Señor nuestro Dios, en ti esperamos.
Hay algo que nunca deja nuestros corazones,
es tu promesa de que serás nuestro Dios,
nuestro Dios en Jesucristo. Esta se mantiene
firme y queremos afirmarnos en ella con total confianza.
Porque tu Palabra permanece infalible
y todas tus obras nos guían hacia el día grande
y maravilloso, cuando serás glorificado,
cuando por fin nuestros corazones sean libres al conocerte.
Podemos ser libres de todas nuestras obras,
libres de todo miedo e indecisión, libres de todo
sufrimiento y angustia, porque sabemos que tú,
oh Dios, eres nuestro Padre.
Amén.
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