ejemplo que Juan Pablo II citaba en su carta apostólica Salvici doloris:

“En el ejemplo de Cristo, el sufrimiento puede convertirse en una oración. Unidos al de Jesús, el sufrimiento es capaz de entrar en el orden del amor y volverse gracia de los demás”.

Como explica Marie-Dauphine Caron, la madre de Anne-Gabrielle, en el conmovedor libro/testimonio Là où meurt l’espoir, brille l’Espérance, no hay un “sí” al sufrimiento. Es más bien un “sí” al amor que podemos dar a través de este sufrimiento.

Al mismo tiempo, tal ofrenda es una prueba de amor a Cristo, una prueba que se opone a los pecados de los hombres. Anne-Gabrielle lo llamó “consolando a Jesús”. Ella dijo: “Aunque no me gusta estar enferma, tengo suerte porque puedo ayudar a Dios a que la gente vuelva a Él”.

Cuando la alegría convive con la cruz
Durante la enfermedad, la vida de Anne-Gabrielle se articuló en la coexistencia de la cruz y la alegría. Unos meses antes de su muerte, confió nuevamente a su madre: “Le he pedido al buen Dios que me dé todos los sufrimientos de los niños del hospital“. Y dijo también: “Yo sufro de tal modo como si ellos pudieran no sufrir“.

Como muestra su madre, Anne-Gabrielle estaba decidida: deseaba ser una gran santa, “¡como santa Teresa de Lisieux!“. Esto lo dijo un día, con seguridad: “¡Pero seré santa!“. Poco después, confió a su madre:

“De vez en cuando me digo a mí misma (no a menudo) que cuando muera, me diré que, de hecho, no es tan difícil hacer el bien. Es verdad, no es difícil ser amable, pensar en los demás, obedecer y no molestar a tus hermanos y hermanas”.

El último mes de su vida estuvo marcado por momentos de gracia. Anne-Gabrielle perdonó a quienes la habían lastimado, así como a quienes se habían burlado de ella.

También expresó su voluntad de pedir perdón a todos aquellos a quienes pudo haber hecho daño. Y expresó una y otra vez su amor por sus padres, su hermano y sus dos hermanas.

Sosteniendo una imagen de Cristo en la cruz, exclamó: “¡No! Es demasiado … Jesús … Él sufrió demasiado …“. Sus oraciones son tan valiosas que los familiares le confían intenciones. Algunos de ellos han declarado más tarde que les fueron concedidas.

El obispo Dominique Rey recuerda un día en particular. Acababa de llevarle la Comunión. Por primera vez en dieciocho meses de pruebas, ella le dijo que la taza está demasiado llena, que todo eso es demasiado para ella. Era la vigilia de su muerte.

Unas horas más tarde, se la encontró en paz. Así se despidió. Murió en la tarde del 23 de julio de 2010, después de una agonía de 30 horas.

lunes, 17 de junio de 2019

El dominico Fr. Francis Nge Nge es ordenado presbítero por monseñor José Cobo Cano en Madrid


El 1 de junio de 2019, a las ocho de la tarde, Fr. Francis Nge Nge, O.P.,fue ordenado al sacerdociopor su excelencia el reverendísimo José Cobo Cano, obispo auxiliar de la Archidiócesis de Madrid en la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Filipinas en Madrid.

  Monseñor José Cobo invitó a Francis a“considerar la dignidad de la Orden que estaba a punto de recibir; para dedicar su vida al servicio y la oración; reflexionando sobre el significado del misterio de la Asunción y la transformación que la plenitud del Espíritu Santo debía transmitir a través de la Orden Sagrada que estaba a punto de recibir. Déjate ser y permanece siempre fiel y agradecido confiando en Dios y en su llamado providencial. Necesitamos tu carisma misionero en la iglesia local de Madrid. Deja que el miedo o la falta de evidencia sobre el misterio que se desarrolla en tu presencia nunca te asusten. Jesús siempre está a su lado y desea estar en usted y en todos aquellos que escuchen su palabra o se beneficien del ministerio y la santificación que Dios está preparado para causarles a través de la consagración que usted va a recibir esta noche”.

