Todo el día ha estado reunido el plenario del Capítulo, aprobando textos. En concreto, hemos terminado de revisar y aprobar el referente a “Vocaciones, hermanos cooperadores y formación”. Lo de vocaciones ya fue visto y aprobado el sábado. La cuestión de los hermanos cooperadores nos ha ocupado bastante tiempo, prueba del interés que se ha tomado esta cuestión.
El Capítulo reconoce que ha buscado una alternativa aceptable al término “cooperador”, que hiciera justicia a nuestra fraternidad común. No lo hemos encontrado. Pero ha dejado claro que el término se refiere a la participación del hermano cooperador en la misión de predicación de la Orden, en la que todos los frailes cooperan de diversas maneras. El Capítulo ha encomendado al Maestro de la Orden que establezca una comisión permanente para la vocación del hermano cooperador dominico.
Sobre la formación, el Capítulo ha recordado que el promotor provincial de formación permanente, además de ser miembro de la comisión de la Vida intelectual, lo es también del consejo provincial de formación. Ha recomendado al Maestro que se organicen programas de formación permanente en Roma, que estén a disposición de todos los miembros de la Familia Dominicana. Se ha determinado que los capítulos provinciales que decidan si y de qué modo la primera profesión puede renovarse más allá de la finalización del trienio (por ejemplo, en vez de renovar por un año después de tres, se podría profesar por dos y luego renovar por otros dos años). Esta declaración me parece importante: la responsabilidad de crear un ambiente en el que se fomente la confianza mutua entre el formador y los formandos, recae principalmente en el propio formador.
En las dos sesiones de la tarde hemos aprobado algo más de la mitad del documento sobre estudios y centros de estudios. Hay unos números dedicados al derecho que tiene cada hermano a recibir una formación fundamentada en la tradición intelectual dominicana. Otros están dedicados a la necesidad de conocer las cuestiones y problemas críticos de nuestro tiempo. Varios números tratan de la colaboración entre las instituciones académicas de las Provincias y los centros bajo la inmediata jurisdicción del Maestro de la Orden. Finalmente, y ahí nos hemos quedado, algunos números se refieren al modo de realizar los estudios complementarios y adicionales.
En mis crónicas anteriores no he contado que, al inicio de cada sesión plenaria, se invita a un hermano a que haga una oración en la lengua nativa de su región o población. Hoy, por ejemplo, la oración de la tarde se ha dicho en tagalo, lengua nativa de varios frailes presentes, entre ellos el Maestro.
Fr. Martín Gelabert, O.P.
Fr. Martín Gelabert, O.P.
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