jueves, 15 de septiembre de 2022

Viernes de la 24ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,12-20):

Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que lo muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo, cosa que no ha hecho, si es verdad que los muertos no resucitan. Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

Palabra de Dios

Salmo 16,R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor

 Santo Evangelio según san Lucas (8,1-3):

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor

Compartimos:

Los estudiosos del Nuevo Testamento confirman que, en comparación con las obras literarias de la época, los evangelios contienen un número inusualmente alto de referencias a las mujeres. Según algunos estudiosos, de todos los fundadores de religiones y sectas, Jesús es único en su acogida y afirmación de las mujeres. Jesús fue lo suficientemente humilde como para aprender incluso de una mujer pagana: la mujer sirofenicia que le recordó que los gentiles no debían ser excluidos de la misericordia de Dios (cf. Mt 15,27). En una época en la que el testimonio de una mujer sólo tenía la mitad de peso que el de un hombre, Jesús eligió a María Magdalena para ser apóstol de los apóstoles, para ser la primera portadora de la buena nueva de su resurrección. El evangelio de hoy atestigua cómo las mujeres se sintieron libres y bienvenidas para ser sus seguidoras. Si Jesús acogió a hombres y mujeres sin ninguna discriminación, nuestras parroquias, comunidades de fe y hogares deben convertirse también en lugares en los que las mujeres desempeñen un papel importante en el discipulado, la evangelización y el liderazgo.

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