Tenía 10 años cuando empezó la Primera Guerra Mundial, 14 en la famosa pandemia de gripe, 35 cuando Hitler invadió Francia, 64 años cuando el famoso "mayo francés" y su "amor libre", 96 cuando se acabó el milenio, y ahora ha superado el coronavirus que le contagió con casi 117 años.
Es la Hermana André (nombre civil Lucile Randon), una religiosa de la diócesis de Toulon, en el sur de Francia, que nació el 11 de febrero de 1904. Esta religiosa sería la segunda persona viva verificada más anciana del mundo, la "vicedecana de la humanidad", apenas por detrás de la japonesa Kane Tanaka, nacida el 2 de enero de 1903. Está ciega desde hace años, pero está bien de la cabeza.
Dio positivo por coronavirus el pasado 16 de enero y fue entonces puesta en estricta cuarentena en el cuarto que ocupa en la residencia de ancianos de Sainte Catherine Labouré, en la ciudad de Toulon. En esta residencia más de 20 empelados y más de 50 ancianos (de un total de 90) se infectaron del virus. Diez enfermos ya murieron.
"Ni siquiera me di cuenta de que estaba infectada", aseguró la centenaria en declaraciones al periódico local Var Matin. Unas semanas más tarde, la religiosa ya está recuperada.
Lleva todo el año rezando por los enfermos y por el fin de la pandemia, y va a seguir haciéndolo.
Un portavoz de la residencia explicó al mismo diario que la Hermana André no tenía miedo del virus, aunque sí manifestó preocupación por la salud de los otros residentes. "También le preocupaba si sus horarios de acostarse o de comer iban a cambiar por estar infectada", agregó el portavoz.
Declarada curada, la Hermana André podrá celebrar su 117 cumpleaños este jueves 11 de febrero y compartir con los demás vecinos su postre favorito, la tortilla gigante noruega que se preparará para la ocasión.
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