jueves, 15 de diciembre de 2022

Jueves de la 3ª Semana de Adviento

Lectura del libro de Isaías (54,1-10):

Exulta, estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar, alégrate; tú que no tenías dolores de parto: porque la abandonada tendrá más hijos que la casada —dice el Señor—. Ensancha el espacio de tu tienda, despliega los toldos de tu morada, no los restrinjas, alarga tus cuerdas, afianza tus estacas,porque te extenderás de derecha a izquierda. Tu estirpe heredará las naciones y poblará ciudades desiertas. No temas, no tendrás que avergonzarte, no te sientas ultrajada, porque no deberás sonrojarte. Olvidarás la vergüenza de tu soltería, no recordarás la afrenta de tu viudez. 

Quien te desposa es tu Hacedor: su nombre es Señor todopoderoso. Tu libertador es el Santo de Israel:se llama «Dios de toda la tierra». Como a una mujer abandonada y abatida te llama el Señor; como a esposa de juventud, repudiada—dice tu Dios—.Por un instante te abandoné,pero con gran cariño te reuniré.En un arrebato de ira, por un instante te escondí mi rostro, pero con amor eterno te quiero—dice el Señor, tu liberador—.Me sucede como en los días de Noé: juré que las aguas de Noé no volverían a cubrir la tierra; así juro no irritarme contra ti ni amenazarte. Aunque los montes cambiasen y vacilaran las colinas, no cambiaría mi amor, ni vacilaría mi alianza de paz—dice el Señor que te quiere—.

Palabra de Dios

Salmo 29 R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Santo Evangelio según san Lucas (7,24-30):

Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío me mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.

Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él». Al oír a Juan, todo el pueblo, incluso los publicanos, recibiendo el bautismo de Juan, proclamaron que Dios es justo. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de dios para con ellos.

Palabra del Señor

Compartimos:

La Ley y los Profetas eran dos fuerzas poderosas en la vida del pueblo de Israel. Una vez recibida la Ley, siempre existía la tendencia a abusar de ella. La misión de los profetas era seguir volviendo al pueblo al espíritu de la Ley y al corazón de Dios, el dador de la ley. Sin embargo, estos profetas fueron continuamente perseguidos y asesinados. Y entonces, en algún momento, la profecía terminó. Durante casi 400 años, no se vio un solo profeta en Israel. En ausencia de profetas, los líderes religiosos se convirtieron en poderosos y únicos intérpretes de la Ley, con gran pérdida de su espíritu. En esta coyuntura, Juan el Bautista surgió como profeta que se atrevió a decir las palabras de Dios, a desafiar a la gente a la conversión, a preparar el camino para el Señor. Jesús lo elogia. ¿Tenemos el corazón para decir "sí" a la llamada de Dios y ser una voz profética en nuestro tiempo?

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