Con maternal amor, y entre gemidos,
acoges a tu Hijo entre los brazos,
y lo abrazas, con ternura, en tu regazo
e imploras Piedad entre suspiros.
Sutiles lágrimas brotan de tus ojos,
realzando, aún más, tu hermosura,
haciendo más palpable tu dulzura
cuando miran al Cielo, temblorosos.
Virgen María, pedimos, de corazón,
que vuelvas tus ojos piadosos
a quienes te imploran, gozosos,
recibas, Madre, nuestra oración.
Para llevar esta vida con dignidad
concédenos la gracia necesaria,
rogamos escuches nuestra plegaria,
Madre, Señora de la Piedad.
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