El 1 de junio de 2019, a las ocho de la tarde, Fr. Francis Nge Nge, O.P.,fue ordenado al sacerdociopor su excelencia el reverendísimo José Cobo Cano, obispo auxiliar de la Archidiócesis de Madrid en la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Filipinas en Madrid.
Monseñor José Cobo invitó a Francis a“considerar la dignidad de la Orden que estaba a punto de recibir; para dedicar su vida al servicio y la oración; reflexionando sobre el significado del misterio de la Asunción y la transformación que la plenitud del Espíritu Santo debía transmitir a través de la Orden Sagrada que estaba a punto de recibir. Déjate ser y permanece siempre fiel y agradecido confiando en Dios y en su llamado providencial. Necesitamos tu carisma misionero en la iglesia local de Madrid. Deja que el miedo o la falta de evidencia sobre el misterio que se desarrolla en tu presencia nunca te asusten. Jesús siempre está a su lado y desea estar en usted y en todos aquellos que escuchen su palabra o se beneficien del ministerio y la santificación que Dios está preparado para causarles a través de la consagración que usted va a recibir esta noche”.
La ceremonia estuvo bien preparada y organizada bajo el liderazgo de fray Carlos Recas, párroco; fray José Parra Junquera, prior y vicario provincial en España, y la ayuda de los hermanos en la comunidad, los laicos dominicanos, católicos y miembros de diferentes organizaciones parroquiales y el consejo parroquial. Una de las Misioneras de Santo Domingo de nacionalidad vietnamita fue encargada del canto de la letanía de los santos.
Asimismo, Francis estuvo acompañado por fray Bonifacio Solís, provincial del Rosario, y fray Jesús Sariego, prior de la Provincia de Hispania. También estuvieron presentes diferentes comunidades de la Familia Dominicana (hermanas, laicos…) y algunos clérigos locales,
Después de la ceremonia fray Francis dirigió una palabra de agradecimiento a todos los presentes en español.
Finalmente, se leyó el documento de la Bendición Apostólica del Papa Francisco sobre él, sus familiares, la Familia Dominicana y todos los presentes.
Agradecimiento de Francis Nge Nge, O.P.:
¡Que la paz del Señor esté con todos vosotros!
¡Hay tiempo para nacer, para crecer y para tomar decisiones en la vida! Desde niño pensaba que el sacerdocio era el final de mi meta pero ahora me doy cuenta que es el comienzo de un largo servicio. Hoy, habiendo sido llamado por el Señor a la Orden he sido ordenado sacerdote. Por ello agradezco a Dios la gracia de la llamada a seguir a Jesús en el camino de Domingo de Guzmán, y recordaré esta fecha como uno de los días más importantes de mi vida.
El sacerdocio culmina años de estudio, oración, formación y hermandad exigidos por la Iglesia y por nuestra Orden antes de que un hermano sea presentado a las Órdenes Sagradas. Sueños y aspiraciones se ven hoy transformados en realidad. Pero no he terminado, sé que el seguir a Jesús y asumir la misión de hacer llegar su Palabra a quienes Él me envíe es un largo caminar.
Tras agradecer a Dios y a su Madre la Virgen su generosidad conmigo, no puedo menos de hacer llegar mi agradecimiento a quienes, desde mi infancia, estuvieron a mi lado ayudando, apoyando, alentando, corrigiendo y alentándome en el peregrinar de la vida...
Mis sentimientos vuelan al hogar donde nací y, aunque no me honra la presencia de mi madre, de mis hermanos y familiares, estoy rodeado física y espiritualmente de ellos y de tantos hermanos en la Provincia en la que profesé que han sido testigos de la historia de mi Sí a Él, con mis méritos y defectos, con mí generosidad y limitaciones. El carisma misionero me dice que he de seguir asumiendo el carisma de la predicación y de servicio a la iglesia local en la que la obediencia disponga y que he de ejercer mi ministerio en nombre de la comunidad, porque en la vida se entrelazan amor y misericordia.
Reitero pues mi agradecimiento a Dios, el creador y dador de la vida; al Hijo, nuestro Redentor; y al Espíritu Santo por las gracias e inspiraciones que me han regalado. ¡A Él mi gratitud ahora y por siempre!
A mis padres (aunque mi padre me mire desde el cielo) por haberme dado vida y enseñado con ternura lo que ellos conocían de la fe, y, finalmente, por haberme permitido abrazar libre, voluntaria y sin reservas la llamada del Padre celestial. A mi familia, pues, mi infinita gratitud y amor filial.
Mi agradecimiento y el de la Provincia de Ntra. Sra. del Rosario a su excelencia Mons. José Cobo Cano, obispo auxiliar de Madrid, por haberse dignado a aceptar la delegación de su eminencia el Cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid, y ser el obispo que me ha conferido el orden del presbiterado. Nunca, Excelencia, olvidaré su amabilidad y generosidad para aceptar la invitación con tan pocos días de adelanto.
Incluyo también en mi agradecimiento a todos los superiores mayores, regionales y locales de la Provincia; a las comunidades en las que he estado y estoy asignado; a los profesores, directores espirituales y formadores desde que ingresé en la Orden y a los frailes de las comunidades que con tanta fraternidad han estado y están a mi lado, porque: "Para servir, nosotros, los dominicos, no elegimos".
Vaya mi agradecimiento a cuantos han dedicado tiempo y cariño a la preparación de la ordenación, a adornar la iglesia, a preparar la liturgia, la música y, cómo no, a todos Uds. que con su presencia me reciben como soy y oran por mi fidelidad hasta la muerte. ¡Que Dios les bendiga junto con toda su familia! Y que Nuestra Señora del Rosario, patrona de la provincia y de esta parroquia, esté a nuestro lado e interceda por nosotros.
¡Santo Domingo, ruega por nosotros!
Muchas gracias a todos los presentes, y, en particular, a los frailes de esta comunidad y vicariato donde he sido recibido como hermano. Gracias, ¡Mil Gracias!
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