miércoles, 26 de febrero de 2025

Miércoles de la VII Semana del Tiempo Ordinario

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (4,12-22):

La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial 118,R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor

Santo Evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»

Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor

Compartimos:

El tema de los monopolios es muy importante en economía y en muchos otros ámbitos. En la economía capitalista se dice que los monopolios son malos porque distorsionan la libertad del mercado. Lo mejor es que haya muchas empresas que compitan entre sí. Eso es mejor para los consumidores. Si hay una sola empresa que produzca, por ejemplo, ladrillos, esta empresa podrá poner los precios que quiera. Los compradores no tienen opciones. Esto es verdad y todo el mundo lo entiende. Pero la verdad es que las empresas aspiran a tener el monopolio porque es una posición muy cómoda, no tienen competencia y se incrementan los beneficios. Lo mismo sucede en política. Donde hay un solo partido, éste siempre gana las elecciones y el poder que llevan consigo, que es a lo que aspira cualquier partido.


Me van a perdonar el párrafo anterior, pero es que me da la impresión de que los apóstoles también deseaban tener el monopolio. Ellos estaban con Jesús. Le habían seguido desde el primero momento y no iban a permitir que llegasen unos advenedizos y fuesen echando demonios en nombre de Jesús. Sobre todo, si esos advenedizos no era de los “suyos”. Ellos deseaban tener el monopolio del mensaje y de poder sanador de Jesús. Si alguno quería la curación/salvación, tenía que ir forzosamente a ellos. Y no a esos “otros”.


Pero Jesús es portador del amor de Dios. Y ese amor es para todos. No hay excepciones. No hay monopolios. Todo el que hace el bien es bien acogido. Aunque no haya pasado por el noviciado ni por la catequesis. Si me apuran, aunque no vaya a misa. Más allá de los dogmas y de las estructuras eclesiales que hemos ido creando a lo largo de la historia, lo que importante es buscar el bien de las personas, su liberación, su sanación. “El que no está contra nosotros, está a favor nuestro”. Aunque maneje una bandera diversa o una ideología diversa o… Lo importante para Jesús no es la ortodoxia sino el bien de las personas, de los hijos e hijas de Dios. Por eso, los cristianos no cerramos la puerta a nadie y estamos abiertos a colaborar con todos, libres de prejuicios. Pues eso, menos críticas a los “otros” y más liberar, sanar, reconciliar, perdonar, curar, colaborar…

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