Ante todo, la Celebración de la Novena, en Honor de la Virgen del Rosario, ha sido para mí un privilegio y una gracia especial, que agradezco profundamente a las Madres Dominicas y a la Cofradía.
Pero lo que ha dejado una impronta en mí corazón-que recordaré siempre- ha sido la procesión de la Virgen del Rosario por las calles del Pueblo.
Como viajero del mundo he tenido la oportunidad, algunos años, de ver las procesiones de la Semana Santa de algunas ciudades Españolas. Pero la televisión tiende a poner el acento en lo Folklórico y a veces da la impresión de superstición más que de verdadera religiosidad.
Esta, sin embargo, me ha impactado profundamente. En una de las paradas de la Virgen, completamente en silencio, sentí que las lágrimas rodaban por mis mejillas. Al contemplar la dignidad y el respeto con que los costaleros arrollaban la imagen de la Virgen, con el Niño en sus brazos, me emocionó de tal manera que me hizo pensar en tantas mamás- a lo largo y ancho del mundo-meciendo la cuna de sus bebés en el silencio de la noche...
Ahora comprendo la fe y devoción sincera del pueblo andaluz hacia las imágenes de los que están cerca de Dios, y es que el amor de Dios seduce.
¡"Santa Madre de Dios, ruega por nosotros"!
Mons. Juan Francisco Rodríguez
California
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