Domingo experimentó a Dios “haciendo historia” con su pueblo, en esa etapa fecunda que fue su vida. Domingo lee la urgencia del desafío, y decide comprometerse, respondiendo, desde el evangelio a los interrogantes que este mundo planteaba a su alma de apóstol.Dos son por tanto, los pilares sobre los que se sustenta el ideal de Domingo: El mundo en derredor y su experiencia de Dios. De tal manera, su oración no se puede entender separada de la referencia a la humanidad doliente de su tiempo, y de la experiencia íntima de Jesús en su vida.
Oremos por todos los miembros de la Orden:
Que la exigencia y el don de misericordia, como móvil de nuestra misión evangelizadora, nos invitan a una renovación de nuestra mirada, que nos sintonice con la forma de mirar siempre nueva de Jesús.
Amen
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