Creemos que es el Espíritu quien ora en nosotros, Pero también creemos que es el hermano uno de los caminos para que aquel nos interpele.
Creemos por ello en dos valores fundamentales: oración y amistad. En la primera, como la cota más alta de la amistad del hombre con Dios. Y en la segunda, como condición y clima inmejorable para lograr aquella.
Creemos en la necesidad constante de evangelizar la oración. Esto es, "de orar como Jesús oró" y "por lo que oró", evangelizando, a la vez, al orante mismo.
Creemos en la oportunidad de evangelizar desde la oración, ya que solo quien ha recibido plenamente el "don de Dios", puede darlo, al mismo tiempo que "darse", a los demás.
Creemos en una oración que surja de la escucha de la Palabra de Dios y desemboque en la vida; huya de toda alienación y promueva una fe comprometida.
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