Virgen y Reina de la Paz,
Madre de los pobres y sencillos,
Esperanza de los que sufren en soledad,
Señora del Amor y de la Alianza.
Enséñanos a vivir con sencillez
las exigencias del Evangelio,
a servir con alegría
a todos los hombres nuestros hermanos.
Danos tu generosidad,
tu pobreza y tu humildad.
Danos tu amor al trabajo,
a la justicia y a la verdad.
Concédenos ser constructores de Paz,
en este mundo tan dividido, en nuestras familia
y en nuestra patria,
para poder mostrar al mundo los valores del Evangelio
Guarda en tu Corazón a los que sufren,
en las guerras, en la violencia de las calles,
que tu amor nos llena de paz.
Amén.
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