martes, 1 de diciembre de 2020

Ven, Señor y enséñanos a vivir

Ven, Señor, y no tardes. Alegría ya por los caminos que se acerca. La gracia del Bien Nacido que necesitamos. Quizás en el dinero hemos puesto nuestra confianza, dinero que al fin y al cabo no deja de ser escoria que se pudre. Quizás hemos sido amigos de sobornos, o socios de ladrones y bandidos. No nos hemos preocupado de los débiles y no nos hemos involucrado en la lucha por la causa de la justicia. ¡Menudo panorama el nuestro! Pero no te vengues, Señor, de nosotros ni vuelvas tu mano contra nosotros Límpianos de toda nuestra basura.

 Instrúyenos en tus caminos, para que marchemos siempre por tus sendas. Señor, que las armas que utilizamos para golpear y matar, las convirtamos en instrumentos de vida y desarrollo para todos. Que ningún pueblo vuelva a alzar su espada contra otro pueblo.

 Que nadie sobre la tierra se adiestre para la guerra. Al odio, venganza, terrorismo, maldad... digamos: ¡jamás! Qué bueno sería caminar a tu luz y construir días de salvación, de paz y de reconciliación para todos. Padre Dios, envíanos a tu Hijo, para que nos libre de nuestras cadenas, nos manifieste la verdad, nos enseñe la honestidad en el comportamiento, nos enriquezca con el tesoro de su gracia y nos haga a todos hijos tuyos para siempre. Ven pronto, Señor, ven, Salvador. Luz indestructible que vienes a iluminar nuestras tinieblas, despierta nuestra fe dormida, habite la justicia y la paz en todo lo que hagamos y estemos alerta a tu venida, para que cuando llames a nuestra puerta te abramos enseguida. Haz nuevas nuestras vidas y nuestra convivencia. Ven pronto, Señor, ven...

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