Hemos continuado todo el día con sesiones plenarias, aprobando los textos que luego constituirán las Actas. Excepto durante una hora aproximadamente, dedicada a escuchar a cuatro de los invitados: la Sta. Anne Nguyen Thi Sai, dominica del Instituto secular de Orleans, el Sr. Gabriel Pinto Barbosa Ferreira da Silva, presidente del Consejo internacional de Laicos Dominicos, Sor Mary Constance, religiosa de la Congregación de Santa Catalina, y Sor Theresa Bui Thi Tam, monja del Monasterio del Espíritu Santo de Vietnam, miembro del Consejo Internacional de Monjas, que ha informado de los trabajos de ese consejo.
El presidente del Consejo de Laicos ha dicho que uno de los principales problemas que tienen (aunque eso también depende de lugares y países) es la necesidad de formación, y ha indicado lo interesante que sería crear una red de laicos dominicos, sobre todo para aquellos que viven en zonas más alejadas.
En Vietnam hay 2.400 hermanas dominicas de 9 congregaciones
La hermana del Instituto secular y, sobre todo, la dominica apostólica, han referido la gran labor social que realizan, pero también las dificultades que tienen para anunciar el nombre de Jesús. Sor Mary Constance hablaba en nombre de las 2.400 hermanas dominicas que hay en Vietnam, de 9 congregaciones locales y 4 nacidas fuera de Vietnam. Después de la guerra, el gobierno comunista expropió sus instituciones, y ellas tuvieron que convertirse necesariamente en profesoras. Tuvieron una bajada fuerte de vocaciones. Hoy las cosas han cambiado: el gobierno del país les permite que actúen como congregación, pero sólo para realizar actividades caritativas (ocuparse de leprosos, de ancianos, de niños), no para dar catequesis.
Dado que el gobierno reconoce su labor social, les permite tener vocaciones. Tienen muchas, pero las chicas que entran están muy marcadas bien ideológicamente, bien por la permisividad de vida, o por ambas cosas, y es necesario realizar tres años de postulantado y dos de noviciado para formarlas dignamente. La Congregación de Santa Catalina envía hermanas al extranjero, que han regresado con títulos de teología, hasta el punto de que tienen un Centro de enseñanza teológica, en el que se forman sus propias hermanas y las de otras Congregaciones. Durante tres años les dan clases de filosofía, teología y Escritura. A pesar de todo, se las sigue considerando ciudadanas de segunda clase.
Mesa Familia DominicanaMesa de Familia Dominicana
El pleno, por la mañana, ha terminado de aprobar el documento sobre “Estudios y Centros de estudio”, que ayer se quedó a la mitad. El texto legisla sobre Centros e instituciones que dependen del Maestro de la Orden o están encomendados a su vigilancia especial: el Angelicum, Friburgo, la Escuela bíblica de Jerusalén, Domuni universitas, Optic, el Colegio de Confesores de Santa María la Mayor en Roma, la comisión leonina, el Centro de estudios sobre diálogo interreligioso en Manila, y el Instituto para el diálogo con las culturas y tradiciones religiosas de África, en Nigeria.
Es casi imposible resumir un texto de 10 páginas y 81 números. Sólo digo una cosa referente a la Facultad de Teología de Friburgo: se ha pedido al Maestro que vea la viabilidad de renovar el acuerdo con el Cantón de Friburgo y la Conferencia Episcopal Suiza, asegurando algunas cátedras relevantes para los profesores dominicos.
En las dos sesiones de la tarde hemos estudiado y aprobado lo referente al Gobierno de la Orden. Se han regulado las visitas canónicas. Se ha abordado la dimensión intercultural de nuestras comunidades y se ha pedido a los Priores Provinciales que den a los hermanos en formación la oportunidad de pasar una parte de su formación en otra cultura. Quizás lo más importante de este documento sea lo relativo al Vicariato de Puerto Rico, que actualmente pertenece a la Provincia de Colombia. La propuesta es que, en un plazo más o menos breve, se creen las condiciones para que pueda ser asumido por alguna de los Provincias de los Estados Unidos.
La homilía de esta mañana, a cargo del nigeriano fray Augustine Emeka Ebido, se ha referido a la necesidad que tiene este mundo de mentores que nos conduzcan a Dios, como mentor fue Moisés para Josué.
Fr. Martín Gelabert
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