lunes, 6 de enero de 2020

Medicina y ética

    Uno de los principales campos de trabajo de la bioética (no el único) es el de la medicina.

        Al hablar de medicina a algunos nos viene a la mente diversas imágenes: el médico de familia (donde todavía exista), el cirujano, el dentista, el pediatra, el farmacéutico. Recordamos a aquel doctor que nos libró de la bronquitis, o al que nos operó de un cáncer de piel, o al que nos aconsejó una alimentación más equilibrada.

        Todos, más o menos, tenemos nuestra pequeña historia médica, y agradecemos a tantos alumnos de Hipócrates (o de las modernas escuelas) sus atenciones y sus aciertos. También, alguna vez, les perdonamos sus errores, si fueron sin culpa y con la mejor voluntad del mundo...

        Al hacer este recuerdo agradecido podemos caer en un error: creer que el protagonista de la medicina es el médico. La verdad es un poco más complicada, pues el médico es sólo un “servidor”, una persona que pone toda su ciencia y su buena voluntad (esperamos) para que el enfermo se cure o, al menos, esté muy bien atendido.

        En otras palabras, el verdadero protagonista de la medicina es el enfermo con su enfermedad. Esto no significa que el médico sea una especie de esclavo que hace todo lo que pida su paciente, sobre todo cuando éste exige algo injusto o contra las reglas de la ética. El protagonismo y la libertad del paciente terminan allí donde también el médico tiene que respetar unas reglas éticas que valen para todo ser humano.

        La medicina es un actuar de un hombre libre sobre otro hombre libre. Por lo mismo, necesita una ética propia, se desarrolla según principios de comportamiento. Esta ética es recogida, normalmente, en documentos que reciben el nombre de “códigos deontológicos” (o códigos éticos).

        Existen códigos de deontología médica que sirven para un país, y otros que tienen un valor internacional. Podemos ver, por ejemplo, algunas partes de un código reciente:

        “* La Medicina es una profesión al servicio del ser humano y de la salud pública, debiendo ser ejercida en el respeto de la vida y de la persona, sin discriminación de ninguna naturaleza.

        * El médico debe prestar su concurso a la acción llevada a cabo por las autoridades competentes en vista de proteger la salud y el medio ambiente.

        * El médico debe ejercer la Medicina con diligencia, honra y dignidad.

        * El médico, al encontrarse en presencia de un enfermo o de un herido en peligro, debe prestarle su asistencia asegurándose que reciba los cuidados de que disponga en el lugar y en el momento.

        * El médico debe tratar con la misma conciencia a todos sus enfermos, cualesquiera que sea su condición, su nacionalidad, su credo religioso, su reputación o cualquier sentimiento que le inspire”.

        Desde luego, el hecho de que exista un “Código deontológico” no garantiza automáticamente que el médico actúe siempre bien.

  Fernando Pascual, L.C.

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