sábado, 5 de marzo de 2022

Seminaristas ucranianos, impotentes desde Roma al ver a su gente: «Todos tienen estrés psicológico»

La guerra sigue un día más en Ucrania mientras las tropas rusas intentan avanzar frente a la resistencia de los ucranianos. Sin embargo, cada vez hay más muerte y sufrimiento. Cientos de miles de personas han huido del país, muchos millones más siguen en Ucrania atentos a las sirenas por si deben protegerse.  Pero a la vez está el dolor desgarrador de los miles de ciudadanos de Ucrania que se encontraban fuera de su tierra al iniciarse la invasión y que miran con pavor lo que está sucediendo allí.

Dos de ellos son Bohdan Luhovyi, de 26 años, e Ihor Bazan, de 24, dos de los ocho estudiantes ucranianos que se forman en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Ambos son seminaristas y en este tiempo de formación se encontraban en el Colegio Basiliano de San Josafat, y son miembros de la Iglesia greco-católica.

Estudian Comunicación Institucional en esta universidad y con dolor cuentan en una entrevista con el Centro Académico Romano Fundación (CARF) lo que están viviendo estos días así como la fe de un pueblo que ha sufrido mucho a lo largo de la historia.

A continuación ofrecemos algunos de los fragmentos de la entrevista de Gerardo Ferrara con los jóvenes Bohdan e Ihor para CARF:

-Ambos sois muy jóvenes, como muchos de vuestros amigos que se encuentran en Ucrania combatiendo esta guerra tan absurda. Vosotros estáis aquí estudiando en la Facultad de Comunicación Institucional y ahora mismo estáis involucrados en otra batalla, la de la comunicación, ya que esta es una guerra también de comunicación y vosotros, por primera vez en Roma, sois “comunicadores” de una situación en la cual la Iglesia está particularmente implicada en ayudar a la población ucraniana.

-Bohdan: Así es, y además pertenecemos a dos diócesis distintas de la Iglesia greco-católica de Ucrania. Yo nací en la ciudad de Bolekhiv, en la parte occidental de Ucrania, pero después de la escuela estudié durante seis años en el seminario de Kiev. Cuando me gradué, estuve trabajando y viviendo durante un año en Kiev, entre 2021 y 2022. Ahora, pues, pertenezco a la Archieparquía de Kiev y, después de mis estudios aquí en Roma, en la Facultad de Comunicación, regresaré a mi Archieparquía.

-Ihor: Yo nací en Ternópil, también en Ucrania occidental, y pertenezco a la Archieparquía de Leópolis. Llevo seis meses en Roma, estudiando, y te tengo que decir que ahora mismo todo es muy difícil… No huí de la guerra. Pero aún así, mis pensamientos están con Ucrania y con mis amigos que están combatiendo. Me siento ansioso por mi hogar, mi gente y mi país. Inclino mi cabeza y mis rodillas ante Dios.

-Sé que la fe os está ayudando mucho en este momento….

-Bohdan: Sí, y gracias a Dios es algo que me acompaña desde la niñez. Cuando era niño, mis padres descubrieron mi fe en Dios y mi deseo de ir a la iglesia. Desde temprana edad acudí a la iglesia, asistí a los servicios litúrgicos y también serví en el altar durante seis años. Por lo tanto, después de graduarme de la escuela secundaria, decidí estudiar para ser sacerdote en el seminario de la Iglesia greco-católica de Ucrania.

-Ihor: Yo también nací en una familia donde los valores cristianos son lo fundamental, así que fui a la iglesia desde una edad temprana. Incluso en mi primera infancia, estaba muy interesado en la religión. Tengo que decir que mi bisabuela jugó el papel más importante en eso. Me encantaba hablar con ella y escucharla. Me contaba sobre las tradiciones ucranianas, la Segunda Guerra Mundial, me cantaba canciones y me enseñó muchos poemas. La amé mucho. A menudo, le contaba mis planes y lo que pasaba en mi vida. Falleció hace tres años. Quería conservar mi recuerdo de ella, así que escribí un libro sobre mi bisabuela. Allí recopilé nuestras historias comunes, historias de la época de la guerra y su vida cotidiana, y mucho más.

Sin embargo, al crecer ya no pensé en ser sacerdote. Ni siquiera lo mencioné más. Empecé a estudiar en la Facultad de Periodismo y luego trabajé como locutor en una radio cristiana. Fue allí que comencé a estudiar el tema de la religión de una manera diferente. Empecé a leer la Biblia, estudié los detalles de la liturgia, los ritos y más cosas: fue un tiempo en el que reflexioné sobre por qué creo en Dios.

