domingo, 20 de marzo de 2022

Un misterioso sueño le hizo cambiar el Corán por la Biblia: «No podía encontrar la paz» en el islam

Vicky Adam Ubaid Akram es un joven nacido en Indonesia, donde el 94% de la población profesa la religión islámica. Ante esta abrumadora mayoría es llamativo que 2.000 personas se conviertan cada año a la fe católica. Vicky, fiel seguidor de los preceptos coránicos, recibió el bautismo al finalizar el año 2021. Sin embargo, su conversión fue especialmente llamativa, sucedida tras un misterioso sueño que, como a San Pablo, le hizo caerse y mirar a la cruz.

Residente en Malang, al este de Indonesia, la familia de Vicky no era una excepción a la mayoría islámica del país. Su padre, musulmán de nacimiento y fiel cumplidor de los preceptos coránicos, se casó después de que su mujer, inicialmente protestante, recitase la shahāda para profesar el islam y formar una familia.  

"No podía encontrar la paz" en el islam

Pese a seguir fielmente los principios coránicos, Akram relató a UCA News que durante la etapa universitaria comenzó a atravesar una crisis en sus planteamientos religiosos a raíz de una "sequedad espiritual"

."En 2018, mientras estudiaba en la universidad, comencé a sentir que no podía encontrar la paz cuando realizaba rituales islámicos como la oración", explicó.

Esto le llevó a perder progresivamente el interés por la religión, motivado especialmente por descubrir que el Islam no le permitía "comunicarse con Dios", pero su sed espiritual permanecía intacta.

Buscando colmarla, el estudiante comenzó a investigar diversas ramas del protestantismo, profesado por su madre durante su juventud.

Un misterioso sueño le guió 

Fue entonces cuando un misterioso sueño le reveló el camino que debía tomar.

En el sueño, caminaba por un callejón que tenía muchos espacios de culto, incluidos mezquitas, templos e iglesias a ambos lados.Pero sus ojos permanecieron fijos en una iglesia católica sobre la cual se alzaba una cruz.

Luego se cayó y se despertó. “En esa posición de caída, volví a mirar hacia arriba y mis ojos todavía estaban en el crucifijo”, recuerda Vicky.

Intrigado, Vicky volcó todos sus esfuerzos en investigar y profundizar en la fe católica.

"Un devoto musulmán" en la Iglesia 

 “Cuanto más sabía, más me interesaba”, menciona. La enseñanza de Jesús sobre el amor y la caridad como “la ley primera y principal” resultó especialmente llamativa para el joven, que siempre lo consideró como "la clave para ser una buena persona".

No tardó en empezar a visitar parroquias católicas de Malang con cierta clandestinidad, asustado por la reacción que su transformación podría generar en una familia profundamente islámica, especialmente en su padre.

La reacción fue la contraria a la que esperaba. "[Mi padre] me dijo que si hablaba en serio, debía seguir adelante", explica. La respuesta de su madre no fue la misma y se opuso de lleno a que Vicky siguiese su camino. "Tal vez ella temía una reacción violenta por parte de la familia extensa de mi padre", pero el joven siguió firmemente decidido a terminar el camino que había emprendido: "Solo pensé que ella necesitaría tiempo para aceptarlo", pensó.

Concluidos sus estudios universitarios, Vicky se mudó a Yakarta en 2020 para dedicarse laboralmente a la medicina y comenzó a visitar la parroquia local del Sagrado Corazón.

La decisión fue bien recibida por su círculo de amigos y conocidos, sorprendidos ante la conversión del que consideraban "un devoto musulmán" y le advirtieron sobre las consecuencias de pasar a formar parte de una comunidad minoritaria en un país de mayoría islámica.

Preocupado por el prójimo y su fe

Decidido a finalizar su nuevo camino, Akram se inscribió como catecúmeno a las clases de catecismo que ofrecía la parroquia, formado anualmente por 20 antiguos musulmanes  adultos que desean recibir el bautismo cada año en su parroquia.

Concluida su formación, Vicky recibió el bautismo el pasado 18 de diciembre de 2021 bajo el nombre cristiano de Juan.

Conversos de Yakarta.

En su nuevo camino de fe, asegura que su deseo es ser un buen católico que profundice en su fe y se preocupe por el prójimo, al tiempo que participa en actividades eclesiales y apostólicas bajo la general aceptación de su familia.

“A las dos semanas de ser bautizado, pude comunicarme con mis padres. Mi familia extensa también parece saberlo y algunos me felicitaron por la Navidad”, concluye.

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