  La ceremonia estuvo bien preparada y organizada bajo el liderazgo de fray Carlos Recas, párroco; fray José Parra Junquera, prior y vicario provincial en España, y la ayuda de los hermanos en la comunidad, los laicos dominicanos, católicos y miembros de diferentes organizaciones parroquiales y el consejo parroquial. Una de las Misioneras de Santo Domingo de nacionalidad vietnamita fue encargada del canto de la letanía de los santos.

  Asimismo, Francis estuvo acompañado por fray Bonifacio Solís, provincial del Rosario, y fray Jesús Sariego, prior de la Provincia de Hispania. También estuvieron presentes diferentes comunidades de la Familia Dominicana (hermanas, laicos…) y algunos clérigos locales,

  Después de la ceremonia fray Francis dirigió una palabra de agradecimiento a todos los presentes en español.

  Finalmente, se leyó el documento de la Bendición Apostólica del Papa Francisco sobre él, sus familiares, la Familia Dominicana y todos los presentes.

Agradecimiento de Francis Nge Nge, O.P.:

¡Que la paz del Señor esté con todos vosotros!

¡Hay tiempo para nacer, para crecer y para tomar decisiones en la vida! Desde niño pensaba que el sacerdocio era el final de mi meta pero ahora me doy cuenta que es el comienzo de un largo servicio. Hoy, habiendo sido llamado por el Señor a la Orden he sido ordenado sacerdote. Por ello agradezco a Dios la gracia de la llamada a seguir a Jesús en el camino de Domingo de Guzmán, y recordaré esta fecha como uno de los días más importantes de mi vida.

El sacerdocio culmina años de estudio, oración, formación y hermandad exigidos por la  Iglesia y por nuestra Orden antes de que un hermano sea presentado a las Órdenes Sagradas. Sueños y aspiraciones se ven hoy transformados en realidad. Pero no he terminado, sé que el seguir a Jesús y asumir la misión de hacer llegar su Palabra a quienes Él me envíe es un largo caminar.

Tras agradecer a Dios y a su Madre la Virgen su generosidad conmigo, no puedo menos de hacer llegar mi agradecimiento a quienes, desde mi infancia, estuvieron a mi lado ayudando, apoyando, alentando, corrigiendo y alentándome en el peregrinar de la vida...

Mis sentimientos vuelan al hogar donde nací y, aunque no me honra la presencia de mi madre, de mis hermanos y familiares, estoy rodeado física y espiritualmente de ellos y de tantos hermanos en la Provincia en la que profesé que han sido testigos de la historia de mi Sí a Él, con mis méritos y defectos, con mí generosidad y limitaciones. El carisma misionero me dice que he de seguir asumiendo el carisma de la predicación y de servicio a la iglesia local en la que la obediencia disponga y que he de ejercer mi ministerio en nombre de la comunidad, porque en la vida se entrelazan amor y misericordia.

Reitero pues mi agradecimiento a Dios, el creador y dador de la vida; al Hijo, nuestro Redentor; y al Espíritu Santo por las gracias e inspiraciones que me han regalado. ¡A Él mi gratitud ahora y por siempre!

A mis padres (aunque mi padre me mire desde el cielo) por haberme dado vida y enseñado con ternura lo que ellos conocían de la fe, y, finalmente, por haberme permitido abrazar libre, voluntaria y sin reservas la llamada del Padre celestial. A mi familia, pues, mi infinita gratitud y amor filial.

Mi agradecimiento y el de la Provincia de Ntra. Sra. del Rosario a su excelencia Mons. José Cobo Cano, obispo auxiliar de Madrid, por haberse dignado a aceptar la delegación de su eminencia el Cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid, y ser el obispo que me ha conferido el orden del presbiterado. Nunca, Excelencia, olvidaré su amabilidad y generosidad para aceptar la invitación con tan pocos días de adelanto. 

Incluyo también en mi agradecimiento a todos los superiores mayores, regionales  y locales de la Provincia; a las comunidades en las que he estado y estoy asignado; a los profesores, directores espirituales y formadores desde que ingresé en la Orden y a los frailes de las comunidades que con tanta fraternidad han estado y están a mi lado, porque: "Para servir, nosotros, los dominicos, no elegimos".

