Señor, enséñanos a ser dóciles a tu Voluntad,
a dejarnos conducir por tu Providencia
como tú te dejaste conducir por los malhechores.
Queremos tomar conciencia de que nuestra vida, con sus gozos
y sus sufrimientos, es tuya y Tú la llevas hacia tu Corazón.
Hoy haré un esfuerzo por VER que, detrás de todo
lo que me ocurre, está la mano providente de Dios.
Señor, danos un corazón humilde que acepte con
sencillez no ser los mejores en todo, los preferidos,
los alabados… Y, al mismo tiempo, haznos
tomar conciencia de que esta familia es muy amada por ti,
amada con predilección.
Señor, esta familia hoy te pide un corazón valiente,
capaz de decirte que sí en cualquier
circunstancia, aunque se ponga en juego
nuestra comodidad.
¡Hemos sido hechos para cosas grandes, para el bien!
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