domingo, 7 de abril de 2019

Exhortación Christus vivit, en la pestaña de documentos de este blog tienen el documanto

Francisco ha abordado el tema en la exhortación apostólica Christus vivit bajo la premisa de que es necesario poner fin, de una vez por todas, a todo tipo de abusos. «No hay vuelta atrás», asegura el Papa, al mismo tiempo que subraya «el firme compromiso» de la Iglesia «en la adopción de medidas rigurosas de prevención»

Muchos jóvenes hoy no consideran significativa a la Iglesia para su existencia, no quieren saber nada de ella e, incluso, sienten su presencia como molesta y hasta irritante. Este rechazo, según explica el Papa en la exhortación apostólica Christus vivit, «con frecuencia no nace de un desprecio acrítico e impulsivo, sino que hunde sus raíces en razones serias y comprensibles: los escándalos sexuales y económicos», entre otros motivos.

Con este diagnóstico, Francisco ha abordado el tema en la exhortación bajo la premisa de que es necesario poner fin, de una vez por todas, a todo tipo de abusos. «No hay vuelta atrás», asegura el Papa, al mismo tiempo que subraya «el firme compromiso» de la Iglesia «en la adopción de medidas rigurosas de prevención».

«Reflejo de la ira de Dios»

Es verdad que «la plaga de los abusos sexuales a menores –comienza el Pontífice– es por desgracia un fenómeno históricamente difuso en todas las culturas y sociedades», especialmente en el seno de las propias familias y en diversas instituciones». Pero «la universalidad de esta plaga, a la vez que confirma su gravedad en nuestras sociedades, no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia» y «en la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios, traicionado y abofeteado».

En este sentido, el Santo Padre, en primer lugar, insta a escuchar «el grito de las víctimas de los distintos tipos de abuso que han llevado a cabo algunos obispos, sacerdotes, religiosas y laicos». Asimismo, pide atajar «la falta de responsabilidad y transparencia con la que se gestionan muchos de los casaos» y cuidar la «selección y formación de aquellos a quienes se encomendarán tareas de responsabilidad y educativas».

Contra el clericalismo

Especialmente combativo se muestra el Pontífice contra el clericalismo, «una permanente tentación de los sacerdotes» que está dispuesto a desterrar de la Iglesia. El que cae en ella «interpreta el ministerio recibido como un poder que hay que ejercer más que como un servicio gratuito y generoso que ofrecer».

Por otro lado, el clericalismo también «nos lleva a creer que pertenecemos a un grupo que tiene todas las respuestas y no necesita ya escuchar ni aprender nada», y «expone a las personas consagradas a perder el respeto por el valor sagrado e inalienable de cada persona y de su libertad».

Muchos sacerdotes buenos

Con todo, Francisco no desaprovecha el documento postsinodal para reconocer a esa «mayoría de sacerdotes» que no «cayeron en estos horribles crímenes» y exhorta a los jóvenes a dejarse «estimular por esta mayoría».

Y con los sacerdotes que están en riesgo, propone Bergoglio, «atrévanse a recordarle su compromiso con Dios y con su pueblo, anúncienle ustedes el Evangelio y aliéntenlo a mantenerse en la buena senda». De esta forma, «prestarán una invalorable ayuda en algo fundamental: la prevención que permita evitar que se repitan estas atrocidades». Así, «esta nube negra se convierte también en un desafío para los jóvenes que aman a Jesucristo y a su Iglesia, porque pueden aportar mucho en esta herida si ponen en juego su capacidad de renovar, de reclamar, de exigir coherencia y testimonio, de volver a soñar y de reinventar».

Con esta valiosa ayuda de los jóvenes, concluye el Pontífice, «puede ser realmente una oportunidad para una reforma de carácter histórico, para abrirse a un nuevo Pentecostés y empezar una etapa de purificación y de cambio que otorgue a la Iglesia una renovada juventud».

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