Vaya mi agradecimiento a cuantos han dedicado tiempo y cariño a la preparación de la ordenación, a adornar la iglesia, a preparar la liturgia, la música y, cómo no, a todos Uds. que con su presencia me reciben como soy y oran por mi fidelidad hasta la muerte. ¡Que Dios les bendiga junto con toda su familia! Y que Nuestra Señora del Rosario, patrona de la provincia y de esta parroquia, esté a nuestro lado e interceda por nosotros.

¡Santo Domingo, ruega por nosotros!

Muchas gracias a todos los presentes, y, en particular, a los frailes de esta comunidad y vicariato donde he sido recibido como hermano. Gracias, ¡Mil Gracias!

El silencio de África

El grito de los altavoces asentados en lo más alto de los minaretes rasga la oscuridad decadente. Se entabla una lid cacofónica que se arrastra más de lo deseado y hace suspirar con el anhelo de que, ­inshallah, todos propagarán la misma grabación. Se añoran aquellos tiempos, no muy lejanos, cuando el almuecín subía al alminar y, con la voz desnuda, convocaba a los creyentes a la primera oración de la jornada. Una intervención que duraba lo necesario y que, incluso, arrullaba en el duermevela a los que no compartían su fe.
La competición por atraer al mayor número de fieles provoca una baraúnda responsable, seguramente, de que los gallos, en muchas aldeas y pueblos de África, se despierten cada vez más temprano e intenten cubrir la falta de sueño con sus cacareos. A continuación, llegan los balidos de cabras y ovejas, los mugidos de las vacas y los rebuznos de asnos y burros. Poco a poco, los goznes de las puertas dejan escapar chirridos lastimeros al abrirse. Desde las casas se arrastran pasos adormilados que enfilan las sendas por las que mujeres y niños van en busca de agua. A la orquesta se añade la algazara compuesta por los trinos, gorjeos, gorgoritos y cantos de decenas de pájaros de varias especies y tonos que inician el primer vuelo del día.

Poco después replican las campanas de las iglesias cristianas. Esto es un eufemismo: se trata de llantas de vehículos, cilindros de oxígeno, bombonas de gas o simplemente un tambor. Ese momento suele coincidir con los primeros golpes de las mazas sobre los morteros donde las mujeres comienzan a preparar los desayunos, cuando hay suficiente para ello. Llantos de niños, gritos de madres, sonido de tambores u órganos que animan liturgias siguen.

Los camiones y transportes públicos calientan motores arropados por las voces de los que cargan mercancías o animan a los viajeros a iniciar un viaje. A ellos se unen las mototaxis que, con sus pitidos y acelerones, buscan los primeros clientes.

Para entonces ya serán las siete o siete y media de la mañana. Los alumnos emprenden el camino al colegio. El sol ha despuntado, la luz lo inunda todo y el calor aprieta. Es tarde para seguir en la cama, aunque haya sido difícil pegar ojo durante la noche porque alguna celebración o ritual hizo que la percusión y los hierros no dejasen de sonar. Tal vez fuera un velatorio, una iglesia neopentecostal reunida en sesión extraordinaria de oración y búsqueda del fuego del Espíritu, o una ceremonia tradicional, un cónclave de alguna de las sociedades de hombres o mujeres, o las simples ganas de acompañar el reinado de la luna llena sobre el firmamento.

En caso de que los tambores y cantos hayan callado, infinidad de insectos, batracios y otros animales nocturnos habrán llenado el vacío con sus gritos, chillidos, aullidos, graznidos, siseos…, hasta ser solapados por la algarabía de los altavoces.

Es la paz y tranquilidad que se respira en el África rural.

domingo, 16 de junio de 2019

VISITA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LAS ZONAS DEL TERREMOTO DE LA DIÓCESIS DE CAMERINO-SANSEVERINO MARCHE

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Ayer, en Pozzomaggiore, en Cerdeña, se proclamó Beata Edvige Carboni, una mujer sencilla de las personas que abrazaron la Cruz en la humilde vida cotidiana, dando testimonio de fe y caridad. Damos gracias por este fiel discípulo de Cristo, que pasó toda su vida al servicio de Dios y del prójimo. Un aplauso para el nuevo Bendito, ¡todos!

Queremos recordar a los refugiados en particular, con motivo del Día Mundial que las Naciones Unidas les dedican. Este aniversario invita a todos a la solidaridad con hombres, mujeres y niños que huyen de las guerras, la persecución y las violaciones de los derechos fundamentales. Que nuestras comunidades eclesiales y civiles estén cerca de ellas y atentas a sus necesidades y sufrimientos.

