Lectura del libro de la Sabiduría (13,1-9):
Eran naturalmente vanos todos los hombres que ignoraban a Dios y fueron incapaces de conocer al que es, partiendo de las cosas buenas que están a la vista, y no reconocieron al Artífice, fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire leve, a las órbitas astrales, al agua impetuosa, a las lumbreras celestes, regidoras del mundo. Si, fascinados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Dueño, pues los creó el autor de la belleza; y si los asombró su poder y actividad, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo; pues, por la magnitud y belleza de las criaturas, se descubre por analogía el que les dio el ser. Con todo, a éstos poco se les puede echar en cara, pues tal vez andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar; en efecto, dan vueltas a sus obras, las exploran, y su apariencia los subyuga, porque es bello lo que ven. Pero ni siquiera éstos son perdonables, porque, si lograron saber tanto que fueron capaces de averiguar el principio del cosmos, ¿cómo no encontraron antes a su Dueño?
Palabra de Dios
Salmo 18,R/. El cielo proclama la gloria de Dios
Santo Evangelio según san Lucas (17,26-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acordaos de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán.»
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?» Él contestó: «Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo.»
Palabra del Señor
Compartimos:
Jesús está convencido de que viene un cambio de época, los tiempos mesiánicos, que llevan consigo inicialmente muchas rupturas, desgarros, tribulaciones: es la forma de abrirse paso el Reino de Dios. Las personas quedan como descolocadas. Él lo pinta con las imágenes de que dispone: una guerra cruel, con secuestros y separaciones, etc. Recurre además a las antiguas narraciones del diluvio anegador, del fuego devorador sobre las ciudades del Mar Muerto… Probablemente el evangelista Lucas, que tiene algo de información sobre la guerra judía en Palestina, completa el cuadro heredado de Jesús con otros rasgos que le son conocidos: no bajar de la azotea, no regresar del campo… El conjunto tiene imaginería apocalíptica, cuyo contenido profundo no es cosmológico (terremotos, maremotos…), sino antropológico: una convulsión interior de la persona que la hace pasar a una situación nueva, casi un proceso de muerte-resurrección. Esto puede vivirse en activo, con entrega y consciencia, o meramente como catástrofe sobrevenida; y esto es lo que Jesús quisiera evitar. Hay que entrar activamente en el Reino.
Cuando Lucas transmite este patrimonio jesuano, en su medio cultural no se cuenta con tales catástrofes cósmicas. Lo que preocupa al evangelista, como a Jesús, es una Iglesia “acostumbrada”, acomodada en el dinero y el bienestar, olvidada de inquietudes trascendentes, y, por supuesto, despistada y desprevenida ante el paso de Jesús. No es importante conocer el cuándo o el dónde, pues Jesús “se revela” (Lc 17,30) a la persona en cualquier lugar y momento, y origina en quien le acoja una época nueva: este es el “fin del mundo” que interesa. El evangelista no alude siquiera al momento de la muerte física; como a Jesús, le interesa otra “muerte”: dejar atrás una existencia sin sentido ni orientación. Cuando se acoge a la persona y la palabra de Jesús en fe, surge un mundo nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.