viernes, 28 de febrero de 2025

Evangelio del Viernes de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (6,5-7):

Una palabra amable multiplica los amigos

y aleja a los enemigos,

y la lengua afable multiplica los saludos.

Sean muchos los que estén en paz contigo,

pero tus confidentes, solo uno entre mil.

Si haces un amigo, ponlo a prueba,

y no tengas prisa en confiarte a él.

Porque hay amigos de ocasión,

que no resisten en el día de la desgracia.

Hay amigos que se convierten en enemigo,

y te avergüenzan descubriendo tus litigios.

Hay amigos que comparten tu mesa

y no resisten en el día de la desgracia.

Cuando las cosas van bien, es como otro tú,

e incluso habla libremente con tus familiares.

Pero si eres humillado, se pone contra ti

y se esconde de tu presencia.

Apártate de tus enemigos

y sé cauto incluso con tus amigos.

Un amigo fiel es un refugio seguro,

y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.

Un amigo fiel no tiene precio

y su valor es incalculable.

Un amigo fiel es medicina de vida,

y los que temen al Señor lo encontrarán.

El que teme al Señor afianza su amistad,

porque, según sea él, así será su amigo.

Palabra de Dios

Salmo 118,R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos

 Santo Evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:

«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:

«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Palabra del Señor

Compartimos:

Durante mucho tiempo en la iglesia se ha aplicado el derecho, la norma fija y estable. Así hemos llegado a tener un Código de Derecho Canónico que tiene 1752 cánones o normas. Y en cada diócesis hay especialistas en derecho (los llamamos “canonistas”) para que todo se haga según la norma. El derecho tiene la ventaja de que lo fundamental consiste en cumplir la norma. Pero el derecho tiene el problema de que se queda en el cumplimiento externo de la norma. Tiene dificultad para llegar al corazón.


A veces, da la impresión de que con tanto derecho, en la iglesia se nos ha olvidado un poco la misericordia. A veces, el derecho recoge con toda radicalidad lo que expresó Jesús e intentó e intenta vivir la iglesia desde su nacimiento. Pero al derecho le resulta difícil expresar y hacer ley y norma de la misericordia. Y a veces, da la impresión de que se nos olvida que el corazón de Dios es corazón de Padre y que en él “la misericordia triunfa sobre el juicio” (Sant. 2,13).


Hoy se presenta en el evangelio el tema del matrimonio y el divorcio (o repudio, como dice el texto). Jesús hace una llamada al origen. Es una llamada a la radicalidad. El amor entre hombre y mujer, para ser auténtico, no puede ser más que para siempre y para todo, como decía un profesor mío. A esa radicalidad están llamados los matrimonios. Porque si el amor es de verdad no puede ser de otra manera: para siempre y para todo. Sin límites, sin barreras.


Pero la verdad es también que no siempre conseguimos llegar a esa radicalidad. Hombres y mujeres somos limitados, tenemos unas circunstancias concretas. La vida a veces nos mete en pruebas difíciles de donde no nos resulta fácil encontrar la salida. A veces, tantas, con toda la buena voluntad del mundo por parte de los dos, el conflicto estalla y no hay otra solución que romper el acuerdo, que buscar una salida lo más pacífica posible, que siempre será mejor que el conflicto eterno. No siempre podemos alcanzar el ideal pero eso no supone el fin de la vida. Hay que levantarse, volver a intentarlo. Dios Padre, y la Iglesia, nos seguirá abrazando con su misericordia sin dejarse llevar por el juicio que condena y mata.

jueves, 27 de febrero de 2025

Evangelio del Jueves de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (5,1-10):

 No confíes en tus riquezas,

ni digas: «Con esto me basta».

No sigas tu instinto y tu fuerza,

secundando las pasiones de tu corazón.

Y no digas: «Quién puede dominarme?»,

o bien: «Quién logrará someterme por lo que he hecho?»,

porque el Señor ciertamente te castigará.

No digas: «He pecado, y ¿qué me ha pasado?»,

porque el Señor sabe esperar.

Del perdón no te sientas tan seguro,

mientras acumulas pecado tras pecado.

Y no digas: «Es grande su compasión,

me perdonará mis muchos pecados»,

porque él tiene compasión y cólera,

y su ira recae sobre los malvados.

No tardes en convertirte al Señor,

ni lo dejes de un día para otro,

porque de repente la ira del Señor se enciende,

y el día del castigo perecerás.

No confíes en riquezas injustas,

porque de nada te servirán el día de la desgracia.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial 1 R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor

Santo Evangelio según san Marcos (9,41-50):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna al fuego que no se apaga.

Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”.

Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

Palabra del Señor

Compartimos:

Leo el texto evangélico de hoy y me doy cuenta de que rara vez, por no decir nunca, he hablado en estos comentarios del pecado. El término “pecar” se repite al menos tres veces en el texto. Y se entiende que el que “escandaliza” a uno de los pequeñuelos, también comete un pecado grave, tanto como para merecer la pena de muerte.


Lo cierto es que del pecado hemos hablado muchísimo en la iglesia. Durante siglos. Hasta es posible que tanto se habló de ello que hoy nos hemos pasado a la otra esquina. Es así como solemos funcionar las personas. Durante muchos años, daba la impresión de que el cristiano vivía en una selva llena de pecados que le amenazaban continuamente. Parecía que hasta “sin darse cuenta” uno podía cometer pecados graves. Así fue, por ejemplo, la obligatoriedad de asistir a la misa dominical bajo pena de cometer pecado mortal. Y tantas otras cosas. Se vivía con la sensación de que los pecados se podían llegar a cometer de forma automática, sin pensarlo, sin desearlo incluso.


El pecado no es automático. Por supuesto que no. En el Reino no es así. El verdadero pecado es ir contra el Reino y lo que él conlleva: la fraternidad, la justicia, la solidaridad, la compasión, la misericordia. Pero ahí mismo está comprendida la gran misericordia de Dios para con nuestra debilidad, con nuestras limitaciones, con nuestro carácter. No es fácil saber siempre lo que debemos de hacer en situaciones que a veces son complejas y hasta difíciles de entender.


