miércoles, 31 de diciembre de 2025

Evangelio del Día VII dentro de la Octava de la Natividad del Señor

Primera Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):

Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial  95,R/. Alégrese el cielo, goce la tierra


Santo Evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: «El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»»

Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor


Compartimos:

Nochevieja. Ya el 2025 está añejo… ¡Y lo celebramos! Porque parece que todo lo viejo está caduco y obsoleto. Parece que el mundo se alegra de que se vaya otro año, como si el que viene trajera una nueva serie de oportunidades. La novedad por la novedad. Como si estuviéramos aburridos. Por otra parte, para los más cínicos en este momento parece que lo que va a traer es más basura, corrupción, una maraña que jamás se desentrañará… La primera carta de Juan que leemos hoy parece, en un principio, estar de acuerdo con esta visión: hay tantos anticristos, que sabemos que es la última hora… No ya del año que termina, sino de todo. Pero, al mismo tiempo, se nos dice que sabemos lo que es la verdad.


La verdad es la luz: en el principio era el Verbo… con tantos anticristos, algunos (dice Juan que incluso los suyos) no lo conocieron. A quienes sí lo conocen se les da, nada más y nada menos, que ser hijos de Dios. El agradecimiento hoy no es tanto por el año que se aleja con todas sus desgracias (quizá para dar paso a otras nuevas, como resulta ser nuestra experiencia), sino el año que nos deja, si lo reconocemos, la inmensa gracia y dignidad de ser hijos en el Hijo, en el Verbo encarnado. De esa plenitud hemos recibido “gracia sobre gracia”. Es un buen momento para despedir el año no con la amargura de tanto malo, desgracias, catástrofes, muertes, guerras, separaciones, como hemos visto, sino con el recuento de gracia sobre gracia recibida: vida, paz interior, alegría, fortaleza para sobrellevar las dificultades, amistad, familia, trabajo si lo ha habido o tiempo para la reflexión si no lo ha habido, gestos de bondad y solidaridad, esfuerzos por la paz… cada uno tendrá (o sería bueno construirla) una lista de gracia sobre gracia recibida. Y es una lista interminable. No es Nochevieja, sino noche perenne de presencia de Dios en la vida; nuevas oportunidades de caminar después de nuestros errores, nuevos impulsos para hacer el bien y para reconocerlo en otros. ¡Bendito 2025! ¡Feliz 2026!

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