miércoles, 14 de febrero de 2018

Beato Bartolomé de los Mártires, OP

Nacimiento

El Beato Fray Bartolomé de los Mártires, nació en la parroquia de Nuestra Señora de los Mártires de dos, de Lisboa, el 3 de mayo de 1514. Era el hijo de Domingos Fernandes Correia y María y usaba el apellido del Valle, que era de un abuelo.

Sus padres eran profundamente cristianos y le dieron una cuidadosa educación cristiana y digna en todos los aspectos.

Será Dominico

Él vino a abrazar la vocación dominicana en el convento de S. Domingos de Lisboa, profesando el 20 de noviembre de 1529. Al nombre que usaba añadió el apellido de “mártires” en memoria de la iglesia en la que fue bautizado.

Se graduó en filosofía y teología, ciencias que enseñó con notable éxito durante más de 20 años en Évora, donde tuvo por alumno a D. Antonio Prior de Crato, en Batalha, en Salamanca y en S. Domingos de Benfica, donde se encontraba cuando fue elegido obispo de Braga, entrando solemnemente en la archidiócesis en octubre de 1559. Dejó escrita una extensa obra de teología y espiritualidad.

Arzobispo de Braga

Aceptando la dignidad de arzobispo de Braga por obediencia, participó como Primado de las Españas, en las etapas finales del Concilio de Trento (1562-1563), a donde partió en 1561. Estuvo acompañado sólo por un teólogo, su secretario, un capellán y el mínimo de familiares. En el Concilio se distinguió por su saber u por su celo por la renovación de la Iglesia, y edificó a todos por su santidad. La correspondencia del Concilio lo llamó "docto y religiosísimo Prelado', 'hombre de gran santidad y de religión" y S. Carlos Borromeo, dijo que él que lo tomó como ejemplo a imitar.

En los intervalos de las sesiones Conciliares, fue a Roma, donde estuvo 17 días, visitando al Papa, en una visita "ad limina". Volvió a Trento para ver la conclusión de los trabajos conciliares. Se alegró con la feliz conclusión del Concilio y, en una carta de despedida a S. Carlos dijo que "sólo falta comprometernos con todas las fuerzas para aplicarlo".

Aplicación del Concilio

Para llevar a efecto, dignamente, la aplicación de las disposiciones del Concilio, convocó un sínodo diocesano en su catedral, y luego un consejo de su provincia eclesiástica y la Arquidiócesis.

Organizó inmediatamente la fundación del Seminario Conciliar, venciendo la oposición del cabildo.
Este fue su programa pastoral realizado en Braga con celo y constancia heroica, superando todas las dificultades. S. Pío V, en una carta a D. Sebastián, en referencia a las dificultades experimentadas por el Beato, se declara muy apenado y afirma que el arzobispo "por su destacada santidad merecía ser amado y reverenciado". Sin embargo, con la renovación de la archidiócesis de Braga, purificó el culto divino, dignificó y protegió el clero, fundando, además del Seminario Conciliar, como ya mencionamos, otros centros de estudios teológicos y pastorales, fomentó la educación y la instrucción de la juventud, promovió la asistencia social, ayudando a las viudas y los huérfanos y la distribuyó, libremente, para los pobres cuanto tenía, prefiriendo vivir en extrema pobreza para tener más para dar, como Fray Luis de Sousa escribió en su vida del Arzobispo .

Obispo - Pastor

Visitó más de una vez su arquidiócesis, que se extendía gran ampliación de la Bragança y el cinto de la espada de Ceniza. En enero de 1560 recorrió como pastor a las tierras de Barroso, Tras-os-Montes y Alto Minho, regresando al comienzo de la Cuaresma. Encontró muchas parroquias en estado lamentable, por la falta de cultura de los clérigos y la ignorancia religiosa del pueblo, mandó traducir para uso de los sacerdotes, la Suma dos casos, del cardenal Cayetano, y compuso él mismo, para los fieles, el Catecismo de la Doctrina Cristiana, y un libro de Prácticas Espirituales.

Fundó el convento de S. Domingo, en Viana do Castelo, destinado a promover los estudios eclesiásticos en ese vasto territorio de la Arquidiócesis.

En el gobierno de la archidiócesis, fray Bartolomé de los Mártires se mostró, como ya se ha insinuado, como un pastor verdaderamente extraordinario de la Iglesia por su amor y caridad a los pobres que ayudó durante la peste de 1570.

Ocupaba la sede de Braga, cuando murió D. Enrique, el cardenal-rey, cuya muerte dejó abierta la cuestión de la sucesión al trono de Portugal. Le era grata la candidatura de D. Antonio, Prior de Crato, su amigo y su antiguo alumno. Se abstuvo, sin embargo, a tomar partido, por no ver ninguna posibilidad de éxito.

La ciudad de Braga se amotinó a favor del Prior de Crato. Para no verse involucrado en complicaciones de asuntos que no eran de su oficio pastoral, se retiró a Tuy (Galicia), donde cayó gravemente enfermo y sólo pudo regresar a la diócesis cuando ya reinaba D. Felipe, con el título de Felipe I de Portugal y II de España. De Tuy regresó a la diócesis, volviendo a las visitas pastorales. Fray Bartolomé, poco después, pidió a Felipe II, la renuncia al Arzobispado, que fue aceptada.

Muere en Viana

Estaba en Viana cuando le anunciaron que el Papa había designado nuevo Arzobispo para la sede de Braga. Fray Bartolomé de los Mártires se recogió inmediatamente al convento de S. Domingos de Viana, envejecido y cansado. Allí murió, como apóstol y santo, el 16 de julio de 1590. En el momento de la muerte los bracarenses pretendieron llevarse a e Braga su cuerpo, pero los vieneses se opusieron incluso con las armas.

Proceso de Beatificación

En 1702 el arzobispo D. João de Sousa, mandó organizar el proceso relativo a las virtudes heroicas y milagros atribuidos a su intercesión. Concluyó con éxito en 1845, con la promulgación del Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes.

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 4 de noviembre de 2002. Su fiesta se celebra el 18 de julio.

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