Lo fundamental para el cristiano no es tanto estar examinándose todos los días sobre lo que hemos hecho mal. Lo importante es confiar en la misericordia de Dios y cada mañana intentar ser esa sal que da gusto a la vida de nuestros hermanos y hermanas, que es fuente de fraternidad y perdón. No hay que cortarse ni la mano ni el pie, ni hay que sacarse el ojo. Se trata de poner nuestra mano, nuestro pie y nuestro ojo al servicio del Reino. Lo central en la vida del cristiano no puede ser el pecado sino el Reino con todo lo que conlleva. Menos culpabilidad (menos mirarnos al ombligo), más confianza, y más poner manos a la obra para construir fraternidad.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Miércoles de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (4,12-22):

La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial 118,R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor

Santo Evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»

Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor

Compartimos:

El tema de los monopolios es muy importante en economía y en muchos otros ámbitos. En la economía capitalista se dice que los monopolios son malos porque distorsionan la libertad del mercado. Lo mejor es que haya muchas empresas que compitan entre sí. Eso es mejor para los consumidores. Si hay una sola empresa que produzca, por ejemplo, ladrillos, esta empresa podrá poner los precios que quiera. Los compradores no tienen opciones. Esto es verdad y todo el mundo lo entiende. Pero la verdad es que las empresas aspiran a tener el monopolio porque es una posición muy cómoda, no tienen competencia y se incrementan los beneficios. Lo mismo sucede en política. Donde hay un solo partido, éste siempre gana las elecciones y el poder que llevan consigo, que es a lo que aspira cualquier partido.


Me van a perdonar el párrafo anterior, pero es que me da la impresión de que los apóstoles también deseaban tener el monopolio. Ellos estaban con Jesús. Le habían seguido desde el primero momento y no iban a permitir que llegasen unos advenedizos y fuesen echando demonios en nombre de Jesús. Sobre todo, si esos advenedizos no era de los “suyos”. Ellos deseaban tener el monopolio del mensaje y de poder sanador de Jesús. Si alguno quería la curación/salvación, tenía que ir forzosamente a ellos. Y no a esos “otros”.


Pero Jesús es portador del amor de Dios. Y ese amor es para todos. No hay excepciones. No hay monopolios. Todo el que hace el bien es bien acogido. Aunque no haya pasado por el noviciado ni por la catequesis. Si me apuran, aunque no vaya a misa. Más allá de los dogmas y de las estructuras eclesiales que hemos ido creando a lo largo de la historia, lo que importante es buscar el bien de las personas, su liberación, su sanación. “El que no está contra nosotros, está a favor nuestro”. Aunque maneje una bandera diversa o una ideología diversa o… Lo importante para Jesús no es la ortodoxia sino el bien de las personas, de los hijos e hijas de Dios. Por eso, los cristianos no cerramos la puerta a nadie y estamos abiertos a colaborar con todos, libres de prejuicios. Pues eso, menos críticas a los “otros” y más liberar, sanar, reconciliar, perdonar, curar, colaborar…

martes, 25 de febrero de 2025

Solana de Torralba y Torreperogil primeras paradas del Obispo en su Visita Pastoral al Arciprestazgo de Úbeda

Los pasados días 19 y 20 de febrero Mons. Don Sebastián Chico Martínez, obispo de Jaén, comenzó la preceptiva Visita Pastoral al Arciprestazgo de Úbeda, que comenzó en las parroquias de San Juan Bautista de Solana de Torralba y Santa María la Mayor de Torreperogil.


Providencialmente, en palabras del Obispo, comenzaba la Visita por la Capilla de las Hermanas de la Cruz de Torreperogil, que durante este año 2025 es templo jubilar con motivo del 150 aniversario de la fundación de esta Congregación fundada por Sor Ángela de la Cruz. Tras orar unos momentos ante el Santísimo y lucrar las consiguientes Indulgencias, el prelado se reunió con las Hermanas de la Cruz y con su capellán D. Martín Santiago Fernández, dialogando amigablemente.


La segunda visita fue a la aldea de San Miguel, perteneciente al municipio de Úbeda y a la Parroquia de Solana de Torralba. Allí, Don Sebastián departió con afabilidad con prácticamente la totalidad de los vecinos de esta pequeña aldea sobre el interés que tienen de rehabilitar su templo después de más de cuarenta años de cierre.


La última etapa de esta primera jornada tuvo lugar en la pedanía ubetense de Solana de Torralba, donde los vecinos acogieron calurosamente a nuestro Obispo en su templo. El párroco, D. Facundo López, junto con un laico, Juan María Beltrán, presentaron brevemente la vida parroquial de Solana, respondiendo el Obispo y explicando el sentido y los objetivos de la Visita Pastoral. Animó a la comunidad a vivir más unidos y a formar grupos de discipulado en la parroquia. La jornada concluyó con la celebración de la Santa Misa, en la cual fueron confirmados dos adolescentes, y con un pequeño ágape fraterno preparado por todos los vecinos.

El jueves 20 de febrero se presentaba una jornada intensa en la parroquia de Santa María la Mayor de Torreperogil. La acogida se produjo en la ermita de Ntra. Sra. de la Misericordia, patrona de la localidad, a la que se unió el Vicario Episcopal de zona, D. Bartolomé López, además un de nutrido grupo de jóvenes del IES Gil de Zático, junto con algunas profesoras, que no se quisieron perder el evento y la oportunidad de saludar y dialogar amigablemente con el Prelado jiennense.


D. Facundo, en su presentación, expuso la rica vida parroquial de esta comunidad y de sus grupos e invitó a Don Sebastián a que se sintiese como en su casa.


