Hoy hemos celebrado la fiesta del Señor, un día especial para el encuentro con la familia y con la familia celebrar su amor en el domingo.
La noche es un momento de tranquilidad, y también es un buen momento para acercarnos a Dios. No cabe duda que los creyentes devotos siempre persisten en orar a Dios sin importar cuán cansados estén, porque la oración antes de acostarnos es una de las maneras que nos permiten mantener una relación normal con Dios.
Reflexionamos sobre la experiencia del día, sobre lo que se ha compartido, en qué asunto hemos recibido el liderazgo de Dios, y al final ofrecemos verdadera gratitud a Dios. Del mismo modo, reflexionamos sobre las cosas que hemos hecho y las palabras que hemos hablado que no están en línea con la voluntad de Dios en el día, y terminamos confesando verdaderamente nuestros pecados a Dios, arrepintiéndonos y pidiendo el perdón de Dios. ¿Tú haces esto?
Si estás dispuesto/a mejorar tus relaciones con Dios y con los demás, empieza a orar en el silencio de todo, Él te espera siempre, no le importa tu pequeñez sino la grandeza de tu corazón.
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza.
Amén.
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