Una nueva oportunidad. Siente que Dios te grita hoy en el corazón: “Vuelve a mí”. Quizás no seas capaz de escuchar esa voz porque te dices: “¿De dónde tengo que volver yo? ¡Yo estoy bien como estoy! ¡Yo me siento bien!”.
Te entiendo. Descubrir que hay otra manera de ser y de vivir, que hay cosas que podemos y tenemos que cambiar como creyentes no lo descubrimos si no nos lo descubren..., si no nos habla la Palabra de Dios. Hay cosas que “no son de cajón”. Lo de Dios “no es de cajón”. Lo de Dios es de susurro, de sensibilidad, de no vivir en superficialidad. Lo de Dios se percibe mejor cuando se vive con el corazón. Como sólo vivas con los ojos y con el bolsillo... no descubrirás a Dios.
Hay gente que no descubre que necesita dar más cariño, más tiempo, más detalles, más palabra, más besos, menos gritos a los de casa y a quien llama mujer o marido y a los hijos... Hay gente que no se da cuenta de que existen otros que necesitan algo más de nuestro corazón... Hay corazones que sufren porque los nuestros se hacen un poco de piedra...
Nos parece que estamos bien, y nos disculpamos o justificamos diciendo: “Es que yo soy así”... A lo mejor poco a poco te has hecho así, pero antes no eras así; en todo caso, puedes ser de otra manera. Estás llamado, invitado a ser de otra manera, más humana, más divina. Por delante tienes 40 días para escuchar: “Vuelve a mí de todo corazón”. “Vuelve a mí con todo el corazón”. “Vuelve también a tu corazón”. “Vuelve a habitarte”.
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