Tras mostrar las dependencias de la ermita y la casa parroquial, Monseñor Chico se dirigió a la cercana Residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Allí se vivieron momentos de auténtica emotividad con los mayores que acogieron al Obispo con gran cariño y entusiasmo. Don Sebastián, por su parte, dirigió unas palabras de ánimo a los trabajadores, religiosas y ancianos de la casa, retirándose unos breves momentos junto con las Hermanitas para departir con ellas en privado.


El Cementerio Municipal fue la siguiente estación. Un grupo de feligreses esperaban al Prelado en la plaza central del mismo. Allí tuvo lugar un responso por todos los difuntos de Torreperogil, visitando, después, las tumbas de varios sacerdotes y religiosas, además de algunos fieles comprometidos.

A las 12 de la mañana esperaban al Pastor diocesano la Corporación municipal junto con los trabajadores de Excmo. Ayuntamiento. Don Sebastián visitó las dependencias acompañado del Alcalde, D. José Ruiz y de varios concejales. En su encuentro, el Obispo manifestó el deseo de la Iglesia de ser lugar de unión y esperanza para todos los vecinos. El alcalde expuso los proyectos principales del municipio, deteniéndose, especialmente, en la próxima apertura al público de varias galerías de minas de agua romanas que discurren por el subsuelo de la localidad y por las que Don Sebastián manifestó un gran interés. También, se puso de manifiesto las buenas relaciones del Consistorio y la parroquia, con varios proyectos ya cumplidos y otros por lograr en próximas fechas.


A continuación, el Obispo conoció el Centro Pastoral, recientemente acondicionado, y visitó a dos personas mayores señeras y muy queridas en la comunidad parroquial.


A las 14,30 h. el Obispo comió junto con los sacerdotes del arciprestazgo de Úbeda en la Residencia de las Hermanitas.


La jornada de la tarde comenzaba con el masivo encuentro de los niños, padres y catequistas en el templo parroquial. Un templo completamente abarrotado recibía a su padre y pastor entre aplausos y entusiasmo. Unos niños dirigieron unas palabras de acogida a Don Sebastián.  También, una catequista y una madre expusieron cariñosamente la conciencia que tienen como educadores de los niños. A continuación, el Prelado jiennense les ofreció a todos una pequeña y amena catequesis sobre la figura del Obispo y de la Iglesia diocesana, acompañada de cantos y gran alegría.


La siguiente reunión fue con los Consejos de Pastoral y de Economía en la sacristía de la parroquia. Don Sebastián se interesó por la marcha de ambos consejos, sus tareas, retos y aceptación del Proyecto diocesano de Pastoral.

Los agentes pastorales de todos los grupos y cofradías de la localidad fueron los siguientes en reunirse con el pastor diocesano en el mismo templo. El Pastor diocesano, a las preguntas de varios fieles, insistió en la necesidad de unidad y de colaboración dentro de la parroquia, logrando que todos aúnen esfuerzos en favor de la parroquia y de la parroquia en favor de los grupos y de todos los feligreses.


La jornada concluyó con la celebración solemne y gozosa de la Eucaristía en la que Don Sebastián mostró su satisfacción alegría por los encuentros realizados y nos animó a continuar la marcha.


En los próximos días seguirá habiendo diversos encuentros sectoriales del Obispo ya a nivel de arciprestazgo en el que nuestros feligreses seguirán participando.


Damos gracias a Dios por estas jornadas vividas en la alegría y en la comunión junto con nuestro pastor diocesano y pedimos al Señor que de fruto a las mismas después de todo el esfuerzo realizado en esta Visita Pastoral.


Comunidades parroquiales de Solana de Torralba y Torreperogil

Martes de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (2,1-11):

Hijo, si te acercas a servir al Señor,

permanece firme en la justicia y en el temor,

y prepárate para la prueba.

Endereza tu corazón, mantente firme

y no te angusties en tiempo de adversidad.

Pégate a él y no te separes,

para que al final seas enaltecido.

Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,

y sé paciente en la adversidad y en la humillación.

Porque en el fuego se prueba el oro,

y los que agradan a Dios en el horno de la humillación.

Confía en él y él te ayudará,

endereza tus caminos y espera en él.

Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia

y no os desviéis, no sea que caigáis.

Los que teméis al Señor, confiad en él,

y no se retrasará vuestra recompensa.

Los que teméis al Señor, esperad bienes,

gozo eterno y misericordia.

Los que teméis al Señor, amadlo

y vuestros corazones se llenarán de luz.

Fijaos en las generaciones antiguas y ved:

¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?,

o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?,

o ¿quién lo invocó y fue desatendido?

Porque el Señor es compasivo y misericordioso,

perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia,

y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.

Palabra de Dios


Salmo 36,R/. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará


Santo Evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.

Les decía:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:

«¿De qué discutíais por el camino?».

Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.

Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Palabra del Señor

Compartirmos:

En el texto del evangelio de hoy encontramos un contraste casi brutal, que nos puede ayudar a pensar lo sorprendente y rompedor y revolucionario, en el sentido más profundo del término, que es el Evangelio.


Por una parte está Jesús. Tiene mucho sentido común y se da cuenta de que su futuro es bastante oscuro. En los capítulos anteriores del evangelio de Marcos, se nos han ido planteando una serie de enfrentamientos, cada vez más fuertes, entre Jesús  y los fariseos y doctores de la ley. No hacía falta ser un lince para darse cuenta de que había muchas probabilidades de que ese enfrentamiento terminase mal. Por eso las palabras que Jesús dirige a sus discípulos: El hijo del hombre va a ser entregado… No podía ser de otra manera cuando uno se enfrenta a los que tienen el poder y les rompe los esquemas y habla a la gente de otra manera. El futuro de Jesús no era difícil de adivinar. Pero para Jesús no era una fatalidad. Sabía que era su destino, consecuencia de anunciar el reino.