También me sigue con preocupación el aumento de las tensiones en el Golfo Pérsico. Insto a todos a utilizar herramientas de diplomacia para resolver los complejos problemas de los conflictos en el Medio Oriente. También renuevo un sincero llamamiento a la comunidad internacional para que haga todo lo posible por fomentar el diálogo y la paz.

Al final de esta celebración, un cordial saludo a todos los presentes. Extiendo mi saludo con afecto a los enfermos, a los ancianos, a los presos ya todos aquellos que, a través de la radio y la televisión, se han unido espiritualmente a esta Santa Misa . Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todas aquellas instituciones, organismos, asociaciones e individuos que han trabajado en mi breve pero intensa visita, colaborando generosamente con la Arquidiócesis de Camerino-San Severino Marche. Deseo enviar un saludo especial y aliento a los habitantes de San Severino Marche, que saludaré desde arriba en helicóptero a su ciudad.

Queridos hermanos y hermanas, que caminen juntos en el camino de la fe, la esperanza y la caridad, fieles a los muchos testimonios de santidad con que se enriquece su tierra. Pienso, entre otros, en San Venanzio, San Severino, Sant'Ansovino, San Nicola da Tolentino, San Pacifico y Beata Battista Varano. También estoy pensando en las numerosas figuras de "santos de al lado" que no son beatificados ni canonizados, sino que han apoyado y argumentado y han transformado a las familias y comunidades con la fuerza de su vida cristiana.

Y ahora recitemos juntos la oración del Ángelus . Confío a toda la comunidad diocesana a la Santísima Virgen, a quien veneras en numerosos santuarios y a quien invocas especialmente con el título de Santa María en la Via. Que ella, que animó a la primera comunidad de discípulos de Jesús con su presencia materna, también ayude hoy a la Iglesia a dar un buen testimonio del Evangelio.

Angelus Domini ...

CONTEMPLAR CON CORAZÓN

El catecismo  del Padre Ripalda definía a Dios como «un Ser infinitamente Bueno, Sabio, Poderoso, principio y fin de todas las cosas». La Santísima Trinidad -según el catecismo de Astete-, es «el mismo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero». En ambos casos se intenta la exactitud respecto de Dios.

El caso es que en muchos pasajes del AT -especialmente en el Pentateuco-, se prohíbe acotar a Dios en su nombre porque lo ponemos al nivel de lo creado. Y claro, al mismo nivel, hacemos de Él una cosa y un ídolo por nuestra propia inseguridad y cortedad. Lo definimos como varón sonrosado, mayor barbado y brisa occidental.

Eso mismo lo usamos en nuestras relaciones con los demás. Cuando creemos conocerles, resulta que nos sorprenden siendo algo nuevo y distinto. Eso ocurre, no porque nos defrauden sino porque nos hemos hecho de ellos una imagen demasiado pequeña y exacta de quiénes son.

Dios y sus criaturas tienen el derecho de ser lo que quieran y la posibilidad de crecer. Por eso, no hay mayor error que decirle a quien queremos: «no cambies». ¡Cómo que no cambies! Si estamos en constante cambio… si todos queremos crecer, avanzar, aprender y evolucionar. Con derecho a la inexactitud y fragmentariedad.

Nos traicionan las palabras con Dios y sus criaturas. Usamos demasiado la razón y la boca y menos el corazón y los ojos. Y -a la vez-, nos lo acerca y nos lo vela la Palabra de un Dios que nos llega por la Tradición.

Sólo un corazón orante y misionero es el que nos posibilita acercarnos al Misterio de Dios y de su Creación, y comprender -poco a poco-, el Misterio diverso de su Relación y la propuesta de su Salvación.

La Jornada de la Vida Contemplativa, que este domingo se celebra, nos permite reparar en esa parte del Cuerpo de Cristo que contempla el mundo con la mirada divina y a Dios con los ojos de la carne. Una vocación que opta por el respeto y se mueve en la fragmentariedad.

Agradecezcamos su testimonio misionero: contemplar progresivamente a Dios  desde el corazón de la humanidad.

 Manuel Romero