sábado, 16 de julio de 2022

Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Lectura del libro del Génesis (18,1-10a):

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día. Alzó la vista y vio tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo: «Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un bocado de pan para que recobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a la casa de vuestro siervo». Contestaron: «Bien, haz lo que dices». Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, prepara tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz unas tortas». Abrahán corrió enseguida a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase de inmediato. Tomó también cuajada, leche y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba bajo el árbol, ellos comían.

Después le dijeron: «Dónde está Sara, tu mujer?». Contestó: «Aquí, en la tienda». Y uno añadió: «Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre Sara habrá tenido un hijo».

Palabra de Dios

Salmo 14, R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,24-28):

Hermanos:

Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo.

Palabra de Dios

Santo Evangelio según san Lucas (10, 38-42):

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

Palabra del Señor

Compartimos:

Mira Marta: SÓLO UNA COSA ES NECESARIA.

          ¿A que no estás de acuerdo con el Señor? ¿A que te gustaría contestarle que de “una sola” nada?  Hay siempre tantas cosas importantes que hacer.  Hay que multiplicarse para dar abasto a todo. Y a veces ni aún así. Y pensamos por dentro: «si no lo hago yo, ¿quién lo va hacer?».

-  María en cambio, sabe sentarse a disfrutar de la compañía.  No es que sea una vaga, o que prefiera no dar ni golpe.  Ante la ocasión que se le ha presentado de sentarse a escuchar un rato al Maestro, sabe que todas las demás cosas pueden esperar.  Luego las realizará con más ilusión, con más interés, con sentido y con mucha más paz. ¿No os habéis dado cuenta de que hemos perdido el silencio y la tranquilidad? Quizá por eso tienen tanto éxito los cursos de relajación, de concentración, de silencio, y toda esa espiritualidad que nos viene de Oriente que busca encontrar el equilibrio interior... y ese palabro: «mindfullness» tan de moda: atención plena, hacer una sola cosa cada vez. 

- «Marta» a veces se sienta, aunque sea un rato, a los pies del televisor, para olvidar las preocupaciones y ¿descansar?, pero sin prestar atención a los que están sentados en el sillón de al lado.

          Esa Marta que todos llevamos dentro necesita urgentemente sentarse a escuchar en silencio a cada miembro de la familia, a cada amigo, a cada persona que pasa. Marta tiene que aprender a contemplar con calma la naturaleza, mirar por la noche las estrellas como hacía Abraham, escuchar las conversaciones de las olas, sentir el canto de los pájaros y el quejido de la tierra seca. María sabía que un tiempo de silencio, de escuchar al Maestro, de dialogar a solas con él, a sus pies, de dejar que resuene su Palabra... es el mejor remedio para no andar inquieta y nerviosa, irritable e inaguantable.  

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