- Vuestros amigos y vuestras familias se encuentran en este momento allí, en Ucrania. ¿Podéis decirnos algo más al respecto?

-Bohdan: Yo estuve mucho tiempo viviendo y estudiando en Kiev, aunque soy de otra región, y puedo decir que esta ciudad se ha convertido en mi hogar. Hay gente muy amable y hospitalaria.  Tengo muchos conocidos y amigos de allí. Así que ahora, en estos tiempos de guerra, les llamo muy a menudo y les escribo para saber si todo está bien y estoy muy preocupado por su seguridad y su vida. El ejército ruso ahora está matando civiles y, como estáis escuchando, está tratando de irrumpir en nuestras grandes ciudades y derrocar al gobierno democrático, poniendo a sus títeres en su lugar.

-Ihor: Yo soy de Leópolis, mi ciudad está en el oeste del país. En Ucrania, Leópolis se la conoce como la ciudad más patriótica. Esta ciudad es el centro cultural más desarrollado del país, la que guarda mejor la tradición y la fe. Gracias a Dios, por ahora mi familia está a salvo. No ha habido bombas en Leópolis desde el comienzo de esta guerra. Pero están preocupados. Todo el mundo tiene estrés psicológico.

-Y hablando de fe, ¿qué importancia tiene vuestra Iglesia, la Iglesia greco-católica (que está en comunión con el Papa y con Roma) en la historia de Ucrania y cuál es su papel en el país?

-Bohdan: La Iglesia greco-católica ucraniana ha desempeñado un papel muy importante en la preservación y el desarrollo de nuestra cultura, de la fe y del pensamiento de los pueblos eslavos desde el comienzo del cristianismo en la Rus’ de Kiev.

Nuestra Iglesia siempre ha sido y sigue siendo independiente de las autoridades políticas. En cambio, la Iglesia Ortodoxa Rusa tiene una gran conexión con el presidente, lo que a veces produce la censura de la predicación de la Palabra de Dios.

Durante la persecución de nuestra Iglesia por parte del régimen comunista, la gente rezaba bajo tierra o en las casas, a escondidas. Sacerdotes y obispos eran ordenados en secreto porque las autoridades comunistas enviaban obispos y sacerdotes de la Iglesia greco-católica ucraniana a Siberia o los fusilaban. La Unión Soviética, y ahora su sucesor el gobierno de Rusia, también ven a nuestra Iglesia como una amenaza a su dictadura.

-Hemos visto algo parecido también en Rumania durante el régimen de Ceaucescu, cuando la Iglesia greco-católica rumana fue la más perseguida por el comunismo de estado, representando una verdadera amenaza en cuanto la identidad y la especificidad del pueblo.

-Ihor: Sí, de hecho la Iglesia greco-católica ucraniana siempre ha sido un baluarte de nuestra identidad. Por eso las autoridades rusas y soviéticas la han estado destruyendo durante muchos años.

Como decía Bohdan, por mucho tiempo la Iglesia greco-católica ucraniana permaneció en la clandestinidad durante el régimen soviético. Los sacerdotes de nuestra Iglesia estuvieron en prisión, torturados y asesinados por reconocer a Ucrania como una identidad específica y ser parte de la Iglesia católica de rito griego.

-¿Cómo podemos nosotros, y me refiero en particular a los lectores de Europa y América Latina, ayudar de alguna manera al pueblo ucraniano?

-Bohdan: En primer lugar con la oración, porque solo Dios puede vencer este mal de la guerra. Además, si es posible, pueden los lectores ayudar a través del Exarcado Apostólico en Italia, que tiene una cuenta bancaria en su página de Facebook donde es posible transferir fondos. Incluso en nuestras parroquias de Europa y de todo el mundo recogemos alimentos y otras cosas y las enviamos en camiones a Polonia, y de allí a Ucrania. ¡Gracias a cada uno de ustedes, y sobre todo a CARF – Centro Académico Romano Fundación, por unirse de diferentes maneras a nosotros y a nuestro pueblo!

-Ihor: La ayuda más significativa que puede venir del extranjero son las manifestaciones públicas, la oración y la ayuda financiera, cuando sea posible. La ayuda humanitaria también se está recogiendo en muchos países.

Por ejemplo, aquí en Roma, ya se está haciendo desde el primer día de la guerra. Muchos italianos y ucranianos en Italia están apoyando, también a través del envío o de la entrega personal, aquí en Roma, de ayuda humanitaria a la Catedral Ucraniana de Santa Sofía. Yo mismo soy voluntario allí. Ayudo a clasificar productos y otras cosas, y también cargamos camiones que entregan ayuda humanitaria a Ucrania.

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