Mientras tanto, los apóstoles están en otra onda totalmente diferente. Da la impresión de que no se enteran de lo que está sucediendo a su alrededor. Ellos solamente piensan en quién es el más importante entre ellos, quién es el jefe, quien es el que manda. Imagino que se situarían siempre después de Jesús. Pero se ve que ya iban pensando en la herencia. Y en que el que se quedase con la herencia sería el que iba a tener la sartén por el mango.


Es que no se habían enterado de nada. Absolutamente de nada. En el reino no hay primeros. O mejor, sí hay primeros pero, paradójicamente, primeros serán los que se hagan los últimos y servidores de todos. ¡Es un cambio de perspectiva brutal! Es un cambio “revolucionario” porque nuestro mundo no es así. No funciona así. Y nuestras mentes tampoco. Los que quieren ser primeros en nuestro mundo quieren ser servidos. Y punto. Jesús se sitúa en el polo opuesto. Ha venido para servir y dar su vida por los demás (cf Mc 10,45).


Está claro: los cristianos estamos para servir. Hasta dar la vida. Porque la verdad es que un cristiano que no sirve, no sirve para nada.

lunes, 24 de febrero de 2025

Lunes de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Comienzo del libro del Eclesiástico (1,1-10):

Toda sabiduría viene del Señor

y está con él por siempre.

La arena de los mares, las gotas de la lluvia

y los días del mundo, ¿quién los contará?

La altura de los cielos, la anchura de la tierra

y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará?

¿Quién ha escrutado la sabiduría de Dios, que es anterior a todo?

Antes que todo fue creada la sabiduría,

y la inteligencia prudente desde la eternidad.

La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas

y sus canales son mandamientos eternos.

La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?

y sus recursos, ¿quién los conoció?

La ciencia de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?

y su mucha experiencia, ¿quién la conoció?

Uno es el Altísimo, creador todopoderoso.

Uno solo es sabio, temible en extremo:

el que está sentado en su trono.

El Señor mismo creó la sabiduría, la vio, la midió

y la derramó sobre todas sus obras.

Se la concedió a todos los vivientes

y se la regaló a quienes lo aman.

Palabra de Dios

Salmo 92,R/. El Señor reina, vestido de majestad

 Santo Evangelio según san Marcos (9,14-29):

En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.

Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. El les preguntó:

«¡De qué discutís?».

Uno de la gente le contestó:

«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».

Él, tomando la palabra, les dice:

«Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».

Se lo llevaron.

El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.

Jesús preguntó al padre:

«Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».

Contestó él:

«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».

Jesús replicó:

«Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».

Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:

«Creo, pero ayuda mi falta de fe».

Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:

«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».

Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.

El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.

Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.

Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:

«Por qué no pudimos echarlo nosotros?».

El les respondió:

«Esta especie solo puede salir con oración».

Palabra del Señor

Compartimos:

En la mentalidad moderna de muchas personas, hoy lo que tiene Jesús delante no es un endemoniado sino un epiléptico. Nosotros, gracias a los dones que Dios mismo nos ha regalado, hemos sido capaces de avanzar en el conocimiento científico lo suficiente para saber que eso no proviene de las fuerzas del mal sino que es una enfermedad que se cura o controla con los medios que hoy tenemos en nuestro mundo. Eso es también una forma de liberar a las personas de las fuerzas que los oprimen. Al final, esto es lo verdaderamente importante. Jesús libera y nosotros usamos los dones que Dios nos ha dado al servicio también del crecimiento y libertad de las personas.


Hoy toca seguir con esa tarea liberadora. Es una tarea inmensa. Sobre todo si tenemos en cuenta las dimensiones del sufrimiento de la humanidad, de las personas concretas. Decía un dictador, del que sería mejor olvidar el nombre, que un muerto es una tragedia pero que un millón de muertos no es más que una estadística. Debía de estar convencido de ello porque durante su gobierno causó millones de muertos sin preocuparse lo más mínimo.


Nosotros los cristianos, seguidores de Jesús, tenemos un especial oído para escuchar y atender los dolores de nuestros hermanos, para sentir compasión y actuar en consecuencia. Para nosotros no existen las estadísticas y el dolor de nuestros hermanos y hermanas es nuestro dolor. Lo nuestro es estar cerca, escuchar, sentir con el otro. Nos da lo mismo su color, su raza, su sexo, su religión o su ideología política o de cualquier clase. Nadie está excluido ni lejos de nuestra compasión. Y si podemos usar cualquier medio que tengamos a mano para aliviar ese dolor, para ayudar a las personas a asumir lo que a veces resulta o parece inasumible, lo haremos. Porque para nosotros el dolor del hermano es nuestro dolor y creemos en un Dios liberador y cercano, un Dios compasivo y misericordioso. Esa es nuestra fe.

domingo, 23 de febrero de 2025

VII Domingo del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del primer libro de Samuel (26,2.7-9.12-13.22-23):

En aquellos días, Saúl emprendió la bajada hacia el páramo de Zif, con tres mil soldados israelitas, para dar una batida en busca de David. David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de carros, la lanza hincada en tierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban echados alrededor.

Entonces Abisay dijo a David: «Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.»

Pero David replicó: «¡No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor.»

David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se marcharon. Nadie los vio, ni se enteró, ni se despertó: estaban todos dormidos, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.

David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio, y gritó: «Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.»

Palabra de Dios


Salmo 102,R/. El Señor es compasivo y misericordioso


Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,45-49):

El primer hombre, Adán, fue un ser animado. El último Adán, un espíritu que da vida. No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo. Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Hoy escuchamos unas palabras del Señor que nos invitan a vivir la caridad con plenitud, como Él lo hizo («Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»: Lc 23,34). Éste ha sido el estilo de nuestros hermanos que nos han precedido en la gloria del cielo, el estilo de los santos. Han procurado vivir la caridad con la perfección del amor, siguiendo el consejo de Jesucristo: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).


