Querido Padre; Tú que con esmero y paciencia nos acompañas y guías por el camino de la vida, te agradecemos lo que haces para que podamos ser tu familia en el mundo.
Haz de cada familia un santuario en el que se acoja y se respete la vida: una comunidad de amor abierta a la fe y a la esperanza, un hogar en el que reinen la comprensión, la solidaridad, la alegría de la reconciliación y de la paz. Concédenos que todas nuestras familias tengan una casa digna en la que nunca falten el pan suficiente y lo necesario para una vida verdaderamente humana. Abre el corazón de nuestros hogares a la oración, a la acogida de la Palabra de Dios y al testimonio cristiano; que cada una de nuestras familias sea una auténtica Iglesia doméstica en la que se viva y se anuncie el Evangelio de Jesucristo.
Señor, danos siempre la fuerza para no desanimarnos nunca en la defensa del don de la vida y la libertad. Que pongamos siempre como verdad en la toma de nuestras decisiones el mensaje y la obra de Jesús nuestro Dios. Y que María nuestra Madre sea siempre el modelo para respetar a todas las personas por igual descubriendo que todos somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
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