domingo, 14 de agosto de 2022

Dame, Señor, la firme voluntad,

 compañera y sostén de la virtud;

la que sabe en el golfo hallar quietud

y, en medio de las sombras, claridad;


la que trueca en tesón la veleidad,

y el ocio en perennal solicitud,

y las ásperas fiebres en salud,

y los torpes engaños en verdad.

Y así conseguirá mi corazón

que los favores que a tu amor debí

le ofrezcan algún fruto en galardón...


Y aún tú, Señor, conseguirás así

que no llegue a romper mi confusión

la imagen tuya que pusiste en mí.

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