La caridad nos lleva a amar, en primer lugar, a quienes nos aman, ya que no es posible vivir en plenitud lo que leemos en el Evangelio si no amamos de verdad a nuestros hermanos, a quienes tenemos al lado. Pero, acto seguido, el nuevo mandamiento de Cristo nos hace ascender en la perfección de la caridad, y nos anima a abrir los brazos a todos los hombres, también a aquellos que no son de los nuestros, o que nos quieren ofender o herir de cualquier manera. Jesús nos pide un corazón como el suyo, como el del Padre: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36), que no tiene fronteras y recibe a todos, que nos lleva a perdonar y a rezar por nuestros enemigos.


Ahora bien, como se afirma en el Catecismo de la Iglesia, «observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación vital y nacida del fondo del corazón, en la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios». San John Henry Newman escribía: «¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya. Inunda mi alma con tu espíritu y vida. Penetra en mi ser, y hazte amo tan fuertemente de mí que mi vida sea irradiación de la tuya (...). Que cada alma, con la que me encuentre, pueda sentir tu presencia en mi. Que no me vean a mí, sino a Ti en mí».


Amaremos, perdonaremos, abrazaremos a los otros sólo si nuestro corazón es engrandecido por el amor a Cristo.

sábado, 22 de febrero de 2025

Cátedra de San Pedro, apóstol

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (5,1-4):

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Palabra de Dios

Salmo 22,R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

 Santo Evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor

Compartimos:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Es la pregunta que Jesús nos dirige hoy. Necesita saber si le hemos entendido, si le reconocemos tal y como es. Veintiún siglos de cristianismo, pero ¿el mundo le conoce? Porque de Jesús se dicen muchas cosas, se escriben muchos libros y se le interpreta de múltiples maneras, como ya le ocurrió entonces. Posiblemente hoy, a pesar de la mayor distancia cronológica, tenemos más conocimiento e información que sus contemporáneos. Pero ¿tenemos la misma adhesión y fe que sus discípulos? No basta la información, el conocimiento exhaustivo del Jesús histórico, para creer en Él, aunque dicha información pueda ayudar y ser útil, pero no basta.


“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Mt 16, 15. Jesús, a quien nunca conoceremos plenamente hasta que nos encontremos con Él cara a cara; a quien descubrimos y en quien nos descubrimos más y mejor a nosotros mismos siempre que nos dejemos amar más por Él; quien siempre puede sorprendernos, enseñarnos cosas nuevas, el Maestro… ¿Quién es para ti? Nunca lo abarcaremos por completo.


Ojalá podamos decir con el corazón, como dijo Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Es decir, Señor Jesús, tú eres mi vida, mi hermano, mi amado…, mi Señor… yo creo en ti, en tus Palabras de vida eterna… Por eso la fiesta de hoy. La Cátedra de San Pedro es el reconocimiento de que Jesús quiere hacer una nueva comunidad, es el “nuevo templo”, donde Pedro será la piedra fundamental. De nada vale el asiento, la cátedra, si no hay comunidad viva. De nada vale el templo, por muy bello que se adorne, si no hay hombres y mujeres que lleven a Jesús a la calle, a la vida.


Oremos hoy por el sucesor de Pedro, el Papa Francisco, para que reciba la fuerza y la inspiración del Espíritu Santo en todo momento y siga guiando la barca que el pescador de Galilea recibió como encargo del propio Cristo. Que la celebración de esta fiesta sirva para unir a toda la comunidad católica y renovar nuestra misión de llevar a Jesús a toda la humanidad para por todos sea conocido, amado y servido.

viernes, 21 de febrero de 2025

Viernes de la VI Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (11,1-9):

Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras.

Al emigrar los hombres desde oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí.

Se dijeron unos a otros:

«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego».

Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa.

Después dijeron:

«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra».

El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres.

Y el Señor dijo:

«Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo».

El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.

Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó el Señor por la superficie de la tierra.


Palabra de Dios


Salmo 32,R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Santo Evangelio según san Marcos (8,34–9,1):

En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».

Y añadió:

«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».

El libro del Génesis nos presenta hoy la historia de la torre de Babel, donde la humanidad quedó confundida. Es un símil muy bueno de lo que ocurre cuando los corazones no están sincronizados, cuando cada uno va a lo suyo, cuando dejamos acampar a sus anchas al orgullo y al egoísmo, pues estos pecados hacen imposible la comunicación con los demás, hacen muy difícil el entendimiento mutuo al tener intereses contrapuestos, hacen inviable trabajar juntos. Babel es lo contrario a Pentecostés, donde a pesar de las razas y culturas diferentes, todos se entendían porque estaban llenos del Espíritu Santo. El espíritu de Babel es el de la soberbia: “Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra”.


¿En qué momento te encuentras? ¿En Babel o en Pentecostés? ¿Aislado o en comunión? ¿Con una actitud soberbia o fraterna? ¿Autónomo o dependiente? ¿Cerrado o abierto? ¿Desconfiado o confiado?


¿Qué hace Dios con una ciudad (actitud) cerrada a su corazón? Lo que dice el salmo 32 que hoy rezamos: “El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos” Por eso “Dichosa la nación (actitud) cuyo Dios es el Señor”. Pues no vivirá en modo Babel, sino en modo Pentecostés.


Sin embargo, vivir en modo pentecostés siguiendo a Cristo, no es un camino de rosas. En muchas ocasiones requiere ciertas acciones, como tomar la cruz y seguir sus pasos. Después de que Jesús corrigiera a Pedro por no comprender el plan mesiánico que incluye dolor y muerte, hoy aclara que aquel que quiera seguirle debe renunciar a sí mismo, cargar con su cruz, estar dispuesto a perder su vida y no sentirse avergonzado de él ante este mundo.


Parece un jarro de agua fría en medio de la ilusión de ser creyentes, pero hemos sido informados por el propio Jesús y además ya lo hemos experimentado en diversas ocasiones de nuestra vida de fe. Seguir las enseñanzas de Jesús puede ser gratificante y es para nosotros lo más grande, sin embargo, implica ciertos compromisos y desafíos. Merece la pena.

