pasaremos revista a los presentes,
acunaremos a los ausentes
con una oración, un canto, un recuerdo.
Miraremos al cielo
sabiendo que una parte de nosotros
seguirá viajando a nuestro lado,
en las estrellas, junto a la LUZ.
El primer día del nuevo mundo
comprobaremos sorprendidos
que la vida ha seguido sin nosotros,
oleremos la flor, acariciaremos la espiga,
seremos agradecidos con ellas
por haber mantenido
la belleza, la luz y la esperanza en alto.
El primer día del nuevo mundo
habremos olvidado dónde lo dejamos,
las agendas estarán obsoletas, pero
si sabremos hacia dónde queremos continuar.
Y de los silencios brotarán sueños
y de las palabras nacerán caminos nuevos.
El primer dia del nuevo mundo
al atardecer no aplaudiremos en los balcones,
pero sí besaremos todas las manos
que han curado y servido,
que han amasado la vida y
el pan de la esperanza,
como se besan las manos de una madre,
con gratitud y reverencia.
El primer día del nuevo mundo
espero que estés tú y tú,
también tú que escondes ahora en el miedo
y tú que cabalgas en un viento de rabia,
y también tú que aún estás
debajo de los escombros
y solo ves cenizas.
Os necesitamos, nos necesitamos
para crear una nueva arquitectura:
la del nosotros-hombro-con hombro
y alzamos ¡hasta el cielo!
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