Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,1-5)
¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley o porque respondéis a la fe?
Palabra de Dios
Salmo Lc 1,69-R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo
Santo Evangelio según san Lucas (11,5-13):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.” Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos.” Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
Palabra del Señor
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Si al "amigo" de la parábola le costaba levantarse y compartir unos trozos de pan en medio de la noche, ¡imagínate el sacrificio del que había venido buscando pan! No pedía pan para sí mismo: intercedía por otro que acudía a su casa en plena noche, buscando refugio. El "pedid y recibid, buscad y encontrad, y llamad y entrad" del que habla hoy Jesús tiene un gran poder de actualización cuando pedimos, buscamos y llamamos en favor de los necesitados. Como observa el Catecismo de la Iglesia Católica, "desde Abraham, la intercesión -pedir en favor de otro- ha sido característica de un corazón en sintonía con la misericordia de Dios". En la época de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo, como expresión de la comunión de los santos [...] La intercesión de los cristianos no reconoce fronteras"
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