Palabra del Señor

Compartimos:

El libro del Génesis nos presenta hoy la historia de la torre de Babel, donde la humanidad quedó confundida. Es un símil muy bueno de lo que ocurre cuando los corazones no están sincronizados, cuando cada uno va a lo suyo, cuando dejamos acampar a sus anchas al orgullo y al egoísmo, pues estos pecados hacen imposible la comunicación con los demás, hacen muy difícil el entendimiento mutuo al tener intereses contrapuestos, hacen inviable trabajar juntos. Babel es lo contrario a Pentecostés, donde a pesar de las razas y culturas diferentes, todos se entendían porque estaban llenos del Espíritu Santo. El espíritu de Babel es el de la soberbia: “Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra”.

¿En qué momento te encuentras? ¿En Babel o en Pentecostés? ¿Aislado o en comunión? ¿Con una actitud soberbia o fraterna? ¿Autónomo o dependiente? ¿Cerrado o abierto? ¿Desconfiado o confiado?

¿Qué hace Dios con una ciudad (actitud) cerrada a su corazón? Lo que dice el salmo 32 que hoy rezamos: “El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos” Por eso “Dichosa la nación (actitud) cuyo Dios es el Señor”. Pues no vivirá en modo Babel, sino en modo Pentecostés.

Sin embargo, vivir en modo pentecostés siguiendo a Cristo, no es un camino de rosas. En muchas ocasiones requiere ciertas acciones, como tomar la cruz y seguir sus pasos. Después de que Jesús corrigiera a Pedro por no comprender el plan mesiánico que incluye dolor y muerte, hoy aclara que aquel que quiera seguirle debe renunciar a sí mismo, cargar con su cruz, estar dispuesto a perder su vida y no sentirse avergonzado de él ante este mundo.

Parece un jarro de agua fría en medio de la ilusión de ser creyentes, pero hemos sido informados por el propio Jesús y además ya lo hemos experimentado en diversas ocasiones de nuestra vida de fe. Seguir las enseñanzas de Jesús puede ser gratificante y es para nosotros lo más grande, sin embargo, implica ciertos compromisos y desafíos. Merece la pena.

jueves, 20 de febrero de 2025

Jueves de la VI Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (9,1-13):

Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:

«Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar están a vuestra disposición. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales.

Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.

Quien derrame la sangre de un hombre,

por otro hombre será su sangre derramada;

porque a imagen de Dios hizo él al hombre.

Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros:

el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

«Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra».

Palabra de Dios

Salmo 101,R/. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra

 Santo Evangelio según san Marcos (8,27-33):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías».

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

«Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Palabra del Señor

Compartimos:

Cada vez que veo un arco iris me quedo embelesado contemplando el espectáculo tan bello que me ofrece la naturaleza sin avisar, como un regalo sorpresa. Y me acuerdo del pacto que Dios hace con la humanidad a través de Noé en el relato del Génesis de hoy. La belleza de su gama cromática tan intensa, después de la lluvia, evoca la belleza de la alianza de Dios: “Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras […] pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra”.


Curiosamente, el arco sale después de la oscuridad de la lluvia o del terror de la tormenta, como anunciando que todo acabará bien por muy oscuro que esté el panorama. La belleza de sus colores nos alegra el corazón. Esta alianza y este pacto tiene mucha conexión con la antífona del salmo 101 de la liturgia de hoy que nos recuerda que “El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra”. El Señor no es indiferente a ninguno de nosotros, no nos deja abandonados a nuestra suerte, no es un dios ausente ni lejano, sino que, en palabras del salmo, “desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte”.


¿Concibes a Dios así? ¿Quizá tienes todavía alguna falsa imagen de Dios que tengas que purificar? Los contemporáneos de Jesús no tenían nada claro quién era Él. Por eso ante la pregunta en el Evangelio de Marcos de hoy, hay distintas imágenes, como las que podemos tener nosotros. Ni siquiera Pedro, en su confesión acertada de “eres el Mesías”, tiene una imagen de Jesús del todo correcta, aunque es el que más se acerca, pues no tiene incluida la cruz que Jesús les anuncia: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días”. Pero si te fijas bien, ni siquiera en el silencio de la cruz, Jesús fue abandonado por el Padre, la resurrección fue la respuesta, esperada con paciencia por su Hijo.


Dios siempre cumple su pacto, fiel a su alianza con nosotros, aunque a veces nos parezca que no es así. Este pacto no solo nos ofrece consuelo y esperanza, sino que también nos desafía a ser reflejo de esa misma fidelidad en nuestras relaciones con los demás. Nos invita a ser portadores de luz en tiempos de oscuridad, a ser puentes de reconciliación y a sembrar esperanza allí donde haya desesperanza.


Nunca olvides que, tras la oscuridad de la tormenta, siempre resurge la belleza del color del arco iris; es el guiño de Dios que nos recuerda que Él está siempre con nosotros, aún en medio de la oscuridad.

miércoles, 19 de febrero de 2025

CATEQUESIS DEL SANTO PADRE PREPARADA PARA LA AUDIENCIA GENERAL DEL 19 FEBRERO DE 2025 PAPA FRANCISCO

Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. I. La infancia de Jesús. 6. «...vieron al niño ..., postrándose, le adoraron » (Mt 2,11). La visita de los Magos al Rey recién nacido


Queridos hermanos y hermanas:


En los Evangelios de la infancia de Jesús hay un episodio que es propio de la narración de Mateo: la visita de los Magos. Atraídos por la aparición de una estrella, que en muchas culturas es presagio del nacimiento de personas excepcionales, algunos sabios se ponen en camino desde Oriente, sin saber exactamente la meta de su viaje. Se trata de los Magos, personas que no pertenecen al pueblo de la alianza. La última vez hablamos de los pastores de Belén, marginados en la sociedad judía porque se les consideraba «impuros»; hoy nos encontramos con otra categoría, los extranjeros, que llegan inmediatamente para rendir homenaje al Hijo de Dios que ha entrado en la historia con una realeza completamente nueva. Los Evangelios nos dicen claramente que los pobres y los extranjeros son invitados a encontrarse con el Dios hecho niño, el Salvador del mundo.


