Nació en Madrid en el seno de una familia ilustre. Ingresó en la Orden de los dominicos donde alcanzó el grado de maestro de Teología. Examinador sinodal, calificador del Santo Oficio y prior del convento de Santo Domingo de Cádiz, en 1721 elevó un memorial al Monarca en el que, tras exponer su formación y trayectoria, solicitaba que se le concediese la gracia de ser predicador de Su Majestad, lo que consiguió a finales de ese año, una vez estudiados los informes que el rey había requerido al obispo de Cuenca sobre fray Tomás y que directamente remite, y en tono favorable, al patriarca de las indias, cardenal Carlos de Borja, resaltando las prendas y virtudes que adornan al pretendiente para ocupar el cargo de predicador.
Elegido obispo de Cartagena de Indias, nombramiento que rechazó, en 1726 era propuesto al rey por el padre Clarke, confesor real, en candidatura única, para el obispado de Ceuta, por el ascenso de su antecesor al arzobispado de Zaragoza, y por tratarse de un “sujeto de conocida virtud, literatura y de especiales talentos para el gobierno pastoral [...]”. Nombrado el 17 de marzo de 1727, tomó posesión de la mitra el 10 de mayo de 1728. Durante su pontificado se redactaron diversas disposiciones para el buen gobierno de la diócesis, siendo muy apreciado de sus diocesanos, pero el 16 de agosto de 1730 el padre Clarke, sin consulta previa de la Cámara de Castilla, le propone de nuevo al monarca como candidato único para el obispado de Cádiz, después de que hubiera rechazado este cargo Domingo de Bustamante. El 12 de febrero de 1731 recibía el nombramiento de obispo de Cádiz y el 14 de noviembre de 1737 era propuesto en segundo lugar, esta vez por la Cámara de Castilla, para el obispado de Cuenca.
Durante su largo pontificado en Cádiz procuró defender al estado eclesiástico, como en 1741, cuando solicitaba una demora para satisfacer al erario, por concesión del pontífice, el ocho por ciento aplicado sobre todas las rentas percibidas por la iglesia gaditana, alegando “no sólo la escasez imponderable de los tiempos, los atrasos y empeños indecibles de todas las comunidades y obras pías”, sino la dificultad de calcular el importe de las rentas de la diócesis sobre las que aplicar la contribución exigida por el Monarca. La expulsión de los jesuitas le permitió en 1768 erigir en parroquia la iglesia de Santiago que había pertenecido a la Compañía de Jesús. Consejero de Castilla, fallecía al frente de su diócesis en 1776. En sus exequias, Juan Ventura Díaz Cantillo ofició una oración fúnebre por su alma el 22 de marzo de ese mismo año.
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Obras de ~: Muy señor mío, en mi antecedente [...], Cádiz y junio de 16 de 1741 [...] Fr. Tomàs, obispo de Cadiz; Licencia del Ordinario. Nos, el Señor D. Pedro Joseph de Vera y Baena, abogado de los Reales Consejos, provisor y Vicario general de este Obispado por el [...] Señor D. Fray Thomás del Valle, mi Señor [...] Obispo de Cádiz [...], Cádiz, 1743; Don Fray Tomás del Valle [...] hemos ofrecido manifestar las gracias concedidas por Su Santidad a todos los fieles que visitaren siete altares...añadimos cuarenta días de indulgencia a cuantos hicieren la referida visita, Cádiz, 1756; Don Fray Tomás del Valle [...] a todos los fieles estantes y habitantes de esta ciudad [...] poder
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