Los Reyes Magos fueron considerados como representantes tanto de las razas primigenias, engendradas por los tres hijos de Noé, como de los tres continentes conocidos en la antigüedad: Asia, África y Europa, y de las tres etapas de la vida humana: juventud, madurez y vejez. Más allá de cualquier interpretación posible, son hombres que no se quedan quietos, sino que, como los grandes llamados de la historia bíblica, sienten la invitación a moverse, a ponerse en camino. Son hombres que saben mirar más allá de sí mismos, saben mirar hacia arriba.


La atracción por la estrella que apareció en el cielo los pone en marcha hacia la tierra de Judá, hasta Jerusalén, donde se encuentran con el rey Herodes. Su ingenuidad y su confianza al pedir información sobre el recién nacido rey de los judíos chocan con la astucia de Herodes, quien, agitado por el miedo de perder el trono, inmediatamente trata de ver claro, contactando a los escribas y pidiéndoles que investiguen.


De este modo, el poder del gobernante terreno muestra toda su debilidad. Los expertos conocen las Escrituras y le informan al rey del lugar donde, según la profecía de Miqueas, nacería el jefe y pastor del pueblo de Israel (Mi 5,1): ¡la pequeña Belén y no la gran Jerusalén! De hecho, como recuerda Pablo a los corintios, «lo que para el mundo es débil, Dios lo ha escogido para confundir a los fuertes» (1 Cor 1,27).


Sin embargo, los escribas, que saben exactamente dónde nació el Mesías, indican el camino a los demás, ¡pero ellos mismos no se mueven! De hecho, no basta con conocer los textos proféticos para sintonizar con las frecuencias divinas, hay que dejarse "excavar por dentro" y permitir que la Palabra de Dios reavive el anhelo de búsqueda, encienda el deseo de ver a Dios.


En este punto, Herodes, a escondidas, como actúan los engañadores y los violentos, pregunta a los Magos la hora exacta de la aparición de la estrella y los incita a continuar el viaje y luego regresar para darle noticias, para que él también pueda ir a adorar al recién nacido. ¡Para aquellos apegados al poder, Jesús no es la esperanza que hay que acoger, sino una amenaza que hay que eliminar!


Cuando los Magos parten, la estrella reaparece y los guía hasta Jesús, señal de que la creación y la palabra profética representan el alfabeto con el que Dios habla y se deja encontrar. La visión de la estrella suscita en aquellos hombres una alegría incontenible, porque el Espíritu Santo, que mueve el corazón de quien busca a Dios con sinceridad, también lo llena de alegría. Al entrar en la casa, los Magos se postran, adoran a Jesús y le ofrecen regalos preciosos, dignos de un rey, dignos de Dios. ¿Por qué? ¿Qué ven? Un antiguo autor escribe: ven «un pequeño cuerpo humilde que el Verbo ha asumido; pero no se les esconde la gloria de la divinidad. Se ve a un niño pequeño; pero ellos adoran a Dios» (Cromacio de Aquileya, Comentario al Evangelio de Mateo 5,1). Los Magos se convierten así en los primeros creyentes entre todos los paganos, imagen de la Iglesia reunida de todas las lenguas y naciones.


Queridos hermanos y hermanas, pongámonos también nosotros en la escuela de los Magos, de estos «peregrinos de la esperanza» que, con gran valentía, dirigieron sus pasos, sus corazones y sus bienes hacia Aquel que es la esperanza no solo de Israel, sino de todos los pueblos. Aprendamos a adorar a Dios en su pequeñez, en su realeza que no oprime, sino que libera y hace capaces de servir con dignidad. Y ofrezcámosle los dones más hermosos, para expresarle nuestra fe y nuestro amor.

Beato Álvaro de Córdoba

Fraile dominico del siglo XIV que impulsó la reforma religiosa fundando el Convento de Scala Coeli en Córdoba. En este lugar instauró el primer "Via Crucis" localizado que se conoce


Alvaro nació en Zamora y en 1368 entró en la Orden. Fue durante muchos años profesor en San Pablo de Valladolid y luego maestro en teología de Salamanca y confesor del rey Juan 11 de Castilla. Después de una peregrinación a Tierra Santa e Italia (1418-1420) para conocer de cerca la reforma de la Orden realizada por el beato Raimundo de Capua, inició la misma labor de reforma en España fundando el convento de Scala Coeli (Córdoba), cuna de la reforma. Del papa Martín V recibe el nombramiento de superior mayor de los conventos reformados en España. También en Scala Coeli instauró el primer «Vía crucis» localizado que se conoce. La devoción popular le ha llamado santo. Muere un 19 de febrero alrededor del año 1430 y su cuerpo se venera en el convento de Scala Coeli. Su culto fue confirmado el 22 de septiembre del 1741.

Miércoles de la VI Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (8,6-13.20-22):

Pasados cuarenta días, Noé abrió la claraboya que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que estuvo saliendo y retornando hasta que se secó el agua en la tierra.

Después soltó la paloma, para ver si había menguado el agua sobre la superficie del suelo. Pero la paloma no encontró donde posarse y volvió al arca, porque todavía había agua sobre la superficie de toda la tierra. Él alargó su mano, la agarró y la metió consigo en el arca.

Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca. Al atardecer, la paloma volvió con una hoja verde de olivo en el pico.

Noé comprendió que el agua había menguado sobre la tierra. Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió.

El año seiscientos uno, el día primero del mes primero se secó el agua en la tierra. Noé abrió la claraboya del arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca.

Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar.

El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo:

«No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre, porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a destruir a los vivientes como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche».

Palabra de Dios

Salmo 115,R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza

Santo Evangelio según san Marcos (8,22-26):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.

Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.

Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.

Palabra del Señor

Compartimos:

Dios siempre está dispuesto a empezar de nuevo, como nos muestra el relato de Noé de la primera lectura del libro del Génesis. El arca simboliza la misericordia de Dios donde toda la creación, salvada, tiene una nueva oportunidad, pues como dice el salmo 115 que hoy meditamos: “mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles”.


Cada día es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, para llevar adelante tus mejores propósitos, para dejarte empapar del sol de la Gracia de Dios que amanece en nuestras vidas. Pues los mejores deseos, sin acción, no pasan de un sueño. Quizá haya reformas personales que te cuesta llevar a cabo, que estás procrastinando sin cesar, que sabes que no pueden esperar más. Mételas en el arca, como Noé, para que el Señor te ayude a comenzar de nuevo. Pues Él está convencido de que tu vida tiene futuro, ¿tú no?


Algo similar le ocurre al ciego del Evangelio de hoy. Su recobrar la vista es algo progresivo, lento, y se desarrolla poco a poco. En la vida espiritual, la toma de conciencia lúcida, ver con claridad nuestra existencia como Dios la ve, es un proceso gradual, no inmediato. Jesús le impone al ciego dos veces las manos para que vea bien.


Las reformas en nuestra vida y en la de los demás son progresivas, lentas pero constantes; avanzan poco a poco hasta alcanzar nitidez y concreción, como la vista del ciego curado por Jesús. Por ello, hay que tener paciencia con nosotros mismos y con los demás, saber esperar los tiempos del Espíritu y confiar en su acción curativa y regeneradora. En ocasiones, esta paciencia puede parecer una carga, pero es en esa espera donde encontramos las lecciones más valiosas y el crecimiento más auténtico.


Hoy es un buen día para pedirle al Señor que imponga sus manos sobre nuestra alma para ver mejor y más lejos, déjate tocar por Él. Esta imposición de manos no solo nos otorga visión, sino que también nos brinda fortaleza para enfrentar nuestras propias sombras y transformarlas en luz. A través de la oración y la contemplación, podemos pedir a Dios que nos guíe en este viaje de autoconocimiento y sanación.


Además, debemos recordar que este proceso de sanación no es solo para nosotros, sino también para nuestra comunidad. Al recibir la gracia y la claridad de Dios, nos convertimos en faros de esperanza y amor para aquellos que nos rodean. Nuestra transformación personal tiene el poder de influir y cambiar positivamente las vidas de otros, creando un círculo virtuoso de bondad y fe.


Recuerda que la paciencia y la confianza en Dios nos enseñan a vivir con gratitud, apreciando cada pequeño avance y celebrando cada paso hacia una vida más plena y en sintonía con el plan divino. Dejemos que el Espíritu Santo actúe en nosotros, permitiéndonos ver no solo con los ojos físicos, sino también con los ojos del corazón, abiertos a la belleza y la verdad de la creación divina.

martes, 18 de febrero de 2025

Martes de la VI Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis (6,5-8;7,1-5.10):

Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Y dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.»

Pero Noé alcanzó el favor del Señor.

El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado.»

Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra.

Palabra de Dios

Salmo 28, R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

Santo Evangelio según san Marcos (8,14-21):

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.

Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»

Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»

Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»

Ellos contestaron: «Doce.»

«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»

Le respondieron: «Siete.»

Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»

Palabra del Señor

Compartimos:

La Palabra de Dios nos invita hoy a tener cuidado con el mal en todas sus dimensiones: personal, social, estructural, … Tanto el libro del Génesis como el Evangelio, se lamentan y nos previenen de esta realidad contraria al plan de Dios. Leemos en la primera lectura: “Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón”. Palabras duras que nos invitan a la auto reflexión. ¿En qué manera soy yo participe con mi acción y omisión de generar y crear un mal ambiente, una atmósfera de maldad, una hamartiosfera? (hamartía=pecado). Dios ama a su creación y a sus criaturas y le pesa cuando no avanzan según su plan establecido, cuando a través del mal uso de nuestra libertad, no colaboramos con el plan de nuestro creador.


Jesús nos advierte del mal camuflado que también crece y se extiende peligrosamente, y lo hace a través del ejemplo de la levadura, el ingrediente de cocina que hace que la masa fermente; ejemplo que ha utilizado otras veces de manera positiva, pero no en esta ocasión: “Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes”. Hoy tendríamos que sustituir fariseos y Herodes por otros personajes, corrientes de pensamiento, posverdades que fermentan y hacen crecer el mal. ¿Cuáles crees que son? ¿Cuáles adviertes cómo destructivas? ¿Cuáles minan tu fe y tu esperanza?


Jesús les recuerda a sus discípulos y a nosotros hoy, que Él es el Pan de Vida, el alimento que nos ayuda a combatir el mal y a generar bien y bondad. En la eucaristía lo recibimos. Eres lo que comes, cuerpo de Cristo. Pan que nos fortalece y nos hace tomar conciencia de la identidad a la que estamos llamados a ser: que todos seamos uno. Y en esa unidad debemos cuidarnos y cuidar nuestra casa común, la creación de la que Dios nos ha hecho garantes, cuidadores. Parece una aspiración muy exigente, pue a veces no somos capaces ni de cuidarnos a nosotros mismos, pero a eso aspiramos y para ello necesitamos el Pan que Jesús es para nosotros, el alimento, no otros panes que nos llenan, pero sin nutrirnos, cuando no intoxicándonos.


La secuencia del Evangelio de hoy termina con pregunta que Jesús nos dirige: “¿no acabáis de entender? Es un buen día para orar con esta pregunta. Ilumina Señor nuestro entendimiento para que podamos comprender, asimilar y llevar a la vida aquella palabra de vida que nos cuesta y para librarnos de las levaduras tóxicas que contaminan nuestro corazón.